Los venezolanos genéticamente son demócratas y por
ende creen en el voto que elige o designa gobiernos .Por eso han luchado no menos
de 200 años y aunque en ocasiones le fallan los elegidos, ellos (el pueblo) siguen
creyendo que ese es el camino correcto y además el único, porque saben que la
voz del pueblo, representada en votos, es un arma más poderosa y menos dañina
que las bombas atómicas. Y eso es temible para los malos políticos.
Pero también a los venezolanos les gusta el séptimo
arte y acuden en masa para disfrutar de las peliculas de los creadores foráneos
y especialmente de los criollos porque les gusta verse representados en las pantallas
cinematográficas. En síntesis, los venezolanos van al cine, y así lo están haciendo
desde hace unos 120 años, aunque en este tormentosos 2016 se alejaron de las
taquillas y para unos 25 peliculas nacionales estrenadas solamente votaron,
perdón, compraron sus boletos unos 122.629 espectadores.
Los sociólogos del espectáculo aseveran que esa
baja taquilla de la temporada 2016 es consecuencia de la crisis energética y de
los elevados costos de los boletos que afectan los ingresos familiares, ya disminuidos
por los costos de los alimentos, que merman así el dinero para
el ocio y otros placeres. Consecuencias, pues, de la cacareada “guerra económica”
del Gobierno nacional.
Y es ahora, cuando también los mismo sociólogos se rasgan
la vestiduras porque el cine criollo no refleja la realidad nacional ni cosa
parecida, que nos llega El show de Willi,
de Fernando Venturini, con guión del mismo
director, basado en una idea original del escritor Eloi Yagüe Jarque, donde se
cuestiona, en lenguaje farsesco, la frivolidad que aparentemente impera en el
mundo gerencial de la televisión venezolana y al mismo tiempo se le tiran unas cuantas
piedras a la sacrosanta majestad del poder político en visible contubernio con
el poder económico.
El protagonista, Sócrates Serrano, un psicólogo metido en los meandros
del teatro y ahora del cine, explica que El Show de Willi, es una sátira sobre la televisión, donde
su personaje enloquecido, aunque siempre
tuvo unas ideas muy locas para la televisión, pero nunca se las permitieron
ejecutar, un día decide lanzar por sus propios medios su reality show e invita a una actriz
reconocida, y va así descubriendo todos los secretos de la televisión, empieza
a ganar muchos seguidores porque es muy interesante lo que pasa alrededor de
Willi y los directivos de televisión. Willi es un transgresor, un personaje que siempre fue marginado,
puesto a un lado y que busca su propia oportunidad para darle una patada a la
mesa y cuestionar el statu quo. Y lo hace de una manera muy extrema, asegura Serrano,
quien interpreta a ese carismático animador de televisión.
Vimos por supuesto una función de El show de Willi y tenemos que admitir que nos recordó a los ya legendarios
espectáculo televisivos de Renny Ottolina, un venezolano fantástico que quiso incursionar
en el mundo de la película y murió “misteriosamente”.
La película de Venturini corre fácil para el espectador,
muy buen manejo con las cámaras, excelentes y convincentes locaciones y,
especialmente, un magnífico trabajo actoral de Serrano, por supuesto, apuntalado
en Verónica Rasquin, Daniela Alvarado, Amílcar Rivero, Alexander da Silva, Laureano Olivarez, Sheila Monterola, Rafael
Monsalve y otras figuras de la televisión, el cine y las tablas venezolanas.
El filme estará en 14 salas de cine de Cinex y Cines Unidos a nivel nacional desde este viernes 23
de diciembre. Y así se abre la temporada 2017.Se espera que los venezolanos
acudan en masa para verse y digerir esa crítica sana, no exenta de muchas verdades,
sobre la televisión criolla, entre otras cosas.
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