Daniel Rodríguez y Juan Vicente Pérez, ejemplares actores venezolanos en el drama cubano "Fresa y chocolate" |
El periodista
Ángel
Ricardo Gómez, de El Universal,
entrevistó a Senel Paz, autor de la obra Fresa y Chocolate, la cual
exitosamente hace temporada en el teatro Trasnocho de Caracas, gracias al buen
trabajo del director Héctor Manrique y los actores. Por considerarla de gran interés
cultural republicamos este importante
trabajo.
Ha sido
tachado de "oficialista" por la oposición, pero también ha sido
tildado de "disidente" por autoridades del gobierno cubano y
simpatizantes del castrismo. Senel Paz (1950), actualmente en LaHabana, se considera de centro, pero
principalmente es un escritor que busca trascender su propio tiempo y espacio.
La cartelera venezolana se engalana con un texto suyo, Fresa y chocolate, cuya dirección corre por cuenta de Héctor Manrique y bien actuado por Daniel Rodríguez, Juan Vicente Pérez y Wadih Hadaya, y con la
pulcra producción de Carolina Rincón.
Vía electrónica, Senel Paz dice: "Yo
preferiría responder también algunas preguntas por escrito... Soy un
entrevistado pésimo, hablar no es lo que mejor se me da, creo que por eso es
que escribo. Me cuesta tanto trabajo empezar como terminar y decir las cosas
con brevedad y coherencia, y sé cuánto se agradece eso en el periodismo,
justamente fue por ahí donde empecé, fue lo que estudié". Amablemente,
atiende después el teléfono para las repreguntas y los cuestionamientos más
polémicos.
-El lobo, el bosque y el hombre nuevo fue un
relato literario, luego fue teatro a través de adaptaciones, luego guión y
película, y por último un musical... Lo que estamos viendo en Caracas no es la
adaptación del cuento o el guión de la película por el propio autor, sino el
nuevo espacio en el que los personajes han continuado viviendo y desnudándose,
mostrando otras zonas de su relación y sus almas... Me siento muy feliz con
este estreno.
-¿Además de la tolerancia, la amistad... le
interesaba plantear algunas ideas sobre la ciudad de La Habana, otra de las
protagonistas de la película?
-Más que la tolerancia y la amistad, me interesa plantear o reconocer la diversidad de las actitudes humanas, la relatividad de todo punto de vista, y la riqueza que implica toda esa diversidad. También me interesa subrayar que siempre hay modos de que la gente confronte de manera intensa pero no agresiva sus diferencias. Tolerancia no equivale a compartir otros puntos de vista, sino admitir el derecho de estos a existir y ser expuestos. El diálogo inteligente puede y debe ser apasionado, pero no descalificador ni excluyente del contrario. La Habana en este caso representa lo cubano, visto como historia, memoria y futuro.
-Más que la tolerancia y la amistad, me interesa plantear o reconocer la diversidad de las actitudes humanas, la relatividad de todo punto de vista, y la riqueza que implica toda esa diversidad. También me interesa subrayar que siempre hay modos de que la gente confronte de manera intensa pero no agresiva sus diferencias. Tolerancia no equivale a compartir otros puntos de vista, sino admitir el derecho de estos a existir y ser expuestos. El diálogo inteligente puede y debe ser apasionado, pero no descalificador ni excluyente del contrario. La Habana en este caso representa lo cubano, visto como historia, memoria y futuro.
-¿Nunca fue percibida como incómoda su obra para
el poder político, religioso o cultural de Cuba?
-El hecho de que esta obra en cada ocasión
llegara acompañada de éxitos internacionales importantes, y sobre todo, que se
hiciera inmediatamente popular en Cuba, que el público se la apropiara, la
hiciera suya con independencia de mi persona, aunque la denominaran "el
cuento de Senel", la protegió mucho de la censura, y de este modo fue muy
útil porque corroboró una vez más que la libertad es el sitio donde mejor
estamos. La censura actuó de modo simbólico, no permitiendo que la pasaran por
televisión durante 14 años. La censura siempre es política, y no te echas en
contra una obra popular. También se debe a Diego, es ese tipo de personaje o
persona que se cuela por las rendijas.
-El actor Jorge Perugorría ha dicho que los
cubanos aún no se han dado el abrazo final de Diego y David. ¿Usted lo
secundaría?
-Creo que Jorge tiene razón, pero me parece que
nos vamos acercando y que cada vez tenemos más ganas de ese abrazo. Falta,
porque tiene que ser sincero. ¿Por qué? La política nos ha separado mucho, las
pasiones políticas pueden llegar a ser ciegas, intolerantes.
-¿Cuál siente que es su rol como intelectual en una sociedad como la cubana?
-Justamente estoy en un punto en el que creo que mi rol en la sociedad cubana, en el Caribe y América Latina (y esto lo digo irónicamente), es escribir. Siempre he creído que suceden demasiadas cosas en el mundo como para dedicarse solo y simplemente a escribir, pero estoy arribando a la conclusión de que en el caso de un escritor, es lo mejor, más inteligente y honesto que puede hacer.
