COMEDIA DRAMÁTICA SOBRE ACOSO DE ADOLESCENTE
DE Edgar Antonio Moreno Uribe
basada en informaciones de prensa colombiana y aún sin concluir
PERSONAJES
Sergio, no mayor de 18 años
(convencionales)
Daniel, no mayor de 18 años
(convencionales)
Madre: mujer de 50 años o menos
(convencional)
DIDASCALIAS GENERALES
Escenario a la italiana, desnudo o desaforado. Con luces de penumbra. En
el foro debe aparecer una pantalla para la proyección de un video, cuyo
contenido se describirá aparte.
En el centro del piso del escenario
debe pintarse o colocarse la silueta de un hombre cuyo cadáver haya sido levantado
por las autoridades.
Ahí, al comenzar la función debe
aparecer, hacia la derecha del escenario, una silla o una butaca donde una
mujer (que se llama MADRE), deberá
reproducir la composición de La Pieta
de Miguel Angel, y que tendrá sobre sus piernas a un muchacho, que será SERGIO, semidesnudo o totalmente
desnudo, cubiertos ambos a medias por una inmensa tela que oculta parte de la cabeza y los brazos de la mujer y
parte del cuerpo del muchacho, de cuyas manos cuelga un maletín “mirandino”
(con los colores de la bandera que trajo Francisco de Miranda a Venezuela).
Se escucha música popular instrumental, distorsionada de algún
grupo colombiano, como Aterciopelados, o alguna otra agrupación, por
recomendación o elección del director, se escuchará en la
sala, con un volumen discreto.
………………..
PRIMERA ESCENA
Sergio y Daniel bailan abrazados, puede ser un
bolero popular instrumental, dándole
tres o más vueltas al escenario y con la música aturdiendo. Dejan de bailar
hacen mutis por la derecha. Apagón general. Del techo del escenario cae un “cuerpo”
MADRE
(DIRECTO
HACIA EL PÚBLICO)
Ya el muchacho que estaba sobre el regazo de la MADRE se ha retirado, pero
deja el maletín mirandino y de allí ella ha tomado tres cartas que leerá a lo
largo de la representación)
MADRE
Vamos a mostrarles la ficción de un
hecho ocurrido a las siete de la noche del lunes 4 de agosto de 2014, en
Bogotá. El cuerpo que estaba sobre la silueta del piso era el de un suicida, mi
hijo SERGIO. Ustedes deben saber que
cada 40 segundos, en alguna parte del mundo, una persona se quita la
vida. Más de 800 mil personas mueren cada año voluntariamente, y esta
es la segunda causa principal de fallecimientos entre personas de 15 a 29 años
de edad. Hay indicios de que por cada
adulto que se suicida, posiblemente más de otros 20 intentaron inmolarse.Son
datos escalofriantes que divulga la Organización Mundial de la Salud.
Ese hombre, que se mató,
mi SERGIO, todavía adolescente,
entró a engrosar esa cifra estéril que ha divulgado la OMS, pero antes de
hacerlo dejó por escrito todos los indicios que apuntan a que su muerte está
fuertemente relacionada con la discriminación que vivió en su colegio por ser
homosexual o gay. Un mes después de los hechos, con el dolor vivo —algo innombrable—
que significa perder a un hijo de esa manera , sus familiares autorizamos revelar
los detalles de su historia que nutrieron a los periódicos y otros medios de comunicación
de Colombia y del mundo, pues todo se desarrolló en Bogotá, en una de las aceras
del Centro Comercial El Titán, el cual desde su apertura se ha destacado por su diseño arquitectónico innovador,
convirtiéndose en ícono de la ciudad y referente de las copropiedades de tipo
mixto: comercial y empresarial. Otro bogotano sitio famoso para salir de este
mundo, ya que el más reconocido es el Salto de Tequendama
MADRE
(Leyendo):
MADRE
(Con el maletín, en las manos, de donde ha extraído tres cartas, toma
una, pone todo lo demás en el piso, y lee)
Esta carta se ha escrito con el fin de
esclarecer ciertos datos acerca de la denuncia de acoso sexual que han puesto
los padres de mi expareja, Daniel.
SERGIO
Lo hago de manera escrita debido al
suicidio que he cometido y porque no quiero que los 16 años de vida que tuve se
hallen con una oscura mancha llena de mentiras.
MADRE
(Toma una segunda carta y lee)
Hoy espero que lean o escuchan las palabras
de un muerto, las palabras de un muerto que siempre estuvo muerto, que
caminando al lado de hombres y mujeres imbéciles que aparentaban vitalidad,
deseaba suicidarse.
SERGIO
Me lamento de no haber leído tantos
libros como hubiese deseado, de no haber escuchado tanta música como otros y
otras, de no haber observado tantas pinturas, fotografías, dibujos,
ilustraciones y trazos como hubiese querido, pero supongo que ya puedo observar
a la infinita nada.
MADRE
Nuestro suicida, mi hijo SERGIO, pidió que donaran sus órganos y que no lo enterraran con el
uso de servicios religiosos de curas ni tampoco utilizaran oraciones y también
dejó claro que el detonante de su muerte fueron todos los problemas que tuvo
últimamente en el colegio.
MADRE
(QUE SIGUE LEYENDO)
Esta
carta se ha escrito con el fin de esclarecer ciertos datos acerca de la
denuncia de acoso sexual que han puesto los padres de su expareja, DANIEL.
SERGIO
Lo hago de manera escrita debido al
suicidio que he cometido y porque no quiero que los 16 años de vida que tuve se
hallen con una oscura mancha llena de mentiras.
MADRE
(LEE)
Mi sexualidad no es mi pecado, es mi
propio paraíso, es el mensaje que todavía se lee en el muro del Facebook de mi SERGIO.
Eso creía ese joven, para quien el amor no era una cuestión de géneros, de
hombres y mujeres que se casan y reproducen.
SERGIO
Hace seis años estudiaba en el Gimnasio
Campestre, una institución católica, de 600 estudiantes de clases media y alta,
que se ufana de “rescatar los valores para alcanzar la paz”.
MADRE
(Mientras
tira su texto, en la pantalla trasera, en el foro, se proyectan las tomas
fotográficas de varios aspectos diferentes de SERGIO y su amigo DANIEL,
dándose besitos o dándose caricias. Esos fueron los selfies que lo llevaron a
al final no deseado)
Llegó aquí por la ilusión de nuestra familia para que cursara bachillerato
en un colegio más grande y con mejores instalaciones, a las del barrio o zona
residencial, donde cursó becado toda la
escuela primaria.
SERGIO
Estaba en 11° grado, y mi novio Daniel,
desde hacía mes y medio, era un compañero del curso. Todo empezó a comienzos de
mayo de 2014, cuando el profesor Mauricio Ospina decomisó un celular que tenía
unas fotos con mi pareja dándonos unos beso. El profesor llevó el caso a las
directivas de la institución y los dos jóvenes fuimos llamados a
“Psicorientación”.
PANTALLA BLANCA EN EL FORO
(Se ilumina y aparece la composición de varias fotos tomadas con celular, Lo
recomendable es que se repitan varias veces, de acuerdo al criterio del
director y por todo lo que eso significa)
MADRE
Allá les dijeron, a mi SERGIO y a su DANIEL, que estaban cometiendo una falta grave, porque el manual de
convivencia decía que estaban prohibidas “las manifestaciones de amor obscenas,
grotescas o vulgares en las relaciones de pareja dentro y fuera de la
institución” y que esas relaciones debían ser autorizadas por sus padres. Mi SERGIO y su pareja fueron llamados en
repetidas ocasiones a la oficina de la psicóloga del colegio, Ivón.
SERGIO
Fue ella quien nos citó, junto a la
coordinadora de turno y cuatro docentes más, para que explicáramos nuestra
relación de pareja y para que les contáramos a nuestros padres que estábamos
citados para hablar del tema. DANIEL
y yo estábamos preocupados y temerosos de esta reacción. Me llené de valor. Primero le conté a mi papá, a quien
le tenía una profunda confianza, y luego a mí mamá. Los dos me respaldaron y me
recordaron que más allá de nuestras preferencias sexuales era su hijo y me iban a apoyar. Pero la situación fue radicalmente distinta para mi novio, Daniel:
sus padres si se escandalizaron, lo aislaron y lo retiraron de clases. Temí lo
peor.
MADRE
Fui a la cita acordada. Al llegar, la
rectora Amanda preguntó por el papá de Sergio, quien por compromisos laborales
no pudo asistir. Ella respondió que Sergio no podía entrar a clases hasta
después de vacaciones cuando se diera la reunión con su papá presente. “¿Está
violando mi derecho a la educación?”, le preguntó mi Sergio, y ella respondió desafiante que sí.
Cansados de tantos atropellos, yo y mi Sergio radicamos una queja ante la Secretaría
de Educación de Cundinamarca en contra del colegio Gimnasio. En el documento quedó
la denuncia de varios cobros arbitrarios en el colegio y la discriminación que
tuvo mi hijo por su preferencia sexual. La rectora no entregó los últimos
resultados académicos de mi Sergio, a
pesar de estar “a paz y salvo” con la institución.
