La prueba de fuego para otra película criolla comenzó. Ya está en las salas de exhibición el largometraje Libertador Morales, el justiciero, ópera prima de Efterpi Charalambidis. Le corresponderá al público, el auténtico soberano, decir la última palabra sobre esta producción de la Villa del Cine, la cual inaugura la temporada 2009.
Efterpi cuenta que la idea para la creación de su Libertador Morales, el justiciero surgió cuando estaba en Nueva York, finalizando su maestría en cine. “Soy una nativa del centro caraqueño, donde crecí y me formé. Desde pequeña iba al negocio de mi papá, un híbrido de juguetería, quincalla y ferretería ubicado en El Silencio, y trabajaba allí durante mis vacaciones escolares. Mi colegio, Francisco Pimentel y mis liceos Antonio Arráiz y Teresa Carreño, están ubicados en las parroquias Santa Teresa y Santa Rosalía. Las principales avenidas, como Lecuna, Baralt, Bolívar y Libertador eran mis rutas para ir a la UCV o al trabajo. No es de extrañar que la imagen del motorizado mensajero moviéndose en esas parroquias y avenidas del centro hubiera calado en mi cerebro, aun cuando me encontraba lejos de mi país”.
Una breve escena, escrita en pocas páginas, fue el punto de partida de una historia que luego se convertiría en guión. “En ella un mensajero se paraba en la luz roja y tenía una interacción algo cómica con otro motorizado, a quien aleccionaba sobre las normas de tránsito. Lo llamé Libertador y puse en su boca palabras de las frases célebres y pensamientos de Bolívar. Le di por apellido Morales, por su afán moralizante y por aquello de moral y luces…”.
-¿Qué obstáculos superó?
-La pérdida de mi papá. Fue durante el proceso de edición cuando cayó grave por un segundo acv, y luego de una larga agonía, falleció. Estuve fuera de servicio por dos meses y fueron muy comprensivos en la villa. Esta película está dedicada a él. Pero el dolor queda.
Reconoce que asumirse como guionista fue un reto, porque para sus cortometrajes ella escribía el texto original, pero buscaba asociarme con otros escritores, entrando en interesantes procesos de colaboración creativa y compartiendo los créditos autorales con ellos. “Pero esta vez me lancé sola, con la ayuda de lecturas cruzadas donde participaron asesores como Frank Baiz, Henry Herrera y Gustavo Michelena y con ayuda de otros colegas que me dieron sus impresiones. Ahora me siento más segura y madura como guionista”.
-¿Satisfecha?
-Definitivamente sí. Estoy satisfecha con el resultado. A pesar de las dificultades hemos logrado una buena película. Generalmente estoy atareada y preocupada por los problemas que hay que resolver en esta larga y a veces penosa labor de hacer cine, arte costoso y de gran envergadura técnica, pero a veces me detengo a pensar y me ataca de pronto la conciencia de que mi ópera prima de largometraje es un hecho. Realizar una película es tan cuesta arriba, que haber llegado a puerto es un logro considerable. Y lo logré. Mejor aún, he realizado un largometraje escrito por mí, ¿cómo no voy a estar satisfecha? Todo un equipo de personas y de aparataje técnico fue invertido en construir una historia que es producto de mi imaginación. Todo el mundo habla de un Libertador Morales que nació como un boceto dentro de mi cabeza y ahora tiene vida propia, ahora le pertenece al espectador, al público que pagará un boleto para verla o asistirá a una sala regional de la Cinemateca, en fin, que dedicará parte de su tiempo a ver mi visión del mundo.
-¿Qué espera del público?
-.Yo tengo fe en que la película será vista por mucha gente, porque goza de un fuerte atractivo popular. Hay buenos pronósticos, porque he recibido comentarios muy positivos y entusiastas de las personas que la han visto. Veo ese entusiasmo en las caras de los trabajadores de la Villa del Cine que la aplaudieron cuando hicimos el focus group, compuesto por tramoyistas y oficinistas que laboran allí. Lo siento en el equipo de promoción de la villa, de Amazonia, del CNAC y de la Cinemateca por el cariño y dedicación que le están poniendo a la divulgación de la película. Lo siento en la expectativa de las cooperativas de motorizados que participaron y apoyaron la producción.
-¿Qué planes madura o prepara para inmediato?
-Yo me fijo mucho en personajes del cotidiano, en las innumerables ocurrencias cuando salgo a la calle, en el metro, en el carrito o en la esquina. Es natural que tenga varias historias que contar. Ya tengo el argumento de otro guión que me gustaría que fuera mi segundo largometraje, y ya comencé de nuevo el ciclo que seguí con Libertador Morales, es decir, lo postulé en esta convocatoria del CNAC para desarrollo de guión. Tengo más de 50 páginas del guión ya escritas. No quiero adelantar mucho la historia, por meras precauciones supersticiosas, pero puedo decirte que es otra historia urbana, llena de color, drama, humor, con personajes típicos de nuestra ciudad, con muchas escenas nocturnas y en exteriores, es decir, ¡una producción complicada! Es que yo no aprendo, ja ja.
