¿José Ignacio Cabrujas Lofiego, próximo
a cumplir 75 años, sería chavista o escuálido, o viviría exiliado como escritor
en Miami o en Ciudad de México, o simplemente un crítico de la Quinta
República? Vivió sólo 58 años y unos meses, pero dejó vasta obra intelectual e
inolvidables afectos que dio y recibió, además de Diego Cabrujas Palacios,
simiente que le sobrevive. Estamos seguros que no sería indiferente ante lo
ocurrido desde 1999.
Y a quien interese auscultar su credo
y deducir cual sería su conducta, recomendamos leer sus 24 obras y detenerse
precisamente en el melodrama El día que me quieras (1979), para deducir qué proponía
a los venezolanos. Y si la lectura resulta incómoda, como suele ocurrir con la
literatura dramática, debe presenciar el espectáculo, del cual hasta este
domingo se habían realizado más de 130 funciones, según la puesta en escena que
Juan Carlos Gené creó para la temporada 2005, donde, conmovedoramente, actúan
María Cristina Lozada, Eulalia Siso, Héctor Manrique, Martha Estrada, Basilio Álvarez,
Juan Carlos Ogando e Iván Tamayo como Carlos Gardel. La iluminación,
musicalización, vestuario y espacio escénico son de José Jiménez, Jacky Schreiber, Eva Ivanyi y
Carlos Di Pasquo y la producción de Carolina Rincón para el GA80.
El día que me quieras puede disfrutarse
como un extraordinario melodrama de mujeres angustiadas en una Caracas sometida al
poder tiránico -transcurre el 11 de julio de 1935 y desde Maracay manda el
Benemérito- cuyas vidas son alteradas para siempre porque las visita de
improviso el legendario Carlos Gardel en su casa de La Pastora. Ellas además
descubren que el comunista Pío Miranda no lo es a conciencia, es un chulo, quien
sin piedad ha engañado, durante diez años, a su enamorada María Luisa Ancizar y
además nunca la tocado más allá de lo permitido, porque la biología no le
funciona sino en la URSS.
¿Qué predica Cabrujas? Que un
revolucionario no es mentiroso jamás y lucha
por su ideología porque está plenamente convencido de ella y no porque
quiere medrar, y además no abusa de la buena fe de quienes lo aman o creen en
él. En síntesis: es el deber ser de un revolucionario venezolano. ¿Cuántos de
esos hemos tenido? ¿Cuántos eran traidores y nadie lo supo?
Hay, por supuesto, otras lecturas
posibles, pero todas tienen un denominador común: la honestidad del Hombre
nunca puede ser puesta en tela de juicio. Cabrujas si creía en un proceso de
necesarios y profundos cambios sociales, pero los mismos tenían que contar con
hombres y mujeres convencidos y no por simple moda. Por supuesto que también es
posible una lectura plana, que ayuda a la digestión y no exige mayores
complicaciones, pero estamos seguros que ese tipo de espectadores ya no existe
en este país, después de largos 400 años de sufrida y constante vida teatral.
Cabrujas está vivo con El día que me quieras y además es posible degustar su pieza Acto Cultural, que dirige Héctor Manrique
y exhibe en el Espacio Plural del Trasnocho Cultural, producida por el GA80,
dentro de la programación del 17 Festival Internacional de Teatro de Caracas.
¿Cuántos jóvenes venezolanos
al fin pudieron ver en escena ese texto que ya historia no solo del teatro sino
del país mismo? En síntesis, valió la pena el esfuerzo de Carmen Ramia y su
equipo para que el FITC, que María Teresa Castillo y Carlos Giménez fundaron en
1973, pudiera mostrar esas dos piezas del legendario José Ignacio Cabrujas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario