Unos venezolanos enfermados por el teatro filosófico |
La juventud construye su futuro y no
espera ni pretende que se lo fabriquen. Así piensan y lo demuestran los juveniles
venezolanos del Grupo Teatral La Salamandra con su espectáculo No Exit,
basado en la pieza de Jean Paul Sartre, el cual presentan en la sala Rajatabla,
dirigida por Loredana Volpe, quien también actúa al lado de Edmundo Bianchi, Fabiola
Arace y Reinaldo Navas. La próxima semana se mudan a la Sala Cabrujas,en Chacao.
Es la primera vez que vemos en escena a estos gratos
teatreros “salamandras” y creemos que lo justo o correcto es ponderarlos con
otro espectáculo para emitir un juicio sensato sobre su arte teatral, el cual,
aunque recién comienza, ya exhibe aspectos positivos. ¡Bienvenidos sean, ya que
la experiencia los capacitará y por ende serán felices!
FANTASMA DE BRADBURY
Mientras tanto, la directora Loredana
Volpe nos cuenta que, en febrero de 2012, se reunió con otros dos actores con “el
fin de fundar una compañía actoral en la que tuviésemos la oportunidad de
trabajar en nuestras propuestas; teníamos la necesidad de teatralizar piezas
exclusivamente literarias. El primer nombre para el grupo fue F-451, en honor
de Ray Bradbury y su famosa novela Fahrenheit 451, que hace referencia a
la temperatura necesaria para que los libros ardan completamente, ya que están
proscritos por los poderes públicos por ser considerados perjudiciales para la
felicidad del hombre, por lo que todo aquel que posea alguno es castigado
severamente. En este punto aparece nuestro símbolo, porque los bomberos del
mundo de Bradbury conducen unos vehículos con apariencia de salamandras que
cumplen una función distinta a la acostumbrada: se encargan de provocar incendios
en las casas cuyos habitantes resguardan algún libro. Nosotros rescatamos la figura de este urodelo como símbolo
de redención y de purificación de la literatura en el teatro, ya
que a partir de dichas penalidades los habitantes de esta ciudad que amaban los
libros se vieron en la necesidad de convertirse en obras literarias vivientes,
cada uno transmutado en una pieza literaria que los demás podían consultar a
escondidas”.
-¿De dónde son las salamandras de la agrupación?
-De los actores fundadores sólo quedé yo;
uno de ellos es filósofo y venía de Teatro UCAB (Eduardo León) y el otro es uno
de mis ex alumnos cuando dirigí el Grupo Teatral Juvenil ANTI-fases (Ezequiel
Petrocelli). Empecé a reunir más actores para un primer proyecto y convoqué a
un casting al cual invité a quienes habían trabajado conmigo en el Gimnasio de Actores,
de Matilda Corral o en el Taller de Canto y Actuación de Mariana Cabot. Me
recomendaron a otros y el grupo creció en número: La Salamandra ha contado con
actores que venían de Horus Teatro, del Grupo Teatral Nueva Era, de Skena,
entre otros. Actualmente sus integrantes, que ya forman parte de nuestra planta
de actores fija, vienen de Rajatabla, como Fabiola Arace; de El Chichón, como
Edmundo Bianchi; de Séptimo Piso, como Reinaldo Navas; del mundo del doblaje,
como Víctor Simón Díaz; de UNEARTE, como Flor Veracierta; de Horus, como Mafer
Esparza, de Teatro UCAB, como María Gabriela Díaz y Álvaro Campos. Otros
actores, como Samuel Coelho, se han formado con nosotros.
-¿Qué teatro pretenden representar?
-Nuestra misión ha sido y es llevar al
teatro obras literarias que respondan a nuestras necesidades de comunicar un
mensaje, y por encima de todo, un mensaje de protesta. Esa es parte esencial
del teatro que estamos interesados en representar. Las piezas de vanguardia
cumplen, para nosotros, con este objetivo, precisamente porque nos permiten
experimentar con las formas. Nuestro primer montaje Ubú rey, mostrado en la Sala 2 del Celarg en 2013, estuvo protagonizado por Teo Gutiérrez. Y
nuestro objetivo con esa pieza, valiéndonos del código dadá, fue señalar el
abuso de poder por quienes gobiernan. La obra fue adaptada al contexto de la
Constitución de la Nueva Granada (1832), y lo que en la pieza original de Alfred
Jarry era Polonia en nuestra obra era “Nueva Palmada”, juego de palabras que
hace referencia al falocentrismo que ha caracterizado a los gobiernos desde sus
inicios. Jarry se convirtió en nuestro estandarte de protesta: “Absoluta
rebelión frente a la totalidad de la simpleza”. Y es nuestro lema actual. El
segundo montaje, por tanto, seguía la línea de Jarry. Hice una adaptación de
todo el Ciclo Ubú (Ubú Rey, Ubú en la Colina, Ubú cornudo y Ubú
encadenado) y esta vez lo llevé al contexto de la República Bolivariana de
Venezuela, en nuestra obra llamada “Bubuzuela”. La recepción fue mayor porque
estaba adaptada en clave de comedia negra, de modo que el público se conectó
con la protesta de la pieza por intermedio de la risa. Un personaje, en
particular, tocó mucho al público: el Señor País (Víctor Simón Díaz), que era
empalado y desempalado en escena repetidas veces. En la pieza original es un
coleccionista de poliedros y en nuestra propuesta coleccionaba figuritas
presidenciales. La obra tuvo su temporada en el Teatro Santa Fe, a finales de
2013, y luego en Teatro UCAB, a principios de 2014, protagonizada por Edmundo
Bianchi (Padre Ubú) y Fabiola Arace (Madre Ubú).
EXPERIMENTAR
No Exit
presenta la posibilidad de experimentar como con ninguna otra pieza,
precisamente porque los personajes propuestos por Sartre están muertos,
conciencias macizas reunidas en una habitación que ellos relacionarán con el
infierno, sin que nadie los indique. “Como
seres vivos no podemos experimentar una situación como ésta o arrojar una
verdad absoluta sobre este respecto, de modo que tenemos la libertad para crear
miles de hipótesis. Sartre crea una caja experimental donde prueba
escénicamente una teoría antropológica sobre la conducta humana. Esto es, para
nosotros, el gran atractivo de esta pieza. En el proceso han surgido muchas
preguntas y sé que seguirán generándose más. Considero que todo proceso teatral
debe de ser un abierto, donde estaremos cuestionándonos el verdadero sentido de
cada palabra, cada sentencia, hasta la última función. Mucho más en una pieza
como ésta donde Sartre presenta una idea ontológica de la muerte: los
personajes no tienen futuro, su ser está coagulado y su pasado es
inmodificable, por lo que no tienen defensa posible ante la mirada del otro que
cosifica ese pasado. Y una de las condiciones fundamentales de esta caja es que
no tiene superficies especulares, de este modo los personajes se ven obligados
a buscar su imagen, su ser, en los ojos del otro. Esto es lo que representará
el verdadero infierno para ellos”.
PROYECTOS
Cuenta Loredana que ya trabajan en la
preproducción es Alicia en el país de
los villanos, una infantil escrita
por ella y en la cual participará todo
el grupo. Estima que se estrena en agosto, en Teatrex. Su siguiente propuesta
como montaje para adultos es El balcón
de Jean Genet, en el cual trabajarán a finales de este año. Por ahora apuestan por los autores franceses.
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