Venezuela está entregada a una aguda discusión política y es por eso que intelectuales y políticos, en abierta competencia, escriben textos o discursos y hasta montan sus mítines para terciar a favor o en contra de temas u opiniones. El escritor, historiador y abogado Rafael Arráiz Lucca (Caracas, 1959) tercia en la polémica con su libro Venezuela: 1830 a nuestros días, de 240 páginas, editado por Alfadil, donde analiza el esfuerzo de los venezolanos por formar una República dentro del marco de un Estado de derecho, “así como las enormes dificultades que hemos enfrentado en la tarea de crear instituciones, bien sea por la dificultad misma o por la tendencia autoritaria que hemos padecido, que se presenta como un escollo para la construcción comunitaria”.
HISTORIA Y ALGO MÁS
Arráiz Lucca añade que la dificultad histórica para construir instituciones y vencer el personalismo es determinante en la vida nacional. “¿Por qué? Es muy difícil responder. Sin embargo, arriesgo algunas observaciones. Al suplantar el sistema jurídico-político español y asumir otro distinto, quedamos como en el aire. La tradición de 300 años de colonia quiso borrarse por completo, y eso no se puede hacer. Los sustratos tradicionales no pueden obviarse. Quedamos en una suerte de vacío, asumiendo como proyecto la república liberal, sin que culturalmente estuviésemos preparados para ello”.
-¿Cuál ha sido el resultado?
-La continuación del autoritarismo hispánico, expresado en la figura del caudillo militar que, además, se envalentona como consecuencia del triunfo en la Guerra de Independencia. Estos caudillos triunfantes se sentían acreedores de la victoria y sin ningún contrapeso, salvo el que entre ellos mismos se oponían. Así el siglo XIX se va en 39 alzamientos militares, una orgía de personalismo, y una batalla entre la centralización del poder y la descentralización, entre el centralismo y la federación. Las posibilidades del mundo civil de construir un Estado de Derecho siempre se vieron amenazadas por los militares, que pensaban de otra manera. Debo señalar la excepción de los generales Páez y Soublette, que comprendieron la dinámica moderna de la sociedad, pero ellos solos no pudieron.
-¿Qué lo llevó a meterse en honduras historiográficas e interpretativas?
-Suelo trabajar en proyectos que llenen un vacío. Desde hace 40 años no se publicaba una breve historia política de Venezuela. La gente buscaba una historia de su país en las librerías y no hallaba respuesta, ahora cuenta con esta, que espero no sea la única y anime a otros historiadores a trabajar en estos períodos históricos, intentando una visión de conjunto. Antes escribía una historia de la poesía venezolana porque no existía una. Lo mismo me llevó a escribir las biografías de Uslar Pietri y de Leoni, no había ninguna. En Venezuela abundan las selvas vírgenes.
En mi libro, apunta, “los lectores encontrarán una relación y un análisis de los hechos en forma sucinta y moderna. Podrán observar el proceso de formación de la República, desde los tumultuosos años del siglo XIX hasta los no menos turbulentos de la actualidad. Comprenderá mejor que los días de hoy vienen del pasado y que la continuidad ha estado más presente de lo que solemos imaginar”.
PETRÓLEO E INTERESES
-¿Es el petróleo un obstáculo para que se consolide una verdadera democracia?
-El petróleo lo que ha hecho es consolidar la tendencia autoritaria y centralista de nuestra historia, y ha debilitado la descentralizadora y regional. Ha convertido al Jefe de Estado en algo superior incluso a un monarca, ya que estos se veían con frecuencia en apuros para pagar sus cuentas. En este sentido ha sido nefasto para el país, pero ha podido ser lo contrario. Es decir, ha podido fortalecer el desarrollo de la descentralización, la autonomía de las regiones, las libertades de los actores económicos, ha podido contribuir con el desarrollo de la riqueza, pero por el contrario, ha sido un factor principal del padecimiento de nuestra pobreza.
-¿Qué se puede hacer?
- Hay que comenzar por tener conciencia de que esto es así, y que la tarea sigue siendo diversificar la economía venezolana, hacerla menos dependiente del petróleo. No estamos haciendo nada porque esto sea así, estamos portándonos como una viejita rentista que le está sacando el jugo a sus alquileres y no está invirtiendo para el futuro. Claro, las viejitas rentistas no tienen futuro, así nos estamos conduciendo nosotros, como si no lo tuviéramos. Nos estamos suicidando en primavera.
-¿Existen intereses que impiden la democracia?
-Hoy en día sí. Cuba tiene interés en que en Venezuela no se desarrolle una democracia, en que se profundice un proceso autoritario, en el que Hugo Chávez permanezca la mayor cantidad de tiempo posible en el poder. Él es garantía de suministros para ellos, para una economía que después de 50 años no produce nada, vive de lo que le mandan de afuera.
-¿Qué lo llevó a escribir este libro?