En diálogo con la prensa bogotana, la
secretaria de Educación de Cundinamarca, Piedad, afirmó que aún no han
respondido la queja que interpuso la madre de Sergio. Sin embargo, explicó que
se realizaron visitas para verificar las denuncias. El informe que reportaron
los funcionarios, luego de hablar con la rectora Castilla, señaló que mi Sergio
era un joven abandonado por su familia, pero nunca refirió el trato
discriminatorio por parte del colegio que denunciamos sus padres. En cuanto a
las supuestas irregularidades por cobros arbitrarios, explicó que siguen en
proceso de investigación, porque el colegio pidió suspender las visitas, ya que
tras la muerte de mi Sergio manifestaron sentirse amenazados por la Unión
Libertaria Estudiantil, la organización anarquista a la que perteneció mi
muchacho.
La última reunión entre el colegio y
los padres de mi Sergio fue el 12 de julio. A ella asistieron la rectora, el
director, la psicóloga y una profesora. Las directivas dijeron que no era
cierto que estuvieran discriminando a Sergio por su orientación sexual, pese a
sus reproches sobre que no tuvieran la misma actitud frente a las parejas heterosexuales.
La rectora Castillo afirmó que este caso
era distinto porque existía una queja de acoso sexual contra mi hijo, Sergio, quien
lo negó sorprendido. Sus padres pedimos pruebas. La rectora dijo que no las
tenían en ese momento y advirtió que la única forma para que el joven volviera
a clases era que presentara un certificado de acompañamiento psicológico todos
los meses hasta el día de su grado.
MADRE
El lunes 14 de julio su papá llevó el certificado
al colegio para que su hijo por fin reanudara clases. Pero al día siguiente,
mientras Sergio esperaba que lo recogiera la ruta del bus, la psicóloga lo
llamó y le dijo que los documentos no cumplían con los “parámetros requeridos”
y que no podía ir a la institución. Llamé desesperada al psicólogo para decirle
que me ayudara a corregir los certificados porque no querían dejarlo entrar. Yo
ya veía muy angustiado a Sergio por todo eso.
Por esos días, fiscales de la Unidad de
Reacción Inmediata de Engativá llamaron por error al papa de mi Sergio y le contaron que efectivamente existía
una denuncia por acoso sexual contra su hijo. La queja la habían puesto los
papás del compañero de Sergio, el susodicho Daniel. El derecho de petición que
hicieron, el 22 de julio de 2014, dice que Sergio “pretende con su actuar
manipular y dominar a su hijo para que acceda a mantener una relación de
noviazgo con él por medio de manifestaciones afectivas en público”.
Sergio estaba destrozado con la
denuncia, afirmó su papá, Robert. Por eso decidimos retirarlo e inscribirlo en
su antiguo colegio. Sus compañeros lo despidieron con mensajes en una cartelera
pequeña. La directora y profesora de ese pequeño plantel, Olga, recuerda a mi Sergio
como el mejor estudiante que ha tenido y relata que por esos días él le contó
la situación y le pidió consejo, porque “lo único” que quería era terminar el
bachillerato.
MADRE
El 28 de julio, nosotros, los papás de Sergio, radicamos la
petición de retiro, en la que dejaron constancia de la discriminación y trato
degradante que recibió nuestro hijo por parte de las directivas. En el
documento solicitamos que le reintegraran
los derechos de grado y les dieran certificados de paz y salvo. El colegio negó
la petición el 1° de agosto, argumentando que ya se había hecho la reserva y
consignación de la fiesta de graduación.
MADRE
Para seguir con la pesadilla, a mí, su
mamá, me pusieron una denuncia ante una Comisaría de Familia por abandono de
hogar, manifestando que yo vivía en Cali y que Sergio estaba solo en Bogotá,
con su abuela de 90 años. El asunto terminó, por así decirlo, con una visita
domiciliaria a Sergio, a la que yo, su madre, no pude asistir. Entraron a mi
casa y cuestionaron a Sergio, al final la funcionaria dijo que no se trataba de
un caso de “violencia intrafamiliar”.
MADRE
A pesar del retiro del colegio, por
trámites de inscripción, Sergio presentó las pruebas del Icfes a nombre del
Gimnasio, el pasado 3 de agosto. Yo volé a Cali al día siguiente para avisarle
al gerente de la sede en la que trabaja que no podía viajar más porque me
afanaba mucho que por los procesos legales en curso afectaran más a mi Sergio.
Esa misma noche, del 4 de agosto. regresé a Bogotá. Cuando entré encontré en la
mesa del comedor una nota en que el decía: “Se presentó un problema, no puedo
ir al colegio”. Extrañada subí a buscar a Sergio a su cuarto. En la cama
encontré la segunda nota para mi y su papá, junto a varios libros y otra nota
para sus amigos.
SERGIO
Estas
cosas sólo las pueden tocar mi madre o mi padre. Las que están selladas
entregarlas así. No abrirlas.
MADRE
Allí también dejó la segunda misiva,
quizá la más dura y desesperanzadora, donde se despide con cariño de su papa,
de su abuela y de mí.