-¿Qué organiza para su internacionalización?
-Hacer que la película participe en los mejores festivales y asistir a ellos. Creo que a Libertador Morales le irá muy bien en Latinoamérica y en los festivales latinoamericanos de Estados Unidos y Europa. Por supuesto, espero que el trabajo del equipo multidisciplinario que participó en la película sea recompensado con varios premios.
-¿Dispuesta a regresar a Nueva York?
-Quisiera regresar con un guión que estoy preparando y que se desarrolla en Queens, entre Jackson Hights y Astoria. Escribí el argumento de la historia cuando estaba allá y tengo unas páginas de guión ya escritas. Es mi sueño regresar allá para filmar esta historia.
-¿Cómo analiza la situación actual del cine venezolano? ¿Qué le quitaría o que le agregaria?
-¿Qué le agregaría? Formación y especialización en todas las áreas. En el área creativa, la formación en la elaboración de guiones es esencial. Hay que desarrollar la técnica y la capacidad de “oler” el engranaje efectivo de una trama y su desenlace. También hay áreas técnicas en las cuales contamos con poco personal, sobre todo en postproducción. Necesitamos coloristas, artistas de folley, sonidistas, especialistas en efectos especiales. Hay mucho que desarrollar en el cine nacional. Haría un acento especial en la promoción de las películas, así como se le ha dado un empujón a la producción, sería bueno inyectar o buscar más presupuesto para la difusión: anuncios, distribución, comercialización, etc.
-¿Qué le quitaría? La guerra política. El cine necesita la colaboración tanto del Estado como del sector privado. Y hoy en día hay restricciones y limitaciones de lado y lado que han creado un cerco desfavorable en las posibilidades de producción y divulgación del cine nacional.
Encanto particular
“Mi Libertador Morales, el justiciero tiene un encanto particular porque refleja nuestra cotidianidad de una manera extraordinaria. El público verá desfilar en el metafórico mundo de la ficción personajes reales, citadinos y comunes de nuestro día a día: el mototaxista, la madre soltera, la vecina chavista y la vecina escuálida, el comerciante portugués, el gallego, el novio de la vecina, el malandro, la pareja trabajadora… y verán reflejados los sueños y conflictos de estos seres, como si fueran propios. Todo mezclado con comicidad y drama y con un buen componente de producción: las motos son un elemento muy atractivo, implican movimiento, acción, velocidad. Verán persecuciones en moto, saltos... Esta película será vista por los mototaxistas y los motorizados que trabajan día a día en la calle, porque se inspiró en ellos, ellos son el ícono de nuestra ciudad, y ellos y sus familiares van a disfrutarla, van a tripeársela, pues”.
Efterpi cuenta que la idea para la creación de su Libertador Morales, el justiciero surgió cuando estaba en Nueva York, finalizando su maestría en cine. “Soy una nativa del centro caraqueño, donde crecí y me formé. Desde pequeña iba al negocio de mi papá, un híbrido de juguetería, quincalla y ferretería ubicado en El Silencio, y trabajaba allí durante mis vacaciones escolares. Mi colegio, Francisco Pimentel y mis liceos Antonio Arráiz y Teresa Carreño, están ubicados en las parroquias Santa Teresa y Santa Rosalía. Las principales avenidas, como Lecuna, Baralt, Bolívar y Libertador eran mis rutas para ir a la UCV o al trabajo. No es de extrañar que la imagen del motorizado mensajero moviéndose en esas parroquias y avenidas del centro hubiera calado en mi cerebro, aun cuando me encontraba lejos de mi país”.
Una breve escena, escrita en pocas páginas, fue el punto de partida de una historia que luego se convertiría en guión. “En ella un mensajero se paraba en la luz roja y tenía una interacción algo cómica con otro motorizado, a quien aleccionaba sobre las normas de tránsito. Lo llamé Libertador y puse en su boca palabras de las frases célebres y pensamientos de Bolívar. Le di por apellido Morales, por su afán moralizante y por aquello de moral y luces…”.
-¿Qué obstáculos superó?
-La pérdida de mi papá. Fue durante el proceso de edición cuando cayó grave por un segundo acv, y luego de una larga agonía, falleció. Estuve fuera de servicio por dos meses y fueron muy comprensivos en la villa. Esta película está dedicada a él. Pero el dolor queda.
Reconoce que asumirse como guionista fue un reto, porque para sus cortometrajes ella escribía el texto original, pero buscaba asociarme con otros escritores, entrando en interesantes procesos de colaboración creativa y compartiendo los créditos autorales con ellos. “Pero esta vez me lancé sola, con la ayuda de lecturas cruzadas donde participaron asesores como Frank Baiz, Henry Herrera y Gustavo Michelena y con ayuda de otros colegas que me dieron sus impresiones. Ahora me siento más segura y madura como guionista”.
-¿Satisfecha?
