Núñez esta de fiesta y tiene mucha razón. |
Hace
50 años, José Gabriel Núñez (Cumaná, 29 de octubre de 1937) estrenó su primera obra teatral Los peces del acuario ."Fue en
Puerto la Cruz, aquel 27 de Abril de 1967. Al día siguiente nos presentamos en
Cumanà. Nos había invitado la Dirección
de Cultura de la Universidad de Oriente. Nos recibió un público
entusiasta que se adelantó a la buena acogida que tuvo la obra en Caracas el
mes siguiente en la desaparecida sala Leoncio Martínez de la plaza Tiuna". Ahí actuaron: Carmen Messuti, Napoleón Bravo, Martha y Jesús Mijarez, Beatriz y Santiago Definis. El dispositivo escenográfico lo diseñó Sixto Masseux.
Los peces
del acuario marcó el rumbo definitivo que le dio a su vida. "Decidí levantar el
telón y comenzar a caminar por distintos senderos de los que había transitado
hasta ese momento. Me hechizaron las candilejas, me deslumbraron las luces
que brillaban como trozos de cristal o
de diamantes y decidí quedarme escribiendo. Más tarde entraría a las aulas de
clase para hablar de teatro y de sus rigores con los estudiantes que buscaban
formarse en las academias existentes".
Así han
pasado 50 años. "Y cincuenta años son muchos años. Toda mi vida. Decidí
asumir la humanística condición y el reto que todo dramaturgo debe enfrentar,
la de ser un lúcido testigo de su época, de su entorno, pero no solo
limitándose al testimonio, sino enjuiciando,, abriendo heridas, señalando
contradicciones y los conflictos del hombre con sus circunstancias sociales sin
anclarse en una señal referencial".
"Cincuenta
años de fructíferas hermandades con los grandes maestros, con las mejores
actrices y actores de nuestro teatro. Directores, escenógrafos, vestuaristas,
técnicos. Con la influencia de sus
ideas, de su disciplina, de su trabajo. Cincuenta años de afectos, de cercanías irremplazables
y de honestidad intelectual que me
mostraban el camino que tenía que seguir y que he procurado continuar
transitando en esas direcciones".
"La
aceptación y los aplausos que mi trabajo ha recibido, se debe a la solidaridad
y a la complicidad que me han dado, no solo como artistas, sino como seres
humanos maravillosos. Por esa unión, he sido objeto de reconocimientos,
homenajes, he recibido premios importantes, entre ellos el Premio Nacional de
Teatro, sin haberlos buscado ni negociado".
"Hubiese
querido celebrar esta fecha, estas Bodas de Oro con todos ellos, pero algunos
se han ido y las circunstancias del país no son propicias para pensar en
celebraciones estruendosas. Un país lamentablemente dividido y un teatro que
comienzo a visualizar fracturado, segmentado en parcelas que lejos de
unificarnos nos separan. Y señalo esto,
porque en este transitar también he conocido algunas miserias humanas,
mezquindades, insidias, envidias, traiciones, luchas de poder que no se
corresponden con la función del artista, arrebatos cuya existencia ni siquiera
imaginaba y que se agotaron en sí mismos sin que me obstaculizaran para seguir
adelante".
"Celebro
estos días con la presencia de esos seres que le dieron y le siguen dando afectos sin
sombras a mi vida profesional como el más preciado regalo. Uno de ellos, el más
reciente de estos obsequios, fue ver en escena el último de mis trabajos
escritos, Casa de sangre y cenizas, impecablemente llevada al escenario, con
una maravillosa y acertada dirección y un emotivo equipo actoral que de manera
contundente transmitieron al espectador de forma notoria, todo cuanto quise
expresar en ella y provocó su categórica respuesta".
"Cincuenta años escribiendo
teatro. Coincidencialmente, llego a cincuenta obras escritas. Hago memoria de
estos años serenamente, con la presencia de todos cuantos se han ocupado de mis
textos y me han aportado enseñanzas y experiencias pero sobre todo ética y
honestidad intelectual. Igualmente
aplaudo al espectador que ha
atendido a mis Inquietudes, mi supuesto humor y a mis voces de alerta. Comparto
con todos ustedes y por ustedes me decidí a escribir estas líneas como excusa, en solitario, para decirles una sola palabra:Gracias porque he tenido la suerte, mucha suerte, de haberlos
encontrado en mi vida".
"Quedan
pendientes dos proyectos por escribir. Dos obras que hablen sobre el país, que
le hablen al país que hoy tenemos. Y desde las aulas, mi permanente
preocupación porque nuestra dramaturgia sea conocida, estudiada en escuelas y
universidades, y no relegada al olvido y a veces descalificada, vilipendiada
despectivamente por algunos de nuestros creadores, cuando es y ha sido una de
las más sólidas de latinoamèrica y de las que con mayor valentía ha perfilado
la problemática social de nuestros pueblos.Sigue
latente en mí la responsabilidad que emana
del vínculo entre el dramaturgo y
la palabra. De mantenerla viva, vigente, reveladora, para que pueda iluminar
los senderos que conducen hacia la libertad y al logro de los más altos ideales
para el espíritu".
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