El musical Cabaret llega al Teatro Teresa Carreño con un selecto elenco de artistas venezolanos. Es un espectáculo con coreografías, canciones y actuaciones ceñidas a un texto que crearon John Kander, Fred Ebb y el libretista Joe Masterhoff para transformarlo en un musical, estrenado en 1967 ,el cual acaparó todos los premios en Broadway y Londres y abarrotó las salas en que se presentó. En 1972, Bob Fosse dirigió la versión cinematográfica por la que Liza Minnelli y Joel Grey ganaron los Premios Oscar y convirtieron sus personajes en íconos universales. Desde entonces la obra ha permanecido en los escenarios del mundo, hasta que en los años 90 el director inglés Sam Mendes la modernizó y revitalizó para ponerla al alcance de nuevas generaciones de espectadores.
Ahora cuando está para culminar la primera década del siglo XXI, Cabaret es la prueba de fuego para César Sierra, el dilecto nieto de Lily Álvarez y Gabriel Martínez, legendarios personajes del teatro para niños y formadores de actores y actrices en Venezuela.
-¿Por qué Cabaret? ¿No hay una comedia musical venezolana de esas proporciones?
-En ocasiones son los proyectos los que lo eligen a uno... y siento que esto pasó con Cabaret. Llegó a mis manos de manera inesperada y vino con un equipo al que no podía decirle que no. Siempre he pensado que la felicidad más grande es cuando uno puede unir el placer y el trabajo; y eso es precisamente lo que ha sucedido en esta ocasión. El equipo que me rodea en este Cabaret no son sólo profesionales de primera línea, son mis amigos, mi familia, esa que uno elige, como enseña Isaac Chocrón.
Subraya que el género musical no ha tenido continuidad en Venezuela. “El esfuerzo de Elisa Soteldo, Horacio Peterson, Carlos Giménez, José Simón Escalona, Levy Rossell, Emilio de Soto y más recientemente Michel Hausmann, entre muchos otros; ha hecho que el público venezolano haya tenido al alcance grandes espectáculos de este género. Pero a pesar de que la lista parece larga, si la extendemos a lo largo de los años de historia de nuestro teatro la presencia de los musicales resulta excepcional”.
Advierte que Levy y José Simón se han atrevido con musicales creados por ellos y recuerda a Ángeles y arcángeles con especial afecto y admiración. “Tal vez el experimento de Rajatabla con Tu país está feliz es otro de los grandes aciertos en la creación de un musical venezolano. Pero en todos los casos respondían a la estética y las necesidades de los grupos que las produjeron. No existen grandes musicales venezolano” que el público pueda reconocer... y no porque no exista talento para crearlos, sino porque la poca presencia del género en nuestras salas no ha permitido que se desarrollen. Me parece sabia la decisión de Magno Producciones (la empresa detrás de este Cabaret venezolano) de comenzar su aventura con una pieza conocida y probada. Porque es mucho todavía el camino por recorrer para que montar musicales en Venezuela sea una tarea cotidiana. Ya vendrá el momento de crear nuevos títulos. Es nuestra idea a mediano plazo”.
-Usted es un artista hecho en la marcha y con mucha experiencia, pero preocupa que este dedicado a montar los éxitos de otros y no se la juega con sus propias obras, como es el caso de Moisés Kaufman. ¿Sus legendarios abuelos habrían hecho una cosa similar?
-Siempre he sentido que la puesta en escena es una forma de autoría tan válida y tan interesante como la dramaturgia. Un texto teatral es una invitación a crear. El “éxito” de un creador al montar determinada obra no garantiza que todos los montajes que se hagan de ella tengan el mismo resultado. Se puede fracasar montando a Shakespeare o a Miller... y cuando hablo de “fracasar” no me refiero a la cantidad de gente que asiste o al dinero que la obra pueda recaudar, sino a que por encima de la calidad del texto no se consiga una lectura verdaderamente digna y valiosa”.
