viernes, abril 28, 2006

Cinco mujeres encarnan en Luis Fernández

Luis Fernández, que es uno de los mas versátiles jóvenes actores del teatro, el cine y la televisión de Venezuela, tiene una envidiable agenda de actividades dentro y fuera del país para los próximos meses, además de su programa radial Sexo sentido y la publicación de sus libros sobre temática sexual.
Sobre cómo hace para mantenerse tan activo y siempre en la cresta de la ola de la publicidad del show business, él no suelta prenda. Simplemente está a la caza permanente de un proyecto escénico donde él destaque. No le gusta hablar sino de lo que va a mostrar, pero nada cuenta sobre lo que hay tras de los bastidores. Eso es por cábala y porque además cuida su vida privada. Además, por si fuese poco, está casado con la primera actriz y empresaria Mimí Lazo, que es la productora de todos sus espectáculos, y con quien está criando un bebé, su hijo.
No eres tú ¡Soy yo!, con lo cual Luis Fernández inicia sus exhibiciones teatrales, es un stand-up, siguiendo la onda irreverente y provocadora de su programa radial y de su libro Sexo Sentido, donde recoge sus impresiones y confronta a las mujeres con lo que realmente son y lo que esperan de la vida y de los hombres. El derecho al sexo, la infidelidad, el matrimonio y las ansiedades antagónicas de unos y otras, son algunos de sus temas recurrentes. Explica que en su espectáculo, el cual estrena el próximo 11 de mayo en las instalaciones del Centro Cultural Corp Banca, en La Castellana, tendrá además a la vocalista Mirtha Pérez para que cante sus más grandes éxitos de clásico despecho. “Así recorreremos las razones por las que ellas ‘no la dan’ sin estar enamoradas y ellos nunca esperan enamorarse para ‘pedirla’; la verdad sobre la escasez de hombres que ellas insisten en proclamar, por qué un hombre no sabe pedir el divorcio, los mitos sobre el amor eterno y las claves para encontrar la felicidad. Siempre me ha llamado la atención eso que llaman stand up, que no es más que un soliloquio franco frente a un público en el que se desarrolla un tema. No soy contador de chistes pero he encontrado en los últimos dos años, después de conversar en radio con más de 500 mujeres, que estamos ávidos de hablar de sexo sin tanta máscara y que hacerlo es, no sólo ameno, sino terapéutico. No eres tú, ¡soy yo! es algo que todos hemos dicho alguna vez y que todas las mujeres han escuchado, es un recorrido ácido y divertido del proceso cíclico de enamorarnos, tener sexo, comprometernos, casarnos, ser infieles, separarnos y, desde luego, despecharnos, abordado desde la estadística que me han dejado estas 500 mujeres maravillosas”.
Está seguro de que su No eres tú, ¡soy yo! será “un divertido cuestionamiento de nuestras decisiones, en el país mas vanidoso del planeta, en el que todos queremos ser otros para que nos quieran”. Las funciones, que estarán muy limitadas, por otros compromisos, van de jueves a sábados, a las 8 pm, y los domingos a las 6 pm.
El conocido actor venezolano Miguel Ferrari aceptó la invitación de Luis Fernández para acompañarlo en la “madre patria” con su espectáculo Jav y Jos, la archiconocida obra de José Simón Escalona. “Hemos sido invitados por el Teatro Alfil de Madrid y el Festival Visible, un evento internacional de cultura gay, lésbica y transexual, el cual se celebrará en la capital española del 7 de junio al 17 de julio. Nosotros tendremos una programación especial, lo cual no es nada fácil tomando en cuenta el cerrado círculo del teatro madrileño. Por supuesto es muy satisfactorio. Mimí es un motor y me demuestra a cada instante que mis ideas e intenciones pueden de hecho concretarse, sólo es cuestión de proponérselo y trabajar en esa dirección sin ponernos limitaciones. En esta oportunidad recibimos la ayuda de Lucía Beviá, productora española muy reconocida, que ha producido espectáculos para Nacha Guevara, por ejemplo. Ella vio la obra con Fanny Mikey aquí en Caracas y le gustó mucho. Enviamos un video de la obra y coincidió con que era lo que buscaban para esa temporada. Les gustó el glamour de la puesta y, textualmente, que los actores estaban estupendos”.
Aclara que Jav y Jos no gira en torno a la salida del clóset ni a la sexualidad de sus personajes, “es una obra sobre una pareja agotada que no encuentra manera de salvar su amor. La cosa gay es sólo el show, la circunstancia. Además, la discriminación, tanto social como endógena continuará existiendo, mientras no evolucione la moral social y principalmente la religiosa. La discriminación de las minorías continuará existiendo y continuaremos activamente luchando contra esto los que creemos en la diversidad y el respeto. Pero, al igual que les digo a las mujeres en mi programa de radio, si ellos mismos se discriminan, si no elevan su autoestima como grupo y aprenden cuáles son sus derechos y cómo hacerlos valer, seguirán las cosas funcionando más o menos como las plantea la religión y la moral tradicional”.
Para agosto, llevará a escena una obra compuesta por cinco monólogos entrelazados de cinco mujeres muy cuestionables que están implicadas en el asesinato de un hombre. La pieza, escrita por Luis Fernández y que dirigirá Mimí Lazo, es un retrato en tono de comedia, profundamente cáustico, como es su humor. “Ahí trato sobre la importancia de ‘parecer’ buena en lugar de realmente serlo. El título lo dice todo: Reputación Dudosa. Lo curioso es que yo mismo interpreto a las cinco mujeres, pero te repito no hay nada gay en esa trama, son cinco mujeres heterosexuales, más nada”.
El año 2006 trae también para Luis Fernández la publicación, por parte de Ediciones B, de su libro Sexo Sentido II: Mis primeras quinientas, donde recoge una selección de las damas entrevistadas en su famoso programa radial. Para la televisión, la famosa “serpiente casera” está desarrollando en este momento una serie para Rctv, como escritor, en la que también actuará. Es algo muy especial a lo que le estoy poniendo mucho corazón.También estoy ansioso por el estreno de Miranda, la superpelícula de Diego Rísquez, de la cual no puedo hablar por ahora” .

Cuatro malandros

No es fácil iniciarse en la dramaturgia y llegar hasta un escenario con la primera obra para recibir aplausos consagratorios o la defenestración por no estar a la altura, ni reunir los requisitos mínimos para ser considerado, simplemente, autor de literatura teatral. Algunos aseguran que los dramaturgos nacen y que es imposible generarlos o engendrarlos.Pero en Venezuela eso sí es posible, siempre y cuando haya interés en aprehender, crecer y abundante paciencia para soportar las complejidades de un difícil proceso de instrucción, además de que surja la indispensable gente dispuesta a dar apoyo incondicional al que recién comienza. Hay maestros que se cortan una mano con tal de sacar adelante a un escritor y además apuntalan la escenificación de esa ópera prima. Le queda al público y a la crítica aprobar o desaprobar aquella prometeica tarea. El caso más reciente es el de Vicente Lira (Caracas, 8 de diciembre de 1959), licenciado en Letras, quien se sometió al rigor de una taller para aficionados con la exitosa Mónica Montañés; ahí, bajo sus maternales cuidados, y no estamos exagerando, brotó el primer borrador de un texto que, con las revisiones, los ajustes y las recomendaciones, se transformó en Las tumbas son pa’ los muertos, obra que, macerada después por el rigor de un director como es Gerardo Blanco López, y bajo el esmerado aparato de producción del grupo Bagazos, se trasformó en un buen espectáculo que ahora se exhibe en la Sala Horacio Peterson del Ateneo de Caracas. ¡Se hace camino al andar!
Las tumbas son pa’ los muertos es un serio y aplomado acercamiento intelectual de Vicente Lira para analizar y proponer una reflexión al público sobre lo que ocurre en la Venezuela actual a partir de lo que sucedió en el estado Vargas con el deslave desencadenado en la tarde y noche del 15 de diciembre de 1999. No es una crónica periodística. No es nada de eso, aunque sí está fundamentado en un cúmulo de sucesos y acontecimientos que acopió la prensa y demás medios de comunicaciones. Es, simplemente, una historia de ficción sobre cuatro venezolanos que, cual personajes de Jean Paul Sartre (¿quién no recuerda su ejemplar A puerta cerrada?), repiten y repiten lo que les pasó durante aquellas largas horas del deslave fatal.
Las tumbas son pa’ los muertos presenta a tres malandros que asaltan e intentan saquear un apartamento en el estado Vargas y chocan o se enfrentan con su dueño -un no-malandro, aunque después se comprueba que es el peor de todos- al tiempo que se van quedando encerrados e imposibilitados de escapar de ese sitio, porque de los cerros bajan monumentales piedras y el agua del amor y de la montaña son barreras insalvables. Ese encierro los obliga a desnudarse, a contar sus frustraciones y sus anhelos, y en ese singular striptease de sus almas se sacrifican, mueren a tiros, mientras que uno de ellos (en este caso es una mujer) es aplastada por la naturaleza inclemente. ¡Sólo Dios está vivo en aquel tremedal!
La pieza tiene como novedad que todos los personajes están muertos de principio a fin, pero por los artificios de la escritura y la ayuda del director todos reviven para actuar sus historias. Eso convierte la tarea escénica en un entretenido juego para el espectador que, por ir llenando aquel singular crucigrama teatral, no se aburre y se entretiene hasta el final.
¿Qué encontramos en Las tumbas son pa’ los muertos ? Una audaz propuesta del autor Vicente Lira que trasciende a lo episódico de la pieza. Hay una invitación para que el espectador vea que ese apartamento donde los malandros resucitan y vuelven a morir es verdaderamente otra cosa: un país infernal donde todos están muertos insepultos y sin descanso alguno y así estarán hasta el fin de los tiempos si no despiertan y hacen algo para cambiar sus rutinarias muertes. Es el país donde el malandraje, creado y alimentado por los otros no-malandros, impone reglas y se entrega a un incesante juego criminal.
Para ser la primera obra de un dramaturgo tardío, Las tumbas son pa’ los muertos es algo más que una esperanza por el nacimiento de un dramaturgo con todo el peso y el rigor de lo que eso significa. Tiene manejo del lenguaje, sabe inventar diálogos, proponer psicologías y, lo más importante, echa bien un cuento. ¡Ahora es que Vicente Lira debe subir la dura cuesta!
Mención especial merece el elenco convocado, conjunto que creyó en algo más que un trabajo: Vicente Tepedino, José Luis Useche, Carlos Alberto Sánchez y Mabe Hernández. Ahí hay un duelo por ver cuál malandrea mejor que el otro, cuál es más auténtico, cuál provoca más pánico entre la audiencia. Al final, nos reímos porque estamos viendo a un estereotipo que se ha consolidado como personaje particularmente siniestro de la vida urbana venezolana. Una realidad que merece reivindicación.Y todo eso tiene un hacedor, un director como Gerardo Blanco López que además de capacitar actores sigue lanzando autores. ¡Gracias, maestro. ¡Antes lo hizo con Mónica Montañés!
Y para que no haya polémica con la historiografia teatral, hay que dejar constancia de que el veterano comediante Rodolfo Santana escribió y dirigió su texto Asalto al viento, donde unos malandrines roban un banco y despues pierden el botín porque el deslave de Vargas se les lleva el vehículo donde lo habian escondido.La pieza,donde trabajaba Pedro Lander, se montó en el Teatro San Martin, durante los primeros años de este aciago siglo XXI.