SERGIO
Hoy espero lean las palabras de un
muerto que siempre estuvo muerto, que caminando al lado de hombres y mujeres
imbéciles que aparentaban vitalidad, deseaba suicidarse, me lamento de no haber
leído tantos libros como hubiese deseado, de no haber escuchado tanta música
como otros y otras, de no haber observado tantas pinturas, fotografías,
dibujos, ilustraciones y trazos como hubiese querido, pero supongo que ya puedo
observar a la infinita nada”. Pido que se
donen sus órganos y que no me sepulten
con rezos de curas ni oraciones. Quiero
dejar claro que el detonante de mi
muerte fueron todos los problemas que tuve últimamente en el colegio.
MADRE
La tercera carta la dejó en la mesa de
noche de mi alcoba: “A quien corresponde”, decía y en ella desmiente las
acusaciones por acoso sexual de la familia de su novio Daniel.
SERGIO
En
la memoria de mi celular y en el escritorio de mi pc, quedan dos pantallazos de
nuestras conversaciones en Whatsapp que demuestran que él, mi Daniel, no se
sintió acosado en ningún momento, pues respondía con naturalidad a mis
mensajes. También hay pantallazos de la conversación que él tuvo con un amigo
suyo después de que les contara a sus
padres sobre su orientación sexual, en los que escribió que estaba vuelto
mierda debido a la posición que tomó su madre después de recibir la noticia (…)
Él puede confirmar la veracidad de toda esta información, así como los testigos
de nuestros actos (cuando había). Nunca en mi vida he acosado sexualmente a
nadie, me parece un acto reprochable.
MADRE
El 4 de agosto de 2014, Sergio se bañó
a las 7:00 p.m., le mostró el uniforme de su nuevo colegio a la persona que
cuidaba a su abuela y salió de la casa. Dejó la comida servida. Llegó al centro
comercial Titán Plaza y tras cruzar varios mensajes de despedida con amigos se
lanzó de la terraza. Falleció tres horas después en la Clínica Shaio de muerte
cerebral. El viernes 8 de agosto fue el funeral. Una de sus compañeras, que
pidió proteger su identidad, recuerda que ese día fueron 40 de los 42
estudiantes de 11° grado del colegio. A la semana siguiente, el martes 26 de
agosto, a los estudiantes los citaron a una reunión. La psicóloga les pidió que
fueran discretos con el suicidio de Sergio. La rectora les dijo que como no
habían pedido permiso para ir al velorio, tenían que reponer el día el próximo
sábado. En la reunión nunca escucharon que la rectora lamentara la muerte de Sergio,
pero sí que se refirió a él como “anarco”, ateo y homosexual. El diario El
Espectador, según una crónica, llamó en cinco oportunidades al Gimnasio
Castillo para consultar sobre todas las denuncias a la rectora Castillo,
manifestaron que estaba en una reunión y no podía hablar.
Para quienes conocían y querían a
Sergio nada en la descripción que hizo la rectora podía considerarse malo.
Sabían que él, así como sacaba los primeros puestos en todas las clases,
también era gay, anarquista y pertenecía a la Unión Libertaria Estudiantil.
Conocían su estilo crítico e irreverente, sus duros reproches a las religiones
y su apertura para expresar sus preferencias homosexuales.
Mi Sergio quería graduarse, tenía
pensado estudiar inglés en Australia y luego ingeniería ambiental. Su papá dijo
a la prensa que su hijo se suicidó como un grito de protesta. Yo afirmo que no
descansará hasta limpiar su nombre, por eso presentaré, con el apoyo jurídico
de Colombia Diversa, una tutela la próxima semana. En una de las tres cartas
que mi SERGIO dejó se despidió de su abuela. Escribió que iba a extrañar sus
manos, su manera de mirar, de soñar, de añorar la juventud-
SERGIO
Nunca
deseé morir antes que ellas, pero esto ya no da más. En realidad pido unas muy
sinceras disculpas por esto. Considero el suicidio como uno de los actos más valientes que puede
llegar a cometer el ser humano y la única salida que existe de un infierno
terrenal. Aquel que toma la decisión de quitarse la vida voluntariamente, ha
dejado de lado las moralidades obscenas que nos han impuesto a través de los
años, se ha liberado de ataduras con las que nos mantienen en una larga vida
sin objetivo y con valor ha enfrentado la muerte. Independientemente del motivo
por el cual una persona se suicide o se quiera suicidar, la decisión es
plenamente personal y no se debe ver a través del cristal moral o cristiano,
simplemente, hay que aceptar la osadía de esta emancipadora acción. Sí. La verdad me siento identificado
en algunos aspectos con esa autobiografía de Hermann Hesse, El lobo estepario, como en la cuestión del suicidio, la
confrontación interior, ese egotismo que Harry muestra en diferentes ocasiones.
Además, me llama mucho la atención la complejidad que se le da al ‘yo’ como una
construcción plural de cosas interminables y no como una dualidad entre lo que
podría denominar perfectamente: lo ‘bueno’ y lo ‘malo’..