“Cuando elijo una obra (o cuando ella me elije a mi, como sucedió esta vez) trato de jugármela hasta el fondo y de hacerla mía. Es algo que he aprendido precisamente de esa experiencia... de la mía y de muchos escenarios compartidos con creadores que admiro y considero mis maestros”.
“Sobre mis abuelos, ellos crearon un estilo particular y personal de hacer teatro infantil; tomaban los grandes títulos de la literatura universal y los hacían propios. Incluían en cuentos de Perrault, de Grimm o de Andersen a aquellas dos brujas inolvidables (Zascandil y Escandulfa) que eran las verdaderas estrellas de sus espectáculos... y lograban que el espectador pensara que aquellos cuentos nunca habían existido sin ellas. También llevaron a escena grandes clásicos del teatro universal y de la dramaturgia latinoamericana”.
-¿Quien paga esta inversión y si se pueden recuperar esos reales?
-Magno Producciones es una empresa creada por un grupo de soñadores. Es un proyecto a largo plazo. Ellos quieren generar una plataforma firme y duradera que permita la continuidad de la producción de musicales y de grandes espectáculos en Venezuela. Obviamente conocen de sobra las dificultades que atraviesa el país... pero es allí cuando se corren los grandes riesgos.
“En los proyectos de Magno no está solamente la producción continua de espectáculos de gran formato, sino también abrirse al área de formación y de la dotación técnica de los equipos e insumos necesarios para que dichas producciones cuenten con todo lo necesario. No sé si recuperaremos la inversión en esta primera temporada... el costo de la producción es altísimo y las circunstancias difíciles. Pero yo siempre he creído en los grandes riesgos. Se que el público nos va a apoyar... y que estas seis funciones desde el 4 noviembre serán sólo las primeras de una larga y productiva temporada”.
-¿Qué dice Cabaret a los venezolanos en el siglo XXI?
-Cabaret es uno de los clásicos del musical. Tiene más de 40 años recorriendo los escenarios del mundo y ha permitido múltiples lecturas. Y como los verdaderos “clásicos” lo es porque su mensaje es universal. Habla de la moral, de la libertad, de la búsqueda de la felicidad, del amor en su sentido más universal. Es un musical optimista, a pesar del ambiente sórdido y oscuro en que se desarrolla. No olvidemos que tiene lugar en uno de los momentos más terribles de la historia contemporánea, nada menos que cuando el nazismo iniciaba su siniestro periplo de 12 años. Uno de los personajes dice una frase que resume el espíritu de la obra: “era como si se acercara el fin del mundo”...pero después de esa reflexión los personajes de la obra se atreven a cantar de nuevo y pasando por encima de prohibiciones, amenazas y miserias aprenden a sacar lo mejor de la vida.
-¿Cómo ha sido el montaje y el trabajo con los actores?
-Irrepetible. Creo que tengo el elenco ideal. Nos hemos divertido mucho en el proceso. Cada ensayo es un intercambio, un descubrimiento y un aprendizaje. Tanto los veteranos como Cayito Aponte, Francis Rueda, Karl Hoffman, como los más nuevos en la escena han puesto alma y corazón en el montaje. Las chicas y chicos que interpretan a los miembros del “Kit Kat Klub” son de primera línea. Mena Napolitano es todo un descubrimiento. Naty Martínez está en su mejor momento profesional, parece como si este personaje la hubiese estado esperando desde hace mucho. Adrián Delgado ha crecido aún más en este riesgo. Y a los que pensaban que ya Luis Fernández lo había hecho todo, les garantizo que se van a llevar una gran sorpresa. Lo mismo puedo decir del equipo creativo que me acompaña en esta aventura: Héctor Becerra, Altagracia Martínez, Vittorio Marrón, Armando Lovera... son demasiados para nombrarlos a todo, pero es un lujo tenerlos en el proyecto y ha sido un verdadero placer compartir con ellos la concepción y ejecución de nuestro Cabaret.
