Su trabajo artístico escindió el antes y el después de las artes escénicas criollas |
Se conmemoran 21 años del mutis del director Carlos Giménez y es por eso que se le dedica el Tercer Festival de Teatro de Caracas, importante evento organizado por
Fundarte, con más de 200 agrupaciones para mostrar multisápidas creaciones
escénicas, además de foros, conversatorios, exposiciones fotográficas y especialmente
una versión de su espectáculo El
coronel no tiene quien le escriba, el cual se convirtió en el emblema de la
agrupación Rajatabla (fundada en 1971) tras de su exitoso estreno en el
Festival de Spoletto, hace 25 años
Sobre como fue aquello, el mismo Giménez contó que con su montaje “trata
de interpretar la historia desde una perspectiva política y artística cuya
unidad para nosotros es indivisible. El original es un texto narrativo y su traslación
al lenguaje dramático es obviamente difícil, hasta traumático. El cambio de lenguaje
determina sus limitaciones pero también ofrece nuevas posibilidades. La
interpretación de un hecho artístico no puede ser definida por el concepto
unilateral de una supuesta fidelidad al texto. Los caminos del arte son
infinitos; infinitos, son, por ejemplo, las interpretaciones de un teatro
shakesperiano”.
MENSAJE DE DESESPERANZA
Niega que al texto original de García Márquez le hayan añadido algo. Es
una versión dialogada, bajo sus indicaciones, por Aníbal Grunn y Daniel López.
“Nada ha sido agregado. Se ha interpretado, es decir, no hay una lectura literal
del texto, sino una recreación del mismo.
Tanto la obra como nuestra puesta en escena se centran en el hombre latinoamericano
y su tragedia. Dentro de la misma caben todos los tipos sociales posibles. La dignidad
no es un estereotipo; miles de personas mueren por ella en El Salvador o en
Guatemala. La violencia y la corrupción son los pilares fundamentales sobre los
cuales se asienta y desarrolla nuestro drama”.
Enfatiza que la belleza de la producción y el humor del espectáculo no
destruyen nunca el mensaje de desesperanza que se desprende del espectáculo
mismo., “porque el humor y la belleza son parte de la desesperanza .Un rosto
triste es bello, un niño que llora de hambre es bello. Porque la belleza es la
conmoción de lo esencial. La tragedia en sus altos niveles es la perfección de
la belleza. La misión del arte, y del teatro en especial, es asociar la belleza
con el drama del hombre”.
Subraya que Gabriel García Márquez vio su espectáculo en el teatro
Hidalgo de la capital mexicana hizo una importante declaración para el diario La Jornada, del 24 de agosto de 1989,
declaró así, ante el interrogatorio periodístico: “¿Reconoce usted a los personajes? No, los reconozco. Los conozco. No
los había conocido, los conocí ahora. Yo me imaginaba cómo eran, pero nunca los
había visto. Ahora los vi. De veras. He descubierto que mis personajes tienen
voz y me he dado cuenta que es exactamente la voz que siempre me había
imaginado”.
DESILUSIÓN Y FRACASO
Carlos Giménez
explica que su montaje es una superposición de tiempos para la demostración palpable de la desilusión y el
fracaso. Pasado y presente conviven, reiterando la esperanza fallida. El futuro
no llega y el coronel ve pasar la historia como una traición permanente a lo
que una vez fue la fe en una causa. El dispositivo escénico es parte del centro
de este microcosmos: la habitación donde el coronel y su mujer dormitan sus
pesadillas. Ella en una cama cubierta con un mosquitero que es a la vez coraza
y reducto. Él, en su hamaca, como un barco en el desierto. Los rodea la ciénaga.
Todo el país es una ciénaga donde se hunden las esperanzas, los proyectos de
vida, las causas nobles. En medio de la lluvia, las paredes y los muebles se
desplazan, desaparecen, crece el vacío, la inutilidad del esfuerzo material. El
coronel perderá su casa hipotecada así
como perdió a su hijo, como entregó los fondos de la revolución. Al final los
muros de su casa serán un paredón para morir, un lugar para ver pasar a la
muerte. Su puesta en escena, intenta
recuperar fragmentos de la realidad: Una puerta, una ventana como una moneda de
dos caras, una atomización del espacio, trozos de una vieja fotografía que el
tiempo transformó en olvido. “Habrá que ponerle nombre a las cosas para no
olvidarse lo que son”, dice la esposa
del coronel, quien pregunta: “Mientras tanto, ¿qué comemos? ¡Dime!, ¿qué
comemos?”, el coronel contesta: “¡Mierda!”. Las paredes del rancho se han hecho
una interminable fila de láminas oxidadas que atrapan al coronel, al gallo, a
su mujer y a sus ilusiones. En la puerta el hijo de ambos, Agustín, los mira
sin entender. Entre sombras y luces pasan sus vidas. Es un trágico relato
de nuestra América Latina.
VERSION 2014
Juan Carlos Giménez
Gallardo (más conocido como Carlos Giménez) nació en Rosario, Argentina el 13
de abril de 1946 y murió en Caracas el 27 de marzo de 1993, a consecuencia del
Sida, tras vivir en Venezuela desde 1971 y asumir la nacionalidad por lo
cual usaba la cedula No.6.287.454. Larga
es la lista de eventos y de instituciones que creo, de la cual solo sobrevive Rajatabla.
Dirigió no menos de 60 espectáculos y ahora hacen una versión de su glorioso
montaje El coronel no tiene le escriba, a cargo del director Pepe Domínguez
y con la participación de los actores. Francisco Salazar, Aura Rivas, Gonzalo
Velutini, Marco Alcalá, José Sánchez, Loly Sánchez, Rafael Ortiz, Vicente
Lezama y Johnny Torres. Usan el original diseño escenográfico de Rafael Reyeros. Este espectáculo abre el FTC, este viernes 11 de abril e inaugura el teatro Bolívar, en el
centro de Caracas.
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