jueves, febrero 09, 2017

Homofobia y Sida en Festival de Nuevos Directores Trasnocho

El teatro contra la homofobia y el Sida está en escena.
 Las cifras estadísticas sobre las víctimas de la homofobia y el VIH/Sida superan el balance de los muertos de las dos guerras mundiales del siglo XX. No menos de 100 millones de personas han caído víctimas de aquella peste cultural y de la pandemia del retrovirus durante las últimas décadas. Y si la humanidad no cambia –con el control definitivo de la epidemia y un alto al fuego bélico- pues esos indicadores seguirán en crecimiento. Para los intelectuales sensatos detener o disminuir esas dos plagas es asunto vital y por eso sus esfuerzos, con sus respectivas artes culturizadoras, para ayudar así al incesante trabajo de los científicos, además de las empresas de medicinas interesadas y de algunos políticos sensatos que aun quedan.  
Aquí, en Venezuela, los cineastas y los teatreros que conocemos han dado sus aportes y por eso es que Elio Palencia, como también otros dramaturgos lo hacen, escribe una obra tras otra para denunciar la presencia de la discriminación sexual y el acoso incesante de los retrovirus para contaminar a los sectores más jóvenes de la población. Lo más reciente de este maracayero de 54 años es De alta, un denso, ambicioso y conmovedor texto, el cual ha sido estrenado en el Tercer Festival de Jóvenes Directores Trasnocho, gracias a la audaz versión escénica de Juan Bautista, quien contó con el apoyo de los actores Irving Gutiérrez, Fernando Azpúrua, Omar Lugo, Shakti Maal, Rosana Mottola y Nerea Fernández, dentro del dispositivo escenográfico creado por Marianery Amin.
¿Qué ha pasado con el Teatro del Sida, ese que desde los años 80 viene denunciando esa grave crisis en la salud y en el amor de los seres humanos? Imposible conocer con exactitud todos los textos y montajes creados últimamente respecto al tema. Pero, si bien gracias a los tratamientos retrovirales, la situación ha cambiado para mejor, aunque persiste el estigma hacia los afectados, al igual que los fantasmas de enfermedad y muerte. Aún muchos ignoran que VIH no es necesariamente sinónimo de muerte y, lo que es más grave, la desinformación y los prejuicios, siguen presentes. Hace poco nos enteramos, por un paramédico que trabaja en el ámbito VIH/Sida, que, en nuestro país, la mayoría de los nuevos seropositivos son menores de 25 años. ¿No indica esto que aún hay mucho por decir y hacer respecto al tema? El teatro sigue siendo un espacio para ello y nada mejor que toda la información y la reflexión que aporta De alta
TEATRO DEL SIDA
Elio Palencia, Marco Purroy y Johnny Gavlovski, en 1990, y David Osorio Lovera, en 1991, coincidieron, sin previo acuerdo entre sí, llevar al teatro como elementos dramáticos de sus piezas a personajes afectados por “el mal del siglo” o sea infectados por un virus extraño que vino de lejos, el tristemente famoso Síndrome de la Inmunodeficiencia. En síntesis, esos cuatro venezolanos, preocupados ante el peligro que se cierne sobre la libertad de los seres humanos para amar en toda intensidad posible, se fijaron en ese tema del Sida, lo amaron y optaron por escribir sus textos: Anatomía de un viajeHabitación independiente para un hombre soloHombre y El último brunch de la década. Añadieron, pues, a la larga de personajes del prototipo venezolano, a seres nunca antes vistos en la escena, homosexuales, bisexuales o heterosexuales infectados por virus del Sida, el cual pone en peligro a la humanidad entera, sin distingos de costumbres amatorias, y/o sexuales. Y eso es precisamente una novedad en el teatro de Venezuela, para no citar al de otros países, el que sus dramaturgos escriban sobre el temible Sida. Esas piezas teatrales, junto a las del precursor Amado Naspe, son las primeras que se mostraron en Venezuela. Esa respetable lista prosiguió aumentando: Palencia estrenó en 1997 a Arráncame la vida y en 2010 se agregó el trabajo de Julio Bouley y José Luis Pérez: Vamos a imaginar que nos estamos tomando un café treinta años después/ Testimonio teatral en 7 tiempos. ¡El Sida está ahí, agazapado, esperando a sus víctimas, tratando de impedir que los seres humanos se amen!
Para Juan Bautista, De alta, tiene una "vigencia inminente en un país donde hay carencia de retrovirales, donde las estadísticas de personas que padecen Sida va en aumento, donde no existe una ley que proteja a estas personas".
La saga del texto de   Palencia, se desarrolla en la habitación de una clínica, cual metáfora del encierro social en el que se encuentran los cuatro personajes, prisioneros de ellos mismos a través de las decisiones y las conductas que toman. Un joven de 25 años, quien ha sobrevivido a un intento de suicidio, debe tomar una decisión y marchar al exterior, pero antes su ex novia se enamora de su papá y un tercer hombre, con quien ha tenido una relación amorosa infructuosa, deben decidir qué hacer con sus vidas, dentro de una sociedad de clase media , donde pululan los prejuicios y los recelos, en medio de las exigencias normales  por la doble moral y los imponderables juicios de valor, todo eso dentro de una densa atmosfera de revelaciones, secretos y reflexiones sobre temas que los unen como el amor prohibido, la auto castración de los sentimientos, la (des)lealtad y las salidas fáciles que generan sus encierros. 
TRABAJO AUDAZ
El director Bautista, ingeniero en informática y actor, se estrenó como director y optó por cambiar o alterar el orden de las escenas de un texto tradicional como lo concibió Palencia, de tal manera que el final del espectáculo es lo que el autor propone como principio. Todo dentro de una intensa dinámica de  las hiperkinéticas situaciones, las cuales   se acompañan con la música y las liricas del grupo musical Mecano, que incluyen desde "La fuerza del destino" hasta "Un año más”, entre otras.
Bautista ha dicho que el reto mas importante en la producción del espectáculo De alta fue el factor económico, porque "ser un joven director en estos tiempos, con la crisis que estamos viviendo, es realmente duro pero al mismo tiempo retador, pues tienes que replantearte los espacios escenográficos, la puesta en escena y resolver (…). Nos ajustamos a la voraz e inclemente crisis que hace aflorar nuestra creatividad", puntualiza el osado director, de 28 años.
Habrá que esperar hasta que Palencia haga el montaje de su propio, texto sin mayores cambios en su estructura, para equiparar las respectivas propuestas, pero por ahora se le aplaude a Bautista la audacia  y la pulcritud de lo que hizo, así como el intenso trabajo adelantado con los actores y en especial la atmósfera que logran crear, matizada además por el desenfado de la joven actriz Shakti Maal, quien es como un destello de luz en medio de la total oscuridad existencial de los otros personajes.
Hay que reiterar como el Festival de Jóvenes Directores Trasnocho se ha posicionado como una importante plataforma de promoción del talento teatral emergente venezolano. Creado para incentivar el talento de los autores escénicos menores de 30 años, en sus tres ediciones se han postulado más de 100 concursantes y en las dos primeras competencias fueron premiados Fernando Azpúrua, Pedro Borgo, Leonardo van Schermbeek y Jorge Souki, artistas que están dando de qué hablar en el mundo de las tablas. Se trabaja con las artes y así también se hace patria.





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