sábado, mayo 02, 2015

Los gauchos Caín y Abel en Caracas

Argentina demostró en el IV FTC la calidad de su teatro


Optimo balance estético dejó el IV Festival de Teatro de Caracas, además de la entusiasta participación de casi  un millón de espectadores. En lo artístico destacaron los cinco elencos argentinos invitados ya que el evento estaba dedicado a la patria de Carlos Giménez y Juan Carlos Gené, entre otros creadores notables de esa nación donde la teatralidad es el pan cotidiano de sus habitantes. Y por eso reseñamos con placer el   espectáculo escrito y  dirigido por Mauricio Kartun, Terrenal, pequeño misterio ácrata, con las magistrales actuaciones de Claudio Da Passano, Claudio Martínez Bel y Claudio Rissi.
Kartun (San Martin,1946) tomó el pasaje sobre el primer fratricidio en la historia de la humanidad, como la relata la Biblia, y apuntalado en el libro Los mitos  hebreos  de Robert Graves, elaboró una atrevida y humorística  tragicomedia sobre Caín y Abel, los primeros hijos de Adán y Eva; uno morronero (cultivador de pimentones rojos y grandes) y otro  pastor, una pareja de campesinos que tanto discuten hasta que el mayor mata al menor, pero durante un domingo Tatita (Dios) aparece, pregunta por el ausente y al enterarse de lo ocurrido castiga al criminal, como precisa la saga bíblica.
Por supuesto que Kartun utiliza personajes, contemporizados y  usando atuendos y con el léxico de los gauchos, propone una entretenida disertación ideológica izquierdista sobre el origen de la propiedad privada y las luchas que se desatan entre sus defensores y opositores, donde la violencia, y no precisamente la dialéctica,  es la solución definitiva ante los enconos de los hermanos. Todo eso con  alusiones a la historia argentina.
No queda duda alguna que a partir de un trabajo ejemplar con la palabra y sus significados,  brota un teatro político, poético y de ideas. Kartun explora en las raíces de la historia y la cultura argentinas a partir de su asombrosa lectura del mito de Caín y Abel. Para la crítica Denise Pascuzzo, el dramaturgo retoma el mito y se lo apropia para crear –o re-crear– y a la vez leer el drama argentino. “Allí puede pensarse en la Argentina facciosa desde el comienzo de nuestra historia, en esa figura de opuestos excluyentes y en disputa que han estado desde nuestros orígenes y que se presentan como irreconciliables. Negros o blancos, sombra o luz, bárbaros que aman y bailan la música desde la tierra o civilizados que construyen ´ciudades, la paz y el porvenir´, términos que en su duplicidad se vuelven elementos de la dialéctica que estructura el drama argentino y que lo perpetúan. Si uno es vencido, queda como germen que renacerá en el cuerpo del otro y se perpetuará”.
De verdad que asombra el desarrollo contemporáneo del teatro argentino y debemos en Venezuela averiguar las razones o las sinrazones de su avance, porque todavía nos falta es audacia. Y eso se palpó a lo largo del IV Festival de Teatro de Caracas.


   

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