Vivito y trabajando en Italia, este caraqueño. |
Desapareció de repente, como si la tierra lo
hubiese engullido. Nadie se percató de su ausencia, ni en la radio en la
televisión ni tampoco en los escenarios teatrales se sabía algo de él. Se pensó incluso que estaba muerto o desaparecido
o simplemente de parranda. Nosotros lo recordamos cuando se hizo la reposición
2014 de El coronel no tiene quien le escriba para el reciente Festival de Teatro de Caracas,
porque él era otro de los directores venezolanos que ha escenificado textos de
Gabriel Garcia Márquez, después de Carlos Giménez.
Por Internet mandamos un S.O.S. (Salven nuestras
almas o Save Our Souls) a un email que teníamos de Carlos Omobono en el
PC y por ahí él respondió:
-Edgard Antonio querido, sentí nostalgia (me había propuesto no caer en
ella y no responder misivas de nadie) de nuestras veladas musicales y poéticas
en tu apartamentico del edificio ISSA, de Canónigos a Santa Bárbara, a finales
de los setenta, donde hasta nuestro Romeo Costea intervenía, igual que Haydée
Chavero, Jorge Luis Morales y Luis Salmerón, en otros, toda gente de la incipiente
Escuela de Artes de la UCV. Éramos felices y no lo sabíamos, lo disfrutábamos,
porque así es la vida sin prisa y sin apuros.
-¿Estás en Italia, la tierra de
tus padres?
-Sí y ¿qué hago ahora en Milano? “Nada
sucede dos veces...Y es lo que determina/Que nazcamos sin destreza /y muramos
sin rutina”: De Wislawa Szymborska Llamando al Yeti 1957. Parafrasear a la poeta y ensayista
polaca no es todo, recientemente colaboré como
corresponsal para las radios venezolanas AM y FM Center ante el
Vaticano a propósito de la doble canonización de Juan XXIII y Juan Pablo II, en
un especial del 27 de abril del 2014, ¡entre Papas me vierais! Para entrar y
salir del Vaticano fue rudo y titánico, pese a la acreditación con antelación
tramitada, lo cual me hizo pensar que para el acceso o marcharse de la Santa
Sede en ceremonias como las del domingo se requiere una beatificación previa
personal.
-¿En qué laboras?
-En este largo año de mi
vida en esta ciudad de la Lombardía me he desempeñado también (sin falsa
modestia), a nivel de internacional
intelligence como colaborador de la revista del Pen Club Italia; me he
hecho miembro de L'Associazione Stampa Estera, Sezione Alta Italia, que reúne a
bien 89 periodistas de 22 países; he sido también Booking Agent de Stelvio Cipriani jazzista y autor de bandas sonoras
para películas tales como Anónimo
veneciano & La polizia ringrazia, gracias a mi desempeño otrora en Big
Show Productions; y he resuelto el start-up
di BestvisionTv IPTV. Todo free lance,
y parafraseando esta vez a Cabrujas y su obra teatral El día
que me quieras , al mítico Pío Miranda:-.(sic)…”En
treinta y ocho años de mi vida he sido maestro de escuela, cajero de imprenta,
secretario de un comprador de esmeraldas en el río Magdalena, espiritista,
seminarista, rosacruz, masón, ateo, librepensador y comunista”. En fin, yo,
me he estado reinventado.
-¿Qué pasó con el teatro, tu más grande
pasión?
-He traducido al italiano dos de mis
piezas, La mujer que te ama más y Edipo
Gay, y ahora trabajo una versión traducida al italiano de la obra del
inmortal García Márquez Diatriba de amor contra un hombre sentado,
la cual monté, con Marina Baura, durante la temporada 2008. Como espectador soy
un privilegiado, pues disfruto del buen teatro europeo en el Piccolo Teatro di
Milano (con el que mantengo excelentes relaciones), y Ópera y Ballet en el
mundialmente famoso Teatro alla Scala. Placeres mundanos que fortalecen el ánima.
-¿Cómo vives?
-Vivo en un discreto apartamento, en
planta baja y al final de una calle ciega, cuya mayor ventaja son los 113
metros de jardín que eran plenamente disfrutados por mi mascota Sombra, un
perro weimaraner de 13 años de edad que, tristemente para mí, hace poco menos
de un mes ya no está. Muchas amistades nuevas, no he topado con otros
venezolanos, aunque frecuento un lugar donde se comen arepas y pan de jamón y tequeños,
que se llama: “Arepaz”.
-¿Y la otra pasión, qué no se nombra pero que alimenta?
-Si bien el amor es un don que Dios nos
dio para disfrutarlo, vivo solo. El amor
no está en el otro, dice Paulo Coelho, está dentro de nosotros mismos;
nosotros lo despertamos. Pero, yo agrego, que para que despierte necesitamos de
los otros. Y agregaría lo que decía Pablo Neruda: si nada nos salva de la muerte, al menos que el amor nos salve de la
vida.
-¿El regreso está en agenda?
-Solo el barquero Caronte tiene agenda,
creo yo, aunque es una divinidad. Por ahora vivo y trabajo para ayudarme a la
sobrevivencia de este simple mortal.
Festejó sus primeros 20 con la
puesta en escena de la comedia Mónica y el florentino, ópera
prima de Isaac Chocrón Serfati, estrenada dos décadas atrás por
Romeo Costea. Aquello transcurrió, desde las 8PM del 18 de enero de 1979, en la
sala Juana Sujo del Nuevo Grupo, en otra Caracas. Escribo del teatrero y
periodista caraqueño Carlos Omobono, quien festejó el Día de los Difuntos
en el Ateneo de Caracas, el 2 de noviembre de 2012, con su
unipersonal Yo estaba muerto, no estaba de parranda, apuntalado
por el soporte técnico de Mailyn Birchfield, Luisa Marcano, Dante Furcolo,
Javier Moreno y María José Mata, y la complicidad de 70 miembros de la familia
elegida que lo acompañamos. Se atrevió con esa rocambolesca historia de un
venezolano que tras ser asaltado y asesinado en una discoteca de Caracas, su
cuerpo es sometido a vejámenes lujuriosos por un famoso modista homosexual,
para ser después ser ruleteado por una ciudad a oscuras. Lo creativo y
estimulante de lo que ocurrió es que el siniestro texto lo interpretó muy bien
Omobono, utilizando apoyos audiovisuales y un cierto estilo inimitable de
actuación, que combinó la desaforada locución del actor de stand up
comedy y el reposado relato del cómico que revela la experiencia del
personaje: un muerto vivo y quien además imita a los artistas del cante jondo. La
realidad siempre será superior a la ficción y nadie debe sorprender lo que
muestra la escena. Omobono, a quien conocí en los espectáculos de Lily Álvarez
Sierra y su compañía teatral de jóvenes y adultos, logró durante las últimas
cuatro décadas hacer una vida pública profesional y artística, con
criterios Open Mind y sin posturas falsas, gracias a sus
programas de entrevistas para la televisión y la radio a personajes de la
farándula, además de escribir piezas teatrales, producirlas y representarlas.
¿Qué pasará con el teatrero? Todo…mucho… o nada, pero seguro que siempre
estará preparando una sorpresa, porque el arte de Tespis lo lleva en las venas.
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