MADRE
Sus palabras son una puñalada para quienes
creemos que su muerte deja lecciones profundas y complejas sobre esta sociedad
limitada, tan fiel representada por el sistema educativo.Luego de que se conociera del suicidio de mi Sergio Urrego, por la discriminación por su
orientación sexual, la opinión comenzó a conocer detalles de las situaciones
que llevaron al joven a quitarse la vida. Se supo que profesores y directivas
del colegio condenaron su relación afectiva con un compañero, pero que sometieron a los dos muchachos a una
especie de juicio en frente de sus padres.
MADRE
Pero prácticamente nadie se ha preocupado por DANIEL, el novio de Sergio, de su misma
edad, quien fue objeto de las mismas supuestas censura y violación de derechos
fundamentales. A Colombia
Diversa, organización que defiende los derechos de la comunidad
Lgbti le inquietó la situación y estado emocional de DANIEL, quien en estos momentos carga con la experiencia de condena
de su colegio, el rechazo de sus padres y la impresión y tristeza por la fatal
muerte de su compañero sentimental.La representante a la Cámara, Angélica
Lozano, quien también es activista Lgbti, dice que se desconoce la suerte de DANIEL. Ella declaro que le preocupa que nadie sepa nada del joven,
hostigado por la rectora para acusarlo de un delito que no cometió de él..
MADRE
No volvimos a saber de DANIEL
y lo único que cuentan los compañeros de curso es que estába
incomunicado. Cerró sus cuentas en Facebook y Twitter.
Hasta el momento la Fiscalía, que investiga a la rectora y
profesores del Gimnasio Castillo por discriminación, no ha mencionado citación
alguna a los padres de los jóvenes ni ha expresado su intención de considerar
también a DANIEL como víctima.
Según los compañeros de los muchachos, DANIEL fue presionado por las directivas y su familia para acusar a
su pareja. Yo supe hace unos días que DANIEL
quería hablar y que pide que no lo juzguen. Él también es otra víctima del
colegio. Fue condicionado para hacer esa denuncia, dijo, aunque no aclaró si
había tenido contacto reciente con expareja de su hijo fallecido. Aunque la
mayoría de personas consultadas desconocen la situación de DANIEL, Julián Vargas, activista de la Unión Libertaria
Estudiantil, grupo al que pertenecía mi SERGIO
afirmó que el último contacto que se tuvo con DANIEL fue después del plantón
frente al colegio. Dijo que quería hacer un comunicado en el que contaría todos
los hechos y que fue presionado por la rectora Amanda Castillo para denunciar a
mi SERGIO. Sin embargo, pasaron los
días y finalmente no lo hizo. Para Vargas es posible que DANIEL se sienta impotente por la actitud de su padre homofóbico.
DANIEL, asegura Vargas, dijo sentirse arrepentido tras ver el
desenlace que eligió mi SERGIO, sin
embargo, sostuvo que él y su familia recibieron amenazas al culparlos del
suicidio..
MADRE
Evelyn, compañera de mi SERGIO,
aún recuerda el día que fueron citados los familiares de Sergio y Danilo,
quienes fueron obligados, según ella, a salir del closet frente a sus padres.
“Si la rectora Amanda Castillo no hubiera forzado esa situación, posiblemente
ellos estarían juntos”.
Su compañera describe a mi SERGIO como un joven irreverente que
luchaba por sus ideales sin hacerle daño a nadie. Dice que la excusa perfecta
para expulsar al joven se dio cuando el profesor Mauricio Ospina decomisó un
celular en el que encontró una foto de Sergio besando a DANIEL, su pareja y compañero de curso con quien sostenía una
relación sentimental desde un mes y medio atrás. A DANIEL lo describe como un joven más callado, algo introvertido,
pero interesado, según ella, en tener una relación sentimental con Sergio.Pese
a que tenía el apoyo de su familia y amigos, mi SERGIO se vio sorprendido por la denuncia interpuesta en la
fiscalía.
SERGIO
Esta carta se ha escrito
con el fin de esclarecer ciertos datos acerca de la denuncia de acoso sexual
que han puesto los padres de mi expareja. Lo hago de manera escrita debido al
suicidio que he cometido y porque no quiero que los 16 años de vida que tuve se
hallen con una oscura mancha llena de mentiras.
MADRE
Luego del funeral de mi
SERGIO, según algunos compañeros, la
rectora se refirió a mi muchacho como joven “abandonado, anarco, homosexual y
ateo”.Antes de morir, mi Sergio publicó
una frase con la que se definía:
SERGIO
Mi sexualidad no es mi
pecado, es mi propio paraíso, la cual después del impacto de su caso en la
opinión pública, al parecer, se convertirá en mi legado.
