Argentina demostró en el IV FTC la calidad de su teatro |
Optimo
balance estético dejó el IV Festival de Teatro de Caracas, además de la
entusiasta participación de casi un
millón de espectadores. En lo artístico destacaron los cinco elencos argentinos
invitados ya que el evento estaba dedicado a la patria de Carlos Giménez y Juan
Carlos Gené, entre otros creadores notables de esa nación donde la teatralidad
es el pan cotidiano de sus habitantes. Y por eso reseñamos con placer el espectáculo
escrito y dirigido por Mauricio Kartun, Terrenal, pequeño misterio ácrata, con las magistrales actuaciones de Claudio Da Passano,
Claudio Martínez Bel y Claudio Rissi.
Kartun (San
Martin,1946) tomó el pasaje sobre el primer fratricidio en la historia de la
humanidad, como la relata la Biblia, y apuntalado en el libro Los
mitos hebreos de Robert Graves, elaboró una atrevida y
humorística tragicomedia sobre Caín y
Abel, los primeros hijos de Adán y Eva; uno morronero (cultivador de pimentones
rojos y grandes) y otro pastor, una
pareja de campesinos que tanto discuten hasta que el mayor mata al menor, pero durante
un domingo Tatita (Dios) aparece, pregunta por el ausente y al enterarse de lo
ocurrido castiga al criminal, como precisa la saga bíblica.
Por supuesto que
Kartun utiliza personajes, contemporizados y
usando atuendos y con el léxico de los gauchos, propone una entretenida
disertación ideológica izquierdista sobre el origen de la propiedad privada y
las luchas que se desatan entre sus defensores y opositores, donde la violencia,
y no precisamente la dialéctica, es la
solución definitiva ante los enconos de los hermanos. Todo eso con alusiones a la historia argentina.
No queda duda alguna que a partir de un
trabajo ejemplar con la palabra y sus significados, brota un teatro político, poético y de ideas.
Kartun explora en las raíces de la historia y la cultura argentinas a partir de
su asombrosa lectura del mito de Caín y Abel. Para la crítica Denise Pascuzzo, el dramaturgo
retoma el mito y se lo apropia para crear –o re-crear– y a la vez leer
el drama argentino. “Allí puede pensarse en la Argentina facciosa desde el
comienzo de nuestra historia, en esa figura de opuestos excluyentes y en
disputa que han estado desde nuestros orígenes y que se presentan como
irreconciliables. Negros o blancos, sombra o luz, bárbaros que aman y bailan la
música desde la tierra o civilizados que construyen ´ciudades, la paz y el
porvenir´, términos que en su duplicidad se vuelven elementos de la dialéctica
que estructura el drama argentino y que lo perpetúan. Si uno es vencido, queda
como germen que renacerá en el cuerpo del otro y se perpetuará”.
De verdad que asombra el desarrollo contemporáneo
del teatro argentino y debemos en Venezuela averiguar las razones o las sinrazones
de su avance, porque todavía nos falta es audacia. Y eso se palpó a lo largo del
IV Festival de Teatro de Caracas.
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