-¿Cuál siente que es su rol como intelectual en una sociedad como la cubana?
-Justamente estoy en un punto en el que creo que mi rol en la sociedad cubana, en el Caribe y América Latina (y esto lo digo irónicamente), es escribir. Siempre he creído que suceden demasiadas cosas en el mundo como para dedicarse solo y simplemente a escribir, pero estoy arribando a la conclusión de que en el caso de un escritor, es lo mejor, más inteligente y honesto que puede hacer.
-¿Debe el intelectual ser agradecido con la
revolución?
-Supongo que depende de cómo te ha ido, pero en
todo caso es un error si la gratitud implica sumisión, falta de crítica, de
oposición, si así lo entiendes. Cada cosa en su lugar y en su momento. La
gratitud no te puede poner un tapabocas.
-¿Hacia dónde siente que marcha la
intelectualidad en la Cuba de hoy?
-Como siempre, parte de la intelectualidad cubana marcha hacia el exterior. A otros les gusta permanecer. La novedad está en que sea una opción, que exista el retorno. Las marchas ya no tienen que ser definitivas, como en el caso de Diego.
Por el hilo telefónico
-Como siempre, parte de la intelectualidad cubana marcha hacia el exterior. A otros les gusta permanecer. La novedad está en que sea una opción, que exista el retorno. Las marchas ya no tienen que ser definitivas, como en el caso de Diego.
Por el hilo telefónico
-"Las marchas ya no tienen que ser
definitivas", dice. Sin embargo, ¿le ha pasado por la cabeza salir de Cuba?
-No. Nunca. En primer lugar es una motivación
personal y familiar, estar en el lugar al que tú perteneces, donde tú naciste,
donde tienes tantos lazos, es una decisión personal y emocional que no tiene
que ver con la política.
-¿Cómo es que un escritor con ideas tan críticas e incómodas para el poder, decide quedarse en Cuba?
-¿Cómo es que un escritor con ideas tan críticas e incómodas para el poder, decide quedarse en Cuba?
-Yo creo que es justamente por eso, para estar
cerca del objeto que críticas y que amas. Creo que la cercanía y la
participación, y el estar mezclado con tu realidad, es muy atractivo y
motivador para un escritor... Yo siempre me hago la pregunta contraria: ¿por qué habría de
irme de mi país, de mi familia? Tengo muchísimas razones, antes que la política
o la ideológica, para vivir en mi país, en mi cultura, con mis sabores, mis
recuerdos, mis sonidos, mi memoria, mi luz, el habla y la gestualidad de los
cubanos. ¿Por qué la política o la ideología tendrían que determinar, en primer
término, una cuestión tan importante, ser la medida de esa decisión? Para mí,
es antes que todo una cuestión sentimental o poética, que funciona para mí,
pero puede que no funcione para otros. No creo que "hay que irse de
Cuba" ni que "hay que quedarse en Cuba"; que ni lo uno ni lo
otro es lo bueno o lo malo, o lo correcto o no.
-Dice que su rol es escribir, pero ¿escribir sobre qué?
-Dice que su rol es escribir, pero ¿escribir sobre qué?
-Está la realidad, la memoria y está la
imaginación. Una cosa que la mayoría de escritores cubanos rechazamos es que
estuviéramos obligados a escribir en términos sociológicos, realistas o
políticos. La realidad entra de una manera natural en lo que uno escribe. Yo
particularmente, no escribo guiándome por temas o realidades sino por
personajes, y estos están en un contexto.
-¿Y qué personajes le interesan?
-Me llaman la atención los personajes que están
en la esquina de la vida, es decir, no los triunfadores, sino las pequeñas pero
intensas vidas; me llaman más la atención los personajes populares. Por
ejemplo, un autor como Leonardo Padura ha escrito una novela sobre Stalin
siendo un cubano, es decir, que hoy en día es algo que ocurre con mucha
frecuencia. El buen escritor no está limitado por su espacio nacional, ni por
su espacio temporal, y eso es importante, aunque tú espacio temporal y personal
tengan mucho peso.
-Algunos lo vinculan con el "hombre
nuevo" de la revolución cubana. ¿Se siente como tal?
-La verdad es que nunca he pensado en eso. El
concepto de hombre nuevo es ideológico y político, está vinculado con un
individuo que solo se da en la circunstancia de una sociedad socialista, según
la concebíamos con todas sus utopías. Yo creo que es más importante ser
honesto, decente, que la ideología que tú tengas.
-¿Cree que se acepta más la disidencia en la Cuba
actual?
-Yo creo que Cuba está evolucionando lentamente hacia una comprensión de
la diversidad en todos los campos y que lo que está evolucionando sobre todo es
la misma realidad, es decir, las diferencias y la diversidad de puntos de vista
cada vez son más obvias y la diversidad en el juego social cubano, y que a los
políticos más bien les toca comprenderlo o no
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