martes, agosto 29, 2017

Francisco Denis triunfa desde Bogotá para el mundo

Francisco Denis no abandona el teatro.
No estaba muerto, andaba de parranda, como lo canta Sabina, pero que en el caso del afamado primer actor Francisco Denis este lleva dos años trabajando fuera de Venezuela. Ahora está en Bogotá, Colombia, a donde viajó desde septiembre de 2015, para grabar la teleserie Narcos, de Netflix, pero también lo hizo en El comandante, teleserie de Sony, encarnando al general Brizuela.
Cuenta que está a punto el estreno mundial de la tercer temporada de Narcos, fijado para el 1 de septiembre, una teleserie que ha logrado ubicarse entre las cinco más importantes en los últimos años de la televisión mundial.
Dice que estar en Netflix o cualquier de esas grandes empresas y sus superproducciones internacionales no fue nunca su “norte”, simplemente aparecieron. “Próximamente pienso viajar a Mexico, donde tengo algunas propuestas de trabajo,   tanto para la televisión y seguramente también en el teatro”:
¿Cómo llega a Netflix?
Hace más o menos dos años recibí una llamada inesperada de la agencia de casting de la teleserie Narcos, de Netflix. La propuesta era hacer el personaje de uno de los hermanos Orejuela, Miguel Rodríguez Orejuela, líderes del extinto Cártel de Cali. Acepté y lo demás han sido ensayos y grabaciones, las actividades no tan rutinarias de un actor, de un grupo de comediantes y los equipos de técnicos, escritores y temas talentos propios del negocio televisivo internacional. Cuando estaba en Colombia, grabando El comandante y Narcos, emprendí un proyecto teatral bastante 'sui géneris' y monte un monólogo de Jean Cocteau, La voz humana, un espectáculo que los hacemos este montaje lo hacemos en espacios privados, no en salas teatrales como tal,  es decir sitios reales donde la gente vive, como apartamentos, cuartos, habitaciones de hotel etcétera. Llamamos a este proyecto “Teatro en el cuarto”, un tipo de montaje más cercano a lo natural, donde el personaje vive o se desplaza dentro de un espacio real. Yo lo llamaría teatro hiperrealista.
¿No abandona el teatro?
No, soy un actor polivalente y vengo del teatro.
En México vamos a continuar con este proyecto junto con los muchos actores de origen venezolano que han decidido radicarse en ese pais. Además esto le da un sello de” teatro de inmigrantes” al teatro que se hace en el sitio donde te toca vivir. En cuanto a mi trabajo como actor seguramente vendrán propuestas interesantes a partir del estreno de Narcos, porque Netflix es una plataforma impresionante, con más de 100 millones de personas que te ven. Y Narcos es una teleserie con mucho éxito. En la tercera temporada, y espero que puedas verla, se abordan los últimos meses de uno de los carteles más poderosos en la historia de la droga colombiana y continental. Esta teleserie, por supuesto de ficción, pero además basada en hechos reales, crea una expectativa enorme sobre nuestra historia, quizás no la buena parte de nuestra historia como pueblos latinoamericanos.
¿Hay, púes, un gran emporio de televisión latinoamericana, el cual a su vez es también un gran mercado de trabajo para los profesionales de la actuación?
Si, y Colombia se ha convertido, junto a México, en la gran factoría o el gran mercado de la televisión latinoamericana. Lo que en algún momento podría haber sido la historia de la televisión venezolana pero que, por razones que todos conocemos, se desvió hacia Colombia y México. Ahora, grandes productoras hacen sus proyectos en estos países y cantidades de actores, escritores y guionista, así como los directores y técnicos latinoamericanos están siendo contratados para ellas; además a esto se agrega el fantástico aumento del mercado televisivo por Internet, con un gran volumen de espectadores para esas series y otros filmes.
¿Es una gran empresa o industria cultural para millones de espectadores?
Si, y por supuesto eso también ha cambiado la manera de hacer televisión, porque a la telenovela clásica latinoamericana, el culebrón de factura y estética cubana prerrevolucionaria, está dando paso a series con temáticas distintas, más contemporáneas, y en algunas de ellas bastante críticas del sistema social y político latinoamericano.
¿Eso, más temprano que tarde, repercutirá en la vida cotidiana de los telespectadores?
En Colombia se hacen no menos de 10 teleseries al año, más las internacionales sobre todo Netflix y Sony. Y, como dije anteriormente, es un gran mercado laboral. Existen leyes que ayudan a la inversión en este campo. Colombia elimina 40% de impuestos a los productores audiovisuales que inviertan ahí en esa industria cultural.
¿Y qué pasa con su trabajo artístico en Venezuela?
En cuanto a mis proyectos en Venezuela estoy a un mes del estreno de mi documental Kueka, cuando las piedras hablan, centrado en "el robo", si así se puede llamar, de una roca de 30 toneladas, la cual fue sacada sin autorización del pueblo de la gran Sabana, hace ya más de 15 años; esa piedra pertenecía a los mitos originarios de uno de los pueblos Pemones. Y ahora está en Alemania. El estreno será el 27 de octubre. Por otro lado estoy esperando la respuesta del Cnac para la realización de mi primera película de ficción. En caso de que sea aprobado el proyecto empezaríamos a finales de año en Caracas.
¿Qué ha pasado con su sala Río Teatro Caribe?
Mi gente y yo hemos seguido sobretodo poniendo atención en la infraestructura de nuestro espacio. Los invito a que pasen por ahí, en San Bernardino, y vean como ese teatro se ha convertido en un espacio de referencia para nuestros artistas, sobre todo los más jóvenes y sus novedosas propuestas. El espacio nocturno de los viernes es ya un escenario  importante para las bandas de música urbana venezolanas y el teatro, como tal, es uno de los espacios más interesantes, que hay en Caracas para propuestas originales.
¿Cómo ven a Venezuela desde afuera en estos momentos?
Venezuela vive momentos difíciles pero seguimos apostando, desde adentro o desde fuera o desde sea que nos encontremos, al reencuentro con nuestras potencialidades expresivas. Pienso que nuestro mayor esfuerzo debe estar en este momento en crear los puentes necesarios con América y el mundo para salir de esa espesa implosión en la que nos encontramos. Al contrario de lo que leo y escucho muchas veces, la solución al problema venezolano no está solo en Venezuela está en manos de los latino americanos. Somos pueblos hermanos muy parecidos en nuestra historia, prácticamente de un mismo origen, y creo que cerrar las fronteras es lo menos inteligente que ha sucedido en los últimos años. Y no me refiero sólo a las fronteras físicas, las más importantes, las fronteras culturales deben ser abiertas transparentes enriquecedoras siempre.
TEATRERO ORIGINAL

