jueves, marzo 06, 2008

Kaufman lleva su Beethoven a Broadway

Por ahora Moisés Kaufman tendrá que esperar. Ninguna institución oficial o privada lo ha invitado para hacer un espectáculo teatral en su terruño venezolano. Mientras tanto él prosigue con su personal diáspora en Nueva York, a donde marchó en 1987 para estudiar teatro, pero diez años después fue catalogado como "uno de los 10 personajes que había logrado transformar el ámbito cultural de Estados Unidos de América, en aquel año 1997", tal como lo reseñó The New York Times.
Moisés (Caracas, 21 de noviembre de 1963) disfrutó más de 15 minutos de gloria en Caracas, durante el XVI Festival Internacional de Teatro 2006, al presentar en la sala Anna Julia Rojas, su premiado espectáculo I Am May Own Wife, texto de Doug Wright que él versionó y dirigió para la temporada 2002 de Broadway, sobre la melodramática saga de un transexual alemán.Soñaba con retornar a su ciudad natal para hacer una versión en castellano de esa pieza y además disfrutar de las playas del Litoral Central, pero al final los productores no concretaron la invitación. No obstante, prosiguió investigando en su poética teatral y es por eso que entre agosto y septiembre de 2007 estrenó e hizo una exitosa temporada, en el Arena Stage de Washington D.C. con su más reciente montaje 33 Variations, cuyo gran personaje de fondo es Ludwig van Beethoven (1770-1827), la cual ahora presentará en San Luis, durante el mes de abril, pero a finales de año estará en Nueva York, donde además dirigirá la ópera El gato con botas, del español Xavier Montsalvatge. ¡El norte no ha sido una quimera para este hijo de judíos sobrevivientes del Holocausto!
Aunque ha manifestado en repetidas ocasiones sus deseos de regresar al terruño para dictar sus talleres sobre dramaturguia y dirección y hasta eventualmente hacer un montaje, estamos seguros de que ahora no piensa en otra cosa que en su apretada agenda de trabajo con la agrupación Tectonic Theater Project, fundada en 1992, su "máquina de hacer teatro", con la cual ha creado, entre otros, tres espectáculos que lo colocaron en la órbita de la nueva estética teatral estadounidense. Gross Indencency: The Tree Trials of Oscar Wilde (1995), The Laramie Project (2001) y I Am May Own Wife (2002), le dieron premios, nominaciones, dólares y prestigio, que son materiales con los cuales elaboró un impactante pasaporte artístico que le abre todas las puertas de los productores públicos o particulares que apuntalan sus ambiciosos proyectos creativos, como este 33 Variations.
TEORÍA Y PRÁCTICA
El triunfo no lo ha envanecido todavía y es por eso que se niega a hablar de "claves" o "secretos" para el oficio teatral exitoso, pero revela que tiene dos anclas o nortes que lo han guiado y lo guiarán siempre. El primero es seguir indagando: ¿qué es el teatro? ¿cómo contamos cuentos en el escenario? ¿cuál es la magia del arte escénico y qué cuentos se benefician de ser contados desde un escenario? “Estas preguntas nos llevan un cuestionamiento formal: ¿cómo logramos que el teatro, en un mundo contemporáneo que está en las manos del cine y la televisión, mantenga un diálogo con el riguroso planteamiento estético? Creo que mucho de nuestro trabajo tiene resonancia porque sigue un riguroso planteamiento estético. Y la segunda razón es que los temas que trato de abarcar deben permitirnos dialogar con un público de hoy. Necesito que el material al cual nos dedicamos sea válido en nuestro momento histórico. Esas dos anclas han sido los fundamentos de mi trabajo y de mi organización".
Las palabras de Moisés Kaufman sobre su estética están corroboradas por lo mostrado sobre el escenario. Buscó temas que atrajeran al público y lo hizo con la etapa trágica de Oscar Wilde, así también investigó la sórdida tortura y crucificixión del joven Matheus Shepard y la rocambolesca vida del travestí Charlotte von Mahlsdorf (Lothar Berfelde en la vida real). Tres homosexuales en tres épocas y tres diferentes países, son los protagonistas de esa trilogía que lo catapultaron porque el público los "devoró" e incluso uno, The Laramie Project, se llevó al cine y está ahora en las videotecas y es símbolo de esa América oscura, excluyente, que está ahí, agazapada, para dar otro zarpazo cuando menos lo espere la gente.
BEETHOVEN EN ESCENA