-Definitivamente sí. Estoy satisfecha con el resultado. A pesar de las dificultades hemos logrado una buena película. Generalmente estoy atareada y preocupada por los problemas que hay que resolver en esta larga y a veces penosa labor de hacer cine, arte costoso y de gran envergadura técnica, pero a veces me detengo a pensar y me ataca de pronto la conciencia de que mi ópera prima de largometraje es un hecho. Realizar una película es tan cuesta arriba, que haber llegado a puerto es un logro considerable. Y lo logré. Mejor aún, he realizado un largometraje escrito por mí, ¿cómo no voy a estar satisfecha? Todo un equipo de personas y de aparataje técnico fue invertido en construir una historia que es producto de mi imaginación. Todo el mundo habla de un Libertador Morales que nació como un boceto dentro de mi cabeza y ahora tiene vida propia, ahora le pertenece al espectador, al público que pagará un boleto para verla o asistirá a una sala regional de la Cinemateca, en fin, que dedicará parte de su tiempo a ver mi visión del mundo.
-¿Qué espera del público?
-.Yo tengo fe en que la película será vista por mucha gente, porque goza de un fuerte atractivo popular. Hay buenos pronósticos, porque he recibido comentarios muy positivos y entusiastas de las personas que la han visto. Veo ese entusiasmo en las caras de los trabajadores de la Villa del Cine que la aplaudieron cuando hicimos el focus group, compuesto por tramoyistas y oficinistas que laboran allí. Lo siento en el equipo de promoción de la villa, de Amazonia, del CNAC y de la Cinemateca por el cariño y dedicación que le están poniendo a la divulgación de la película. Lo siento en la expectativa de las cooperativas de motorizados que participaron y apoyaron la producción.
-¿Qué planes madura o prepara para inmediato?
-Yo me fijo mucho en personajes del cotidiano, en las innumerables ocurrencias cuando salgo a la calle, en el metro, en el carrito o en la esquina. Es natural que tenga varias historias que contar. Ya tengo el argumento de otro guión que me gustaría que fuera mi segundo largometraje, y ya comencé de nuevo el ciclo que seguí con Libertador Morales, es decir, lo postulé en esta convocatoria del CNAC para desarrollo de guión. Tengo más de 50 páginas del guión ya escritas. No quiero adelantar mucho la historia, por meras precauciones supersticiosas, pero puedo decirte que es otra historia urbana, llena de color, drama, humor, con personajes típicos de nuestra ciudad, con muchas escenas nocturnas y en exteriores, es decir, ¡una producción complicada! Es que yo no aprendo, ja ja.
-¿Qué organiza para su internacionalización?
-Hacer que la película participe en los mejores festivales y asistir a ellos. Creo que a Libertador Morales le irá muy bien en Latinoamérica y en los festivales latinoamericanos de Estados Unidos y Europa. Por supuesto, espero que el trabajo del equipo multidisciplinario que participó en la película sea recompensado con varios premios.
-¿Dispuesta a regresar a Nueva York?
-Quisiera regresar con un guión que estoy preparando y que se desarrolla en Queens, entre Jackson Hights y Astoria. Escribí el argumento de la historia cuando estaba allá y tengo unas páginas de guión ya escritas. Es mi sueño regresar allá para filmar esta historia.
-¿Cómo analiza la situación actual del cine venezolano? ¿Qué le quitaría o que le agregaria?
-¿Qué le agregaría? Formación y especialización en todas las áreas. En el área creativa, la formación en la elaboración de guiones es esencial. Hay que desarrollar la técnica y la capacidad de “oler” el engranaje efectivo de una trama y su desenlace. También hay áreas técnicas en las cuales contamos con poco personal, sobre todo en postproducción. Necesitamos coloristas, artistas de folley, sonidistas, especialistas en efectos especiales. Hay mucho que desarrollar en el cine nacional. Haría un acento especial en la promoción de las películas, así como se le ha dado un empujón a la producción, sería bueno inyectar o buscar más presupuesto para la difusión: anuncios, distribución, comercialización, etc.
-¿Qué le quitaría? La guerra política. El cine necesita la colaboración tanto del Estado como del sector privado. Y hoy en día hay restricciones y limitaciones de lado y lado que han creado un cerco desfavorable en las posibilidades de producción y divulgación del cine nacional.
Encanto particular
“Mi Libertador Morales, el justiciero tiene un encanto particular porque refleja nuestra cotidianidad de una manera extraordinaria. El público verá desfilar en el metafórico mundo de la ficción personajes reales, citadinos y comunes de nuestro día a día: el mototaxista, la madre soltera, la vecina chavista y la vecina escuálida, el comerciante portugués, el gallego, el novio de la vecina, el malandro, la pareja trabajadora… y verán reflejados los sueños y conflictos de estos seres, como si fueran propios. Todo mezclado con comicidad y drama y con un buen componente de producción: las motos son un elemento muy atractivo, implican movimiento, acción, velocidad. Verán persecuciones en moto, saltos... Esta película será vista por los mototaxistas y los motorizados que trabajan día a día en la calle, porque se inspiró en ellos, ellos son el ícono de nuestra ciudad, y ellos y sus familiares van a disfrutarla, van a tripeársela, pues”.
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