El teatro criollo no está muerto ni agónico. Responde a la realidad social donde lo producen y es consecuencia de la intensa pasión de sus hacedores y del público que lo disfruta. Podría ser más abundante y de mayor calidad, pero “eso es lo que hay” por ahora. Aunque algunos consideran que el país si tiene el arte teatral que se merece.
Mientras esas discusiones bizantinas se escenifican en los medios de comunicación, la realidad es que el domingo 23 de abril, el Día de la Resurrección, la prensa caraqueña “vendía” 15 espectáculos, sin contar los que se ofrecían gratis al espectador. Y no menos de 10 mil personas los degustaron. Y precisamente, entre las que se “ofertaban” estaba, y aun sigue en cartelera, la comedia Venezia, versionada y dirigida por Aníbal Grunn, en el Teatro Escena 8, es un canto a la amistad, a la solidaridad y a los sueños inalcanzables del ser humano. ¡Temas necesarios y de actualidad!
Y es precisamente Aníbal Grunn quien comenta que si Juana Sujo y Horacio Peterson, sin hablar de Carlos Giménez, hicieron teatro comercial, ¿por qué ahora hay tanta rabia o envidia contra el teatro comercial? “Eso me lo han preguntado muchas veces. Y siempre he respondido lo mismo: desde que cobramos una entrada, el teatro es comercial. El costo no está reñido con la calidad. Creo que los detractores del teatro comercial también son detractores del teatro en general”.
Y agrega que para él, el teatro es teatro, mas nada. “La única calificación que le podemos colocar es si es bueno o es malo. Y eso depende de cada cual, pues son calificaciones subjetivas. Y el arte lo es. Lo que es bueno para uno, no necesariamente lo es para otro. Si hacer teatro comercial es tener artistas de reconocida trayectoria y atractivos para el público, pues eso es lo que toda la vida se ha hecho. Es lógico que la gente acuda a ver figuras reconocidas, que a los que aún no conocen. Los mismos que hacemos teatro, trabajamos en televisión y últimamente en el cine”.
-¿Venezia es comercial?
-Si, muy comercial, cobramos entrada, trabajamos en cooperativa, hace reír y hace llorar. Conmueve y distrae. Informa, cuenta y sobre todo es una obra de arte, hecha con el mayor amor del mundo y con todo el talento en vivo, puesto de viernes a domingo al servicio de nuestra ciudad y de nuestro público. Venezia, nosotros la escribimos en italiano con zeta, es una maravillosa pieza que nos conduce por los caminos de la solidaridad a cumplir con los sueños. Estamos en la cuarta semana de temporada y muy contentos, el público, el único con poder, ha decidido verla.
-¿Qué decide el éxito de una pieza?
-El éxito es muy efímero. Que una obra se mantenga más o menos tiempo en cartelera fundamentalmente depende de la calidad con que esté hecha, en principio, y que sea del gusto del público, que, repito, es quien hace el éxito y la permanencia. Si el público decide que una obra le gusta, va a donde sea a verla.
-¿Qué gusta al público del teatro comercial?
-A la gente, lo he oído de sus propias bocas, le gusta pasarla bien. No quiere decir reírse solamente. También le gusta, y eso también es con todos los públicos del mundo, ir a ver a sus artistas favoritos, ya sean de televisión, de cine o de teatro.
-¿Cual es la verdad del teatro comercial?
-Cada vez estemos haciendo menos autores universales y más contemporáneos. Es posible que haya más comedias que dramas. Eso obedece a las necesidades de cada cual. Yo me siento mucho mejor dirigiendo comedias, haciendo reír al público. ¿Y eso es malo? ¿Eso es comercial? No, es mi camino. No quiere decir que nos volvamos banales. El verdadero soberano, el público decide qué quiere ver, dónde acudir y qué salas llenar.
-¿Gana mucha plata el teatro comercial?
- No gana ni mucha ni poca. Nunca gana. Sé que hay quienes dicen que viven del teatro. Yo vivo de mi profesión, pero no de lo que me dejan las producciones teatrales. Vivo de hacer teatro, cine, televisión, dar clases y algunos comerciales. Todavía Caracas, porque decir Venezuela es demasiado ambicioso, no tiene un sistema teatral que permita la aparición de empresarios que apuesten a ganar y dignificar la profesión. En otros países si existen. Creo que eso va a llegar, tengo fe. Hay algunos que lo han hecho y otros que se están arriesgando. El teatro no es un buen negocio para nadie. El arte no da dinero. Eso no quiere decir que sea malo. Yo no escogí ser artista para tener apartamentos, carros, yates, viajes alrededor del mundo. Escogí esta profesión para ser feliz. Porque si me hubiese dedicado a la veterinaria, que era lo que querían mis padres, no hubiera sido feliz. Nadie hace teatro para ganar dinero. En este momento, los artistas trabajamos en cooperativa, es decir, la taquilla la repartimos en partes iguales entre actores, asistentes, técnicos y directores. Y no es una novedad, esto se viene haciendo desde que el mundo es mundo. Los únicos que cobran un sueldo fijo son los que pertenecen a las compañías del Estado.