jueves, abril 27, 2006

El teatro desconocido de Altosf

Juan Carlos De Petre, líder-fundador del grupo teatral Altosf, nació en Santa Fé, Argentina, el 30 de junio de 1941, es un gurú o anacoreta del teatro venezolano. Su lucha para la sobrevivencia de la institución es ejemplar. Formó a su gente y está, a su vez, se ha expandido más allá de las fronteras no en pos de vanos estrellatos, sino haciendo de su filosofía del teatro algo para vivir y enseñar a vivir a los demás. En su libro El teatro desconocido compendia su metodología creadora, la cual consiste, en síntesis, “el otorgarle la mayor libertad posible para que pueda desarrollar al máximo las capacidades expresivas, dándole la facultad de conquistar, por vía del descubrimiento, las tierras íntimas del ser y de convertirse al mismo tiempo en un autor o dramaturgo de su rol dentro del montaje”. Afirma que “en cada lugar donde vamos mostramos nuestros espectáculos y organizamos talleres. Y así hemos logrado convocar a la gente como si estuviésemos aquí en Venezuela. Algo especial nos pasó cuando visitamos a Helsinki, Finlandia, donde a pesar de la barrera idiomática y las diferencias culturales obvias, logramos unos increíbles niveles de comunicación. Todo esto es producto de nuestra técnica de trabajo, porque con los ejercicios que proponemos sabemos los efectos que producen y lo que pueden provocar entre las personas”.
-¿Dónde funda el grupo Altosf?
-Lo fundamos en Cumaná en 1975. Le pusimos Altosf para utilizar así el nombre de la población cercana, Los altos de Santa Fe, a donde fuimos a mostrar nuestros espectáculos. Inmediatamente del estreno de nuestro primer espectáculo, El señor y los pobres, nos vinimos a Caracas. Aquí gustó mucho, fue un éxito e hicimos dos temporadas en la Sala Rajatabla. Pero permanecimos en Sucre hasta el 1981, al tiempo que creábamos un centro cultural donde se cultivaron todas las actividades artísticas posibles y además hicimos montajes notables, como Salmo de la nueva infancia, Un vez en mi huerto y Tienda de muñecos. Nos instalamos en la Colonia Tovar y ahí creamos un taller para la investigación teatral, donde además podemos albergar a los visitantes, y donde estamos más cerca del cielo, la energía que ahí vibra produce un efecto importante para los creadores. Aquí en Parque Central tenemos, desde mediados de los años 80, una sala en el sótano 1 del edificio San Martín: son unos 100 metros cuadrados. Ahí estamos, como los antiguos cristianos en una catacumba, ignorados por la gente de arriba, pero con una gran posibilidad de trascender.
-¿Han creado un método, un estilo, una especial manera de hacer teatro?
-Sí, Altofs en sus 30 años ha creado un teatro desconocido. Su filosofía es esa: el desconocimiento para la creación. Yo no sé cómo es lo que voy a descubrir y por eso es un descubrimiento. Partimos del reconocimiento del misterio. Partimos de saber que queremos descubrir lo que no sé. Por eso lo que ya domino, lo que ya he hecho me deja de interesar. Me parece que cualquier oficio se torna rutinario y por ende es mortal cuando uno ya lo maneja. Lo interesante es la aventura de lo que no sé, la aventura de lo que se me va a revelar.Sobretodo en el arte, me parece que crear es poner en el mundo algo que antes no existía .
-¿Eso significa que cada uno de sus espectáculos, y ya van por la cincuentena, han sido algo más que una invención, un descubrimiento
-Sí, hemos tenido en muy raras excepciones unos montajes con textos escritos antes de comenzar a trabajar. Pero en la mayoría trabajamos con nuestra metodología; enfrentar al actor al vacío, ante el despojo, ante la nada, ante el punto cero. Tratamos de que sea virgen en su expresividad. Retornarlo al origen.
-¿Pero parten de algo, de una idea o de un elemento?
-No, la idea es no dar ningún tipo de premisa, ningún tipo de elemento creador, sino dejarlo en esa situación de desamparo, de ignorancia e incluso hasta de extravío. Ahí el actor no sabe qué pasa con él, no sabe donde está, no sabe a dónde va. Es la situación más interesante, porque es el caos y de ese caos se va a comenzar a gestar el orden, el cual tiene que ver con lo que va a ser la obra o el descubrimiento de una obra. Ahora todo este método a quien más enriquece es a los propios trabajadores y creadores, porque de lo contrario el teatro puede convertirse en una rutina más, en una máquina, en un trabajo sin sentido.
-¿Cuánta gente ha pasado por sus manos en ya largos 30 años de actividades?
-Hemos hecho muchísimos talleres, los cuales tienen cuatro niveles de enseñanza, que nos consumen, aproximadamente, tres años para cada grupo. Nosotros no sólo hemos hecho estos talleres aquí, también hemos ido a Colombia, Argentina y ahora vamos al Brasil. En Europa hemos trabajado con gente de España, Portugal, Holanda, Francia y Finlandia.Puedo hablar de tres mil o tres mil quinientas personas pero no sólo en Venezuela sino más allá de las fronteras.
“Lo más interesante en nuestra aventura de crear es la posibilidad de demostrar que el hombre puede entenderse con el hombre, que el teatro es un vínculo real y eficaz de comunión y comunicación, siempre y cuando se esté trabajando con la esencia del ser humano y no solamente con la periferia, con lo anecdótico, con lo pintoresco, sino con todo aquello que toca el alma de las personas. No hay que olvidar que los seres humanos tenemos dentro de nosotros una serie de arquetipos, parábolas y metáforas. Y esas son las cosas que hay que encontrar, porque aquellos famosos mitos que hasta el día de hoy perviven y que iluminan y tienen que ver con la mitología griega y romana, para citar a dos de las más importantes, salieron de los seres humanos, son inventos del hombre.Y ahora en estos tiempos también podemos seguir haciendo eso: creando mitos y parábolas”.
-¿Qué pasa con el espectador cuando se enfrenta a un espectáculo del Altosf?
-Las reaccione son variadas y diversas, porque si hay algo que a mí me interesa e importa es la libertad del espectador, ya que yo no lo quiero manipular.No lo quiero conducir. No lo quiero poner donde yo quiero que esté, sino donde él se encuentre. Esto para mí es fundamental, porque la misma posibilidad que nos damos como actores, yo se la doy al espectador. De modo tal que si él lo rechaza, que lo rechace; si él no cree, que no crea; si él lo quiere vivir, que lo viva; pero es fundamental que el arte sea un camino de libertad. No puedo concebir un espectáculo maniqueo ni manipulador para atraer espectadores. En mis espectáculos busco que el público sea crítico y tenga su propia reflexión. No es fácil el camino que hemos tomado con el Altosf, pero es auténtico y honesto.
-¿Y todo este teatro desconocido, como usted mismo lo llama, se ha producido o generado aquí en Venezuela?
-Sí, en 1975, y con artistas venezolanos como Amílcar Marcano, José Gregorio Magdaleno, Alexis Echenaguzia, mi esposa Ana y mis hijas, y yo por supuesto. También es conveniente informar que el Teatro Atolsf tiene sedes en Buenos Aires, Barcelona, España, y otra en Amsterdam, a donde hemos logrado transferir nuestra metodología. He reunido en el libro Teatro desconocido todo mi bagaje teórico y metodológico, mientras que Magdaleno escribió El mito de volar por dentro, donde hace una reflexión sobre nuestro teatro.
La nueva gira
Del destierro, al encuentro con el alma, el peregrinaje por la tierra y... protagonizado por Víctor Ovalles y Mildred Maury, es el caballito de batalla para la nueva gira internacional que inicia el Altosf. Van primero a la Muestra Latinoamericana de Teatro de Grupos, la cual se realizará del 8 al 15 de mayo, en Sao Paulo, Brasil. Después prosiguen al Primer Festival Latinoamericano de Teatro, en Barcelona, España, del 12 al 20 de septiembre. Y tras unos talleres en las tierras españolas, continúan a La Haya, Holanda, para realizar otro taller sobre El actor como creador. Hay que recordar que Del destierro, al encuentro con el alma, el peregrinaje por la tierra, y ... ya ha recibido dos premios fuera de Venezuela: uno en Almagro, España, durante el 2004, como el Mejor Trabajo de Investigación en el Festival Internacional de Teatro Contemporáneo; y el otro, como Mejor Espectáculo Teatral, en el Festival Iberoamericano Cumbre de las Américas, en Mar del Plata, Argentina, durante el 2005. El director De Petre aclaró que lamenta el hecho de que estos premios internacionales hayan pasado por debajo de la mesa; “aquí no nos tomaron en cuenta, no sé si nos silenciaron. Pero, bueno, ya nos hemos recuperado y ahora nos vamos a Brasil, después a España y continuamos a Holanda. No nos hemos detenido”.

