jueves, noviembre 10, 2016

OTRO TEATRO CONTRA LA HOMOFOBIA Tal vez tú sombra

Teatro comprometido contras las discriminaciones sexuales.
 Andrés, viviendo su primera treintena, profesor de literatura y dramaturgo con cierto éxito, está deprimido y a punto de recurrir a la ayuda psiquiátrica. Hace más o menos un año perdió en un accidente automovilístico a su ex pareja, el fotógrafo Bruno; estuvieron cinco años juntos, pero la sospecha de unos cuernos con una tercera persona, más joven, precipitó la ruptura. El escritor ha sobrevivido, por así decirlo, ayudado por su madre y una amiga íntima, además de algunas relaciones fugaces. Pero su situación se torna crítica y opta por vender el apartamento para exorcizar al fantasma del fallecido, porque no lo deja levantar cabeza y además afecta su capacidad creativa, lo anula, lo bloquea.
Así es la sinopsis literaria del melodrama Tal vez tú sombra, texto original de Federico Roca (Montevideo, 1974), afamado escritor, dramaturgo, guionista, docente y músico, que estalló en la manos del periodista, dramaturgo y director  Fernando Azpúrua (Caracas, 1990) porque se lo ofreció su amigo Carlos Arráiz, quien, sin pensarlo dos veces, decidió escenificarlo y fue así que convocó a Agustín Segnini, Martha Estrada, Eloísa Maturén, Luis Palmero, Eulices Alvarado y al mismo Arráiz, en el rol protagónico, para ensayarlo y mostrarlo en el teatro Nacional de Caracas.
Pero Tal vez tú sombra no es un guión para una comedia barata sobre otra relación homosexual con conflictos. Es todo lo contrario y ahí, por intermedio del drama de la culpa que acorrala a Andrés y lo coloca al borde de la locura,  se plantean  otros temas universales  como son el amor, la amistad, la lealtad y el dolor, y se le advierte al público sobre la  vulnerabilidad de la autoestima de los artistas y cómo, cuándo se toman algunas decisiones desde ese lugar de autoestima maltrecha, se corre el riesgo de hacer y hacerse mucho daño, pero, a pesar de todo, es posible que la redención nunca se encuentre demasiado lejos, como han escrito otros analistas. Lo que podría ser una comedia para reírse o burlarse de los amores gais se transforma en una propuesta de reflexión sobre lo que es el amor, la amistad y los límites de las relaciones sentimentales que no tienen porque abusar o dañar a ninguno de los protagonistas y allegados. Sin moral los seres humanos seriamos peores que las bestias, aunque estas tienen instintos y hasta sentimientos.
EL MONTAJE
 Pero el espectáculo creado por el director Azpúrua es visualmente diferente tal como lo plantea la comprensible y lineal sinopsis de Tal vez tú sombra, pues el autor Roca construyó o armó  un guión nada convencional, de esos que dejan por fuera a las cartillas teatrales fundamentadas en los preceptos aristotélicos, y donde abundan los flashbacks (analepsis) o los saltos espacio-temporales para mostrar o explicar qué pasó o cómo fue qué ocurrió aquello,  o sea recrea todos esos recuerdos donde, como es obvio, Bruno acosa al desesperado Andrés o muestra cómo se dio aquel desencuentro fatal con características de cuernos. 
Esa manera de plasmar   la historia y materializarla es bastante delicada y/o compleja porque conspira contra la digestión del espectador y lo obliga a pensar y aceptar que se trata de un espectáculo teatral donde hay escenas paralelas que transcurrieron en otros momentos y para que después el hilo narrativo avance hacia el inesperado final. El espectador que se descuide pierde el hilo del cuento y no tendrá una Ariadna que lo busque y lo lleve sin tropiezos hacia el desenlace. Eso en el cine es fácil pero en el teatro exige control de técnicas, como las sombras chinescas, juegos de luces y muchos sonidos o música. Es un trabajo extra de mucha precisión que puede abortar cualquier proyecto sino existe la mano precisa del director, cosa que Azpúrua resolvió precisa y sabiamente.
Nosotros no somos muy amigos de esos saltos “cinematográficos” dentro de un espectáculo teatral, porque convierten a la escena en una especie de crucigrama o de mapa donde el tiempo y el espacio son una misma cosa, donde la teoría de la relatividad de Einstein es la base teórica. Pero en el montaje de Tal vez tú sombra,- el cual se desarrolla en el livingroom del apartamento de Andrés- esos juegos en espacios-temporales salieron son decencia, sin altibajos y con creatividad, y, hay que subrayarlo, todo el elenco estuvo a la altura del compromiso, porque de lo contrario aquello habría sido un plomo o un bloque de concreto armado, indigerible como es obvio.
Creemos que ese guión teatral está más adecuado para elaborar un guión fílmico y hacerlo en cine, donde, por supuesto, las imágenes provocarían  otro clima artístico, pero, por ahora, hay que exaltar el trabajo grupal del elenco, todos en sus roles y sirviendo al drama del protagonista y bloqueado Andrés, aunque los personajes que finamente resolvieron  los comediantes Palmero y  Alvarado terminan por destacarse más, ya que son frívolos y están vacilándose  o disfrutando la víctima, por así decirlo. Son como la sal en aquella herida profunda que deja la soledad, aunque ésta en ocasiones esté acompañada. Nos place resaltar los balsámicos roles de Eloísa y Martha, sin ellas difícilmente la comedia podría haberse realizado placenteramente porque los personajes de Andrés y Bruno son muy complejos, aunque Arráiz y Segnini logran materializarlos.
Fernando Azpúrua nos declaró que este montaje lo realizó porque la vida lo ha enfrentado a situaciones de clara homofobia y recordó que “es muy poco lo que se ha avanzado en términos de derechos LGBT en nuestro país. El texto de Roca es un acercamiento muy conmovedor a la vida de una pareja gay, por supuesto, que tiene que perdonarse y dejarse ir, para poder seguir adelante. Me siento muy identificado con el personaje de Andrés y con su búsqueda personal. La obra tiene además, situaciones muy divertidas, con las cuales muchos espectadores, sin ser gays, podrán identificarse

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