A 2,50 la cubalibre
y La última noche de Fedora son exitosas obras teatrales que mantienen a este
autor en los escenarios caraqueños. La primera lleva más de cuatro años,
gracias a la empresa productora de Mimi Lazo; la segunda comenzó su periplo
desde el pasado mes de julio, bajo la guía de Mango Producciones. Pero ahora Ibrahim
Guerra (Caracas, 1944) también es
noticia porque ganó el Premio de Dramaturgia Marita King 2013 gracias a su texto Juan Francisco de León. Y, por si fuera
poco, a mediados de septiembre, exhibe un espectáculo sobre el primer actor
Carlos Márquez, en Unearte.
Ibrahim reconoce
que cuenta unas 30 piezas concluidas, por hacer tiene muchas y muchísimas en
mente. “Sí, en efecto, además tengo varias premiadas: A 2,50 la cubalibre con
el Quetzal de Ónix, mexicano, por ser la obra más montada fuera de Venezuela, y
creo que dentro también. Por Patria
coseché dos galardones Municipales, los adjudicaron a la pieza y a mí
como dramaturgo. Ahora a Juan Francisco de León, el Marita King 2013. Algunas otras tienen mención publicación y
tengo cuatro guiones de cine premiados”.
-¿Cuando escribe
por dónde comienza y cómo avanza?
-Ahora, que soy
instructor de guiones, desarrollo académicamente varios métodos diferentes para
hacerlos, pero en mis obras no aplico ninguno, al menos conscientemente. Creo
que los tengo ya mimetizados. Mi
metodología personal, estilística, parte del espacio. Si el tema que tengo
previsto no encaja en ningún espacio real, o factible de ser creado para ella,
el mismo carece de sentido para mí. El conflicto, aspecto fundamental en el
drama, comienza a tomar forma cuando los personajes que lo provocan se mueven
en su propia atmosfera. Esto, tal vez se deba a que me hice director mucho
antes que dramaturgo. A veces, es el mismo espacio el que me sugiere el tema.
- ¿Cuándo escribe
propone la puesta en escena, eso no es un esfuerzo adicional para el escritor?
-Si, en la medida
de que pueda extenderme en la exposición de la puesta en escena, lo hago, por
la misma razón de que la pienso como director. Describir los ambientes y
las acciones, me ayuda a visualizar a
los personajes en su propia salsa. No representa para mí un esfuerzo adicional,
todo lo contrario. Me ayuda. Es una herramienta. Los originales, las primeras versiones
de mis piezas, son larguísimos, y abundantes en descripciones, luego, las
someto a severas revisiones y las reduzco a su mínima expresión. Aun así, me
quedan extensas en descripciones. Me pasa que en la medida en que alargo las
descripciones, los diálogos se me hacen más cortos y dinámicos.
HIPERREALISMO
- Además de autor
es director y ahí es donde inventa o crea las rupturas espaciales y las
temporales, como el hiperrealismo, etcétera. ¿Hacia dónde va o se orienta?
-El hiperrealismo
que desarrollo lo fundamento en cinco pilares básicos: 1.- Acatamiento
irrestricto a las unidades aristotélicas: acción, tiempo y lugar. Todo debe ocurrir en un mismo espacio, en
tiempo real. 2.- Los parlamentos son referenciados y discursivos, a la griega
también. 3.- El lenguaje, aquí si ya no, es llano y vulgar, grosero, si fuera
necesario. Soy, en este sentido, un empedernido defensor de nuestras lenguas
nativas. Creo que el venezolano tiene su propia lengua, como la tiene también
el colombiano y el mexicano. La Real Academia de la Lengua, esa nefasta
institución, tiene la pervertida manía de llamar venezolanismos o
colombianismos a expresiones lingüísticas de gran belleza y riqueza cultural.
Eso sí lo considero un verdadero atropello e intromisión imperial, y, por
demás, perjudicial para nuestro
desarrollo intelectual, como si la lengua española hubiese surgido por
generación espontánea, y fuera totalmente pura. Y esto es porque sabe que en
nuestro continente dicha lengua, como tal, está prevista a desaparecer, para
darle espacios a nuestras propias formas de expresión verbal, y, desde luego,
literaria. 4.- En el hiperrealismo deben ocurrir cosas cotidianas, sin
rebuscamientos de ningún tipo, y, 5.- Como último recurso, la teatralidad para
representar el hecho escénico es indispensable, porque, al fin y al cabo, de
hacer teatro se trata. Estoy
experimentado en este momento abolir este último recurso. Montar una pieza sin
que los espectadores la esperen, ni hayan acudido expresamente al sitio para
verla. Es decir, sorprenderlo, no sólo con el acontecimiento teatral, que no lo
será en términos convencionales, sino, con la circunstancia del hecho mismo,
por demás, insólito e inesperado.
NADA PAVOSO GUSTA
- El tema de la
obra premiada apunta hacia las reivindicaciones sociales, ¿va a proseguir
con ese filón?
-Yo no trabajo en
mis piezas las reivindicaciones de ningún tipo, eso me parece pavosísimo. Y
aclaro que no pretendí hacerlo en esta. Trabajo acontecimientos aberrantes, sin
intentar reivindicar a nadie, porque eso no me toca a mí, esa es una labor del Estado
o de quien le toque. Me limito a tratar las diferencias, las injusticias, los
atropellos. Si se acabaran, se me acotarían lo temas, a mí y a todos los
dramaturgos. No sé si el teatro dejará de tener vigencia cuando el mundo sea
absolutamente justo. Esto último, desde luego, parecería imposible. Esta idea
del teatro tuvo su origen cuando la civilización dejó de bailar y cantar en sus
ceremonias festivas y religiosas, y comenzó a suponer que algo olía mal en
Dinamarca, al detectar los males que la agobiaban. Se dio, entonces, a la tarea
de mostrarlos en sus pachangas.
PROYECTOS
Ibrahim Guerra
sigue escribiendo y tiene tres espectáculos previstos. “Una comedia musical,
basada en Chávez. Aún no logro comprender la grandeza y las miserias de ese hombre extraordinario, que logró conmover los cimientos del mundo
con su integridad, que hace suponer en las grandes debilidades en las que está
sumergida la humanidad. Otro, dirigir un espectáculo escrito por José Gabriel
Núñez para la Universidad de las Artes, con Carlos Márquez como figura única. Carlos es
el actor venezolano por antonomasia. La gente lo adora. Por él sienten una gran identificación. Lo
sienten arraigado no sólo con el arte de hacer teatro, sino con la esencia
misma de la historia reciente del país. Lo otro, trabajar con Rodolfo
Saglimbeni la temporada de ópera, para la que, según sus propias palabras, no
hay reales, pero si grandes deseos de salvarla. Todos vamos a trabajar
prácticamente gratis, por lo que urge una bajadita de las entidades involucradas.
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