-¿Qué tiene en agenda para montar?
Ahora cuando está para culminar la primera década del siglo XXI, Cabaret es la prueba de fuego para César Sierra, el dilecto nieto de Lily Álvarez y Gabriel Martínez, legendarios personajes del teatro para niños y formadores de actores y actrices en Venezuela.
-¿Por qué Cabaret? ¿No hay una comedia musical venezolana de esas proporciones?
-En ocasiones son los proyectos los que lo eligen a uno... y siento que esto pasó con Cabaret. Llegó a mis manos de manera inesperada y vino con un equipo al que no podía decirle que no. Siempre he pensado que la felicidad más grande es cuando uno puede unir el placer y el trabajo; y eso es precisamente lo que ha sucedido en esta ocasión. El equipo que me rodea en este Cabaret no son sólo profesionales de primera línea, son mis amigos, mi familia, esa que uno elige, como enseña Isaac Chocrón.
Subraya que el género musical no ha tenido continuidad en Venezuela. “El esfuerzo de Elisa Soteldo, Horacio Peterson, Carlos Giménez, José Simón Escalona, Levy Rossell, Emilio de Soto y más recientemente Michel Hausmann, entre muchos otros; ha hecho que el público venezolano haya tenido al alcance grandes espectáculos de este género. Pero a pesar de que la lista parece larga, si la extendemos a lo largo de los años de historia de nuestro teatro la presencia de los musicales resulta excepcional”.
Advierte que Levy y José Simón se han atrevido con musicales creados por ellos y recuerda a Ángeles y arcángeles con especial afecto y admiración. “Tal vez el experimento de Rajatabla con Tu país está feliz es otro de los grandes aciertos en la creación de un musical venezolano. Pero en todos los casos respondían a la estética y las necesidades de los grupos que las produjeron. No existen grandes musicales venezolano” que el público pueda reconocer... y no porque no exista talento para crearlos, sino porque la poca presencia del género en nuestras salas no ha permitido que se desarrollen. Me parece sabia la decisión de Magno Producciones (la empresa detrás de este Cabaret venezolano) de comenzar su aventura con una pieza conocida y probada. Porque es mucho todavía el camino por recorrer para que montar musicales en Venezuela sea una tarea cotidiana. Ya vendrá el momento de crear nuevos títulos. Es nuestra idea a mediano plazo”.
-Usted es un artista hecho en la marcha y con mucha experiencia, pero preocupa que este dedicado a montar los éxitos de otros y no se la juega con sus propias obras, como es el caso de Moisés Kaufman. ¿Sus legendarios abuelos habrían hecho una cosa similar?
-Siempre he sentido que la puesta en escena es una forma de autoría tan válida y tan interesante como la dramaturgia. Un texto teatral es una invitación a crear. El “éxito” de un creador al montar determinada obra no garantiza que todos los montajes que se hagan de ella tengan el mismo resultado. Se puede fracasar montando a Shakespeare o a Miller... y cuando hablo de “fracasar” no me refiero a la cantidad de gente que asiste o al dinero que la obra pueda recaudar, sino a que por encima de la calidad del texto no se consiga una lectura verdaderamente digna y valiosa”.
“Cuando elijo una obra (o cuando ella me elije a mi, como sucedió esta vez) trato de jugármela hasta el fondo y de hacerla mía. Es algo que he aprendido precisamente de esa experiencia... de la mía y de muchos escenarios compartidos con creadores que admiro y considero mis maestros”.
“Sobre mis abuelos, ellos crearon un estilo particular y personal de hacer teatro infantil; tomaban los grandes títulos de la literatura universal y los hacían propios. Incluían en cuentos de Perrault, de Grimm o de Andersen a aquellas dos brujas inolvidables (Zascandil y Escandulfa) que eran las verdaderas estrellas de sus espectáculos... y lograban que el espectador pensara que aquellos cuentos nunca habían existido sin ellas. También llevaron a escena grandes clásicos del teatro universal y de la dramaturgia latinoamericana”.
