Su cadáver lo desaparecieron pero ahora revive en 13 actores colombianos |
Camilo Torres
Restrepo fue un célebre profesor universitario, sacerdote, político, rebelde y,
por último, insurgente o guerrillero. Abordando la figura
de un hombre representativo de la intelectualidad colombiana, la agrupación
bogotana Teatro La Candelaria estrenó en 2015 la obra Camilo, de creación colectiva, bajo la dirección por Patricia Ariza,
la cual ahora se exhibirá en el VI Festival de Teatro de Caracas, los días jueves
27 y viernes 28, en el teatro Nacional, a las 5:30 PM.
El Teatro La
Candelaria montó esta pieza para conmemorar los 50 años de la muerte de Camilo
Torres y de la celebración del medio siglo de vida de la agrupación. El cuerpo
de Camilo está oculto, para sus seguidores “desaparecido”, y La
Candelaria presta, como dice uno de los actores, su cuerpo para su
búsqueda. y ahora el público venezolano la conocerá.
Cuando los
artífices de la obra emprendieron este viaje, una de las razones que los
impulsó fue la de tratar de entender a este complejo personaje que concentra en
su vida un cúmulo de ricas contradicciones: el misticismo, la rebeldía, el
amor y el sacrificio. Pensaron también que abordando estas contradicciones
desde el teatro, podían ahondar en la comprensión
tanto del hombre histórico como del conflicto social que
vive Colombia. Camilo propone el amor eficaz hacia los
otros pero también vivió la dificultad de ejercer el
“apostolado” o la militancia como un derecho legal y un acto de justicia.
Por último, la obra plasma la decisión fatal de Camilo de rebelarse
contra el establecimiento y vincularse a la insurgencia en la que muere en su
primer y último combate. Ellos son Fernando Mendoza, Hernando Forero, César
Badillo, Rafael Giraldo, Nohora González, Alexandra Escobar, Carmiña Martínez,
Adelaida Otálora, Edith Laverde, Erika Guzmán, César Amezquita, Diego Vargas y
Camilo Amórtegui.
CREACIÓN
COLECTIVA
Curiosamente,
el grupo teatral que creó el maestro Santiago García decidió plasmar sus
visiones personales de Camilo, además de profundizar en elementos como la
relación con su mamá y su dicotomía entre la Iglesia y la lucha armada. La
pieza es el resultado de un proceso de creación colectiva en el que los
artistas realizaron una exhaustiva investigación de la vida de Camilo Torres,
consultando no solo material bibliográfico sino entrevistándose con personas
que lo conocieron. Así nació una puesta en escena abstracta, llena de imágenes
poéticas, música diseñada por Luis Hernando Forero y textos que reflejan la
ideología del desaparecido personaje. “Nos parece que es un lenguaje muy
contemporáneo –dijo Ariza al diario EL TIEMPO cuando se estrenó la obra–.
Nosotros no estamos para contar una historia de comienzo a fin; eso lo puede
hacer mejor la literatura u otros géneros. Entonces, es más como mostrar las
facetas, lo que suscitan los momentos de ese personaje, sus pensamientos,
etcétera”.
Patricia Ariza, directora del Teatro La
Candelaria, conoció a Camilo Torres en una fiesta en Bogotá cuando ella tenía
16 años y usaba “collares ‘hippies’”. El ‘cura guerrillero’ vestía un pantalón
negro y una camisa blanca. A su estatura imponente y sus ojos azulísimos, que
llamaban la atención, se sumaba su discurso elocuente, encantador. “Tenía un
carisma increíble”, dice Ariza y cuenta que la noche entera Torres había sido el
centro de atención hablando de política, hasta que un borracho empezó a
interrumpirlo con comentarios irónicos y agresivos. “Eso es pura paja…”, dice
Ariza que el borracho repetía mientras seguía instigando a Torres. “Camilo se
exasperó y retó al otro a pelear… la gente los separó… era un hombre de mucho
carácter pero de una dulzura increíble”.
CANTERA DE CONTRADICCIONES
Camilo Torres aparecerá en el escenario del caraqueño teatro Nacional en el cuerpo de 13 actores o trece
personajes que serán al mismo tiempo el Camilo Torres que se ordenó sacerdote a
los 25 años (en 1956), el que se hizo sociólogo en una universidad belga, el
que ayudó a fundar la primera Facultad de Sociología en América Latina (la de
la Universidad Nacional), el que volcó su trabajo a las clases obreras, a los
estudiantes y a los más desfavorecidos. Los 13 serán Camilo el profesor, Camilo
el activista, Camilo el opositor, Camilo el cura y Camilo el cura guerrillero
que estuvo enlistado en las filas del ELN cuatro meses, –solo cuatro meses–
antes de morir en su primer combate con el Ejército. Fue aquel 15 de febrero de
1966. Doce días después de cumplir 37 años.
“Es muy difícil definir a Camilo… Es un
personaje con una cantera de contradicciones”, dice Ariza y ella misma deja
entrever sus propias contradicciones frente al rumbo que Camilo Torres le dio a
su vida. Dice, por ejemplo: “Yo pienso que si yo hubiera sido Camilo no me
hubiera ido (para la guerrilla); él ya tenía una popularidad en los sectores
urbanos enorme… pero no soy Camilo ni soy la persona llamada a hacerle un
juicio”. Antes había hablado de la encrucijada en la que estaba el cura cuando
decidió enfilarse en la guerrilla: la Iglesia y la universidad le habían dado
la espalda, y su papel de líder del Frente Unido del Pueblo (movimiento que
fundó en oposición al Frente Nacional) le había traído toda clase de amenazas.
“No se trata de hacerle un juicio histórico a Camilo Torres”.
Ariza insiste en que esta obra revive a
Torres “porque es un personaje muy representativo de la historia de Colombia,
importantísimo, como Bolívar”. Repite que Camilo
no será un banquillo para juzgarlo y condenarlo, porque “ese no es el trabajo
del arte”. Y luego habla de los comentarios de los lectores que aparecieron en una
revista sobre el estreno de la obra. Dijeron que este
sería el “homenaje” o la “apología” de un asesino; dijeron que “la herencia del
cura Camilo Torres y toda la sangre derramada por estos bandidos” no merecía
tener un espacio en el teatro.
“Esos comentarios a mí me parecen muy
dolorosos, no me dan rabia sino que me producen mucha tristeza –dice–. El arte
es un ejercicio de la libertad pero, además, es lamentable porque eso expresa
la polarización en la que está este país. Yo creo que todos debemos trabajar
por la paz y la justicia, que era la lucha de Camilo; yo creo que el legado de
Camilo es su fe en la justicia y en la paz”.
Ya en el pasado, con la obra Guadalupe, años sin cuenta (dirigida
por Santiago García), que narra el surgimiento de las guerrillas liberales en
el país, habían sido duramente criticados. Pero el tiempo les dio la razón:
luego de 14 años en escena, esta llegó a ser catalogada como la obra más vista
en el siglo XX en Colombia, y una de las más importantes en la historia del
teatro del país.Esa obra se mostró en el teatro Cristo Rey,en el 23 de Enero,hace algunos años.
NO SON APOLOGÍA A LA GUERRA
“No son obras que llamen a la guerra.
Nosotros no hacemos eso… Tanto Guadalupe ...(Salcedo, comandante de las guerrillas
del llano) como Camilo son personajes que encarnan una época. Torres encarna
los años 60 que es la época de la utopía, también de la aparición de las
insurgencias de América Latina. Y es importante entender eso. Comprender lo que
está sucediendo a través de las ciencias, de los historiadores y del arte”, ha dicho Ariza.
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