martes, abril 25, 2006

Pinocho de carne y hueso

Hay fiesta cultural en la Universidad Central de Venezuela para este viernes, a las 5:00 pm, en la Sala de Conciertos de la UCV. Su Teatro Universitario (TU) cumple 60 años y los festeja con el estreno de Pinocho, cuando la madera quiere ser carne, un espectáculo para espectadores mayores de 16 años, según la versión y dirección de Luigi Sciamanna, y donde participan, además del primer actor Gonzalo J. Camacho, los estudiantes Mauricio Gómez, Leidy Marcano, Ana María Navas; Geraldine Harb, Ángela Marrero, Germán Manrique, Carlos Maza, Rodrigo Gómez, Rogers Lombano, Alana Zuloaga, Luisa Maymó, Juan Pablo Rosales, Antonieta Mendoza y Eduardo Campos.
Metáfora italiana
Luigi Sciamanna advierte que este estreno del TU es el más ambicioso y difícil montaje que ha encarado con la agrupación ucevista. “El original Pinocho, del italiano Carlos Gollodi, es un relato infantil, sin duda; pero todos sabemos que el contenido de los cuentos y fábulas infantiles son para adultos, sólo que vertidos con otros códigos al mundo de la infancia y apelando siempre al inconsciente colectivo a la hora de proyectar sus significaciones”.
“¿Cuánta gente sabe, por ejemplo, que cuando se publicó el relato, Carlos Collodi pretendió concluirlo ahorcando a Pinocho en un árbol? ¿Cuánta gente conoce los aspectos esotéricos del relato, ese donde zorros, gatos, grillos, peces, mariposas, halcones, serpientes se comunican con el personaje central que es, además, un muñeco de madera que habla? ¿Cuánta gente ha leído la historia en clave política, ya que Pinocho es una metáfora de la nueva Italia que surgiría liberada y unida en el siglo XIX? ¿O cuánta gente ha reparado en su contenido social? Geppetto hace a Pinocho porque se está muriendo de hambre. Es así. Pinocho es una especie de ‘muñeco de la calle’, ya que se ve constantemente asediado por peligros que encuentra fuera de su casa, en la calle; aspecto éste fundamental en los cuentos infantiles de carácter moral y educativo. ¿Cuántos han leído la obra en clave cristológica?, porque Pinocho es también una metáfora de Cristo. Pero Pinocho también es una metáfora del arquetipo del héroe que debe cumplir una obra. Entonces, como verás, los contenidos son variados y muy ricos; por qué no verterlos al público adulto; ¿por qué no contarles esta historia? La gente cree que sabe de qué se trata Pinocho porque ha visto la bellísima película de Walt Disney, pero que es incompleta, parcial y sumamente atomizada. El universo y contenido de la obra de Collodi es mucho más complicado que el filme de Disney. Sería bellísimo que a raíz de nuestra versión, porque también es una versión, la gente se sienta estimulada a leer el cuento completo”.
Actualizado para Venezuela
Pinocho, cuando la madera quiere ser carne , del TU, el cual estará en temporada los viernes, sábados y domingos, hasta el próximo 21de mayo, “es una obra que me parece perfecta para la Venezuela actual y perfecta para hacerla con gente universitaria, porque uno de los grandes temas de Pinocho es la responsabilidad. Pinocho, por ser ingenuo, de madera y recién hecho, es un irresponsable, encantador, pero irresponsable; al fin y al cabo, por eso le sucede lo que le sucede. La historia es un viaje hacia la madurez y la madurez significa responsabilidad. Hay gente que cree, perdón por las perogrulladas, que ser libre es hacer lo que te da la gana. No. Para ser totalmente libre hay que ser totalmente responsable. ¿No crees que en Venezuela un tema como la responsabilidad no está absolutamente en el tapete? ¿Se abren los periódicos y todo no es una metáfora de la responsabilidad o la irresponsabilidad?”, enfatiza Sciamanna
Agrega que ahora más que nunca los caraqueños tienen que ver este trabajo del TU, “porque es el montaje con mayores capas de información o lectura que hemos presentado hasta ahora. Nadie está en lo cierto al decir que este TU está distorsionado de los acontecimientos actuales. Como respuesta al paro del 2002, hicimos el montaje de Los Bandidos en el 2003; como respuesta a las dificilísimas relaciones del Conac con el sector teatral, subió a escena El Proceso, en el 2004; ante la invasión a Irak, la masacre de las torres gemelas de Nueva York, la inseguridad en nuestras calles, y los cotidianos sucesos de sangre, muerte y horror, la respuesta del TU fue de Amor perdidos. Si tú leyeras lo que el público opina y reflexiona en nuestras encuestas del Shakespeare te asombrarías. ¿Entonces? Lo que pasa es que nadie se detiene a ver lo planteado. Puede ser que mi trabajo guste o no guste, pero yo soy un artista y un hombre con una opinión de su trabajo y de la vida”.
Confesión de un artista
Luigi Sciamanna, que desde los años 90 se ha ido ganando, con su talento y su trabajo, un lugar de respeto en el contexto del teatro venezolano, aclara que esta versión y dirección con la obra de Carlos Collodi, es un punto de giro en su tarea como artista de la escena. “Te voy a decir con toda honestidad que este montaje es para mí un punto de giro en mi trabajo como director. Es el espectáculo más rico en contenidos, vitaminas, minerales y proteínas que he dirigido. De los cuatro montajes que he preparado para el TU es el más complejo y ambicioso. Ha sido la experiencia más intensa, profunda, rica, y aleccionadora que he vivido en el TU, y como director, y me alegra que haya sido aquí en la Universidad Central. Mi Alma Mater. Espero que la gente entienda todas las claves que se le dan allí. Que las disfruten y reflexionen y vuelvan a vernos y vayan, repito, al original de Collodi mordidos por la curiosidad.Es un reto que les hago”.
Explica que ha vertido en su espectáculo todos los contenidos posibles de la obra de Collodi y para un público de mayores de 16 años. “No hay pataleo. Hemos trasladado la acción de la Italia del siglo XIX a la del año 1945 en plena Segunda Guerra Mundial; aunque, debo aclararlo, no es un montaje historicista. Lo más importante son los actores y el texto. Después la ropa. Es nuestra producción más ambiciosa. Es nuestro vestuario más rico y variado. No hay escenografía. Sólo seis sillas y la utilería. La música es muy importante. La presencia de Gonzalo J. Camacho en el montaje es un acierto; que gente tan joven pueda ver la entrega de este hombre, es irrepetible; es una lección de vida, amor y disciplina”, puntualiza.
60 años
Se festejan los 60 años del Teatro Universitario de la UCV porque es la agrupación teatral activa más antigua que tiene Venezuela. Como toda institución artística que tiene tantos años de existencia, ha pasado por períodos de brillo total y otros de más bajo perfil, buenos, mediocres, difíciles, pero siempre ha estado allí, trabajando. Son seis décadas de labores históricas. Eso es innegable, pero que el TU es referencia importantísima en la historia del teatro contemporáneo venezolano. De sus espectáculos salieron actores, directores, autores, vestuaristas y escenógrafos, además, quizás lo más importante, formaron espectadores. Por eso es importante que esta institución tenga todo el apoyo posible no sólo de la UCV sino de la comunidad allende las fronteras universitarias. Es vital reconocer una fecha, una institución, una persona, una carrera artística; sobre todo los venezolanos que reconocemos tan poco lo que tenemos y estamos esperando siempre que de afuera nos llegue lo mejor, cuando lo mejor ya lo tenemos dentro de nosotros. Por eso con el TU se rescata el sentido de pertenencia, nuestro suelo, quiénes somos y a qué sitio pertenecemos; de cuál tradición somos herederos; a quién seguimos, a quién antecedes o de dónde vienes. Todo esto en un país que se está reconstruyendo... es muy importante. Y por eso es vital lo que viene haciendo Luigi Sciamanna con ese equipo de muchachos y muchachas que ha logrado convocar y entusiasmar.

sábado, abril 22, 2006

Tumbas para los muertos

Pasada la “hemorragia” cultural que propició el XVI Fitc, donde hubo óptimos, aceptables y deplorables espectáculos, se reinicia la temporada teatral caraqueña con el estreno de la ópera prima del escritor Vicente Lira (Caracas, 8 de diciembre de 1959), Las tumbas son pa’ los muertos, en la Sala Horacio Peterson, a las 8:00 pm, bajo la dirección de Gerardo Blanco López.
Lira, licenciado en Letras de la Universidad Central de Venezuela (1996), explica que su pieza, transcurre en un apartamento del estado Vargas y muestra a cuatro personajes que han quedado atrapados bajo las torrenciales lluvias que azotaran el litoral venezolano en el deslave de 1999. “Ahí se juegan la vida cada uno a su manera. El pánico y la desesperanza del encierro convierte cada uno de sus intercambios verbales y físicos en una ruleta rusa. Es un asunto de sobrevivencia, pero más de sobrevivirse a sí mismos y a sus desmanes, a sus errores, a sus pasiones y a sus irresponsabilidades, que a las piedras pavorosas que caen del cerro y amenazan con hacer colapsar el edificio”.
-¿Por qué escribe teatro?
-Estaba escribiendo una novela histórica y jugaba en los textos con la narración, la descripción, y la poesía. En un momento quise enfrentar a mis personajes y sentí que me faltaba algo en ellos que los hiciera reales, entonces decidí suspender la novela para encontrar estos personajes y sus voces. Por suerte en esa búsqueda también encontré a Mónica Montañés, a Toti Volmer, A Gerardo Blanco y a Rodolfo Santana. Ellos han logrado que ahora me rodeen una cantidad de personajes que quieren hablar, y sus voces y las mías se unen en el teclado y se plasman en el guión teatral. Allí nos encontramos y mientras estén, tengo que dejarlos expresarse. Las tumbas son pa’ los muertos viene a ser mi primera obra, la cual escribí en el taller de dramaturgia de la Montañés. Después gané el Premio Chela Atencio por un jurado que incluyó a la facilitadora, al director de la obra, Gerardo Blanco López y Román Chalbaud. Breve historia de un comienzo.
-¿Cuál teatro lo hace pensar más?
-Me gusta el teatro que me haga pensar. Pero también el teatro que sea expresión y fuerza. Por ejemplo si nos refiriésemos al teatro venezolano, tendríamos como ejemplos a El último Minotauro de León Febres Cordero, Encuentro en el parque peligroso de Rodolfo Santana, Los náufragos de Gerardo Blanco López. Son piezas, donde el hombre, o la bestia, es y no es. Se muestra como persona y luego es deshecho por las situaciones, reales o imaginarias que se le presenten. Quizás por esta misma razón, y pensando en otro dramaturgo, me gusta Art de Yasmina Reza. Para mí, es importante que el personaje evolucione, que cambie.
-¿Qué obra teatral prepara ahora?
-Terminé una pieza acerca del cementerio General del Sur y un monólogo corto, sobre Fernando Pessoa. Actualmente escribo un texto que creo se llamará Anónimos Anónimos, acerca de la soledad en grupos, pero realmente sabré el nombre cuando lo termine.
-¿Qué espera del teatro?
-Cuando vi la lectura de mi ópera prima sentí que ellos eran tantas veces yo, como personajes había creado y aquí agradezco esta experiencia a Vicente Tepedino, José Luis Useche, Mabe Hernández y Carlos Alberto Sánchez. No tengo idea de cuántas veces podrá ser vista una obra mía, pero cada vez que un actor esté allí, y su voz sea mi voz, estaré satisfecho por lo logrado. Entonces quizás lo que más espero es compromiso por parte de todos, por los que escriben, por los que actúan, por los que dirigen, por lo que producen, a fin de que nuestras voces puedan ser oídas más allá de nuestros reducidos espacios teatrales.
-¿Por qué ese título tan raro para una obra teatral?
-Soy amante de la salsa y “Las tumbas son pa’ los muertos” es el título de una canción que interpreta Ismael Rivera. Se la escribió Boby Capó, cuando precisamente Rivera, hacia 1962, estaba preso en la cárcel de Kentucky, un presidio que además se conocía como “Las Tumbas”. Entonces la bauticé con ese título porque hay una relación directa con el apartamento donde todo ocurre y en donde los presos son todos los actores, y quizás en cierta forma, también el público.
Malandros irredentos
Vicente Lira explica que en su obra Las tumbas son pa’ los muertos, “Rigoberto” es el dueño del apartamento de playa clase media que le sirve de encierro a sus atracadores: “Jairo”, el propio choro de barrio, líder, ocurrente, violento, inescrupuloso; “Ninoska, la novia que todo choro quiere al lado, que en nombre del amor y la dependencia hace lo que sea por su hombre; y “Kenny”, el malandrito ingenuo, torpe y quemao, mandadero explotado de Jairo. Estos tres azotes de barrio aprovechan el mal tiempo para saquear todos los apartamentos deshabitados del edificio. El único propietario que queda es “Rigoberto”, quien por intentar sobrevivir al atraco se hace pasar por malandro también. Llueve mucho, la montaña se viene abajo, la crecida borra familias enteras del mapa, pero en este apartamento sobrevive la viveza criolla y el humor irrefrenable criollo.

