Desde esta noche y hasta el próximo 23 de abril, en el Theater for The New City, en Nueva York, se estará exhibiendo el unipersonal Allende/The Dead of a President, del argentino Rodolfo C. Quebleen, actuado y dirigido, respectivamente, por los colombianos Ramiro Sandoval y Germán Jaramillo, y producido por Crystal Field. Se trata de una recreación sobre las últimas siete horas del presidente chileno en aquel martes negro del 11 de septiembre de 1973,
Quebleen explica que ese 11 de septiembre lo marcó con el mismo fuego que lo hizo con muchos chilenos. “Había seguido la trayectoria de Allende y estaba consubstanciado con sus ideas: la explotación de las riquezas de un país por entes foráneos es una vejación a la nacionalidad que conlleva la depredación económica. Él estaba dispuesto a recuperar para Chile lo que le pertenecía y que desde décadas atrás se lo estaban robando y por ello, debió morir, sin importar si su muerte fue suicidio o crimen. De cualquier manera, cuando técnicamente se convierta en Historia, será un crimen histórico. Otros presidentes con imagen de duros, léase dictadores, como Perón, Pérez Jiménez, Batista, etcétera, fueron incapaces de luchar hasta las últimas posibilidades de hacerlo y después enfrentar los tribunales de sus vencedores y huyeron y vivieron cómodamente en el exilio”. Allende, explica Quebleen, además de rechazar el derramamiento de sangre, respetó su dignidad y cumplió con su decisión de no renunciar. “Para algunos su muerte fue un acto de arrogancia. Para mi, no. Pasados algunos años, aun con Pinochet en el poder, él comenzó a diluírse como figura permanente en el quehacer de la vida chilena. Esto me provocó una reacción contraria y comencé a pensar en escribir una novela o un teatro, pero no estaba seguro. Hasta pensé en un guión cinematográfico. Durante la dictadura de Pinochet entrevisté a muchas personas que lo habían conocido personalmente y que pasaban por Nueva York. Un día, el actor y director argentino Nino Roger, que vive en Puerto Rico y con quien me une una amistad de 30 años y quien hizo un espectáculo con poemas y textos míos relacionados con América Latina y Vietnam, en Nueva York, me propuso que le escribiera un monólogo. Sin saberlo me había dado la clave para indicarme qué debía hacer. Terminado el segundo borrador, circunstancias inesperadas lo obligaron a desistir del proyecto. Pero eso no me incluía y además era más notoria la bruma que rodeaba a Allende y el deseo mío de combatir esa para mi injusticia”.
“Tenía que seguir adelante y apareció otro amigo, Alberto Minero, miembro del Directorio de Theater for the New City, quien me presentó a la productora ejecutiva Crystal Field. Se pensó inmediatamente en una traducción y estando la misma en progreso, se le dio la primera parte a Murray Abraham, ganador de un Oscar por su actuación en Amadeus, pero no pudo identificarse con Allende. En el teatro ya se había pensado en Moisés Kaufman para que dirigiera, no se si él lo llegó a saber. Apareció la desazón para mi, pero no para Minero que me dijo que había que insistir. Me inyectó terquedad. Energía para golpear puertas y olvidar los ‘olvidos’. Así surgió el encuentro con Germán Jaramillo, que ya había hecho La virgen de los sicarios y estaba en Nueva York con un par de proyectos teatrales. Leyó el monólogo la misma noche que se lo di y al otro día me dijo que estaba dispuesto a dirigirlo.Se empezaron a golpear nuevas puertas y al mismo tiempo a alimentarse una amistad personal muy estrecha. También con Ramiro Sandoval, el actor, que me recrimina cariñosamente el haberlo metido en un tremendo enredo. Lo mismo sucede con el resto de los componentes del equipo. Somos amigos. Trabajamos en equipo, aunque no les gusta mucho que yo vaya a los ensayos, pero yo comprendo y no me enojo. Después de finalizar en Theater for the New City se llevará el monólogo a los claustros universitarios, ya hay propuestas de la Universidad de Buffalo y del City College de Nueva York. Ramiro Sandoval recibió una invitación para el Festival de Roma. La obra entrará en repertorio y calculamos unas 300 funciones en total. Tengo entendido que en Venezuela hay interés por montarla. He oído voces desde Chile y Argentina. Pero me agradaría que el próximo estreno fuese en Caracas,al parecer Alberto Ravara está interesado”.
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