MADRE
El caso de mi Sergio se está olvidando. Se cumplieron varios años de su muerte, quien se quitó la vida después de ser
discriminado en el colegio Gimnasio Castillo Campestre por ser homosexual.
Su caso sentó un precedente judicial y puso en evidencia la exclusión que
padecen en Colombia los menores LGBT en espacios educativos. A nivel penal,
tres personas fueron implicadas: Rosalía e Ibonne,
veedora y piscología del colegio que ya fueron condenadas; y Amanda ,
rectora de la institución. Previo a la realización de esa audiencia, la defensa
de Castillo ha tratado de dilatar el proceso y les pidió a las autoridades no
olvidar este caso. La audiencia se ha aplazado en dos ocasiones. La última vez
fue porque el abogado suplente de la rectora se presentó al juzgado sin el
poder. Fue evidente que buscaban dilatar, les
dije que eso era un circo y me salí de la sala.
Amanda Castillo, quien quedó en
libertad por vencimiento de términos, fue procesada
por los delitos de discriminación agravada, falsa denuncia contra
persona determinada y ocultamiento, alteración o destrucción de elemento
material probatorio. De acuerdo con las pesquisas, la rectora realizó actos de
discriminación contra Urrego por ser gay y, una vez el joven perdió la vida,
habría intentado ocultar la verdad alterando y escondiendo pruebas. Por último,
el delito de la falsa denuncia se le imputó porque habría presionado a la
pareja de Sergio a que lo denunciara por acoso sexual a sabiendas de que no era
cierto, pues se trataba de una relación consentida.
La Corte Constitucional aseguró que mi SERGIO sí fue discriminado por la
institución y ordenó al Ministerio de Educación revisar los manuales de
convivencia de todos los colegios del país, con el fin de garantizar que
respeten la orientación sexual e identidad de género de los estudiantes. Sin
embargo, hasta el año pasado el ministerio solo había revisado 5.610
manuales de los 19.600 que existen en los colegios del país, es decir,
el 28 %. No hay certeza de que el 72 % de los colegios no discriminen a sus
alumnos.
“Frente a esa sentencia no se ha hecho nada. En lo penal, ya están
libres las condenadas y a la rectora se le vencieron los términos, entonces
tampoco tiene cárcel; por eso no asiste a las audiencias y volvió a asistir al
colegio. Además, las condenas no se han implementado como deben ser. Ibonne Cheque se comprometió a pedir
disculpas públicamente y todavía no lo ha hecho. Esas
disculpas no son para mí, porque a mi hijo no me lo van a devolver. Pero
socialmente ella debe reconocer que como psicóloga atropelló a un niño y faltó
a su ética profesional. No siento que haya reparación y el caso de Sergio se
está olvidando”, agregó Reyes a El Espectador.
Después de llegar a un acuerdo con la Fiscalía, aceptó el 2 de octubre de 2017 su responsabilidad en el caso de Sergio
Urrego. Fue condenada a 35 meses de prisión y se comprometió a
testificar en contra de la rectora del plantel educativo. Un año antes, Rosalía
Ramírez, veedora del colegio, también había aceptado su responsabilidad. Ambas
sentencias fueron trascendentales porque se convirtieron en las dos primeras
condenas penales en el país por discriminación debido a la orientación sexual,
tipificada como delito desde 2011.
Sergio
Urrego se quitó la vida hace cuatro años debido a la discriminación que sufrió
en su colegio. / Mauricio Alvarado - El Espectador
Además del proceso penal, en la jurisdicción administrativa cursa otro
proceso por la muerte de Sergio Urrego. Alba Reyes interpuso el 20 de
septiembre de 2016 una acción de reparación
directa con la que busca que la Secretaría de Educación de Cundinamarca responda
por no haber vigilado y detectado a tiempo que el Colegio Gimnasio Castillo
Campestre no contaba con los mecanismos para prevenir y atender el acoso
escolar del que fue víctima el alumno de 16 años por parte de las directivas y
docentes.
Al contestar esta demanda y para
argumentar que no tenía responsabilidad, la Secretaría de Educación culpó a los
papás de Urrego por su muerte. Al conocerse públicamente este concepto, la
entidad se retractó.
La lucha de Alba Reyes, madre de Sergio Urrego
4 de agosto del 2018
Una mirada profunda con una sonrisa que se eleva con cada mínimo
detalle, basta para sentir la presencia de Alba Lucía Reyes. Amante del arte,
publicista de profesión y activista por los derechos de la comunidad LGBTI. Sin
embargo, lo que más la hace sentir orgullosa es ser la madre de Sergio David
Urrego Reyes, uno de los rostros más visibles de la lucha antidiscriminación en
Colombia.
Alba Reyes creció en compañía de su madre, su niñez fue
tranquila. Al terminar su etapa de colegio inició a estudiar publicidad, mundo
donde construyó su vida profesional. Tiempo después realizó una especialización
en mercadeo.
