Entre comedias comerciales-muy pocas bien hechas- y
montajes sin riesgo alguno de quienes lo hacen, hipócritamente, para “salir del paso”, avanza el teatro caraqueño
de la segunda década del siglo XXI. No hay propuestas ambiciosas y la
noche sorprende a los teatreros, “con
sus profusas lámparas, en rútiles monedas tasando el bien y el mal”, como canta
el poeta Porfirio Barba Jacob. Descubrieron que el dólar es importante y lo veneran, cual becerro de oro, asesinan
amistades, se mienten así mismos y creen que la publicidad babosa lo hace todo.
No entrarán jamás a la historia de las artes escénicas, aunque bailen joropo o
tango ante los políticos de turno.
Todo no está perdido y algunas agrupaciones se atreven a
experimentar, como la caraqueña Teatro Forte, liderada por Vladimir Vera, la
cual emerge con representaciones de calle en 2003, pero es durante el 2005 que
muestra su espectáculo Escondite de
Auster. En 2006 exhibe El estado de las
cosas de Labute. Estrena la pieza infantil Ajedrez con dramaturgia
de Fedora Freites, en 2007. Desde finales de 2007 hasta 2009, trabaja en Barcelona, España, donde hace
lecturas dramatizadas de El estado de
las cosas y de La noche árabe de Schimmelfenning. Estrena Bob (See Bob Run) del canadiense MacIvor,
espectáculo con el cual merece el
Premio Tespo a la Mejor Actriz y el Premio Tespo al Mejor Vestuario, otorgados
por l’Unió de Actors y Directors de Catalunya.
En 2009 escandalizan con Crónicas Palahniuk, estrenada originalmente en Barcelona. Y en el
2010, con actores venezolanos impactaron a la progresista crítica teatral de
Caracas.
Teatro Forte monta
Goya
de Rodrigo García y Amén de Carlos Be, durante la
temporada caraqueña del 2011, y ahora en este crucial 2012 se atreve a exhibir
el monólogo Versus, del mismo García, carnicero argentino que
devino en niño terrible del teatro hispano, versión mejorada del legendario
Fernando Arrabal.
Versus existe en Caracas porque García se ganó un concurso para
pergeñar un espectáculo que exalta la independencia española frente a la
invasión napoleónica de 1808 y porque Teatro Forte hizo un montaje atrevido,
recargado de erotismo, gracias a la proyección de vídeos pornográficos que
acompañan o glosan los 50 minutos de las dignas performances eróticas de Domingo
Balducci (ojo con este histrión), Larissa Costas, Victoria Morales y Jesús
Sosa.
García altera la digestión de la sociedad burguesa con un
texto que reclama más moral para que no cunda el caos antes de tiempo. Versus
pretende mostrar hacia donde marcha
o se desplaza España: especie de presente eterno cuyos vicios y pasiones son el
único horizonte. Es una obra contra todos los valores de esa sociedad burguesa.
Como Versus floreció en las manos de
Vladimir Vera y su equipo de Teatro Forte, el espectáculo se soporta y
entretiene aunque esos vídeos no asustan ni excitan porque su pornografía esta
añeja y out, ya que por la web compiten increíbles trabajos físicos
hipersexuales.
¡No todo está perdido en
la Caracas teatral y hasta hay algunas expectativas!
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