-¿Qué futuro le espera al teatro comercial?
-Mucho, mucho. Porque mientras haya artistas habrá teatro, mientras existe un espectador con deseos de verlo habrá teatro. Mientras haya un espacio para mostrar las representaciones, habrá teatro. Cuando la Iglesia como Institución hizo desaparecer las salas de representación, los artistas se reunían en los portales de los templos, en las plazas, en los corrales y hacían teatro. El arte forma parte de la esencia del hombre, no se puede quitar.
-¿Las obras sobre temáticas gays atraen público?
-Sobre esto hay mucha tela que cortar. Esas obras donde el gay era el atractivo cómico, el que se movía como una mariposa y hablaba con voz aflautada, eso está desapareciendo del teatro en general. Todavía hay salas donde utilizan al homosexual como centro de bromas y de mal gusto. Indudablemente atraen mucho público, porque son temas que aún llaman la atención, de la misma forma que atraen los desnudos.
-¿Ya se acostumbró el público a la realidad del Teatro Escena 8?
-No es una cuestión de costumbre. Durante los dos últimos años, el Teatro Escena 8 logró colocarse entre los caraqueños. Ya es una sala de referencia.
-¿Cuantos espectadores pueden disfrutar del teatro comercial en Caracas, si se tiene en cuenta el número de butacas en cada una de las cuatro salas, dejando afuera el caso del Ateneo?
-El número de espectadores depende de la calidad de las obras. Hay temporadas donde asisten más y temporadas donde asisten menos. Antes te decían que hacer teatro en carnavales o en Semana Santa era una locura, hoy te digo dejar de hacerlo es el error. Son fechas claves. Nosotros en Escena 8 durante el 2007 no cerramos en diciembre, Navidad y Año Nuevo hicimos funciones y tuvimos mucho público y un público que lo agradeció pues no tenían donde ir y estaban hartos de los centros comerciales.
-¿Qué pasó con el teatro de arte?
- El teatro siempre es una obra de arte. Lo que sucede es que es muy difícil montar a Chejov, a Ibsen, a Williams o Miller, en este momento, porque los costos de producción son altos. Tampoco las pocas agrupaciones subsidiadas pueden montar textos de Brecht o de O'Neill, porque el subsidio sólo les da para pequeñas producciones. Los montos asignados no están acordes con la época. Como tampoco está acorde lo que se les paga a los artistas.
-¿Qué futuro sueña el actor, el director y el productor Aníbal Grunn?
-Necesito mucha salud, mucha energía para no dejar de hacer lo que estoy haciendo desde hace cuarenta y tres años. Mi futuro es ese, escribir, actuar, dirigir, dar clases, no quiero hacer otra cosa ni tampoco lo sé hacer.
-¿Es necesario el apoyo del gobierno? ¿Cómo enamorar al gobierno para apoye generosamente al arte teatral?
-Es necesario el apoyo, claro que sí. Es necesario que el gobierno escuche menos a los zánganos y se meta más entre las flores para poder recoger mucha miel. Es necesario que resurja la Compañía Nacional de Teatro, que resurjan las compañías regionales de teatro. Que se abran más salas, que seamos menos dogmáticos, más solidarios, y nos demos cuenta que la cultura es del pueblo cuando es el pueblo quien la hace y quien decide cómo hacerla. La libertad es hacer y dejar hacer, libertad es ayudar desde el poder a los que lo necesitan. Libertad es mirar siempre hacia adelante y no bajar nunca la cabeza. Libertad es saber oír, comprometerte con tus ideas y con tus principios.
-¿Cuántas salas, sin apoyo del Gobierno o del Estado, trabajan en Caracas?
-Muy pocas. Me sobrarían los dedos de una mano. Eso si es lamentable. Y lo lamentable es que el gobierno no subsidie más salas. Y ese subsidio debería estar reflejado los costos de las carteleras en los periódicos, eliminación de impuestos municipales, exoneración en la promoción de las obras. Hace dos años nos dieron la posibilidad de colocar como una especie de cuñas en los canales de televisión, de forma gratuita, no sólo en los canales del estado, que ya sería bueno, porque son muchos, sino también en los canales privados. Pero de golpe las eliminaron, porque había que usar ese espacio para la campaña electoral. Y nuevamente el arte fue el golpeado. Si subsidiaran las entradas, podríamos bajar los costos de las mismas, por ejemplo.
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