El balneario de una población, no ubicada
en Venezuela ni en Noruega, tiene sus aguas contaminadas por una bacteria que pone
en grave peligro la salud de los usuarios. El médico Tomás Stockmann, hermano
del gobernador de esa comarca, da la voz de alerta y cunde el escándalo público.
No conviene que se conozca toda la verdad de lo que él dice y logran silenciarlo,
utilizando especialmente el poder
político y la nefasta manipulación de los medios de comunicación social, los
cuales le mienten descaradamente a la sociedad. Esa es, en esencia, la sinopsis de la versión
de la obra Enemigo del pueblo, escrita
por Henrik Ibsen en 1883 y estrenada en Oslo, la cual denuncia ferozmente y cuestiona crudamente los excesos en que
pueden caer las democracias.
Ahora, Enemigo del pueblo, en versión libre de Ugo Ulive, será mostrada, por
segunda vez durante la temporada 2013, desde el 16 de agosto en el Centro CulturalBODCorbanca,
una producción del Grupo Skena, con puesta en escena de Armando Álvarez y las acertadas
actuaciones de Jorge Palacios, Basilio Álvarez, Juan Carlos Ogando, Israel
Moreno, Beatriz Mayz, Patrizia Aymerich, Alejandro Díaz, Luis Ernesto Rodríguez,
Valentina Ortiz y Daniel Colmenares.
BRUTAL Y CONTUNDENTE
El director Álvarez sale al paso de algunos
malentendidos y explica que con el
maestro Ugo Ulive y Basilio estaban pensando en trabajar una versión de Tío Vania de Chejov, luego de la
sabrosa experiencia del contemporáneo Hamlet, pero cerca del pasado noviembre
“nos reunimos para cuestionarnos si al público venezolano le interesaría ver
algo así. Fue entonces cuando empezamos a hablar de hacer una obra que moviera
al espectador, que lo sacudiera, que lo modificara. Surgió la idea de trabajar
la versión que Ulive había hecho de la obra en 1993 y nos fuimos a la casa
contentos con ese cambio de rumbo”.
Puntualiza que a los días se enteró
de la lectura dramatizada de El enemigo
del pueblo realizada por el Grupo Emergente, que luego mutó a montaje.
“Particularmente para mí nunca fue una opción retroceder cuando leí la versión
del maestro Ulive. Si bien el texto original de Henrik Ibsen es sumamente
poderoso, a mi parecer la forma en que Ulive sintetiza, moderniza y acerca la
obra al espectador es brutal y contundente. Mientras leía el texto aplaudía y
me emocionaba la idea de montar esas escenas, de poder verlas hecha
realidad en el escenario para la escena teatral actual. No me interesan las
comparaciones. Creo que es una obra que debería estar en cartelera todo el año,
así que me parece genial que dos grupos muestren su visión. Sobre alborotar el avispero
político, ¿qué mejor motivo que ese para montar una obra teatral? Personalmente
luego de hacer La Ola, aquella
versión que escribió el mismo Basilio Álvarez, quedé maravillado por el placer
morboso de lograr que el público se involucre, se conmueva y salga modificado
de la experiencia teatral. Esperamos que este proyecto tenga esa fuerza en el
espectador. Yo confió que así será”.
FINAL DE LA INOCENCIA
-¿Cómo ha planteado el montaje?
-Tomé la decisión de situar
este montaje con un aroma de comienzos de los años 60's del siglo XX, si
bien la historia no es en Venezuela, tampoco quise que se hablara de Noruega;
todas las referencias regionales o geográficas fueron difuminadas en este
montaje. Escoger ese periodo fue básicamente porque siento que es el comienzo
del final de la poca inocencia que le quedaba a la humanidad y en nuestro país
comenzaba una sensación de prosperidad y futuro gracias a la nueva democracia.
Son años en que todavía la prensa era un medio muy fuerte para
comunicar ideas, aún se podía hablar de cartas, de necesitar a otros para hacer
llegar un mensaje. Hacerlo en la actualidad sería tonto pues el médico Tomás
Stockmann hubiese podido luchar más para defender su verdad. El texto está
magistralmente sintetizado y condensado en lo realmente
importante por el maestro Ulive. Mantiene la esencia y las preguntas sobre
el gran mito de que la mayoría tiene siempre la razón. Esa es la gran
bofetada que nos da Ibsen desde lejos y también la da Ulive
pero mucho más cerca del espectador actual.
EL MAGO DE OZ
-¿Cómo ha sido trabajar con esa plantilla de actores, en especial con
Jorge Palacios, que tiene más de medio siglo sobre las tablas?
-Sin duda ha sido un gran honor,
nunca imaginé poder dirigir a un actor tan completo y profesional como Jorge, como
el todopoderoso gobernador, hermano del doctor Stockmann, son de esas personas
que creces viendo en teatro y televisión y un buen día lo tienes frente a ti
escuchando tus opiniones; para mí eso es una gran lección de lo que es
realmente este oficio. Toda la plantilla de actores es muy poderosa, dirigir
por cuarta vez a mi maestro Basilio Álvarez, encarnando al médico Stockmann, es
un reto maravilloso. Ellos dos son la base de esta lucha de dos grandes hombres
que defienden sus verdades. El resto de los actores, algunos con más
experiencia como Israel Moreno y Juan Carlos Ogando y otros muy jóvenes son
sumamente profesionales y con muchas ganas de aprender y madurar, requisitos
indispensables, y muchas veces olvidados, en este difícil oficio. Estoy
contento y orgulloso tanto de ellos como de la ficha técnica. Eva Ivanyi y Cape
Grillet fantástica en el vestuario como siempre, Gabriel Figueira en la música,
Valentina Sánchez en la iluminación y confieso que quedé enamorado de su trabajo luego de “Hamlet”,
Altair Castro en la parte audiovisual y la producción de Claudia Camacho.
-¿Con qué montajes viene Skena durante lo que resta del 2013?
-El 14 de septiembre estrenaremos El Mago de Oz, un musical infantil del cual
tengo muchas expectativas pues es mi cuento favorito. Contará con algunos de
los actores con los que trabajé en “Godspell", con miembros de Skena
y un perro en escena que esperamos sean la delicia de los pequeños y de los
grandes.
ACTOR DE LEYENDA
Jorge Palacios (Sevilla, 01. 01. 1940)
es actor, director, productor y empresario teatral, pero además ha contribuido
con su consecuente y calificado trabajo profesional al desarrollo del teatro,
la televisión y el cine venezolanos, hasta convertirse en todo un personaje de
leyenda, pero de carne y hueso. Hacia 1958 comenzó como actor en los Festivales
de Palma de Mallorca con El Gran Teatro del Mundo de Calderón de la Barca, pero en 1971 se vincula
al teatro venezolano, al actuar en el montaje La tigresa de Edward Albee, dirigido
por Román Chalbaud. Su más reciente
trabajo fue El gigante de mármol, de Luigi Sciamanna. Tiene además un
récord envidiable de caracterizaciones para la televisión y el cine locales.
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