El
espectáculo teatral deber ser un cuento bien echado. Así lo enseñaron los griegos
hace varios miles de años, pero los artistas y los públicos han evolucionado y
hoy por hoy lo que se muestra en la escena es algo más que un relato correctamente
estructurado y unas actuaciones servidas para hacer digerible lo que quiso
contar el autor, quien es la verdadera gran estrella o el poeta. El hecho
teatral contemporáneo ya ha desbordado incluso a sus exegetas y está siempre en
una revisión en pos de hacerlo más cercano a la audiencia, al tiempo que sus
contenidos son mayores. Si el hombre contemporáneo reventó los átomos, también
hizo lo mismo con su teatro.
En
síntesis, hay una notable evolución, en bien, de todo lo calificable como
teatro global o espectáculo teatral, además, gracias al internet y la televisión
de alta resolución, se pueden disfrutar montajes europeos en la comodidad del
hogar y la oficina, aquí en Caracas, para concretar. Todo esto mejora el gusto,
de los artistas y de su auditorio, y por ende los niveles de exigencia son mayores.
Siempre
repetimos esta introducción cuando hemos sido testigos de un evento escénico no
tradicional ni convencional, eso que, despectivamente, algunos llaman “experimentación”,
o sea una honesta búsqueda artística en pos de un nuevo lenguaje escénico, diferente,
como es natural. Nos referimos al espectáculo del
caraqueño colectivo teatral ART-O: El banquero anarquista, el cual hizo una temporada en la sala
Rajatabla.
Para decirlo, con las palabras de su directora Marisol Martínez, de larga trayectoria en teatro de
calle y experimental, es un hibrido escénico con música punk, variopintas proyecciones
o videos de guerras y otras tragedias humanas que sirven para generar una
puesta en escena la cual, con tono agresivo, confronta los sistemas socioeconómicos
establecidos, además de cuestionar su vigencia en la actualidad, todo, por
supuesto, dentro de una atmósfera auditiva estridente y visualmente depresiva y
sórdida.
Y debo reconocer la audacia para
trabajar ese texto y la propuesta que hace la directora dentro del espacio
escénico – de estética futurista- diseñado por Arnoldo Maal, también director
del colectivo, junto a una “asistemática” iluminación, ideada y realizada por
Ángel Pájaro.
Tanto Marisol como Arnoldo
asumieron este proyecto artístico como “fórmula de cuestionamiento y reconocimiento
de lo humano”. Son artistas sumamente convencidos de su trabajo y de lo que
pueden transmitir con eso, una confesión pública no muy frecuente en estos
tiempos tan acomodaticios. Para decirlo, coloquialmente, son gente seria y
nunca un matrimonio de pantalleros .Sí se puede estar de acuerdo con su
trabajo, el cual, como es obvio, está en construcción, subiendo la cuesta de la
creatividad.
Su lenguaje escénico, sin
lugar a dudas, es una correcta propuesta sensorial que busca integrar al
espectador en el espectáculo, con intención de involucrarlo en situaciones
extremas que lo envuelvan o lo sumerjan en “un territorio poético
efervescente”. Nada de “cuarta pared”. Esto, como es obvio, no es medible o
contabilizable, por ahora.
Ricardo Nortier y Giovanny García,
actores de reconocida trayectoria, sin miedo alguno ante la audacia del
proyecto, son los protagonistas, apuntalados en Armando Andrés González, joven comediante
que avanza hacia su profesionalización.
Todo eso conceptualmente es
válido, pero otra cosa sería si se hubiese realizado más festivamente, más en
la búsqueda de un show de circo, pero uno como crítico evalúa lo logrado y no
lo que no se hizo.
EL CUENTO DE PESOA
Inicialmente, el texto de El banquero anarquista es un cuento corto
del poeta portugués Fernando Pessoa (Lisboa, 13.06.1888-Lisboa, 30.11.1935)
publicado hacia 1922, y el cual ahora ha sido intervenido, para esta teatralización,
por el director Daniel Dannery.
Gracias a Wikipedia (moderna
biblioteca de Alejandría) pudimos disfrutar esta pieza literaria que roza
planteamientos básicos de la anarquía como utopía posible, donde un periodista (Karym, el periodista),
irrumpe en la cotidianidad del funcionamiento de una máquina para entrevistar
al banquero, y ahí, muy dentro de las técnicas teatrales griegas, deliberaran
sobre el trabajo, el esfuerzo humano, la riqueza y la miseria,
la felicidad y la libertad. Temas muy contemporáneos, además, que merecen unas preguntas:
¿Acaso son ficciones sociales? ¿El anarquismo a quién ayudó o puede catapultar
más adelante?
Y como esta experimentación del
grupo ART-O es densa, pero no
por eso carente de importancia y sabiduría, transcribimos este fragmento para que
el lector, eventual espectador, si quiere disfrutarlo más ampliamente, lo cual aquí
recomendamos:
“El grado de inteligencia o de
voluntad de un individuo es entre él y la Naturaleza; las mismas ficciones
sociales no tienen allí ninguna responsabilidad. Hay cualidades naturales, como
ya le dije, que se puede presumir que sean pervertidas por la larga permanencia
de la humanidad entre ficciones sociales; pero la perversión no está en el
grado de la cualidad, que es absolutamente dado por la Naturaleza, sino en la
aplicación de la cualidad. Pero una cuestión de estupidez o de falta de
voluntad no tiene que ver con la aplicación de esas cualidades, sino sólo con
el grado de ellas. Por eso le digo: ésas son ya absolutamente las desigualdades
naturales, y sobre ésas nadie tiene ningún poder, ni hay modificación social
que las modifique, como no puede volverme a mí alto o a ud. bajo...
"A no ser... A no ser
que, en el caso de esos hombres, la perversión hereditaria de las cualidades
naturales llega tan lejos que alcanza el mismo fondo del temperamento... Sí,
que un tipo nazca para esclavo, nazca naturalmente esclavo, y por lo tanto
incapaz de algún esfuerzo en el sentido de liberarse... Pero en ese caso..., en
ese caso... ¿qué tiene él que ver con la sociedad libre o con la libertad?...
Si un hombre nació para esclavo, la libertad, siendo contraria a su índole,
será para él una tiranía. Hubo una pequeña pausa. De repente me eché a reír.
-Realmente -dije yo- ud. es
anarquista. En todo caso, da ganas de reír, incluso después de haberlo oído,
comparar lo que ud. es con lo que son los anarquistas que andan por ahí...
-Mi amigo, yo ya se lo dije, ya se lo demostré, y ahora se lo repito...
La diferencia es sólo ésta: ellos son anarquistas sólo teóricos, yo soy teórico
y práctico; ellos son anarquistas místicos y yo, científico; ellos son
anarquistas que se agachan, yo soy un anarquista que combate y libera... En una
palabra: ellos son pseudoanarquistas y yo soy anarquista”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario