Anthony Lo Russo y Orlando Paredes en sus complejos roles gaís |
A pesar que la Carta
Magna de 1999 veta todas las discriminaciones posibles, en Venezuela a los gais se les vitupera, irracionalmente,
como parte de estrategias políticas, o se les mata en calles o avenidas porque
no pagan peaje. No obstante, esa comunidad genera un inédito éxito de taquilla cinematográfica
con Azul y no tan y tan rosa y ahora
se muestra en el Teatro Santa Fe por
intermedio de la comedia Los chicos del
69. Pulcra versión que César Sierra hizo
de The Boys in the Band (1968) –Los
chicos de la banda- pieza de Mart Crowley que fue un ariete para la
revolución homosexual en USA, a finales de los 60; esa obra, traducida, se
exhibió aquí en el Teatro Las Palmas, en 1978, producida por Conchita Obach y
con Yanis Chimaras, “el regalo” para el cumpleañero de la fiesta.
Como homenaje a la
nostalgia y para evaluar hasta donde ha avanzado el público, César Sierra mostró,
durante las temporadas de 2007 y 2009, Los
chicos del 69 en el teatro
Escena 8, hasta contabilizar 70
funciones. Y ahora, por apoyar a Karl Hoffmann en su lucha para crear un centro
cultural en el este caraqueño, ha remontado su controversial espectáculo con un grupo de comprometidos y
desenfadados intérpretes,como son: Orlando Paredes, Carlos Arraíz, José Roberto Díaz,
Kevin Jorges, Anthony Lo Russo, Juan Carlos Lares, Martin Peyrou y Agustín
Segnini.
Los chicos del 69 es una melodramática radiografía sobre la
sociedad gay. Son siete amigos que se odian y se quieren y por eso festejan un
cumpleaños, en el apartamento de uno de ellos, pero una visita inesperada los
obliga a fingir y comportarse diferentes, hasta que todos descubren que la
única manera de ser felices es aceptarse a sí mismos y defender lo que son y lo que
quieren, sin temor al “qué dirán” ni a las presiones familiares y sociales.
Lo del
título Los chicos del 69 es porque se realiza en el apartamento número 69 de un edificio
caraqueño. Gracias a la
ambientación escenográfica, lograda por Héctor Becerra, se transforma en un
barroco salón de finales de los años 70 en Caracas, lo cual coloca al público
en el mismo espacio escénico y hace más íntima la representación. Con esta
novedosa puesta el público se sienten aún más cerca de estos “chicos” que
pretende divertirse y quienes terminan por hacer un inesperado striptease de sus mundos íntimos.
El montaje 2013 de
Los chicos del 69 es más eficaz y
estrujante con sus actuaciones, aunque tiene varios actores de anteriores
temporadas. Ahora hay mejores composiciones histriónicas, aunque Orlando Paredes y Carlos Arraíz son quienes
más destacan por las peculiaridades o características de sus personajes.
César Sierra ha reiterado como en sus respectivos
momentos históricos Los chicos de la banda y Los
chicos del 69 mostraron al escéptico público heterosexual venezolano que, pese
a lo que pensaran, los gais son humanos y tan reales como cualquiera de ellos,
personas que padecían sus mismas desgracias y tenían sus mismas necesidades. Miedo
a envejecer, temor a la soledad, necesidad de afecto y la fidelidad, no son
temas que pertenecen solamente al mundo homosexual. Son universales.
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