El 25 de noviembre de 1997 tuvo a su primer y único hijo a quien
amaría incondicionalmente
Sergio creció rodeado del amor de su madre y abuela, una familia
pequeña que le inculcó lo principal para formar al gran ser humano que resultó
ser: respetar las diferencias de las personas y comprender que su libertad de
expresión era esencial.
Además de estos principios básicos que aprendió en casa, Sergio,
con los años, se dejó cautivar por el arte de la literatura que lo ayudó a
expresar lo que que pasaba por su mente. Pero como si fuera parte de una
fatalidad prevista, esos mismos pensamientos serían los barrotes que lo
encerrarían en un silencio cómplice que al final le ganaría la batalla.
Más allá de “la infinita nada”
Arrastrando un intenso sentimiento de soledad que parecía
atravesar su ser, Sergio Urrego de 16 años, tomó una decisión. El beso que un
día se dio con un compañero de colegio, la demanda que recibió por acoso sexual
a causa de este acto inocente, la falta de profesionalismo de su plantel
educativo, el cuestionamiento de por qué no podía vivir libremente su
sexualidad, fueron sólo algunas de las razones que lo llevaron al limite donde
la muerte parecía ser mejor que su sufrimiento terrenal.
La noche del 4 de agosto de 2014, Sergio llegó al Centro
Comercial Titán Plaza. Caminó agobiado entre cientos de personas, subió a la
terraza y se lanzó al vacío. Alba, al llegar a su apartamento, encontró las
cartas que él escribió antes de irse. Fueron varios los escritos, en uno de
ellos manifestó:
“Me lamento de no haber leído tantos libros
como hubiese deseado, de no haber escuchado tanta música como otros y otras, de
no haber observado tantas pinturas, fotografías, dibujos, ilustraciones y
trazos como hubiese querido, pero supongo que ya puedo observar a la infinita
nada”.
La infinita nada. Infinita y profunda como el dolor que vivió
Alba tras perder a su único hijo, su gran tesoro, su amor eterno, su fiel
amigo. Él le dejó sus letras para que fueran apreciadas, una historia única que
ocasionó el revuelo de todo un país y un legado que hoy, sigue latiendo con
fuerza.
La madre activista de la comunidad LGBTI
Alba Reyes contó a KienyKe.com la historia de cómo
pasó de ser una madre envuelta en líos judiciales tras el suicidio de su hijo,
a una activista por los derechos de la comunidad LGBTI liderando desde el año
2015 la Fundación Sergio Urrego. Obra social que ha venido trabajando en la
transformación cultural de estereotipos y conductas estigmatizantes y
discriminatorias en el ambiente escolar.
Empezó narrando como fue ese primer año de líos judiciales con
el colegio Gimnasio Castillo Campestre, donde estudió Sergio, el asedio que
vivió por parte de los medios de comunicación y su lucha por limpiar el nombre
de su hijo tras comentarios malintencionados que rodearon este desafortunado
caso.
Sobreponerse al dolor que dejó la partida de Sergio parecía un
camino poco probable para esta mujer, pero con una fortaleza descomunal y
gracias a la carta que le dejó sintió que tenía una gran responsabilidad. La
muerte de su hijo no sería en vano, allí había un legado para que otros
adolescentes que podrían estar viviendo esta situación no llegaran al mismo
desenlace.
“Esta causa ahora es mi motor de vida”.
Alba está consciente que esta lucha que emprendió tras la muerte
de Sergio no es solo de ella, pertenece a todos aquellos que creen en el
respeto hacia el libre desarrollo de la sexualidad y que con labor social
impactan en la cultura colombiana dejando a un lado la discriminación. Gracias
a ello, están salvando vidas de niños y jóvenes que reprimen su realidad.
En estos años de arduo trabajo, Reyes ha logrado evidenciar el
atraso social que existe en Colombia respecto a temas LGBTI. Tabús que terminan
alimentado la ignorancia y generando un daño colosal en algunos jóvenes, que en
el peor de los casos llegan a quedar sin hogar luego que sus familias descubren
que su orientación sexual es diferente.
“Todos los días me levantó para seguir y
pensar que siempre que se hace algo, por pequeño que sea, tiene un impacto
social maravilloso”
Frente a la relación que ha tenido con otras instituciones
educativas, Alba afirmó que ha sido complicado acceder a estos espacios
académicos, ya que las marchas tras el fallecimiento de Sergio y todo lo que
rodeo este caso, generó mensajes de odio que han cerrado el diálogo entre la
fundación y diferentes instituciones.
Hace pocos meses, esta mujer se retiró de su trabajo como
publicista y enfocó todo su tiempo en el manejo de su fundación.
La Fundación Sergio Urrego busca contribuir a la prevención del
suicidio por discriminación y también brindar asesoría psicológica y jurídica a
personas que han sido víctimas de exclusión.