Francisco Denis Boulton (Caracas, 1962), quien comenzó su abecé teatral con el grupo Malayerba, de Ecuador, para después estudiar en la escuela de Jacques Lecog y participar en la compañía de Philippe Genty, es uno de los más extraños y creativos teatristas criollos. Su rareza consiste en que lleva, más de dos décadas, mostrando un teatro contracorriente, una entretenida mezcla de circo de salón con teatro de texto. Eso gusta o disgusta, pero es imposible ignorarlo si se tiene en cuenta la monótona cartelera caraqueña . Funda la agrupación Río Teatro Caribe en la sucrense población de Río Caribe, hacia 1994, pero en 1999 se traslada a Caracas para inaugurar la Sala Río Teatro Caribe. Ahí, en una quinta de San Bernardino, ha mantenido una programación constante además de talleres de perfeccionamiento y exploración del lenguaje teatral y dancístico. Ha presentado, en su espacio, o en otras salas caraqueñas, notables montajes .Hace un teatro, raro, extraño, porque no maneja códigos conocidos dentro de la vida cultural capitalina. Para este artista y su gente, la metáfora escénica es asumida siempre en su totalidad. En sus espectáculos, el público se ve obligado a convertirse en creador de una obra, donde, por lo general, las imágenes toman cuerpo y movimiento y se presentan de manera surrealista. Sus performances, a veces complejas en su sintaxis conceptual, se nutren de múltiples universos poéticos, ancestrales, históricos y con imágenes provocadoras, pero ocasiones también poseen un cierto aire absurdo y cómico, con escenas inscritas en una poética sugerente, simple pero profunda. En el terreno de lo simbólico, trata de ser coherente con sus propuestas o verosímil, así la historia tenga que armarla el espectador según su propio mundo referencial, que es la gran posibilidad que da el teatro que elabora la metáfora como ficción. Ahora está afuera de las fronteras físicas venezolanas, pero sigue aquí, entre nosotros, gracias a la Internet y la televisión.  ¡Vivimos el futuro!

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