Llegó a los 90 y amenaza seguir viviendo para que no lo olviden jamás. |
El teatro es transcripción de la vida,' espejo
de la naturaleza' (Shakespeare), pero ese reflejo fiel se logra a través de
medios específicos: no fabricando una realidad falsa sino haciendo haciéndola
más real aun destacando su esencia gracias al prestigio del arte. Sobre la
escena nada de superfluo, sólo lo estrictamente necesario al actor: el tablado
por dónde camina, los trajes con que se viste, la silla o el banco en que se
sienta, la mesa en que escribe, y la luz: el juego del día y de la noche”.
Así lo escribió, el director Nicolás Curiel en el programa de mano de su espectáculo Don Juan Tenorio, de José Zorrilla, el cual a las nueve de la noche del martes 9 de abril de 1957 lanzó al Teatro Universitario de la Universidad Central de Venezuela, en el Aula Magna. ¡Historia pura! Ahí comenzó el TU su aporte para el desarrollo de las artes escénicas a lo largo de los siguientes años. Después fue absorbido por la burocracia y convertido en otro grupo estudiantil más, pero su aporte original nadie se la niega, tal como lo reitera su “fundador” Nicolás Curiel (Caracas, 1928).
De ese primer montaje se hicieron cinco funciones a sala
llena, pero la primera representación fue un gran mitin, donde, entre los tres
mil espectadores, estaban agazapados unos, maquillados otros, los más
destacados líderes de la resistencia contra el régimen del general Marcos Pérez
Jiménez. "Teníamos seis meses tratando de realizar este montaje, pero el
coronel Damián, que era quien maneja la seguridad de la UCV, no me dejaba ante
los problemas políticos que estaban desmoronando la dictadura. Nos pusieron
miles de trabas para impedir que se mostrara. Hasta que al final se hizo y la
oposición lo convirtió en un mitin extraordinario de rechazo a la tiranía. Era
un montaje desprovisto de su religiosidad característica y se convirtió en una
denuncia del abuso del poder, por lo cual el público coreaba ‘Ve-ne-zue-la’
cada vez que la heroína era estrujada por el odioso comendador”.Así lo escribió, el director Nicolás Curiel en el programa de mano de su espectáculo Don Juan Tenorio, de José Zorrilla, el cual a las nueve de la noche del martes 9 de abril de 1957 lanzó al Teatro Universitario de la Universidad Central de Venezuela, en el Aula Magna. ¡Historia pura! Ahí comenzó el TU su aporte para el desarrollo de las artes escénicas a lo largo de los siguientes años. Después fue absorbido por la burocracia y convertido en otro grupo estudiantil más, pero su aporte original nadie se la niega, tal como lo reitera su “fundador” Nicolás Curiel (Caracas, 1928).
De ese primer espectáculo solamente se hicieron cinco
funciones en Caracas y después fueron de gira al interior, tras lo cual Nicolás
(el hijo mayor de Humberto y Carmen Acosta de Curiel) impuso el TU no sólo en
la geografía nacional sino que cruzó las fronteras, dándole positivos titulares
de prensa y reivindicando al teatro criollo. Salió de ahí, en 1968, a
consecuencia del Mayo francés y sus efectos en la Venezuela de entonces. Hizo
unos 40 montajes. Ahí se formaron actores, actrices y directores como José
Ignacio Cabrujas, Herman Lejter, María Cristina Lozada y Gustavo Rodríguez
entre otros más. Además capacitó a los espectadores, porque sin ellos no existe
el teatro como tal.
No se ha jubilado,”porque los teatreros cuando
nos retiramos es por algo definitivo”. Se gana la vida, entre otras cosas, como
profesor en la Escuela de Artes de la UCV y hasta ha regresado al TU para
ayudar a superar “una crisis interna” y poner en la mejor orbita estética a los
estudiantes interesados en el viejo arte de Tespis. Es, por invitación del
director de Cultura, Domingo García, una especie de asesor y al parecer sus
consejos están dando “frutos”. ¿Cambiará otra vez el TU?¡El tiempo dará la respuesta!
Nicolás, de familia coriana, quien admite que
él pertenece a “la generación del culito abrillantado, la cual se vino a la
capital y no quiso saber más de su pueblo”, hace algunos fue noticia
porque el gobierno de Francia le concedió “una alta condecoración”: Officier
de l’ordre des arts et des lettres, como se lo comunicó el ministro de Cultura y Comunicaciones
de la República Francesa, Renaud Donnedieu de Vabres. ”Me la dieron por mis
largos 60 años de actividad teatral, la cual comencé aquí, en el Liceo Fermín
Toro, con Alberto de Paz y Mateos, trabajando en unos entremeses de Cervantes y
con la pieza Donde está la marca de la
cruz de Eugene
O´Neill, en 1948, para después proseguir en Francia con Gordon Craig y Jean
Luis Barrault, como lo historió mi alumna Erubí Cabrera”.
Brecht de nuevo
Brecht de nuevo
Nicolás, que no niega sus simpatías y
militancia con el socialismo bolivariano, recibió un homenaje por parte de la
Compañía Nacional de Teatro y para ello el director Eduardo Gil,de esa época,
organizó una especie de lectura dramatizada del espectáculo Yo,
Bertold Brecht, el cual posteriormente fue “teatralizado” debidamente para
abrir la temporada 2008 de la CNT. ”Ese montaje lo hice yo durante la cuarta
república, precisamente cuando la democracia de Betancourt se puso a matar
estudiantes y guerrilleros sin contemplaciones. Era una especie de cóctel, el
cual no duraba más de una hora y diez minutos. Ahí yo hacía una especie de
biografía teatral de Brecht, usaba algunos de sus poemas y fragmentos de las
canciones y los textos de su pieza La ópera de tres centavos. Yo estaba en
escena y encarnaba a Brecht y leía sus textos, mientras que Freddy Galavís,
Alberto Sánchez, Álvaro de Rosson, Elizabeth Albahaca y Lucía Guitlitz (mi
compañera de vida y madre de mis dos hijos) contestaban con algunos fragmentos.
El lema nuestro era que ‘la violencia se combate con la violencia' pero lo
nuestro era el teatro y su metralla ideológica”.
Para el homenaje que le hace la UCV, un
doctorado honoris causa, por sus 90 años de vida útil, está lúcido para
recibir tal honor, el cual se se realizara este lunes 16 de abril en la Escuela de Artes., en las horas de la mañana.
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