¿Cómo hizo ese espectáculo sobre Beethoven, ahora en transito hacia Broadway, la gran meca del teatro estadounidense? Desde el 2004 ha estado trabajando en su proyecto dramatúrgico de 33 Variations y por eso llevó un borrador al taller de dramaturgia del Festival Sundance, en Utah, convencido de que debía escribir un definitivo texto teatral no para reproducir una simple anécdota histórica sino para atrapar una compleja etapa de la vida de Beethoven, no tan estudiada exhaustivamente, y proponerla como ejemplo para todos aquellos creadores que pretendan claudicar ante obstáculos externos e internos.
Por eso exploró las circunstancias y el proceso creativo de las partituras de Diabelli Variations de Beethoven. No hay que olvidar que en Viena, hacia 1819, el editor musical y mediocre compositor Antón Diabelli (1781/1858) decidió publicar un volumen de variaciones sobre un vals que escribió expresamente con ese fin y solicitó las respectivas variaciones a 50 compositores. Schubert, Franz Liszt y Johann Nepomuk Hummel, además de Carl Czerny, lo hicieron. Pero Beethoven, casi sordo y totalmente desinteresado al principio, se obsesionó con el tema y en lugar de ofrecer una sola variación, dio 33, las cuales fueron publicadas en un solo volumen en 1824. Éstas constituyen una de sus obras más grandes para piano y el más importante conjunto de variaciones de su tiempo, conocidas simplemente como Diabelli Variations.
También en su borrador inicial creó un personaje contemporáneo, la musicóloga Katherine Brandt que viaja, pese a las objeciones de su hija Clara, a conocer e investigar en los archivos de Beethoven en Bonn, Alemania, en pos de una serie de aspectos inéditos sobre ese artista, como fue su resistencia, su capacidad de trabajo y especialmente su caudal de creación y en particular su dedicación a lo que se conocería después como Diabelli Variations.
Hay que acotar el hecho de que Kaufman tuvo la corazonada de investigar lo que pasó con Beethoven y los valores intrínsecos de esas partituras, por lo que se asesoró con William Kinderman y Katherine Syer, musicólogos de la Universidad de Illinois y especialistas en toda la obra del “gran sordo”, como también se conoce a ese extraordinario músico.
Kinderman y Syer reconocieron que Kaufman los agobiaba con sus preguntas e inteligentes observaciones sobre el compositor y su música, puntualizando las dificultades que tiene el teatro para mostrar las peculiares del proceso creativo de un músico y en especial uno de la talla de Beethoven, quien sí vivió en medio de difíciles circunstancias sociales y económicas hasta el final de sus días.
Con ellos, Kaufman sació su sed de conocimientos sobre las razones que pudo haber tenido el gran músico para estudiar y versionar tantas veces una melodía tan trivial como la que había compuesto Diabelli, tras un intenso trabajo que le consumió varios años de su vida.
Todo eso lo llevó en su borrador al taller de dramaturgia del Festival Sundance, en Utah, convencido de que debía escribir un definitivo texto teatral no para reproducir una simple anécdota histórica sino para atrapar esa compleja etapa de la vida de Beethoven, no tan estudiada exhaustivamente, y proponerla como ejemplo para todos aquellos creadores que pretendan claudicar ante obstáculos externos e internos.
La obra que ahora se dispone a mostrar en San Luis y después en Nueva York, se desarrolla alternamente entre la Viena del siglo XIX y una ciudad estadounidense, en un espacio donde están presentes una serie de estanterías con manuscritos musicales y unos cuantos paneles sobre las respectivas composiciones de Beethoven que complementan el espectáculo visual, para lo cual las tareas asumidas por los técnicos en estenografía y en proyecciones Dereck Mclene y Jeffrey Sugg, respectivamente, son fundamentales; lo mismo que los trabajos adelantados para el vestuario, la iluminación, las pelucas, donde participaron Janice Pytel, David Lander, y Chuck LaPoint, entre otros.
¿Por qué y cómo el mítico Beethoven hizo eso?
Ese el tema fundamental de 33 Variations, uno de los montajes más ambiciosos de Kaufman, una producción lograda entre Tectonic Theater Project, con la participación de los actores Mary Beth Peil, Don Amendolia, Greg Séller, Susan Kellermann, Graene Malcolm, Laura Odeh y Eric Steele, y la pianista Diane Walsh, y la poderosa organización Arena Stage.

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