Las comedias musicales en Londres (West End) y Nueva York (Broadway) son la suma de los mejores talentos posibles, desde dramaturgos hasta iluminadores, pasando por directores, actores, cantantes, bailarines, vestuaristas, escenógrafos y publicistas. Los productores, cultos gestores de los dólares o las libras esterlinas que financian ese fantástico aparato lúdico cultural, son los motores de esos espectáculos. Detrás de todos ellos hay otro monumental tinglado de universidades, talleres, estudios y maestros que sí apuntala el desarrollo del talento y capacita a las nuevas generaciones de artistas y espectadores, además del abierto apoyo de las alcaldías que exoneran de impuestos y otras leguleyadas, para que las inversiones millonarias no den perdidas catastróficas cuando el público, terrible crítico de las mil cabezas, repudie alguno de los espectáculos y los saque de escena en cuestión de días. Hay una comunidad preocupada en que se hagan los mejores espectáculos del mundo. Además, esos artísticos montajes son atractivos turísticos para la audiencia foránea. ¡El negocio suele ser redondo en esas naciones imperiales!
Quien muestre una comedia al estilo Broadway en Caracas tiene una audacia artística sin límites y una asombrosa visión humanista del crematístico negocio que hacen en Estados Unidos de América y el Reino Unido. Aquí difícilmente se recupera la inversión y mucho menos se lucra, ya que no hay espacios teatrales adecuados en lo técnico y con capacidad, ni disponibles para largas temporadas. El otro aspecto vital, como es el artístico, tiene que desafiar las trampas todos los ancestrales subdesarrollos formativos, esa ausencia de escuelas rigurosas que en vez de frustrar a sus educandos los catapulte al estrellato, por lo que los elencos siempre llevan el amargo rótulo “Es lo que hay”.
Esta introducción es porque, en el Aula Magna, Michel Hausmann y su empresa Producciones Palo de Agua, después de cinco meses de trabajo constante, han podido estrenar y hacer temporada con, aceptable calidad artística, Los productores, comedia que Mel Brooks llevó el cine y al circuito Broadway para burlarse de algunos deshonestos productores y además hacer bromas, gracias al teatro dentro del teatro, con las ambiguas conductas sexuales del nazismo y especialmente de su Fuhrer, quien por avatares del destino termina siendo afeminado, por la gracia de la estética y la condición del director-actor que lo encarna en la comedia Primavera de Hitler.
Los productores es para reírse de las vivezas de dos desalmados productores y de la estética gay del siniestro líder y toda su pandilla nazi, y además permite disfrutar del buen talento que exhiben los actores Roque Valero y Rafael Monsalve (verdaderos vocalistas), Luigi Sciamanna, Armando Cabrera y la talentosa, además de bella, Fabiola Colmenares. Hay una lista de comediantes y bailarines, como Luque Grande y Gerardo Soto, que destacan. ¡Los caraqueños tienen cuatro fines de semana para gozarla o ignorarla!
En cuanto al desempeño del director y empresario o productor Michel Hausmann (27 años) hay que exaltar su pasión por la comedias musicales al estilo Broadway (lleva tres hasta ahora) y su honesto afán por mostrarlas, versionadas como es obvio, ante sus compatriotas. Ese es un gesto que lo enaltece, a pesar que debe perder dólares, bien habidos, en semejante empresa. Con respecto a lo artístico, pues trabajó con un equipo de profesionales, que le ayudan en la tarea de la dirección. Poco a poco ha ido aprendiendo y creando a partir de los modelos. Sería interesante, para favorecer a los autores nacionales, que incursionara en comedias venezolanas inéditas, porque así gastaría menos y el talento artístico empleado sería menos exigente y más apegado a lo que aquí se tiene, el cual crecerá poco a poco.¡Hay que mirar hacia el talento dramatúrgico nacional, ya que afuera lo están montando!
Quien muestre una comedia al estilo Broadway en Caracas tiene una audacia artística sin límites y una asombrosa visión humanista del crematístico negocio que hacen en Estados Unidos de América y el Reino Unido. Aquí difícilmente se recupera la inversión y mucho menos se lucra, ya que no hay espacios teatrales adecuados en lo técnico y con capacidad, ni disponibles para largas temporadas. El otro aspecto vital, como es el artístico, tiene que desafiar las trampas todos los ancestrales subdesarrollos formativos, esa ausencia de escuelas rigurosas que en vez de frustrar a sus educandos los catapulte al estrellato, por lo que los elencos siempre llevan el amargo rótulo “Es lo que hay”.
Esta introducción es porque, en el Aula Magna, Michel Hausmann y su empresa Producciones Palo de Agua, después de cinco meses de trabajo constante, han podido estrenar y hacer temporada con, aceptable calidad artística, Los productores, comedia que Mel Brooks llevó el cine y al circuito Broadway para burlarse de algunos deshonestos productores y además hacer bromas, gracias al teatro dentro del teatro, con las ambiguas conductas sexuales del nazismo y especialmente de su Fuhrer, quien por avatares del destino termina siendo afeminado, por la gracia de la estética y la condición del director-actor que lo encarna en la comedia Primavera de Hitler.
Los productores es para reírse de las vivezas de dos desalmados productores y de la estética gay del siniestro líder y toda su pandilla nazi, y además permite disfrutar del buen talento que exhiben los actores Roque Valero y Rafael Monsalve (verdaderos vocalistas), Luigi Sciamanna, Armando Cabrera y la talentosa, además de bella, Fabiola Colmenares. Hay una lista de comediantes y bailarines, como Luque Grande y Gerardo Soto, que destacan. ¡Los caraqueños tienen cuatro fines de semana para gozarla o ignorarla!
En cuanto al desempeño del director y empresario o productor Michel Hausmann (27 años) hay que exaltar su pasión por la comedias musicales al estilo Broadway (lleva tres hasta ahora) y su honesto afán por mostrarlas, versionadas como es obvio, ante sus compatriotas. Ese es un gesto que lo enaltece, a pesar que debe perder dólares, bien habidos, en semejante empresa. Con respecto a lo artístico, pues trabajó con un equipo de profesionales, que le ayudan en la tarea de la dirección. Poco a poco ha ido aprendiendo y creando a partir de los modelos. Sería interesante, para favorecer a los autores nacionales, que incursionara en comedias venezolanas inéditas, porque así gastaría menos y el talento artístico empleado sería menos exigente y más apegado a lo que aquí se tiene, el cual crecerá poco a poco.¡Hay que mirar hacia el talento dramatúrgico nacional, ya que afuera lo están montando!
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