viernes, abril 21, 2006

El regreso de Carlos Canut

Carlos Canut fue uno de los mejores actores que ha pasado por el grupo Rajatabla. Entre 1975 y 1982 hizo los papeles más importantes y los más exigentes, siempre bajo la égida del “capo” Carlos Giménez. Y fue recompensado por varios premios de la crítica. Pero se hartó del trópico, y de otras cosillas más, y regresó a su “amada” Barcelona donde ha intensificado su carrera profesional y ahora hace parte del elenco estable de la compañía Teatro Romea. Vino a Caracas para participar en el XVI Festival Internacional de Teatro con el espectáculo Mestres Antic o Maestros antiguos, versión escénica que firma el director Xavier Alberti, la cual obtuvo buena receptividad del público que la presenció en el Celarg.
Carlos Canut, ahora con 62 años, anhela regresar a Caracas y vincularse de nuevo al Rajatabla que ha sobrevivido al fundador Carlos Giménez, pero en estos momentos se le hace difícil por razones familiares, pues ya es dos veces abuelo y tiene hijos jóvenes, y además tiene serios compromisos actorales con la agrupación Romea, pero en algún momento se le puede ocurrir algún proyecto artístico y está dispuesto a sacarlo adelante para ayudar así a Francisco Alfaro, el actual líder rajatablino, y además volver a ver a muchas personas que aquí conoció y que no lo olvidan nunca, asegura.Comentó Canut que el actual teatro catalán goza de buena salud y que las agrupaciones más antiguas, las que tienen más de 20 años en sus labores, están preparadas para sobrevivir a sus fundadores porque ellos mismos se han encargado de ello, porque han pensado o reconocido que pueden desaparecer o hacer mutis por el foro de la vida en cualquier madrugada, y no quieren que la historia viva de sus agrupaciones sea simple papel periódico. Ya tienen una generación de relevo en funciones y preparan otra que viene atrás, tanto en lo actoral, en la dirección artística y la indispensable dirección gerencial. “Ojalá que las agrupaciones latinoamericanas hicieran lo mismo, especialmente las venezolanas, donde muchos proyectos artísticos positivos dependen del débil hilo de la vida de sus creadores”, señala con obvia preocupación.
Actualmente, subrayó, que las agrupaciones teatrales catalanas son, en teoría, independientes, porque no hay tanto intervencionismo del Estado ni de los gobiernos de turno, como sí ocurre en otras regiones o países, “pero todos esos artistas sí tienen que rendir cuentas exhaustivas de todo lo que hacen o en lo que gastan los dineros públicos recibidos, o de las subvenciones que aceptan.Me imagino que debe haber alguna pequeña autocensura para evitar molestar no sólo al poder, sino también a la fuente de los ingresos, más que nada”.
Afirmó que sigue siendo un actor independiente, pero cuenta que hace seis años Focus, una hábil empresa productora de espectáculos y de infraestructuras, capaz de organizar la cabalgata de los reyes magos en Barcelona o la Exposición Universal en Salamanca, a cuyos jefes les gusta invertir en espectáculos de “buen teatro”, como Mestres antics, donde no ganan tanto dinero como en sus otras actividades, “terminó por asumir el control del Teatro Romea de Barcelona, uno de los más antiguos y de más prestigio.Decidieron contratar a Calixto Bieito como director artístico, porque además está considerado como uno de los más brillantes creadores en estos momentos en Europa, para que programe todas las temporadas de ese majestuoso espacio teatral. Él además optó por contratar a unos actores fijos para un elenco siempre disponible. Ahí estoy yo, junto a Mingo Rafols y Boris Ruiz, quienes somos los que hemos venido a Caracas para montar este espectáculo que está basado en la obra de Thomas Bernhard”.
Explica Canut que desde hace seis años tiene un buen sueldo fijo, actúe o no, trabaje o no trabaje, el cual no le impide hacer televisión, ni radio, ni cine, siempre que no afecte la actuación en algún espectáculo del Romea, cosa que no ocurre ni ocurrirá jamás. “Todo eso nos ha permitido hacer giras por Europa y es precisamente por eso que, como durante este año se cumple el centenario de la muerte del dramaturgo Henrik Ibsen, pues tenemos que ir al Teatro Nacional de Bergen, en Noruega, del cual ese fantástico autor fue durante muchos años su director. Los noruegos le encargaron a Bieto el montaje de Peer Gynt; él aceptó hacerlo con sus actores del Romea y en catalán. Eso lo estrenamos el 25 de mayo; serán cinco funciones y tendremos traducción simultánea para los noruegos. También vamos al Festival de Edimburgo, donde antes tuvimos un éxito bestial con la zarzuela La verbena de la paloma, donde yo hacía a ‘Don Hilarión’, pero ahora vamos con la teatralización de la novela francesa Plataforma, de Michel Houellebecq, para exhibirla en el próximo agosto.
Explica que en Rajatabla lo han invitado para nuevos espectáculos o para la reposición de éxitos anteriores, “pero no puedo, ni por el trabajo ni por la familia; me casé, tengo tres hijos más y estoy muy feliz, y tengo un nieto de 15 años y una nieta de seis años. No quiero dejar a mi familia por nada del mundo; aunque podría surgir alguna posibilidad. Puede ser que dentro de seis o siete años pueda hacerlo, si antes no abandono el foro de la vida, por supuesto. Pero ahora no puedo salir de Barcelona por más de tres meses. Me es imposible. Dentro de unos años más, mis hijos ya no me necesitan y mis nietos habrán crecido un poco más”.
Maestros antiguos
Vimos Maestros antiguos con pasión y curiosidad, además de que presenciamos la reaparición de Carlos Canut, “nuestro actor favorito”, como lo llamáramos en aquellos lejanos e inolvidables años 80, cuando nadie podía pensar que llegarían después dos décadas terribles para esta Tierra de Gracia. Sin lugar a dudas, se trata de una pieza hilvanada a partir de una especial selección de las obras del austríaco Thomas Bernhard. Es, pues, un teatro de texto, preñado de reflexiones filosóficas y de una crítica virulenta al viejo “establecimiento” europeo, ese que no se hundió ni con dos guerras mundiales ni con las hordas nazis ni con las huestes comunistas. Nosotros, que no conocíamos de la existencia de este autor, hemos quedado interesados en leer más cosas suyas, porque nos recuerda a los textos teatrales y a las reflexiones filosóficas de Samuel Beckett y Eugene Ionesco, y un tanto a los existencialistas sartreanos y camusistas. Todos ellos denunciaron el tedio de la civilización occidental, esa que ha llegado en gotas a los latinoamericanos, pero que tiene su mayor presencia, especialmente, en el cine y la novelística francesa. Se trata, pues, de un espectáculo sobre la decadencia de la sociedad europea, que no es lo mismo que la decadencia de la sociedad latinoamericana, donde todo está por empezar, donde no se ha definido todavía si se vive en libertad o bajo una tiranía. No es fácil este montaje, pues son casi 100 minutos de actuación pausada, lenta, llena de intervalos y de unos cuantos gestos grandilocuentes. Es un teatro muy calmado que se acerca a la barrera del aburrimiento, cosa que no se le pueda aceptar nunca al teatro, pero gracias a Carlos Canut se soporta hasta el final. ¡Gracias!

