Skena es una de las agrupaciones teatrales más importantes de Caracas por su incesante trabajo artístico, a lo largo de tres décadas, para divertir y educar a una comunidad, como lo ha hecho con 70 espectáculos de diversas facturas estéticas y multisápidos contenidos.Es por eso que su líder, Basilio Alvarez, insiste en que el apoyo del Estado es fundamental para la creación .No le preocupa el eterno problema de “comercial o “no comercial”.Hacen lo que le gusta y les produce tanto placer el montaje de La pareja dispareja (comedia sobre la amistad), como el de ¡Ay Carmela! (melodrama sobre la libertad) o Pequeños fantasmas (reflexión sobre el país).
Hay que recordar que Skena emergió el 13 de octubre de 1979, bajo los aleros del Colegio Champagnat, como iniciativa de unos jóvenes fascinados por las disciplinas teatrales. Ahí estaban Roberto Gutiérrez, Paolo Adamo, Antonio Martínez, Roberto Fígoli, Juan Carlos Ogando y Basilio Álvarez. Nació como taller de formación juvenil, loable tarea que ha proseguido, porque desde 1989 se aventuró en los meandros del teatro profesional y actualmente cuenta con un equipo de más de 30 personas que trabajan, tanto en lo profesional como en lo educativo, capacitando así un total aproximado de 250 jóvenes cada año.
Es, pues, una empresa cultural entregada totalmente al espectáculo teatral y, por lo que hemos visto en estas tres décadas, damos fe de que lo hacen con calidad y un especial interés lúdico, sin caer en estridencias, y siempre con un sentido crítico de la realidad, tal como lo demostraron con su producción de ¡Ay Carmela!, la farsa trágica que inventó José Sanchís Sinisterra para denunciar los horrores de las guerras, especialmente las civiles fraticidas, y revelar el drama de los artistas que deben divertir al público… aunque sea por última vez.
Y para festejar sus tres décadas teatrales, Skena –además de otros siete montajes exhibidos en lo que va de 2009- presenta en el Teatro Trasnocho (al que llamamos Ateneo del Siglo XXI) su desopilante comedia La pareja dispareja, versionada y dirigida por Armando Álvarez sobre el texto The Odd Couple (1965) del legendario autor Neil Simon (Nueva York, 4 de julio de 1927), con las plausibles performances histriónicas de Armando Cabrera y Luigi Sciamanna, y los puntuales apoyos actorales de Alexander Solórzano, Juan Carlos Ogando, Alexandra Malavé y Sthephanie Cardone, ademàs de esta bien cuidada en todo a lo que a la produccion artística se refiere por Basilio Álvarez.
El dramaturgo Simon, dentro del peculiar contexto social estadounidense, plasma en la escena con La pareja dispareja a dos caballeros, separados de sus cónyuges, quienes deben compartir el mismo apartamento, siendo diametralmente opuestos en sus comportamientos íntimos: uno es desordenado y sucio, y el otro es todo lo contrario. El conflicto estalla, se alteran sus rutinas “familiares” y al final viene una ruptura que no esta tal sino todo lo contrario, porque se convierte en una aceptación de sus diferencias y un acuerdo para sobrevivir, porque se necesitan para ese largo camino que les espera hasta que les llegue la muerte o la ancianidad aguda que requerirá un geriátrico, por lo menos. Es un planteamiento, sin pretender hacer filosofía, sobre lo que algunos científicos sociales han denominado “la soledad acompañada” -la realidad cotidiana de quienes están solteros o divorciados y no tienen para su convivencia otras compañías diferentes a sus mascotas, libros para leer o computadoras para navegar en la Web- la cual puede ser sustituida, en ocasiones, por acuerdos no tradicionales con roommates o compartir las viviendas con otras personas, del mismo sexo, o el otro, sin que medien relaciones afectivas, salvo la simple amistad.
El espectáculo, con ritmo desopilante que supera los 90 minutos, resulta grato por las peripecias que muestra, pero es amargo por lo que enseña, aunque tiene su moraleja.!El espectador inteligente la deducirá fácilmente y hasta hará sus comparaciones!
Hay que recordar que Skena emergió el 13 de octubre de 1979, bajo los aleros del Colegio Champagnat, como iniciativa de unos jóvenes fascinados por las disciplinas teatrales. Ahí estaban Roberto Gutiérrez, Paolo Adamo, Antonio Martínez, Roberto Fígoli, Juan Carlos Ogando y Basilio Álvarez. Nació como taller de formación juvenil, loable tarea que ha proseguido, porque desde 1989 se aventuró en los meandros del teatro profesional y actualmente cuenta con un equipo de más de 30 personas que trabajan, tanto en lo profesional como en lo educativo, capacitando así un total aproximado de 250 jóvenes cada año.
Es, pues, una empresa cultural entregada totalmente al espectáculo teatral y, por lo que hemos visto en estas tres décadas, damos fe de que lo hacen con calidad y un especial interés lúdico, sin caer en estridencias, y siempre con un sentido crítico de la realidad, tal como lo demostraron con su producción de ¡Ay Carmela!, la farsa trágica que inventó José Sanchís Sinisterra para denunciar los horrores de las guerras, especialmente las civiles fraticidas, y revelar el drama de los artistas que deben divertir al público… aunque sea por última vez.
Y para festejar sus tres décadas teatrales, Skena –además de otros siete montajes exhibidos en lo que va de 2009- presenta en el Teatro Trasnocho (al que llamamos Ateneo del Siglo XXI) su desopilante comedia La pareja dispareja, versionada y dirigida por Armando Álvarez sobre el texto The Odd Couple (1965) del legendario autor Neil Simon (Nueva York, 4 de julio de 1927), con las plausibles performances histriónicas de Armando Cabrera y Luigi Sciamanna, y los puntuales apoyos actorales de Alexander Solórzano, Juan Carlos Ogando, Alexandra Malavé y Sthephanie Cardone, ademàs de esta bien cuidada en todo a lo que a la produccion artística se refiere por Basilio Álvarez.
El dramaturgo Simon, dentro del peculiar contexto social estadounidense, plasma en la escena con La pareja dispareja a dos caballeros, separados de sus cónyuges, quienes deben compartir el mismo apartamento, siendo diametralmente opuestos en sus comportamientos íntimos: uno es desordenado y sucio, y el otro es todo lo contrario. El conflicto estalla, se alteran sus rutinas “familiares” y al final viene una ruptura que no esta tal sino todo lo contrario, porque se convierte en una aceptación de sus diferencias y un acuerdo para sobrevivir, porque se necesitan para ese largo camino que les espera hasta que les llegue la muerte o la ancianidad aguda que requerirá un geriátrico, por lo menos. Es un planteamiento, sin pretender hacer filosofía, sobre lo que algunos científicos sociales han denominado “la soledad acompañada” -la realidad cotidiana de quienes están solteros o divorciados y no tienen para su convivencia otras compañías diferentes a sus mascotas, libros para leer o computadoras para navegar en la Web- la cual puede ser sustituida, en ocasiones, por acuerdos no tradicionales con roommates o compartir las viviendas con otras personas, del mismo sexo, o el otro, sin que medien relaciones afectivas, salvo la simple amistad.
El espectáculo, con ritmo desopilante que supera los 90 minutos, resulta grato por las peripecias que muestra, pero es amargo por lo que enseña, aunque tiene su moraleja.!El espectador inteligente la deducirá fácilmente y hasta hará sus comparaciones!
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