-Desde hace años mis intereses me llevaron al estudio de la historia. Primero por mi cuenta y riesgo, y luego hice una Maestría en Historia de Venezuela en la UCAB, graduándome Summa Cum Laude, y ahora avanzo en el doctorado en la misma casa de estudios. Mientras viva estaré estudiando, y los estudios formales son maravillosos para organizarte en el tiempo, para darte estructura. Al finalizar el doctorado, me debato entre cursar otro en Filosofía o iniciar un pre-grado en Psicología. Ya veré.
HISTORIA Y ALGO MÁS
Arráiz Lucca añade que la dificultad histórica para construir instituciones y vencer el personalismo es determinante en la vida nacional. “¿Por qué? Es muy difícil responder. Sin embargo, arriesgo algunas observaciones. Al suplantar el sistema jurídico-político español y asumir otro distinto, quedamos como en el aire. La tradición de 300 años de colonia quiso borrarse por completo, y eso no se puede hacer. Los sustratos tradicionales no pueden obviarse. Quedamos en una suerte de vacío, asumiendo como proyecto la república liberal, sin que culturalmente estuviésemos preparados para ello”.
-¿Cuál ha sido el resultado?
-La continuación del autoritarismo hispánico, expresado en la figura del caudillo militar que, además, se envalentona como consecuencia del triunfo en la Guerra de Independencia. Estos caudillos triunfantes se sentían acreedores de la victoria y sin ningún contrapeso, salvo el que entre ellos mismos se oponían. Así el siglo XIX se va en 39 alzamientos militares, una orgía de personalismo, y una batalla entre la centralización del poder y la descentralización, entre el centralismo y la federación. Las posibilidades del mundo civil de construir un Estado de Derecho siempre se vieron amenazadas por los militares, que pensaban de otra manera. Debo señalar la excepción de los generales Páez y Soublette, que comprendieron la dinámica moderna de la sociedad, pero ellos solos no pudieron.
-¿Qué lo llevó a meterse en honduras historiográficas e interpretativas?
-Suelo trabajar en proyectos que llenen un vacío. Desde hace 40 años no se publicaba una breve historia política de Venezuela. La gente buscaba una historia de su país en las librerías y no hallaba respuesta, ahora cuenta con esta, que espero no sea la única y anime a otros historiadores a trabajar en estos períodos históricos, intentando una visión de conjunto. Antes escribía una historia de la poesía venezolana porque no existía una. Lo mismo me llevó a escribir las biografías de Uslar Pietri y de Leoni, no había ninguna. En Venezuela abundan las selvas vírgenes.
En mi libro, apunta, “los lectores encontrarán una relación y un análisis de los hechos en forma sucinta y moderna. Podrán observar el proceso de formación de la República, desde los tumultuosos años del siglo XIX hasta los no menos turbulentos de la actualidad. Comprenderá mejor que los días de hoy vienen del pasado y que la continuidad ha estado más presente de lo que solemos imaginar”.
PETRÓLEO E INTERESES
-¿Es el petróleo un obstáculo para que se consolide una verdadera democracia?
-El petróleo lo que ha hecho es consolidar la tendencia autoritaria y centralista de nuestra historia, y ha debilitado la descentralizadora y regional. Ha convertido al Jefe de Estado en algo superior incluso a un monarca, ya que estos se veían con frecuencia en apuros para pagar sus cuentas. En este sentido ha sido nefasto para el país, pero ha podido ser lo contrario. Es decir, ha podido fortalecer el desarrollo de la descentralización, la autonomía de las regiones, las libertades de los actores económicos, ha podido contribuir con el desarrollo de la riqueza, pero por el contrario, ha sido un factor principal del padecimiento de nuestra pobreza.
-¿Qué se puede hacer?
- Hay que comenzar por tener conciencia de que esto es así, y que la tarea sigue siendo diversificar la economía venezolana, hacerla menos dependiente del petróleo. No estamos haciendo nada porque esto sea así, estamos portándonos como una viejita rentista que le está sacando el jugo a sus alquileres y no está invirtiendo para el futuro. Claro, las viejitas rentistas no tienen futuro, así nos estamos conduciendo nosotros, como si no lo tuviéramos. Nos estamos suicidando en primavera.
-¿Existen intereses que impiden la democracia?
-Hoy en día sí. Cuba tiene interés en que en Venezuela no se desarrolle una democracia, en que se profundice un proceso autoritario, en el que Hugo Chávez permanezca la mayor cantidad de tiempo posible en el poder. Él es garantía de suministros para ellos, para una economía que después de 50 años no produce nada, vive de lo que le mandan de afuera.
-¿Qué lo llevó a escribir este libro?
-Desde hace años mis intereses me llevaron al estudio de la historia. Primero por mi cuenta y riesgo, y luego hice una Maestría en Historia de Venezuela en la UCAB, graduándome Summa Cum Laude, y ahora avanzo en el doctorado en la misma casa de estudios. Mientras viva estaré estudiando, y los estudios formales son maravillosos para organizarte en el tiempo, para darte estructura. Al finalizar el doctorado, me debato entre cursar otro en Filosofía o iniciar un pre-grado en Psicología. Ya veré.
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