-¿Quien paga esta inversión y si se pueden recuperar esos reales?
-Magno Producciones es una empresa creada por un grupo de soñadores. Es un proyecto a largo plazo. Ellos quieren generar una plataforma firme y duradera que permita la continuidad de la producción de musicales y de grandes espectáculos en Venezuela. Obviamente conocen de sobra las dificultades que atraviesa el país... pero es allí cuando se corren los grandes riesgos.
“En los proyectos de Magno no está solamente la producción continua de espectáculos de gran formato, sino también abrirse al área de formación y de la dotación técnica de los equipos e insumos necesarios para que dichas producciones cuenten con todo lo necesario. No sé si recuperaremos la inversión en esta primera temporada... el costo de la producción es altísimo y las circunstancias difíciles. Pero yo siempre he creído en los grandes riesgos. Se que el público nos va a apoyar... y que estas seis funciones desde el 4 noviembre serán sólo las primeras de una larga y productiva temporada”.
-¿Qué dice Cabaret a los venezolanos en el siglo XXI?
-Cabaret es uno de los clásicos del musical. Tiene más de 40 años recorriendo los escenarios del mundo y ha permitido múltiples lecturas. Y como los verdaderos “clásicos” lo es porque su mensaje es universal. Habla de la moral, de la libertad, de la búsqueda de la felicidad, del amor en su sentido más universal. Es un musical optimista, a pesar del ambiente sórdido y oscuro en que se desarrolla. No olvidemos que tiene lugar en uno de los momentos más terribles de la historia contemporánea, nada menos que cuando el nazismo iniciaba su siniestro periplo de 12 años. Uno de los personajes dice una frase que resume el espíritu de la obra: “era como si se acercara el fin del mundo”...pero después de esa reflexión los personajes de la obra se atreven a cantar de nuevo y pasando por encima de prohibiciones, amenazas y miserias aprenden a sacar lo mejor de la vida.
-¿Cómo ha sido el montaje y el trabajo con los actores?
-Irrepetible. Creo que tengo el elenco ideal. Nos hemos divertido mucho en el proceso. Cada ensayo es un intercambio, un descubrimiento y un aprendizaje. Tanto los veteranos como Cayito Aponte, Francis Rueda, Karl Hoffman, como los más nuevos en la escena han puesto alma y corazón en el montaje. Las chicas y chicos que interpretan a los miembros del “Kit Kat Klub” son de primera línea. Mena Napolitano es todo un descubrimiento. Naty Martínez está en su mejor momento profesional, parece como si este personaje la hubiese estado esperando desde hace mucho. Adrián Delgado ha crecido aún más en este riesgo. Y a los que pensaban que ya Luis Fernández lo había hecho todo, les garantizo que se van a llevar una gran sorpresa. Lo mismo puedo decir del equipo creativo que me acompaña en esta aventura: Héctor Becerra, Altagracia Martínez, Vittorio Marrón, Armando Lovera... son demasiados para nombrarlos a todo, pero es un lujo tenerlos en el proyecto y ha sido un verdadero placer compartir con ellos la concepción y ejecución de nuestro Cabaret.
-¿Qué tiene en agenda para montar?
-Hay varios proyectos en fila... dos obras de mi autoría con las que tengo una deuda desde hace tiempo; y varios textos de otros autores que desde hace rato vengo releyendo. Lo primero será abocarme al nuevo infantil de nuestra compañía familiar. No hemos decidido cuál será, es algo que siempre hacemos en consenso. Aún tenemos nuestro infantil Anabel la princesa encantada en repertorio y a finales de noviembre comenzaremos una gira por todo el país. Pero la verdad una vez que estrenemos el nuevo espectáculo para niños quisiera tomarme un tiempo para escribir... Se que me va a costar un poco, pero es algo a lo que tengo que obligarme
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