jueves, abril 20, 2006

Futura fiesta

Desde aquel 6 de abril llevamos 37 años tratando de sacarnos del corazón a nuestro país de origen. Pero cada vez que vemos una manifestación de las artes escénicas, que bien puede ser teatro, danza, cine o televisión, llegan a nuestra memoria, en artera conspiración con la loca de la casa o la imaginación, las imágenes de un pasado que se hace presente y debemos pellizcarnos para volver a la cotidiana y dura realidad en que navegamos, recuperar el pulso y proseguir. En síntesis: es imposible evadir lo que somos y seremos hasta más allá de la inevitable frontera final. Escribimos esto porque no salimos de nuestro asombro ante el crecimiento del Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá, el cual culminó el pasado domingo, tras la participación de 54 compañías extranjeras y unas 150 agrupaciones colombianas. Evento que detuvo por 15 días la violencia cotidiana, evento que el inolvidable Carlos Giménez también ayudó a crear.Aquel festival ha sido tan importante, junto con las nueve entregas anteriores, que El Tiempo, el principal diario de Colombia, publicó, el lunes 17 de abril, su editorial El futuro del Festival, el cual transcribimos para que sirva de espejo a las instituciones venezolanas:
"Anoche, después de la espectacular presentación del grupo alemán Pan Optikum en el parque Simón Bolívar, hubo que resignarse a decir con tristeza: se acabó la dicha. Al cabo de dos mágicas semanas, que convirtieron a Bogotá en una ciudad distinta, finalizó la décima edición del Festival Iberoamericano de Teatro, con éxito tan contundente como el de las anteriores, tanto que dan ganas de parafrasear la antigua sentencia inglesa: ¡el Festival ha terminado, viva el Festival! Sin embargo, hay una cuestión que no se debe dejar pasar: es imperioso abrir la discusión para que un evento como éste, consolidado nacional e internacionalmente, cuente con una financiación estable y predecible, que no dependa del esfuerzo de una persona".
"Hasta ahora, el Festival existe por la enérgica y ejemplar labor de esa persona ­Fanny Mikey­ y su grupo de abnegados colaboradores. Cada dos años, cuando Bogotá se convierte en una ciudad que produce orgullo entre sus habitantes y sana envidia en los demás, ello es posible gracias al trabajo silencioso, a menudo ingrato, de quienes, desde hace 18 años, pasan las duras y las maduras, en cada ocasión, para conseguir con la empresa privada, el Gobierno Nacional y la Alcaldía Mayor el dinero que permita que el Festival siga funcionando. En la edición especial que hizo la revista El malpensante, a propósito del Festival, su director, Andrés Hoyos, abrió el debate declarando que no es justo que las cosas sigan así y proponiendo que la financiación completa del evento la asuman, por ley, el Gobierno Nacional y el local, por mitades. De la discusión, que se ha adelantado por listas de distribución de correo electrónico y en la cual han participado el ex director de la Biblioteca Luis Ángel Arango, Jorge Orlando Melo, y otros, van quedando algunas ideas."
"En primer lugar, parece clara la necesidad de que el Festival cuente con una financiación estable, que no dependa de la energía ni la capacidad de gestión o de ruego de su organizadora. En segundo lugar, tal financiación debería tener cuatro componentes. Por un lado, el Gobierno Nacional, a través del Ministerio de Cultura; por otro, la Alcaldía de Bogotá quizá con un mayor aporte, pues la ciudad es la primera beneficiada con el Festival; luego, el público de estratos altos (la mayor parte de los espectadores en salas), que pondría su parte vía el pago de buena parte de las 380.000 boletas que se calculaba se venderían en esta edición; y, por último, la empresa privada, a través de contribuciones voluntarias como las que se vienen haciendo".
"Se pueden discutir las proporciones de los aportes de cada uno, o los mecanismos para lograrlos e incluso si es conveniente que el Estado central y el Distrito asuman o no todos los gastos. Se han propuesto, por ejemplo, exenciones de impuestos para las empresas que aporten (lo cual podría aplicarse no sólo al Festival, sino a toda contribución al arte, la cultura y la investigación, como en otras latitudes). Se lanzó, también, la idea de destinar por ley un porcentaje de las regalías del carbón para que la contribución del Estado a estos rubros ­y al Festival­ sea más alta, permanente y esté financiada. En fin, ideas y propuestas hay. Lo importante es que la discusión llegue a definiciones concretas para que los nubarrones de la incertidumbre económica dejen de pesar, cada dos años, sobre un evento que se ha convertido ya en patrimonio de todos los colombianos, no sólo de los bogotanos".

martes, abril 18, 2006

Celestina 2006

La tozuda Carmen Ramia aplaudió frenéticamente en la sala de conciertos del Ateneo, aquella noche del viernes 14 de abril. Se paró de su silla, cual si un resorte la hubiese impulsado y tras de agarrar nuestra mano izquierda y halarnos hacia los camerinos, nos dijo: “esto ha sido maravilloso, yo quiero conocer a estas mujeres y seguramente hasta las invitaré el Segundo Festival Mundial de Miami, porque es una pieza adecuada para el público de Florida”. Fuimos, pues, testigos de un hecho que no es frecuente en los epílogos de las funciones teatrales criollas, ni mucho menos durante la programación normal de un Festival Internacional de Teatro de Caracas. Pero ocurrió y habían otras personas presentes.
El encuentro de Carmen Ramia con las actrices Gabriela Murria y Aída López, quienes habían hecho posible el desopilante espectáculo Las chicas del 3.5” floppies, fue visiblemente emotivo. Porque más allá del plausible talento histriónico de la pareja de artistas mexicanas, estaba el hecho de que una mujer venezolana, corajuda combatiente por lo suyo y por la cultura venezolana -ella recibió de Carlos Giménez la obligación de no dejar morir los Festivales Internacionales de Teatro de Caracas- les daba personalmente su solidaridad de género y les manifestaba su reconocimiento ante la valentía que demostraban al actuar una pieza que es una bofetada a la machista sociedad mexicana, ya que ahí se denuncian cosas como la prostitución, el tráfico de drogas y hasta la lenta destrucción de una sociedad que sí esta siendo absorbida y suplantada por la famosa globalización. Esa acelerada transculturización que precisamente comenzó con La Malinche, en el siglo XVI y que hasta ahora nada ni nadie logra detenerla, aunque los intelectuales, los artistas y hasta unos cuantos políticos latinoamericanos no dejan de denunciarla. ¡Pero aquello parece que no se detiene nunca!
No sabemos si Carmen Ramia invitará finalmente a la emocionada gente de la mexicana compañía Dramafest para que acudan, durante los próximos meses de octubre o noviembre, a Miami, y logren mostrar ahí su excelente espectáculo Las chicas del 3.5” floppies. Pero de lo que sí estamos seguros es de que esa parejita de mujeres-actrices le movieron el piso a otra mujer, que también combate desde su trinchera contra la injusticia y pone su granito de arena para que la cultura sea un pan para muchos venezolanos, además de otras microbatallas que ella adelanta.
Las chicas del 3.5” floppies es un texto experimental y por ende inacabado de Luis Enrique Gutiérrez Ortiz Monasterio (Guadalajara, México,1968), quien utilizando a la majestuosa pieza La Celestina, de Fernando de Rojas, incursiona en el tema de la prostitución y plasma, en menos de 80 minutos, a dos mujerzuelas cocainómanas en medio del fango social y moral donde viven, pues son ficheras o putas de barra en una discoteca que además es una especie de cyber café; damiselas que libran una batalla contra sus vicios y al mismo tiempo luchan para salvar a sus pequeños hijos, mientras tratan de encontrar a unos hombres que las rescaten y las lleven a vivir decentemente. Pero lo que consiguen es una organización de narcotraficantes y asesinos que las usan y las eliminan después. Al tiempo que otras hetairas las sustituyen en el hotelito o pensión para meretrices donde se desarrolla la acción. Todo esto ocurre mientras el público ríe y aplaude frenéticamente, porque esta montada en ritmo de comedia, tanto por las situaciones como por el mismo trabajo actoral.
Es posible que esta obra de Gutiérrez Ortiz Monasterio necesite un “poco mas de carne”, un tanto de mayor densidad en su texto. Pero lo que es impecable es la puesta en escena, la inteligente solución cinética que el director John Tiffany le da a la obra, gracias a la utilización de las tareas físicas de los personajes (una limpia el piso con un coleto cual si fuese una versión femenina del mito de de Sísifo y la otra en lenguaje y situaciones cantinfléricas brama por una línea de coca). Además el trabajo actoral es un verdadero reto entre estas dos actrices: una limpia el piso y se erige en rectora de los actos de la compañera cocainómana, mientras que la otra le replica con la conducta ambivalente y de negro humor al estilo de un Beckett tropical.
Ojalá que este espectáculo pueda ser exhibido a lo largo y ancho de América, ya que ahí muestra un ángulo amargo como es la prostitución asociada con el narcotráfico, una verdadera bomba-sólo-mata-gente que elimina a diario a miles de personas y arruina así el desarrollo de un continente, donde el más importante recurso, que es el humano, es desechable, ya que hay gente que lo quiere sin habitantes útiles e inteligentes, porque así hay menos dolores de cabeza y además sus reservas minerales no se explotan sino que quedan para unos pocos.
¿Cumplirá Carmen Ramia su oferta para luchar contra esos dos terribles vicios?

lunes, abril 17, 2006

Sendas rayas

Nadie tiene la exclusividad del teatro bien hecho o del mal realizado. Recordamos esto porque es frecuente en las ediciones de los Festivales Internacionales, ver algunos espectáculos que en Venezuela nadie se atrevería a mostrar ante su público, ya que los teatreros criollos son muy rigurosos con sus producciones, aunque en ocasiones hacen protagonizar a sus amigos o amigas sin que sean los intérpretes adecuados, y, como siempre les va mal, denigran de los críticos o los periodistas. Así hacen cierto aquello, una vez más, de que los artistas no son amigos de nadie, muchos menos de los que evalúan o difunden sus labores. No son capaces de asumir sus errores y por eso nunca pasarán a la historia. Serán referencias negativas, más nada. Nos referimos a un sector del conglomerado, porque la otra parte es sufrida y muy paciente... hasta que les llega su turno de disfrutar el poder... ¡Cuándo serán otros diferentes!
¿Y por qué se exhiben montajes maltrechos en un encuentro como el de Caracas? Hay diversas respuestas, pero, como aprendimos de nuestras abuelas, “después de ojo sacado...no hay Santa Lucía que valga”. Hay que pedirle a Dios que los futuros “programadores” mejoren el gusto o cambien el DVD para el próximo evento... si es que lo hacen. Hacemos este reclamo, cuando ya el XVI Festival Internacional de Teatro de Caracas (Fitc) ha culminado y viene el proceso de revisar lo que no se hizo bien y lo que si valió la pena. Tiempo es también de pagar las deudas y de unos cuantos actos de contrición, como aquel de haber llevado a la sufrida y robada Antonia San Juan al monstruoso auditorio del Aula Magna para que soltara su monólogo sin contar con los básicos apoyos técnicos.
Por ahora, lo único verdaderamente notable del Fitc fue la presencia del venezolano Moisés Kaufman y su espectáculo I am my own wife, un modelo de cómo se escribe una pieza para el siglo XXI, cómo se actúa y cómo se dirige hasta obtener un espectáculo inobjetable. Lamentable es que este artista no trabaje en su país y tenga que ganarse la vida en USA, pero es explicable porque allá disfruta de otro nivel de existencia y más seguro. Su presencia en Caracas con un espectáculo exitoso en el circuito Broadway le salió bien caro a los organizadores del evento, especialmente por las exigencias técnicas de la producción, además de los 30 mil dólares por los honorarios o los aportes a la “coproducción”. ¡Bravo... eso estuvo bien!Entre los espectáculos desangelados hay, por ahora, dos: La noche árabe y Celeste Flora, presentados, respectivamente, por Colombia (coproducción Goethe Institut/Adela Donadio y Casa del Teatro Nacional) y España 2 (Teatro Albanta). El montaje colombiano permitió conocer el trabajo dramatúrgico del alemán Roland Schimmelpfennig, quien para echar su cuento sobre las peripecias de los habitantes de un edificio multifamiliar -donde una bella mujer sueña que era una concubina más en el harén de un jeque árabe- propone que los actores, además de tirar sus líneas, deben narrar previamente sus acciones o las de sus antagonistas, deben explicar lo que las didascalias proponen. En pocas palabras: perifonean una especie de radioteatro pero ante un auditorio aburrido por la lentitud del tiempo escénico y que no se levanta de sus sillas porque hay una damita en cueros que sueña y además es sonámbula y como el deseo es libre... pues esperan que pase algo más. Ese espectáculo en un café-concert, de esos que pululan en Bogotá, sería un exitazo por lo que promete visualmente, más nada. Que el buen teatro colombiano haya estado tan mal representado es lamentable, pero es que allá también se cometen errores.
La otra “perla falsa” vino de España y de la mano de Pepe Bablé. Es una obra sobre una asesina y su psiquiatra, dos féminas que juegan a la verdad, pero que al final terminan casi enamoradas por esa complicidad de género que se da cuando dos mujeres se cuentan sus cuitas y otras menudencias. La obra, firmada por Juan García Larrondo, es un verdadero plomo por su estructura anticuada y su exagerada narración, además carece de una puesta en escena más audaz. Todo lo que dicen es obvio y no tiene intriga, todo se deduce a la entrada. ¡Cero y van dos!

