Un cuarteto que toma una decisión drástica |
Mientras llega la cura para la vejez y que además
detenga la muerte de los seres humanos, los teatreros (con los dramaturgos a la
cabeza) hacen espectáculos para advertirles a sus públicos de las vicisitudes
de esas nada fáciles etapas de la vida, aunque actualmente la ciencia al tiempo
que busca otros mundos y fabrica armas capaces de desaparecer a la vida misma,
también persigue la eterna juventud y por ende la perpetuidad de la raza humana.
Tan maravillosa tarea de los teatreros
no es reciente, tiene sus siglos por supuesto, pero en Venezuela, el pais donde
siempre se está comenzando porque tiene además una frágil memoria, hay gente
como Gerardo Blanco López y José Jesús González (autor- director de Par de viejos) quienes escriben sus
textos y los presentan a sabiendas que son comedias negras, nada gratas para
unas audiencias que quieren ver cosas bonitas y agradables, pero que si se pueden
degustar, si se las proponen, sus reflexiones sobre esos temas tan complejos.
Y, ojo, pueden ser los únicos, históricamente.
Blanco
López, con varias décadas en las lides teatrales, reconoce
que su profesión es una travesía de aciertos y desaciertos. “Me siento feliz y
agradecido por todo lo que he recibido del teatro, pero satisfecho no, siempre
podemos hacer más”. Y así lo demuestra, brillantemente, con su decimonovena
pieza Noche de guardia, un texto corto
que en escena alcanza cómodamente los 60 minutos, donde advierte, en claves
características de la llamadas comedias negras o esa comedias sobre aspectos no
festivos de la vida, como el inevitable final del camino de los humanos,
especialmente de los hombres, que logran pasar el medio cupón, por lo menos.
Ahí están, porque de teatro realista,
o hiperrealista, se trata, dándoles vidas a sus patéticos personajes, un
cuarteto de comediantes consagrados como Alejandro Mata, Pedro Durán, Carlos
Abbatemarco y Antonio Cuevas; ellos materializan a seres como Eliezer, Neftalí,
Lucas y Alfonzo. Noche de guardia se trata de otra pulcra producción de su grupo
Bagazos, todos actores sobre los 60 años o cercanos a tan concreta barrera,
quienes materializan, de gran manera, sus peculiares personajes y lograr plasma en
la escena sus reclamos ante lo injusto y terrible de la vejez, con
un especie de canto coral a la amistad, estremecedora y hermosa invitación para luchar por el derecho a
decidir, al tiempo que hacen un recuento
de lo vivido y entonan un cantico final quizás,
al darse cuenta que la vida siempre nos dará motivos para sorprendernos y para
desear que no todo termine ahí. Quizás sea la moraleja, nos atrevemos a
puntualizar.
La anécdota de Noche de guardia es la historia de cuatro viejos quienes deciden
que uno de ellos no vivirá más y planifican ayudarlo a bien morir, porque un cáncer terminal (de origen prostático) lo ha dejado inútil,
tanto que no puede realizar sus taras higiénicas intimas, además de otras complicaciones.
Ante un eventual suicidio del enfermo, ellos traman eliminarlo con una
sobredosis de morfina. Tarea que hacen. Eutanasia o como se llame es lo que
pone fin, por ahora, a uno de ese grupete de ancianos amigos, Alfonzo en este
caso, encarnado por ese señor de la actuación que es Antonio Cuevas.
TRILOGIA DE PREMIO
Esta Noche de guardia es la forma
que utiliza Blanco López para alejarse, inútilmente, de lo inevitable, “es un
abrazo cálido a los viejos que nos ha tocado cuidar y que han sido un espejo,
un recordatorio de lo próximo. Hace
parte de mi trilogía sobre la ancianidad, que comenzó con La cuadrilla (1996),
sobre la vejez en pareja; Nos vemos el miércoles (2017), la
vejez a través de la visión femenina, y ahora Noche de guardia (2018), la ancianidad a través del prisma
masculino”.
Noche de guardia, nace al igual que Nos vemos el miércoles de la
experiencia vivida durante la gravedad de su madre, de las horas con ella
durante su enfermedad y la necesidad de brindar un homenaje a nuestros viejos
amados durante sus "años dorados" como suelen llamarlos. Esta
reciente pieza, Noche de guardia, es mucho más reflexiva, ahí la
risa se entrelaza con la dura realidad de la vejez y la enfermedad de uno de
los cuatro amigos que se reúnen una noche para cuidar al enfermo, resulta
sorpresiva y propone una serie de dilemas que nos harán reír y reflexionar.
ANCIANO GAY
Vale la pena apuntar que la
homesexualidad oculta o en el closet es otro de los temas que aborda Blanco López,
tangencialmente, pues uno de los amigo ancianos, Neftalí, a sus 75 años confiesa,
en esa peculiar noche de guardia, que es gay y que no puede seguir oculto
porque además está enamorado de otro hombre, por supuesto, y que ya se lo reveló
a su esposa y sus hijos. Quiere vivir lo que le queda en plena libertad y
amando. Sus amigos inicialmente lo rechazan inicialmente pero al final lo
aplaudan y lo aceptan.
Para el dramaturgo Blanco
López escribir es un ejercicio de intimidad fascinante, un descubrir imágenes
que reclaman su autonomía, las cuales batallan por tener vida propia y en esta Noche
de guardia lo demuestra con una dirección actoral de filigrana, con el
apoyo de sus cuatro viejos, sus personajes protagonistas. El montaje es
fascinante, intenso, con turbulencias y temores, pero reconfortante y de mucho
crecimiento profesional y artístico, porque hay una entrega total de esos excelentes
actores, de indudable calidad humana y depurado profesionalismo. Nada fácil es
hacer de viejo y convencer y ahí ellos no solo lo demuestran
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