El economista y dramaturgo carupanero José Gabriel Núñez cumplió 70 años el pasado 29 de octubre. Llegar lucido y ágil, además de útil, a esa “edad sin regreso” fue un pretexto para que su familia elegida, con Andrés Martínez a la cabeza y de acuerdo a los conceptos de la filosofía chocroniana, le escenificaran unas auténticas teatrales fiestas patronales en Caracas y su ciudad natal durante los últimos 45 días utilizando, como es lógico, una esmerada selección de sus piezas y además el desenfadado testimonio de quienes lo conocen y además lo quieren públicamente. El colofón de tales festividades ha sido la exhibición del espectáculo Dos de amor, el cual lleva cinco años de temporada en Maracay, según la producción realizada por el grupo Teatro del Encuentro, con las pulcras actuaciones de Ivo Muñoz y Marieta Arias y bajo la ejemplar dirección de José Jesús González.
Dos de amor, que se mostró en la sala de Conciertos del Ateneo de Caracas, dentro del evento Crea Joven 2007, es una de las piezas más perseguidas de Núñez por la simpleza de su argumento y la ejemplar solidez de su estructura, además de ser un texto relativamente corto y servido para una diestra pareja de actores sobre los 50 años, por lo menos. Pero lo que más atrae de dicha obra es el tono agridulce con el cual aborda la complejidad de las relaciones matrimoniales, en general. y las de las parejas heterosexuales con más de 30 años de convivencia bajo el mismo techo y en la misma cama.
Dos de amor se centra en las peripecias cotidianas de Angélica y Ángel al cabo de tres o más décadas y cuando ambos han entrado en las inevitables y anunciadas crisis de la menopausia y andropausia, sumando a eso los eternos celos, las infidelidades posibles y las otras, el desengaño y el mortífero peso de las rutinas hogareñas, además de la soledad que dejan los hijos en vías de formar sus propios hogares, para no hablar de la frustración de tantos sueños dorados de cuando tenían 20 abriles. En resumen: un tema muy delicado por su realismo nada televisivo, además de los contextos sociales y políticos. Dicho de otra manera: es el guión que nadie escribe para la televisión, por exceso de pudor de los ejecutivos y los actores.
Pero lo que asombra de Dos de amor, además de su tratamiento estilístico en clave de comedia, es la frescura o la contemporaneidad de sus planteamientos, fundamentados en un depurado lenguaje y con personajes de especial textura en situaciones dramáticas exacerbadas y llevadas hasta el límite de la realidad teatral. Por eso es que Núñez se ha convertido en uno de los creadores venezolanos más populares y más representados, dentro y fuera de las fronteras políticas.
El espectáculo, logrado con la persistente dirección de González, es un modelo de ese buen “minimalismo obligado”, adoptado por los creadores venezolanos, los que no tienen presupuestos oficiales generosos y son cual Prometeos dispuestos a todo con tal de no detener sus labores artísticas. Por supuesto que bien respaldado por las ejemplares performances de Marieta e Ivo.
Una vez más el teatro regional o de la provincia luce vigoroso y creativo, pero todavía está execrado de los escenarios de la capital, por razones que prefiero no recordar ahora. Se le conoció aquí por el evento que organiza Dairo Piñeres y su vigoroso grupo Séptimo Piso, con lo cual se demuestra, una vez más, que la juventud, la artística por ahora, si piensa y trabaja para hacer otro país posible.
Dos de amor, que se mostró en la sala de Conciertos del Ateneo de Caracas, dentro del evento Crea Joven 2007, es una de las piezas más perseguidas de Núñez por la simpleza de su argumento y la ejemplar solidez de su estructura, además de ser un texto relativamente corto y servido para una diestra pareja de actores sobre los 50 años, por lo menos. Pero lo que más atrae de dicha obra es el tono agridulce con el cual aborda la complejidad de las relaciones matrimoniales, en general. y las de las parejas heterosexuales con más de 30 años de convivencia bajo el mismo techo y en la misma cama.
Dos de amor se centra en las peripecias cotidianas de Angélica y Ángel al cabo de tres o más décadas y cuando ambos han entrado en las inevitables y anunciadas crisis de la menopausia y andropausia, sumando a eso los eternos celos, las infidelidades posibles y las otras, el desengaño y el mortífero peso de las rutinas hogareñas, además de la soledad que dejan los hijos en vías de formar sus propios hogares, para no hablar de la frustración de tantos sueños dorados de cuando tenían 20 abriles. En resumen: un tema muy delicado por su realismo nada televisivo, además de los contextos sociales y políticos. Dicho de otra manera: es el guión que nadie escribe para la televisión, por exceso de pudor de los ejecutivos y los actores.
Pero lo que asombra de Dos de amor, además de su tratamiento estilístico en clave de comedia, es la frescura o la contemporaneidad de sus planteamientos, fundamentados en un depurado lenguaje y con personajes de especial textura en situaciones dramáticas exacerbadas y llevadas hasta el límite de la realidad teatral. Por eso es que Núñez se ha convertido en uno de los creadores venezolanos más populares y más representados, dentro y fuera de las fronteras políticas.
El espectáculo, logrado con la persistente dirección de González, es un modelo de ese buen “minimalismo obligado”, adoptado por los creadores venezolanos, los que no tienen presupuestos oficiales generosos y son cual Prometeos dispuestos a todo con tal de no detener sus labores artísticas. Por supuesto que bien respaldado por las ejemplares performances de Marieta e Ivo.
Una vez más el teatro regional o de la provincia luce vigoroso y creativo, pero todavía está execrado de los escenarios de la capital, por razones que prefiero no recordar ahora. Se le conoció aquí por el evento que organiza Dairo Piñeres y su vigoroso grupo Séptimo Piso, con lo cual se demuestra, una vez más, que la juventud, la artística por ahora, si piensa y trabaja para hacer otro país posible.
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