El teatro contra la homofobia y el Sida está en escena. |
Las cifras estadísticas sobre las
víctimas de la homofobia y el VIH/Sida superan el balance de los muertos de las
dos guerras mundiales del siglo XX. No menos de 100 millones de personas han
caído víctimas de aquella peste cultural y de la pandemia del retrovirus
durante las últimas décadas. Y si la humanidad no cambia –con el control definitivo
de la epidemia y un alto al fuego bélico- pues esos indicadores seguirán en crecimiento.
Para los intelectuales sensatos detener o disminuir esas dos plagas es asunto
vital y por eso sus esfuerzos, con sus respectivas artes culturizadoras, para ayudar
así al incesante trabajo de los científicos, además de las empresas de
medicinas interesadas y de algunos políticos sensatos que aun quedan.
Aquí, en Venezuela, los cineastas y los teatreros que conocemos han dado
sus aportes y por eso es que Elio Palencia, como también otros dramaturgos lo
hacen, escribe una obra tras otra para denunciar la presencia de la
discriminación sexual y el acoso incesante de los retrovirus para contaminar a
los sectores más jóvenes de la población. Lo más reciente de este maracayero de
54 años es De alta, un denso,
ambicioso y conmovedor texto, el cual ha sido estrenado en el Tercer Festival
de Jóvenes Directores Trasnocho, gracias a la audaz versión escénica de Juan Bautista,
quien contó con el apoyo de los actores Irving Gutiérrez, Fernando Azpúrua,
Omar Lugo, Shakti Maal, Rosana Mottola y Nerea Fernández, dentro del dispositivo
escenográfico creado por Marianery Amin.
¿Qué ha pasado con el Teatro del Sida, ese que desde los años 80 viene
denunciando esa grave crisis en la salud y en el amor de los seres humanos?
Imposible conocer con exactitud
todos los textos y montajes creados últimamente respecto al tema. Pero, si bien
gracias a los tratamientos retrovirales, la situación ha cambiado para mejor, aunque
persiste el estigma hacia los afectados, al igual que los fantasmas de
enfermedad y muerte. Aún muchos ignoran que VIH no es necesariamente sinónimo
de muerte y, lo que es más grave, la desinformación y los prejuicios, siguen
presentes. Hace poco nos enteramos, por un paramédico que trabaja en el ámbito VIH/Sida,
que, en nuestro país, la mayoría de los nuevos seropositivos son menores de 25
años. ¿No indica esto que aún hay mucho por decir y hacer respecto al
tema? El teatro sigue siendo un espacio para ello y nada mejor que toda la
información y la reflexión que aporta De
alta.
TEATRO
DEL SIDA
Elio Palencia, Marco Purroy y Johnny Gavlovski, en 1990, y David Osorio
Lovera, en 1991, coincidieron, sin previo acuerdo entre sí, llevar al teatro
como elementos dramáticos de sus piezas a personajes afectados por “el mal del
siglo” o sea infectados por un virus extraño que vino de lejos, el tristemente
famoso Síndrome de la Inmunodeficiencia. En síntesis, esos cuatro venezolanos,
preocupados ante el peligro que se cierne sobre la libertad de los seres
humanos para amar en toda intensidad posible, se fijaron en ese tema del Sida,
lo amaron y optaron por escribir sus textos: Anatomía de un viaje, Habitación
independiente para un hombre solo, Hombre y El
último brunch de la década. Añadieron, pues, a la larga de personajes del
prototipo venezolano, a seres nunca antes vistos en la escena, homosexuales,
bisexuales o heterosexuales infectados por virus del Sida, el cual pone en
peligro a la humanidad entera, sin distingos de costumbres amatorias, y/o
sexuales. Y eso es precisamente una novedad en el teatro de Venezuela, para no
citar al de otros países, el que sus dramaturgos escriban sobre el temible Sida.
Esas piezas teatrales, junto a las del precursor Amado Naspe, son las primeras
que se mostraron en Venezuela. Esa respetable lista prosiguió aumentando: Palencia
estrenó en 1997 a Arráncame la vida y en 2010 se agregó el
trabajo de Julio Bouley y José Luis Pérez: Vamos a imaginar que nos
estamos tomando un café treinta años después/ Testimonio teatral en 7 tiempos.
¡El Sida está ahí, agazapado, esperando a sus víctimas, tratando de impedir que
los seres humanos se amen!
Para Juan Bautista, De alta, tiene una "vigencia
inminente en un país donde hay carencia de retrovirales, donde las estadísticas
de personas que padecen Sida va en aumento, donde no existe una ley que proteja
a estas personas".
La saga del texto de Palencia, se desarrolla en la habitación de
una clínica, cual metáfora del encierro social en el que se encuentran los cuatro
personajes, prisioneros de ellos mismos a través de las decisiones y las conductas
que toman. Un joven de 25 años, quien ha sobrevivido a un intento de suicidio, debe
tomar una decisión y marchar al exterior, pero antes su ex novia se enamora de
su papá y un tercer hombre, con quien ha tenido una relación amorosa infructuosa,
deben decidir qué hacer con sus vidas, dentro de una sociedad de clase media ,
donde pululan los prejuicios y los recelos, en medio de las exigencias
normales por la doble moral y los
imponderables juicios de valor, todo eso dentro de una densa atmosfera
de revelaciones, secretos y reflexiones sobre temas que los unen como el amor
prohibido, la auto castración de los sentimientos, la (des)lealtad y las
salidas fáciles que generan sus encierros.
TRABAJO AUDAZ
El
director Bautista, ingeniero en informática y actor, se estrenó como director y
optó por cambiar o alterar el orden de las escenas de un texto tradicional como
lo concibió Palencia, de tal manera que el final del espectáculo es lo que el
autor propone como principio. Todo dentro de una intensa dinámica de las hiperkinéticas situaciones, las
cuales se acompañan con la música y las liricas del grupo
musical Mecano, que incluyen desde "La fuerza del destino" hasta "Un
año más”, entre otras.
Bautista ha dicho que el reto mas importante en la producción del
espectáculo De alta fue el factor económico, porque "ser un joven
director en estos tiempos, con la crisis que estamos viviendo, es realmente
duro pero al mismo tiempo retador, pues tienes que replantearte los espacios
escenográficos, la puesta en escena y resolver (…). Nos ajustamos a la voraz e
inclemente crisis que hace aflorar nuestra creatividad", puntualiza el
osado director, de 28 años.
Habrá que esperar hasta que Palencia haga el montaje de su propio, texto
sin mayores cambios en su estructura, para equiparar las respectivas
propuestas, pero por ahora se le aplaude a Bautista la audacia y la pulcritud de lo que hizo, así como el
intenso trabajo adelantado con los actores y en especial la atmósfera que logran
crear, matizada además por el desenfado de la joven actriz Shakti Maal, quien
es como un destello de luz en medio de la total oscuridad existencial de los
otros personajes.
Hay que reiterar como el Festival de Jóvenes Directores
Trasnocho se ha posicionado como una importante plataforma de promoción del
talento teatral emergente venezolano. Creado
para incentivar el talento de los autores escénicos menores de 30 años, en sus
tres ediciones se han postulado más de 100 concursantes y en las dos primeras
competencias fueron premiados Fernando Azpúrua, Pedro Borgo, Leonardo van
Schermbeek y Jorge Souki, artistas que están dando de qué hablar en el mundo de
las tablas. Se trabaja con las artes y así
también se hace patria.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario