Johnny Gavlovski,psicoanalista. |
Una dama negocia la compra de cientos de dólares en el
mercado negro, hace la transacción y al
solicitar la entrega de las divisas, es
secuestrada, violentada y despedazada con un cuchillo eléctrico de cocina; su cuerpo, en cinco bolsas
plásticas marrones, fue dejado dentro de
su automóvil, estacionado en las inmediaciones de un sala de teatro, en zona
céntrica de Caracas. Una pareja, en compañía de sus dos niñas, fue secuestrada y ultimada a balazos, tras lo
cual la quemaron dentro del vehículo familiar,
pero unas personas lograron salvar a las muchachitas. Una periodista,
especializada en el lenguaje de señas, fue prácticamente fusilada por un supuesto escolta de un
político, al bajarse de un autobús; ella pereció de inmediato y también el feto, de siete meses, que
portaba.
Estos son resúmenes
de algunos de los más cruentos y espectaculares sucesos que la prensa caraqueña registró a
diario, acompañados casi siempre de sumarias declaraciones de las autoridades
de turno que anuncian la solución de esos sucesos y hasta la detención de los
autores. También, algunas ONG preocupadas por la frecuencia y la cantidad de
tales crímenes hacen sus comunicados, alarmantes casi siempre, porque hablan de
los niveles que alcanza la violencia criminal
en Venezuela
y subrayan que tiene una tasa estimada de 82
asesinatos por cada 100 mil habitantes.
En el 2014 se registraron 24.980
muertes violentas. Estas cifras son señaladas por el Observatorio Venezolano de
la violencia, una ONG que mantiene un monitoreo de datos constante con informes
de prensa y otras vías informales, ya que desde 2004, el Poder Ejecutivo ha
prohibido a los cuerpos policiales y otros organismos del Estado darle acceso a
los medios de las estadísticas sobre violencia y criminalidad.
OJO CON LA TV
Para el
psicoanalista Johnny Gavlovski (Caracas, 1960), quien además es toda una personalidad
en el mundo del teatro caraqueño, esa violencia urbana es consecuencia de la
programación de la televisión que es difundida en el horario familiar, la cual
ofrece como entretenimiento sus programas con crímenes escabrosos, creando así
“un modelo de identificación bajo un bombardeo mediático y una cultura donde el
castigo ante el delito es tan ambiguo”.
Agrega Gavlovski que “la figura de la autoridad en
nuestro pais se ha vuelto contradictoria pues por un lado prohíbe, pero por el
otro permite. Dejando la norma al azar de lo que se extraiga de la confusión
del mensaje. Por otra parte, “lo bizarro de los crímenes no solo debe llamar la atención de los entes
judiciales sino también de los órganos
de salud pues dan indicadores de
conductas propias de estructuras psicológicas de orden psicótico perverso”.
Pero reitera Gavlovski que no es la televisión,
fantástico medio de comunicación, “la gran
culpable de esto o aquello, sino los programas violentos que programan, los cuales deben ser supervisados y
autorizados o prohibidos por Conatel, organismo oficial creado para esos fines. No se trata de
prohibir todos los programas de TV, sino supervisar y colocar en los horarios adecuados.
“¿Cuál es
entonces la responsabilidad de quienes
regulan las normas, la ley en esto? ¿Quiénes regulan los medios?
Ejemplo, un programa como Gothan donde
cada vez los crímenes son más
escabrosos. Por qué se permiten que los pasen a las 8PM sin regulación del
estado o de la familia”, se pregunta este intelectual.
Y puntualiza que si el crimen se vuelve algo normal a
nuestros oídos y ojos, gracias a la nefasta programación de TV, hasta donde
deberá escalar el horror para hacernos
reaccionar. “Hay que reiterar que la inseguridad y la violencia en Venezuela es un fenómeno cotidiano que
se ha apoderado de la vida de los ciudadanos y parte de eso se debe a una
televisión sin control.
Hay por supuesto otros
factores que ayudan al incremento de la violencia, como son el lucrativo
negocio del narcotráfico y el mercado libre, por así llamarlo, de las armas de fuego, pero hay que reconocer
que eso ha sido muy combatido, hasta
ahora, por las autoridades nacionales. Pero los crímenes no se detienen y ahí
están los periódicos que los reseñan”.
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