Una de las cosas que más lamenta es no haber podido acompañar a
Sergio en su proceso para aceptarse sin etiquetas. Por ese motivo considera que
actualmente está siendo llamada a ser el apoyo de otros casos como el de su
hijo, que se encuentran en un anonimato desolador. Ella asegura hay que ser
fuertes.
“Nadie debería tener una etiqueta porque
todos somos iguales. Tú no te presentas diciendo: Hola, soy heterosexual”.
Al recordar a su hijo, dejó caer un par de lágrimas, su voz
empezó a temblar, su mirada que parecía inquebrantable dejó visible a una madre
que por cuatro años no ha olvidado el último beso y abrazo que le dio a Sergio;
lo último que pudo decirle y el amor que le brindó con fuerza inimaginable.
“Él es lo más adorado de mi mundo, es todo
mi amor. Un amor eterno de mamá”.
Nunca pensó en llegar a ser una fuerte vocera en este tipo de
iniciativas, tampoco ser un activista y figura reconocida en la lucha de la
comunidad LGBTI en Colombia. Jamás dejará de recordar a su hijo, eso es claro,
este será un luto eterno que se mezcla con celebrar la vida de todos
aquellos que lograran aceptarse a sí mismos gracias a su lucha.
Alba Reyes amará eternamente a su hijo, al siempre recordado,
Sergio Urrego.
Para conocer más sobre la fundación y el trabajo que realiza
ingrese a http:// fundaciónurrego.org
El suicidio del estudiante del
colegio Gimnasio Castillo Campestre que tuvo como detonante el bulying al que
fue sometido por su condición homosexual está en la base de la decisión
de la Corte Constitucional que ordenó la revisión de los reglamentos de
convivencia escolar, para garantizar que desde estos no se promoviera la
discriminación de ningún tipo y se diera espacio a la inclusión de género.
Esta sentencia llevó a la Ministra
Parody a contratar a las Naciones Unidas para redactar la polémica cartilla
titulada Ambientes escolares libres de discriminación que
generó un rechazo masivo y tuvo como consecuencia la desautorización del
Presidente Santos a su divulgación.
Pero, ¿qué pensaba realmente Sergio
Urrego? Su opinión y convicciones están en sus escritos. Antes de cometer
suicidio, el 4 de agosto de 2014, el joven escribió una serie de cartas que
revelan su pensamiento y sentimientos que lo llevaron a tomar la fatal
determinación.Al menos tres cartas fueron escritas por Sergio Urrego apenas
minutos antes de acabar con su vida. Estos son los textos revelados:
Primer carta:
«Esta carta se ha escrito con el fin
de esclarecer ciertos datos acerca de la denuncia de acoso sexual que han
puesto los padres de mi expareja. Lo hago de manera escrita debido al suicidio
que he cometido y porque no quiero que los 16 años de vida que tuve se hallen
con una oscura mancha llena de mentiras«
Segunda carta en la que se despide de su familia,
su padre, madre y abuela a quienes con devoción:«Hoy espero lean las
palabras de un muerto que siempre estuvo muerto, que caminando al lado de
hombres y mujeres imbéciles que aparentaban vitalidad, deseaba suicidarse, me
lamento de no haber leído tantos libros como hubiese deseado, de no haber
escuchado tanta música como otros y otras, de no haber observado tantas
pinturas, fotografías, dibujos, ilustraciones y trazos como hubiese querido,
pero supongo que ya puedo observar a la infinita nada«.
Tercera carta dejada en la mesa de noche de su madre y donde desmiente haber acosado
sexualmente a su pareja y compañero en el Colegio Castillo Campestre:
«A quien corresponda:En la memoria de
mi celular y en el escritorio de la pc quedan dos pantallazos de nuestras
conversaciones en Whatsapp que demuestran que él no se sintió acosado en ningún
momento, pues respondía con naturalidad a los mensajes. También hay pantallazos
de la conversación que él tuvo con un amigo después de que les contara a sus
padres sobre su orientación sexual, en los que escribió que estaba vuelto
mierda debido a la posición que tomó su madre después de recibir la noticia (…)
Él puede confirmar la veracidad de toda esta información, así como los testigos
de nuestros actos. Nunca en mi vida he acosado sexualmente a nadie, me parece
un acto reprochable
Nunca deseé morir antes que
ella (su abuela), pero esto ya no da más. En
realidad pido unas muy sinceras disculpas por esto«Poco antes de suicidarse
Urrego modificó su estado en su Facebook, y puso estas letras que corresponden
a una canción. Además puso un emoticón de cara feliz y el link para reproducir
la canción:
Adiós mundo cruel
Te dejo hoy
Adiós, Adiós, Adiós a todos
No hay nada que puedan decir
para cambiar mi mente
Adiós.
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