lunes, abril 10, 2006

Trilogía contra la desmemoria

Sólo se puede escribir bien de lo que bien se conoce, aseguran los maestros. Y en el caso de César Rengifo (Caracas, 14 de mayo de 1915, 2 de noviembre de 1980), quien además fue un destacado pintor, dejó 40 piezas teatrales casi todas publicadas y montadas en Venezuela y el exterior. Como reconocimiento a su talento en este ámbito artístico, recibió en 1980 el Premio Nacional de Teatro, meses antes de su mutis. La guerra federal y el drama de la explotación petrolera fueron sus temas predilectos, y para esos dos temas dejo sendas trilogías. En su pieza Las torres y el viento, como lo afirma Carmen Mannarino, sintetizó en el preámbulo para la presentación de la obra, el valor de las torres de petróleo y el viento en los pueblos donde la explotación del mineral ha cesado: “Torres destruidas y viento. He ahí para muchos venezolanos lo que queda del petróleo”. Como frustración de la riqueza fácil o decepción por el inalcanzable Dorado, las torres en abandono y el viento pasando libre entre las viviendas abandonadas, resulta, por la fuerza de sus significaciones, casi un personaje. Es una de las obras más resaltantes del teatro de Rengifo, la cual fue llevada a la escena por el Teatro Universitario de la UCV, en los tiempos de Herman Lejter, hacia 1975. En 1989, sus obras completas fueron recogidas y publicadas en ocho tomos por la Universidad de Los Andes.con la anuencia de su viuda Adela de Rengifo,quien aún cuida de su legado.
Padre de la modernidad
El 2 de noviembre de 1980 murió César Rengifo, considerado con razón “El padre de la dramaturgia moderna venezolana”. Lo demuestra no sólo su crecida producción, no menos de 40 piezas, sino la forma como abordó, con crudeza y haciendo gala de un estilo no exento de poesía, la realidad de su país, haciendo énfasis en lo social, porque para él la estética que no revindique al pueblo, carece de función y contenido, como lo afirma Rafael Salazar.
Rengifo, preocupado por la explotación petrolera y el daño que dejaba la maligna conducta de las empresas transnacionales y las displicentes conductas de los gobiernos nacionales de turno, realizó a lo largo de su vida -falleció a los 65 años- una “trilogía del petróleo”, piezas que al lograr verlas puestas en la escena, le permitió reescribirlas incluso, donde analizó y cuestionó la explotación petrolera y sus graves consecuencias sociales. Eso lo llevó a dejar como legado El vendaval amarillo , El raudal de los muertos cansados y Las torres y el viento, donde advertía las frustraciones de un amplio sector de la sociedad venezolana por el sinuoso destino de la renta petrolera, además de la muerte lenta de la agricultura y el éxodo de los campesinos a las grandes ciudades para buscar un destino incierto o esquivo, al tiempo que señalaba la incesante sustitución de la cultura nacional por una foránea, “bien servida” por todos los medios de comunicación.
En tres actos concibió El vendaval amarillo, cuya acción escénica transcurre en un lugar del estado Zulia, entre los años 1938 y 1939, una zona que sacrificó su explotación agraria y lanzó, sin destino alguno, a los campesinos, al tiempo que sus poblados eran destruidos. Denuncia con sus diez personajes populares cómo los terratenientes fueron vendiendo, sin contemplaciones, sus haciendas para que las compañías petroleras iniciaran y avanzaran en la búsqueda de “el estiércol del diablo”. Antonio, uno de los personajes, dice: “Pues, que eran ciertos rumores. Los dueños vendieron sus haciendas a las compañías, dicen que por un dineral… Parece que por debajo son puro petróleo”.
Esta pieza, como las otras dos, fueron producidas y exhibidas ante un público absorto por las denuncias ahí plasmadas, pero más nada. La destrucción avanzó y solo queda el recuerdo de los hechos reales que el autor poetizó en su teatro.
Un pensador marxista, como era César Rengifo, no podía dejar pasar la oportunidad de inmiscuirse en la vida privada de los empleados estadounidenses de las petroleras, desnudarlos de sus supuestos ropajes de dignidad y mostrarlos como unos asesinos desalmados. Eso lo logró con El raudal de los hombres muertos cansados, que la hizo conocer en el año1969. Ahí accionan tres personajes extranjeros, pertenecientes a un campo petrolero del oriente del país, y unos diez obreros y operarios. Se muestra cómo se va urdiendo una serie de intrigas entre los petroleros para quedarse con un cargo burocrático que les permitirá ganarse unos cuantos miles de dólares más, aunque para ello tengan que matar o sacrificar al personal que trabaja para ellos, al tiempo que la explotación petrolera avanza y se lleva por delante a los mismos obreros.
“Morris”, un apellido gringo que lo dice todo, exclama, en una de sus intervenciones, esto que no requiere de mayores análisis: “¡Usted se ha dado cuenta! En este país lo dominamos todo e influimos sobre todo. Tenemos gente en el gabinete y en los organismos oficiales… La mente de todos piensa con nosotros. Somos los dueños absolutos de este inmenso negocio…”.
El autor cuenta además la trágica historia de unos indígenas que fueron masacrados por la empresa explotadora del crudo y los fantasmas de las víctimas orbitan en el campamento y alientan las tragedias íntimas y generales de todos los personajes de carne y hueso de la obra como tal.
Diez años antes de su muerte, entregó Las torres y el viento la más poética y la más completa pieza de su trilogía petrolera. El autor escribió que “un país sin memoria requiere los testimonios de las víctimas de la inmisericorde explotación petrolera. Esa sería la respuesta para quienes pregunten el porqué de esta pieza. La alucinación de todo cuanto ha ocurrido y corre la llevamos en la sangre la generación del petróleo y la que ha llegado cuando él comienza a negarse en las oscuras vertientes”.
Puede lucir apocalíptico en sus apreciaciones sobre las maldades de la explotación inclemente, pero él era un poeta y además había hecho suficientes investigaciones de campo para escribir la obra que cierra su trilogía.Es por eso que advierte a las generaciones futuras que “una herencia de pozos muertos, de tubos carcomidos, de mechurrios apagados, de cruces, cruces, cruces... cae como sentina inútil sobre quienes andan en procura de caminos y ansiosos de quebrar el espejismo negro, de saltar el torbellino trágico, de superar la locura impuesta, de regresar a la tierra verde, ya despojada de la red y la cadena”.
Las torres y el viento, que vendría resumir e incrementar todo lo propuesto en sus dos anteriores piezas, transcurre en una región selvática cercana a Mene Grande, estado Zulia, entre 1914 y 1980. Es una pieza donde lo presente y el pasado coexisten de tal manera que el espectador debe quedar impactado, no sólo por la lucha de sus personajes, casi todos sacrificados ante ese dios pagano de la explotación petrolera, sino porque ya aparecen los primeros vestigios una rebelión popular contra la destrucción del campo, la ruina de sus habitantes y la riqueza sin parangón de quienes mataron a etnias indígenas con tal de sacar su oro negro, apoyados por gobiernos títeres o débiles, según como se les mire.
Uno, de los múltiples personajes de la pieza, identificado como “Muñeco” dice: “En su cabeza debe entrarle la idea de que esto hay que explotarlo… Sembrar torres, meter taladros, talar bosques, destruir sementeras… la riqueza que vendrá luego no les cabrá en las manos y los baúles. ¡Téngalo por seguro!”.Otro “Muñeco” es mas rotundo: “¡Y al carajo ustedes, mozo; al carajo los indios, los conuqueros, al carajo todos! ¡Que avancen las torres y la plata y usted musiú! ¡Que avancen! ¡Yo las defiendo, carajo, porque yo amo el progreso!”.
Profeta
¿Sería chavista Cesar Rengifo si hubiese sobrevivido a sus dolencias físicas, que no eran pocas? No sabemos, porque eso que él denunció en sus obras, no era de su exclusividad, sino que ya el resto la inteligencia venezolana, especialmente la de izquierda. Luchaba para detener el proceso desgastador que durante un gran parte del siglo XX significó la explotación de los hidrocarburos. No hay que ser chavista para execrar los abusos cometidos, no sólo por las empresas sino por los gobiernos títeres.Lo único cierto es que todo lo que él advirtió se cumplió y que al final el petróleo terminó por ser controlado por el Estado venezolano al desencadenarse una serie de cambios en la conducción política del país, pero las secuelas de los malos años no ha podido curarse todavía, ni los muertos inocentes resucitarán jamás.Él hizo lo suyo al escribir su teatro, pero muy pocos con poder político le hicieron caso y las consecuencias están a la vista, porque “ya no somos un país independiente económicamente. Junto con el alud del capital extranjero, explotador, nos llega también una pseudo civilización estandarizada. Y junto a los ranchos, habitados por gente depauperada y sin ninguna cultura, aparece la pseudocultura del petróleo”.

