Una gran muestra del versátil talento histriónico femenino |
El grupo teatral Rajatabla
celebra sus 43 años de vida útil para la cultura venezolana con el espectáculo Madame de
Sade , versión escénica de Vladimir Vera sobre el texto original de Yukio Mishima
(Tokio,1925-1970), el cual hace temporada en su sede -entre los espacios de
Unearte y el Teatro Teresa Carreño- con las actrices Francis Rueda, Fedora Freites,
Eliana Terán, Adriana Bustamante, Tatiana Mabo y Graziella Mazzone; la
musicalización está a cargo de Eduardo Bolívar, el diseño de
iluminación de David Blanco y la producción general va de la
mano de William López, actual presidente de la institución.
Vladimir Vera, actual
director artístico de la institución, explica que representan Madame
de Sade porque Mishima es uno de los
dramaturgos más importante del territorio japonés. “Y el porqué de mi respuesta
está enmarcada en el tema de la obra, que es un reflejo de la vida del autor.
Mishima fue un dramaturgo plagado de contradicciones: era militar, homosexual y
un hombre de letras. Y esas contradicciones se sienten en la obra; una obra difícil,
violenta, pero sobretodo humana. Sentimos
las pulsiones de seis mujeres rondando alrededor del Marqués de Sade, justo en
el medio de la Revolución Francesa, donde el pueblo con hambre, vocifera contra
la monarquía. Pero Mishima, como gran dramaturgo que fue, no cierra, no
moraliza. A través de una fuerte contención, se pasea por esas pulsiones para
invitarnos a aceptar que quizás seamos el resultado de todas estas
contradicciones”.
-¿Cuál es su importancia o valor?
-En una
sociedad que pareciera dividida entre la racionalidad y las bajas pasiones,
entre lo espiritual y lo material, entre la moral y el pecado, esta Madame
de Sade levanta su voz para
ayudarnos a asumir nuestras dicotomías. He allí el valor de esta dramaturgia clásica.
Por eso la escenificamos.
-¿Cuáles son los ejes conceptuales del
montaje?
-Es un montaje anacrónico que sale del teatro antropológico de época. Tiene una estética muy industrial, que se pasea por códigos visuales contemporáneos. La musicalización nos lleva por espacios sonoros muy actuales; y las luces nos muestran a un Sade lumínico, vivo. La obra tiene códigos muy sexuales, que comulgan con la noción de Sade. Nos ha unido el amor por el proyecto, esa pasión que se desprende por las letras de Mishima. Una vez con ese norte, he unido diferentes formaciones actorales, en un código común, homogéneo. Desde Francis (con su talento y experiencia) hasta las más jóvenes, quienes están dejando su alma en la escena, que es la meta de todo director.
-Es un montaje anacrónico que sale del teatro antropológico de época. Tiene una estética muy industrial, que se pasea por códigos visuales contemporáneos. La musicalización nos lleva por espacios sonoros muy actuales; y las luces nos muestran a un Sade lumínico, vivo. La obra tiene códigos muy sexuales, que comulgan con la noción de Sade. Nos ha unido el amor por el proyecto, esa pasión que se desprende por las letras de Mishima. Una vez con ese norte, he unido diferentes formaciones actorales, en un código común, homogéneo. Desde Francis (con su talento y experiencia) hasta las más jóvenes, quienes están dejando su alma en la escena, que es la meta de todo director.
-¿Cómo se seleccionó al elenco?
-Esta es
el montaje que conmemora los 43 años de
vida de la Fundación Rajatabla. En concordancia con William López, decidimos
que sólo una figura con la fuerza de Francis Rueda, podía encabezar este
elenco; Francis, que hace 43 años fundó este grupo, junto con Carlos Giménez.
Fedora Freites es mi musa, pienso en ella para cada proyecto. Invite a
Graziella Mazzone (con quien ya había trabajado) y tuve la suerte de contar con
tres de las mejores actrices de este nuevo Rajatabla: Eliana Terán, Adriana
Bustamante y Tatiana Mabo. Tres estudiantes del TNT (Candice Wilcox, Deborah de
Freitas y Rosángela Ingallina) representan las pulsiones del Marques de Sade y cuento además con Natalia Katrina Serra en
la danza aérea.
Seis mujeres
Tras una vida de
lealtad y entrega, Madame de Sade (Renné de Sade) decide abandonar a su marido
cuando éste consigue definitivamente su libertad. Este interrogante, que ha
permanecido irresoluto, sirve de pretexto para que Yukio Mishima escriba su
pieza Madame de Sade hacia 1965, donde refleja la convulsión de una
sociedad que transita radicales cambios políticos y sociales, por lo cual fue ambientada
en la Francia de la Revolución. Es, en su más profundo sentido, un canto a la
heterodoxia, una oda al “espíritu más libre del mundo, según diría Apollinaire,
en su momento del Marques de Sade. Ahí el dramaturgo trata de responder a un
enigma histórico: por qué tras largos años de espera y fidelidad, Madame de
Sade se encierra en un convento. Ahí el Marqués de Sade es mostrado a través de
la mirada de seis mujeres: su esposa, la hermana de esta y la madre, además de
tres señoras más. Son mujeres que expresan su propio mundo de contradicciones:
el feudal que ve cómo se derrumba su escala de valores, el místico que busca la
luz, el apegado de la tierra, el amoral que rompe la norma como conducta de
vida, el populista demagogo, el revolucionario individual que persigue un ideal
de belleza, y al final, la inmolación como meta final de todos ellos.
Estreno en Caracas
Yukio Mishima, cuyo
verdadero nombre era Kimitake Hiraoka, es considerado
como uno de los más grandes escritores de la historia del Japón. Escribió 40
novelas, 18 obras de teatro, 20 libros de relatos, y, al menos, 20 libros de
ensayos, así como un guión fílmico. Una
gran porción de su obra se compone de libros escritos rápidamente sólo por los
beneficios monetarios. Su Madame de Sade
fue estrenada hacia el 2009 en Londres, dirigida por Michael Grandage y tuvo en su elenco a
figuras como Rosamund Pike, Judi Bench,
Frances Barber, Deborah Findlay, Jenny Galloway y Fiona Button, entre otras.
Pero mucho antes, en 1995, se montó en
Nueva York, bajo la dirección de Ingmar Bergman. Ahora, por primera vez se
representa en Caracas.
Sadismo
Gracias a
Horacio Peterson, en el siglo XX, e Ibrahim Guerra, durante la temporada de
2008, el teatro venezolano ha disfrutado sendos montajes de la pieza Persecución y asesinato de Jean Paul Marat, tal y como fue representada
en el sanatorio de Charenton por el Marqués de Sade, de Peter Weiss. Así se
ha conocido teatralmente a Donatien Alphonse
Francois de Sade, el Marqués de Sade (París, 1740/ Charenton, 1814), un legendario
escritor francés perseguido y encarcelado no solo por la revolución francesa,
sino también por el viejo régimen y finalmente el Imperio de Bonaparte. Su
nombre ha pasado a la historia convertido en sustantivo y desde 1843 la palabra
“sadismo” aparece en los diccionarios para describir la propia excitación
sexual producida al cometer actos de
crueldad, físicos o psicológicos, sobre otra persona: mujer, varón, niños o
animales.
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