El
actor Aníbal Grunn cumple cinco décadas de vida artística en 2015, cuatro de
las cuales transcurren en escenarios, estudios y platós venezolanos. No tiene
plan para festejar ese medio cupón, pero desde Guanare, donde lleva 26 meses de
“autoexilio”, hace teatro, con directores y elencos de comprobada calidad. Y
como prólogo de esa fiesta patronal de memorables interpretaciones, ahora
protagoniza La colección del Peregrino, sorprendente espectáculo
que imbrica actores y muñecos hasta plasmar la estrujante saga del legendario
conquistador hispano Lope de Aguirre, según investigación del dramaturgo Daniel
Di Mauro, en magistral versión escénica lograda por el director Carlos Arroyo.
Se trata de una valiosa coprodución de
la Compañía Nacional de Teatro y la portugueseña agrupación Tempo, que hizo su
primera temporada en el Complejo Cultural Herman Lejter y en noviembre se exhibe en Caracas.
Como otros inmigrantes que llegan a Caracas en los años 70, Aníbal Grunn (Aníbal García Belardinelli, nombre legal) trae únicamente dos mudas de ropa, cuatro libros y montones de proyectos. A 37 años de su desembarco -nace en Bahía Blanca, Argentina, 1947- tiene más libros y ropajes, además de un notable listón de labores en pro del desarrollo cultural del país. Y ahora aborda y construye al legendario personaje de la conquista hispana, antihéroe que se atreve a desafiar la corona española y paga con su vida, en aquel Barquisimeto del 1561.
Como otros inmigrantes que llegan a Caracas en los años 70, Aníbal Grunn (Aníbal García Belardinelli, nombre legal) trae únicamente dos mudas de ropa, cuatro libros y montones de proyectos. A 37 años de su desembarco -nace en Bahía Blanca, Argentina, 1947- tiene más libros y ropajes, además de un notable listón de labores en pro del desarrollo cultural del país. Y ahora aborda y construye al legendario personaje de la conquista hispana, antihéroe que se atreve a desafiar la corona española y paga con su vida, en aquel Barquisimeto del 1561.
Lope
de Aguirre, apodado El loco, El peregrino o El Tirano, desesperado por el
fracaso de su expedición en pos del mítico El Dorado, se rebela contra Felipe
II y pretende gobernar las provincias venezolanas; fracasa tras dar el primer
grito de libertad contra el imperialismo español y es despedazado por sus
rivales. Su rocambolesca historia, con ribetes de tragedia griega, impacta a
numerosos escritores, como es el caso de Di Mauro, quien elabora monumental monólogo con apoyos, el
cual es transformado, con la utilización de muñecos o títeres de mano y de mesa, y varios
personajes por Carlos Arroyo hasta obtener un monumental montaje donde el
fuego, como símbolo purificador, recuerda que el infierno está lleno de
perdedores, pero estos pueden escapar y mostrar la verdad de sus tragedias. Es
una pieza moralizante y aleccionadora porque rescata al hombre que desafía al
poder, lo acorrala, lucha y al final es aplastado, pero deja una saga que debe
ser analizada por los latinoamericanos. Notables son el texto, la versión y la
puesta en escena, la escenografía de Rafael Sequera y la fundamental actuación
de Aníbal para el montaje. No hay teatro sin actor, verdad que muchos negocian
por luces y maquinarias fatuas de algunos
montajes.
Aníbal como El Tirano -acompañado
por Karelis Salazar, Carmen García, Carmen Graterol, Simón de Jesús Gutiérrez,
Williams Ocanto y los coros y la voz de Di Mauro- materializa al Peregrino,
coleccionista de cabezas enemigas, quien
pierde la suya, pero ingresa a la historia o al infierno.
Este espectáculo, el
cual se ha ido desarrollando o creciendo función tras función, viene a Caracas para participar en una muestra de las
coproduciones de la Compañía Nacional de Teatro, institución que ahora comanda Alfredo Caldera. Será la ocasión para
ver no menos de 10 montajes procedentes de diversas regiones de la generosa geografía
venezolana.
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