Desde el 2016 se exhibe este aleccionador espectáculo. |
En Colombia, los
miembros de la comunidad LGTB pueden adoptar menores, sean o no hijos biológicos de uno de los miembros de la
pareja; también están legalizadas las uniones de hecho y tienen derecho de afiliación
al sistema de salud; además está autorizado el derecho a la pensión para los miembros
de las parejas y, por si fuera poco, garantizados los derechos patrimoniales.
El matrimonio no está autorizado y por ahora depende de las negociaciones de fracciones
del Congreso de la República, ya que también la clase política colombiana es
variopinta en lo que a conductas sexuales se refiere. Mientras que aquí en Venezuela no existe por el momento ninguna ley que
reconozca las uniones para las parejas homosexuales. Aunque el Tribunal Supremo
de Justicia, tan de moda ahora por unas
interpretaciones políticas de la CRB99, ha tenido una serie de sentencias sobre
la comunidad gay venezolana verdaderamente revolucionarias.
Informamos sobre cuáles son los actuales estatutos legales
de las comunidades LGTB en Colombia y en Venezuela, porque se presenta en la
sala Horacio Peterson, de Unearte, el espectáculo teatral Donde caerme viva, producido por la agrupación Teatrela, cuya
temática y argumentación son del ámbito LGTB.
COLOMBIANA Y VENEZOLANA
En dicho montaje, estrenado el año pasado y ahora en
segunda temporada, una colombiana se queda sin su pareja, una venezolana,
porque se la mataron, después de 15 años de relación; también es quedó sin
apartamento y sin cama porque todo se lo espoliaron y con pocas amistades sinceras, no puede dejarse
morir así no más; debe seguir viviendo hasta que un Dios o la naturaleza le
quiten el peso de tal vida y la lancen a otra dimensión. Mientras tanto debe
buscar donde caerse viva y proseguir avanzando y buscando como cambiar o
mejorar. No es fácil.
Este el colofón
que se nos ocurre después de haber visto y reflexionado sobre la humanísima y
actualísima obra teatral Donde caerme viva, precisamente en
Venezuela, donde todavía la homofobia es rechazo, aversión, odio, prejuicio o
discriminación hacia hombres o mujeres homosexuales, lo cual además involucra a
bisexuales, transexuales y travestis.
No es invento
periodístico ni vagabundería de teatreros ni de reporteros buscando escándalo
para hacerse famosos. Tristemente, la homofobia, a caballo sobre los crímenes
de odio, mata a quienes se atreven a practicar tales conductas y por supuesto
ha eliminado venezolanos y venezolanas, entre otros. Es una letal realidad,
incluso prohibida por la Carta Magna, porque no hay leyes que prohíban y
sancionen esos asesinatos de odio y discriminaciones, ni tampoco están
autorizadas las uniones libres o matrimonios para hacerles la vida más
llevadera a esos “raros” o “raras” que deciden vivir amorosamente juntos o
arrejuntares o en concubinato, sin dañar al vecindario. Se necesita una
verdadera y auténtica revolución cultural, desde los hogares, además.
En un teatral
contexto venezolano, donde obviamente no hay respeto a los derechos
humanos, porque coexisten homofobia y nefandos crímenes de odio,
irrumpe el montaje Donde caerme viva, con el cual, el
autor Elio Palencia y el director Costa Palamides, rompen brillantes lanzas
para revelar la sobrecogedora historia de la criolla Maigualida (DaifraBlanco -Marisol
Matheus) y la colombiana Raquel (Juliana Cuervos), quienes, durante una
feliz noche, cuando festejaban sus 15 años de amores y convivencias, se
ven tronchadas para su siempre sus vidas en común, por los tiros de unos
malandros en la madrugada caraqueña y la mefistofélica irrupción de la
sobrina Yariza Josefina (Norma Monasterios) quien, cual bruja maléfica,
procedente de Tinaquillo, aparece para llevárselo todo y dejar en la
calle a la sobreviviente, precisamente a la cachaca Raquel.
CRIMENES DE ODIO
Donde caerme viva es la pieza con la cual Palencia rompe fuegos
contra una sociedad que discrimina y suscita crímenes de odio. No es frecuente
que los criollos aborden la singular temática de las lesbianas y logren además
que sus textos lleguen a escena. Si la memoria no nos falla, fue en 1970,
cuando Caracas se escandalizó ante la pieza La buhardilla, de Gilberto
Pinto, donde dos cachaperas son sometidas y finalmente muertas por unos
tramposos caballeros. Bertha Moncayo, Martha Mijares, Giampero Micucci, Martin
Lantigua y Blanquita Pereira fueron los solventes intérpretes de ese texto
imborrable e inolvidable, el cual se mostró en el Teatro Triangulo, frente a la
plaza Tiuna. Desde entonces, salvo dos o tres obras más, esos valientes
personajes de mujeres venezolanas no se lucen ante la audiencia, están
invisibilizadas, porque hay una curiosa misoginia – endohomofobia- de los
mismos gays con capacidad de mostrarlas en el teatro.
Como la agrupación
artística Teatrela cumple 31 positivos años teatrales, ahora en la sala Horacio
Peterson, de Unearte, hace su segunda temporada Donde caerme viva,
espléndido y oportuno espectáculo que vimos en estremecedor y degustar también
los talentos de Nirma Prieto, María Alejandra Tellis y Ruth Cabeza, para
exhibir su valiente y artística denuncia sobre un sórdido estado de cosas, cuya
realidad es superior a lo materializado.
El plantel de
creadores en Donde caerme viva continúa con un envolvente
dispositivo escenográfico creado por Oscar Salomón para un cuadrado espacio
central; el diseño de luces es de Darío Perdomo; la música original de Pantelis
Palamides y la producción general de Juan Carlos Azuaje, actor fundador,
director y productor general de la agrupación cumpleañera. ¡Creemos que Donde
caerme viva hará historia cultural!
Donde caerme viva se exhibe hasta
el 9 de abril en la Sala Horacio Peterson de la Unearte (Plaza Morelos) en
funciones de miercoles a viernes a las 5.00 p.m. y los sábados y domingos
a las 4.00 pm. Y más adelante, en abril/mayo continúa con una temporada de
fines de semana, de viernes a domingo a las 7.00 pm. a partir del 21 de abril y
hasta el 14 de mayo en la Sala Experimental del BOD, incluyendo dos funciones
dentro del marco del Festival de Teatro de Caracas: el 25 y el 26 de abril
donde volverá a la Sala Horacio Peterson.
Se trata, pues, de una explosiva pieza de
Elio Palencia que enfrenta magistralmente la relación amorosa de dos mujeres,
una venezolana y una colombiana, que no deja de ser también el reflejo de toda
la sociedad de ambos países hermanos. Diversos pliegues y vertientes se abren
paso a través de cinco caracteres que cubren la diversidad del mundo femenino.
De
alguna manera, Donde caerme viva
refleja la tolerancia, la inclusión y la repulsión de la sociedad venezolana.
Ahí la comunidad puede verse y reconocerse en sus actitudes y ver lo que puede
suceder cuando no baja el escudo de los prejuicios y se puede apreciar la falta
de las necesarias leyes para las nuevas familias que buscan la felicidad.
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