No es bailarín ni coreógrafo, pero el periodista
Carlos Paolillo, escritor, promotor, crítico y docente en historia y teoría de
la danza es noticia. Un jurado le otorgó el Premio Nacional de la Danza, galardón
ambicionado por los que cultivan el arte danzario. Nadie ha puesto en tela de
juicio tal designación porque no pueden negar su trabajo y sus aportes durante
las últimas décadas, su baile con el arte del movimiento.
-¿Cuántos premios en su haber?
-No tantos. Creo que
solamente tres Premios Municipales de Danza en 1991, 2007 y 2010
-¿Cómo llega al mundo de la danza?
-Llegué a la danza a través del
periodismo, en los años 70.Luego vinieron los tímidos intentos de acercamiento
al mundo de la crítica y la investigación. Llegó la docencia de materias
históricas y teóricas sobre la danza escénica, prácticamente inéditas en el país. También
simultáneamente mi también largo trabajo de gestión y de
producción artística.
– ¿Qué dijo cuando le otorgaron el
Premio Nacional de Danza, galardón para bailarines y coreógrafos, pero nunca adjudicado a promotores y críticos como usted?
-No dije nada. Sólo pensé que era muy
afortunado y que me sentía muy honrado por esa designación. La tradición
hasta ahora había indicado que, salvo importantes excepciones, este tipo
de premios estaba dirigido a los creadores de la praxis artística. Creo que de
alguna manera se está reconociendo la importancia de la teoría, la
crítica, la investigación y la gestión de las artes. Los jurados que me
otorgaron el Premio estuvieron integrados en su totalidad por grandes
bailarines, coreógrafos y maestros de la danza, lo cual me honra aún mucho más.
-¿Cómo prosiguen sus actividades con la danza, los festivales y que
hace en Unearte?
-Seguimos con mucho dinamismo. Continúo
con uno de mis proyectos de vida que es el Festival de Jóvenes Coreógrafos, el
cual se acerca a las tres décadas de existencia. Produzco en estos
momentos el Festival de Nueva Danza para Trasnocho Cultural. En Unearte,
que para mí es otro proyecto existencial, aparte de mi trabajo docente, dirijo
en la actualidad el área de Centros de Documentación y Bibliotecas y
la Compañía Universitaria de las Artes.
-¿Cuál es el estado de la danza? ¿Cómo se enseña?
-Vive momentos de ajustes, reacomodos y
renovación. La danza venezolana posee una historia reciente rica en grandes
acontecimientos, que le otorga a las iniciativas de estos nuevos
tiempos una sólida base de sustentación. Se debe vivir el presente con la
certeza del futuro. El talento y la creatividad abundan. Sólo basta con
estimular al sector debidamente y propiciar las condiciones para un nuevo
desarrollo. La danza se enseña como siempre: con mística, rigor y compromiso.
Tradicionalmente ha sido siempre dentro del ámbito de la educación no formal,
tanto pública como privada. Hoy en día también es una carrera universitaria,
lo que abre caminos insospechados para su crecimiento académico y
artístico.
-¿Cómo son las relaciones de la danza con el Estado?
-Son relaciones esenciales para su
solidez y expansión. En algunos tiempos han sido más fluidas, en otras
circunstancias menos. La danza, mundialmente, es una manifestación escénica
compleja, poseedora de múltiples aristas, que requiere del impulso
del creador y del permanente compromiso, institucional y financiero, del Estado.
-¿Satisfecho por lo logrado hasta ahora?
-Más bien agradecido por todo cuanto he
podido hacer y con la determinación de seguir adelante.
INVESTIGADOR
Carlos Paolillo tiene, hasta ahora,
nueve publicaciones: Taller
de Danza de Caracas (1986); Academia,
experimentación e historia (1999); Una aventura,
un hito. Ballet Nacional de Venezuela 1957/1980 (2004); Movimiento
y academia. Aproximación Histórica a la Educación de la Danza Escénica en
Venezuela (2005); Nina Nikanorova. Vida de Maestra
(2005); Grishka Holguin. La aventura del
pionero (2006); Caminos del cuerpo. Una visión de la
danza escénica venezolana (2007); Biografía de Vicente Nebreda
(2010); y Signos de
contemporaneidad. Nueva danza venezolana (en producción). Ha participado
como curador en diversos documentales.
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FESTIVAL DE NUEVA DANZA
Desde 1985, Carlos
Paolillo ha estado produciendo y exhibiendo, superando todos los obstáculos
posibles, su Festival de Jóvenes Coreógrafos, para fomentar el desarrollo de
noveles creadores en el campo de la danza teatral, estimulando en ellos los
valores de la solidaridad, el compromiso y la excelencia artística. Hay que
hacer un balance sobre lo que han significado tales eventos, precisamente ahora
que se realiza el Festival de Nueva Danza, del 18 de octubre hasta el 29 de noviembre, todos los días jueves, a las 8pm, en el
Espacio Plural del Trasnocho Cultural. Este
Festival ha servido de escuela para los creadores de la danza contemporánea. Al
margen de modelos de formación excesivamente formalizados, ha estimulado
procesos creativos de plena libertad creativa, los cuales resultaron
fundamentales en la diversificación conceptual y estética de la danza, por lo
que durante los años 90 se convirtió en referencia para la danza
latinoamericana y mundial. Dos generaciones de creadores llamados a liderar el
movimiento de la danza a finales del siglo XX, surgieron de las experiencias
del Festival, plataforma que los guió hasta el definitivo camino profesional.
Además, ha cumplido igualmente con una sistemática labor de estímulo y
solidificación de vocaciones artísticas y un trabajo dinámico y permanente de difusión
de los valores genuinos del arte dancístico. La labor de estímulo permanente
cumplida por el Festival en casi ya tres generaciones de creadores, representa
un aporte concreto a la configuración de una danza con auténtico sentido de
pertenencia, en plena sintonía con su tiempo social y con decidida proyección
al mundo. Teniendo en cuenta que en Venezuela la permanencia en el tiempo y en
el espacio de muchos proyectos culturales está unido o atado a la humanidad de
sus creadores, hay que esperar que Carlos Paolillo (pasó los 50 años) haya
formado un relevo que continuará apoyándolo o reformulándolo en las décadas
posteriores, porque este experimento no puede dejar de hacerse.
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