jueves, abril 06, 2006

Allende en Nueva York

Desde esta noche y hasta el próximo 23 de abril, en el Theater for The New City, en Nueva York, se estará exhibiendo el unipersonal Allende/The Dead of a President, del argentino Rodolfo C. Quebleen, actuado y dirigido, respectivamente, por los colombianos Ramiro Sandoval y Germán Jaramillo, y producido por Crystal Field. Se trata de una recreación sobre las últimas siete horas del presidente chileno en aquel martes negro del 11 de septiembre de 1973,
Quebleen explica que ese 11 de septiembre lo marcó con el mismo fuego que lo hizo con muchos chilenos. “Había seguido la trayectoria de Allende y estaba consubstanciado con sus ideas: la explotación de las riquezas de un país por entes foráneos es una vejación a la nacionalidad que conlleva la depredación económica. Él estaba dispuesto a recuperar para Chile lo que le pertenecía y que desde décadas atrás se lo estaban robando y por ello, debió morir, sin importar si su muerte fue suicidio o crimen. De cualquier manera, cuando técnicamente se convierta en Historia, será un crimen histórico. Otros presidentes con imagen de duros, léase dictadores, como Perón, Pérez Jiménez, Batista, etcétera, fueron incapaces de luchar hasta las últimas posibilidades de hacerlo y después enfrentar los tribunales de sus vencedores y huyeron y vivieron cómodamente en el exilio”. Allende, explica Quebleen, además de rechazar el derramamiento de sangre, respetó su dignidad y cumplió con su decisión de no renunciar. “Para algunos su muerte fue un acto de arrogancia. Para mi, no. Pasados algunos años, aun con Pinochet en el poder, él comenzó a diluírse como figura permanente en el quehacer de la vida chilena. Esto me provocó una reacción contraria y comencé a pensar en escribir una novela o un teatro, pero no estaba seguro. Hasta pensé en un guión cinematográfico. Durante la dictadura de Pinochet entrevisté a muchas personas que lo habían conocido personalmente y que pasaban por Nueva York. Un día, el actor y director argentino Nino Roger, que vive en Puerto Rico y con quien me une una amistad de 30 años y quien hizo un espectáculo con poemas y textos míos relacionados con América Latina y Vietnam, en Nueva York, me propuso que le escribiera un monólogo. Sin saberlo me había dado la clave para indicarme qué debía hacer. Terminado el segundo borrador, circunstancias inesperadas lo obligaron a desistir del proyecto. Pero eso no me incluía y además era más notoria la bruma que rodeaba a Allende y el deseo mío de combatir esa para mi injusticia”.
“Tenía que seguir adelante y apareció otro amigo, Alberto Minero, miembro del Directorio de Theater for the New City, quien me presentó a la productora ejecutiva Crystal Field. Se pensó inmediatamente en una traducción y estando la misma en progreso, se le dio la primera parte a Murray Abraham, ganador de un Oscar por su actuación en Amadeus, pero no pudo identificarse con Allende. En el teatro ya se había pensado en Moisés Kaufman para que dirigiera, no se si él lo llegó a saber. Apareció la desazón para mi, pero no para Minero que me dijo que había que insistir. Me inyectó terquedad. Energía para golpear puertas y olvidar los ‘olvidos’. Así surgió el encuentro con Germán Jaramillo, que ya había hecho La virgen de los sicarios y estaba en Nueva York con un par de proyectos teatrales. Leyó el monólogo la misma noche que se lo di y al otro día me dijo que estaba dispuesto a dirigirlo.Se empezaron a golpear nuevas puertas y al mismo tiempo a alimentarse una amistad personal muy estrecha. También con Ramiro Sandoval, el actor, que me recrimina cariñosamente el haberlo metido en un tremendo enredo. Lo mismo sucede con el resto de los componentes del equipo. Somos amigos. Trabajamos en equipo, aunque no les gusta mucho que yo vaya a los ensayos, pero yo comprendo y no me enojo. Después de finalizar en Theater for the New City se llevará el monólogo a los claustros universitarios, ya hay propuestas de la Universidad de Buffalo y del City College de Nueva York. Ramiro Sandoval recibió una invitación para el Festival de Roma. La obra entrará en repertorio y calculamos unas 300 funciones en total. Tengo entendido que en Venezuela hay interés por montarla. He oído voces desde Chile y Argentina. Pero me agradaría que el próximo estreno fuese en Caracas,al parecer Alberto Ravara está interesado”.

miércoles, abril 05, 2006

Llegó el futuro

Por supuesto que sí es teatro lo que la agrupación Estados Unidos-Eslovenia está exhibiendo en el XVI Festival Internacional de Teatro de Caracas 2006, en la atípica sala Río Teatro Caribe, en San Bernardino. She said es un teatro que todavía no se produce aquí en Venezuela y eso funciona en dos direcciones: a favor o en contra, por parte del público. Se trata de un texto recitado en inglés y de manera coral, inspirado en Détruire...dit-elle de la francesa Marguerite Duras, donde hay tres actores-bailarines-gimnastas (en el programa de mano no aparecen sus nombres), y un director (Ivan Talijancic) que realiza una trepidante puesta en escena polivalente y con tecnología multimedia, además de una traducción simultánea al castellano. Es como una especie de juegos para PC, pero que aquí es desde un escenario teatral. Además es un espectáculo en blanco y negro, como pocas veces hemos visto, que dura 45 minutos exactos.
La agrupación WaxFactory, realizadora del espectáculo, She said, admite que su trabajo se logra sobre un escenario desnudo que simula un túnel futurista. Ahí plasman una incansable secuencia de impresionantes imágenes, diseñadas por algunos de los más prometedores talentos visuales y digitales de Europa y arropadas por ambientes sonoros creados por el renombrado dúo electrónico esloveno Random Logic. Busca llevar “el sublime lirismo existencialista de la escritora Duras”, con un impactante híbrido futurista de instalación artística y exigencia actoral. Eso lo hacen integrando el extenso uso de tecnología, lenguaje y movimiento.
Desde su formación en 1998, WaxFactory se ha consolidado como uno de los grupos multidisciplinarios de Nueva York más activos internacionalmente.Ha creado instalaciones, performances, películas y videos que conforman una innovadora mezcla de actuación, audiovisuales, diseño arquitectónico y de modas. Junto a piezas creadas para locaciones muy poco convencionales, WaxFactory hasta ahora ha presentado obras como Lulu, Cleansed, Lady from the sea, Moliere's Monster y Story of Rats, ante auditorios internacionales como el Ica de Londres, el Museo Gulbenkian de Lisboa (Portugal), el Sommer Szene de Salzburgo (Austria), Oltre 90 (Milán, Italia) y Mess (Sarajevo, Bosnia). Y por primera vez vienen a confrontarse con el público de Caracas.
Para los críticos de Nueva York, como David Cote de la revista Time Out, este montaje es “una pieza plena de tretas aurales y visuales, tales como alucinantes proyecciones de video y un diseño sonoro de ambiente industrial, cuyo efecto combinado es parte un viaje de ciencia ficción y parte una banda sonora existencialista muy experimental”. Según Jonathan Kalb, del diario The New York Times, “las identidades de los intérpretes se presentan fluídas en escena y se comportan con gran sensualidad y un distanciamiento de gran formalismo. A veces, el trío se debate entre sí en una pugna para elevarse desde el piso, iluminado este por una pulsante luz estroboscópica que confiere al movimiento una misteriosa y sincopada armonía que evoca el crecimiento de las plantas en las fotografías tomadas con amplios lapsos de tiempo”.
Para nosotros, este She said no es el teatro que nos gusta ver cotidianamente, a pesar de las fantásticas imágenes que se consiguen en la escena, cual si fuese una versión teatral de una película al estilo Matrix. Sin embargo es muy interesante lo exhibido porque demuestra todo un proceso de conceptualización y de su materialización en escena. Es, pues, She said un trabajo plausible que han traído, desde Estados Unidos las compañías Wax Factory, Cankarjewv Dom y Mini Teater, porque ahí hay un trabajo altamente creativo, una búsqueda de un lenguaje teatral a partir de la hibridación de otras expresiones artísticas. Habría que esperar a ver qué logran más adelante con texto más dramático, aunque de antemano se vislumbra que adaptarán a sus códigos teatrales todo lo que les caiga a la mano. La guía telefónica de Nueva Yorsería un delicioso platillo escénico si insisten en ello.
Este teatro futurista no es de fácil reproducción en Venezuela, por las condiciones cómo se hace aquí el teatro, en su más simple estilo o condición. ¿Cuántos criollos tienen una tentación similar? No sabemos, pero todo se puede casi comprar o casi copiar!

Doug Wrights utilizó Método Sundance

Doug Wright, el dramaturgo de la obra I am my own wife, el espectáculo más exitoso del XVI Festival de Teatro de Caracas 2006, se fue enamorado de la capital venezolana y con la promesa de regresar para dejarse “estremecer mucho más por la belleza natural de este hermoso país, especialmente después de conocer, fugazmente, el monte Ávila y la belleza de los cayos Los Roques y sus playas paradisíacas”.
El estreno del unipersonal I am my own wife, bajo la dirección del venezolano Moisés Kaufman, el pasado sábado en la Sala Anna Julia Rojas, contó además con la presencia de ese escritor que había conquistado un premio Pulitzer y el premio Tony 2004 por dicho texto, entre otros galardones recibidos en Estados Unidos, precisamente por esa pieza inspirada en la vida real del travesti alemán Charlotte von Mahlsdorf (Lothar Bernfelde, 1928-2002) y todas las situaciones rocambolescas que tuvo que sortear hasta que murió.
Doug -que es la contracción de su nombre Douglas- Wright (Dallas, 1963), por intermedio del joven traductor venezolano Andrés Briceño, explicó que a raíz de la caída del Muro de Berlín, a partir del 9 de noviembre de 1989, la prensa alemana comenzó a publicar una serie de reportajes sobre personajes que habían sobrevivido a los horrores de la cruel dictadura comunista y entre ellos estaba, precisamente, una saga sobre el más famoso travesti y coleccionista Charlote von Mahlsdorf, “un personaje fenomenal por todo lo que hizo cuando los nazis y los comunistas gobernaban a su país y las habilidosas formas que utilizó para quitárselos de encima y seguir viviendo”.
“Un amigo mío, que era reportero en el Berlín de ese entonces, me llamó y me dijo, conminatoriamente, que yo tenía que conocer a ese personaje, ya que era teatralizable. Fue así que armé un viaje a Berlín, y lo conocí y lo cuadré para una entrevista, la cual comenzó, a las diez de la noche, del 2 de enero de 1993, con un grabador, por supuesto. Todas esas entrevistas, grabadas, culminaron hacia 1995, pero continuamos manteniendo contactos telefónicos y por carta hasta su muerte en el 2002. Fueron dos largos años de trabajo, inolvidables”, explicó el dramaturgo.
Admitió Wright que la aparición de los documentos de la Stasi (policía secreta del derribado régimen comunista de la otrora República Democrática Alemana), donde aparecía Charlotte señalada como colaboracionista o espía a favor de ese gobierno totalitario, lo obligaron a cambiar la estructura del texto teatral que él preparaba, “ya que esas acusaciones contra Charlotte me dieron el punto dramático que uno siempre persigue cuando se escribe una pieza teatral. Eso era lo que me hacía falta y llegó de una forma fortuita, porque esas revelaciones sobre su pasado turbio con la Stasi, su doble juego, le alteraron gravemente la vida a Charlotte y al final provocaron que emigrara a Suecia, hasta que murió en el año 2002. Se fue huyéndole a los problemas con las juventudes neonazis germanas”.
Cuando ya tenía listo un primer borrador sobre la que sería, con el paso del tiempo, su I am my own wife, Wright buscó la forma de hacer un taller intenso para perfeccionarlo y buscar la fórmula más expedita para llevarlo a la escena, ya que no quería perder la oportunidad de exhibirlo, teniendo en cuenta la historia del personaje central y todo lo que había ocurrido con él. “Fui al Festival de Sundance y me explicaron lo que tenía que hacer: buscarme a un director en quien confiara y con un actor al que amara. Me reuní con el actor Jefferson Mays, a quien conocí en la Universidad de Yale, donde estudiamos, y quien había actuado en una pieza mía, y con Moisés Kaufman, a quien ya había conocido cuando estrenó su pieza Gross Indencency: The three trials of Oscar Wilde .Los tres fuimos a Sundance, en el 2000, y de ahí brotó lo que después estrenamos, hacia el 2003, en Nueva York, y que ahora vosotros los venezolanos han podido evaluar. Es la consecuencia de un largo trabajo, donde conté con buenos amigos, y con toque de fortuna”.
Sobre las reacciones del público estadounidense e inglés donde han exhibido hasta ahora la pieza, Wright considera que los comentarios del público han sido entusiastas y que los críticos han escrito páginas maravillosas y además le han dado premios. “Ha sido un toque de fortuna y creo que tendremos más funciones por mostrar. Vamos a Irlanda y después a Australia”.
Reveló Doug Wright que actualmente se exhibe en Nueva York un espectáculo musical, Grey Gardens, en la sala de Playwrights Horizons, cuyos protagonistas son los famosos actores, ganadores de los premios Oscar, Philip Seymour Hoffman (era Truman Capote en Capote) y Reese Witherspoon (era Juane Carter Cash en Walk the line). “Yo soy el autor de los textos, basados en hechos reales y están relacionados con un sobrino y una tía de Jacqueline Kennedy, quienes vivían pobremente en una vieja mansión y al final enloquecen. Esa pieza se escribió de otro modo diferente al que utilicé para I am my own wife. Yo hice el libreto, pero mis colegas hicieron la música y la lírica de las canciones”.
Grey Gardens se exhibe en la misma sala donde, en la temporada del 2003, comenzó a mostrarse I am my own wife. ¿Se repetirá ese toque de fortuna del cual Wright habla?

martes, abril 04, 2006

Moises Kaufman triunfó

Moisés Kaufman (Caracas,1963) materializó uno de sus más caros anhelos: retornar desde Nueva York y mostrar en el escenario de la Sala Anna Julia Rojas, dentro de la programación del XVI Festival Internacional de Teatro, una de sus más recientes creaciones que lo enorgullece: I am my own wife.Tuvo obstáculos para que su función inaugural contase con las exigencias básicas de una producción al estilo Broadway, pero finalmente la organización del Fitc estuvo a la altura del compromiso artístico y patriótico y así esa función -la 500, según las cuentas del productor- salió tan perfecta que el público no se molestó por la traducción simultánea al español y quedó muy satisfecho con lo exhibido: un alegato artístico, contra las discriminaciones de cualquier índole y una didáctica advertencia sobre por qué hay que luchar siempre por la libertad, aunque a veces se pierde la tranquilidad o la vida misma. ¡Sin libertad no hay vida seria posible!
Hace 20 años, Kaufman era Alcestes, el protagonista de El Misántropo, de Moliere, dirigido por Fernando Yvoski, y ahora es todo un reputado director que, desde los años 90, se ha convertido en uno de los creadores más importantes para la cultura estadounidense. Gracias a sus piezas o montajes Gross indecency: The three trials of Oscar Wilde y The Laramie Project se catapultó a Broadway donde estuvo nominado por la dirección de su espectáculo I am my own wife, el cual obtuvo los premios Tony 2004 para la mejor obra (escrita por Doug Wright), y el mejor intérprete: el primer actor Jeffeson Mays.
I am my own wife (estrenada en la temporada neoyorquina del 2003), la cual se podrá ver por última vez esta noche, ha permitido que en Caracas ya nadie dude del talento del director Kaufman, de su técnica para conducir a un actor a puerto seguro y de su visión creadora de un espectáculo total, donde nada está a la deriva, donde todo está controlado, donde a partir de elementos realistas y naturalistas crea una atmósfera de alucinante hiperrealismo fantástico. Y logra así conducir a los espectadores por la vieja casona berlinesa del travesti alemán Charlotte von Mahlsdorf (Lothar Bernfelde) para presenciar sus visitas guiadas con los turistas o escuchar las truculencias sobre sus aquelarres homoeróticos en el sótano de su museo, que preserva aspectos de la cultura germánica de finales del siglo XIX y principios del XX. Gracias, pues, al verismo multifacético de su extraordinario actor, al preciso juego de la iluminación, que es “el segundo personaje en escena”, y a la estructura precisa y ordenada, cual si fuese un gran reportaje, de la obra misma, concebida por Doug Wright en función de la puesta en escena y del trabajo actoral. ¡La trilogía perfecta del teatro!
Es conveniente subrayar que I am my own wife no es un espectáculo lúdico, ni un chiste fácil sobre un homosexual enloquecido por guardar cosas del pasado o esa estridente coleccionista que se asumió como travesti - “Yo soy mi propia esposa”- y se hizo respetar, no sólo de los nazis sino también de los comunistas, aún a cambio de su ética, pues aceptó ser espía para la Stasi (policía secreta del régimen), con tal de preservar su espacio museístico y su bar donde departía con sus amigos y demás personas como él.
I am my own wife es una historia más sobre la infamia de la más abyecta homofobia, esa que arrancó en el seno familiar de Lothar Bernfelde y llegó al colectivo, y de cómo el travesti Charlotte hace su nada fácil periplo existencial hasta que es condecorado por el gobierno de la Alemania reunificada, sin sospechar que esa sería su nueva desgracia: debe refugiarse en Suecia porque las juventudes neonazis berlinesas quieren terminar el trabajo criminal que no culminaron sus abuelos. ¡Tragedia de principio a fin, con unos pocos momentos de solaz!
Este texto de Wright, que ha merecido todos los premios importantes de Estados Unidos, es modelo de una nueva dramaturgia que brota de las páginas de los periódicos, como ya antes se había hecho, pero que ahora ha sido sometida a un intenso trabajo de creación con el actor y el director presentes. Este es el estilo de creación que Moisés Kaufman ha estado aplicando desde los años 90, cuando fundó su agrupación Tectonic Theater Project. ¡ A este director la caja negra del teatro se le quedó chiquita y ahora es el cine su gran meta!

lunes, abril 03, 2006

Otra Hedda Gabler

Los traductores, como los versionistas, son los grandes traidores de los autores o los creadores originales.Y contra esas lacras no hay remedios ni abogados capaces de curar la pandemia, ni sacarle provecho a los desatinos. Lo decimos, porque aunque Henrik Ibsen (Noruega, 1828-1906) no conoció la computación, ni menos aún las laptops, ni sospechó jamás la aparición del Sida, todos esos adelantos tecnológicos o tragedias biológicas de la contemporaneidad sí están presentes o son usadas o nombradas en esta Hedda Gabler (1890) - la tercera de sus piezas más representadas, después de Casa de muñecas (1879) y Los espectros (1881)- con la cual se acaba de inaugurar el XVI Festival Internacional de Teatro de Caracas. Todo esto aparece en el nuevo texto que, bajo la dirección de Thomas Ostermeier, ha sido producido por la agrupación alemana Schaubühne am Lehniner Platz. Y al final, después de esperar a que subiera el telón, entre sendos discursos, lo que nos dejó en la boca fue un sabor a pastel de manzana recalentado y a punto de dañarse por los abusos del microondas. El teatro del siglo XXI debe tener temas más cercanos. Debe crear y copiar menos.
La Hedda Gabler, vista en el Teatro Teresa Carreño, no sólo redujo el número original de personajes que inicialmente pergeñó Ibsen para plasmar a una mujer que pierde el deseo de vivir, ante las dificultades que tenía para imponerse a los demás, sino que ahora los versionistas se inventaron un súper-personaje, una deux machina, una minimalista casa de cristal que sobre el giratorio del escenario toma vida por los vidrios y un espejo en el techo del escenario, y se convierte en una urna o en un siniestro cajón abierto que alberga a unos seres miserables y egoístas que viven en el siglo XXI, pero que se mueven con valores sociales heredados de sus antepasados. Todos, sin excepción, usan a los demás y aceptan el manoseo para medrar. Situaciones que aquí en América Latina no sólo vemos en el cine y la televisión, sino en la vida cotidiana, ya que la podredumbre de las relaciones humanas no es un cuento de ayer.
No es mala, ni buena esta versión germana de Hedda Gabler. Simplemente, retoma la personalidad más extraña que creó Ibsen: una fémina que ha descubierto que sí puede dominar a los hombres con sus encantos, pero que después pasa a ser dominada y utilizada como juguete por ellos, quienes la quieren hacer vivir en una casa de muñecas, cual si no hubiesen existido antes unas millones de cristianas Noras que sí abandonan todo con tal de salvarse y vivir otra existencia antes de caer en una nueva rutina y así sucesivamente hasta la muerte. La original de Ibsen y la versión del siglo XXI terminan de igual manera: la dama del cuento se da un pistoletazo para no vivir un escándalo inadecuado e impropio para sus pretensiones de gran dama, que se ha desposado con un pobre profesor universitario, a quien ella trata de ayudar al sacar del juego al antiguo ex amante, que ahora le compite por una cátedra. ¡El amor y el capitalismo son aliados o rivales de cuidado!
El espectáculo alemán, actuado por orgánicos intérpretes, tiene una frialdad típica de esa zona del planeta, y lleva un ritmo lentísimo, aunque todo sucede entre una tarde y la mañana del día siguiente. Parte de su impacto entre la audiencia radica en el dispositivo escenográfico, creado por Jan Pappelbaum, quien convierte a su casa de cristal en otro actor, el séptimo, el que se gana todos los aplausos por la lluvia que chorrea por los ventanales y porque no deja nada a la imaginación, ya que todo lo muestra desde arriba por un espejo-techo. De llegar a fallar el giratorio, el espectáculo entraría en crisis y los técnicos tendrían que vérselas a gatas para mover todo ese dispositivo, cosa que esperamos aquí no ocurra.
En síntesis, los escritores latinoamericanos de ese gran invento que son las telenovelas -algunos aseguran que fueron los cubanos prefidelistas- han “fusilado” de tantas maneras a Henrik Ibsen, para citar al más manoseado, que ahora nos encontramos que los argumentos centrales de decenas de teleseries producidas para vender jabones, entre otras cosas por las plantas televisoras americanas, asiáticas y europeas, fueron plagiadas sin decoro alguno.