Pablo García Gámez, dramaturgo exitoso. |
Gracias
al Premio Nacional de Dramaturgia Apacuana 2017 por su texto Oscuro, de noche y al impactante
montaje que le hizo Carlos Arroyo con la Compañía Nacional de Teatro, durante
la temporada 2018, el caraqueño Pablo García Gámez es noticia permanente en
Nueva York (donde reside desde hace más de 25 años), ya que destaca y lo
galardonan además, y aquí en Venezuela. Esto que es muy bueno ha despertado
ciertos resquemores o “verdes envidias”.
Y
aquí tenemos las respuestas de García Gámez a eso y otras cosas más
¿Cuál es la clave para ganar tantos
premios, es que no hay otros concursantes?
Claro
que hay colegas muy buenos. No sé si será parte de la clave, pero escribo sobre
temas que me apasionan: el desarraigo, el paso del tiempo; sobre la periferia y
sus personajes. Durante el día me lleno de imágenes, vivencias, conversaciones
sueltas, recuerdos, cuestionamientos que exploro con la palabra y el tiempo. Un
factor de mi escritura es que la vida ha transcurrido desde el margen y que
tengo arraigado un sentido de pertenencia a diversas minorías en diversos
espacios. Se dio el hecho afortunado de caer en conciencia de ello y poder
revisar ese proceso. De ahí el re/sentimiento, doble sentir de esas
experiencias. A mis estudiantes les digo que traten de ver la situación desde
la periferia, que escriban sobre lo que quieren ver en escena, que sus obras pregunten,
interpelen al espectador. Que sean fieles a su trabajo, que no hay que estrenar
mañana.
¿Cómo hace? ¿Tiene a otros, llamados “negros”,
que escriben por usted?
¿Cómo
hago? ¿Qué hago? Escribir. Es la única manera. Dedico aunque sea una hora al
día porque quiero escribir, porque necesito escribir, porque tienen que salir
esas voces, porque me gustaría verlas en escena. Hace un par de años estoy
desarrollando la tesis doctoral sobre teatro y comunidades hispanas en Nueva
York y no he dejado de escribir teatro. Edgar, ¡llevo 32 años escribiendo! El
montón de obras sale porque estuvieron guardadas todos estos años. Guardadas
no, intenté difundirlas en diversos momentos, pero el canon de la dramaturgia
es un filtro; de hecho, el canon es de naturaleza cogollística. A Venezuela las
mandé a grupos, productores; tuve una única respuesta sobre una obra: “es
interesante”. Aquí mandé a concursos y así fueron saliendo a la luz. Agradezco
a la Compañía Nacional de Teatro por Oscuro,
de noche y a la Escuela Juana Sujo por presentar ¿…Y qué es Nueva York? (Cariaquito
Morao). Fue un modo de aceptación de mi identidad. Por cierto, pienso que
sería productivo abrir de nuevo los concursos de dramaturgia a venezolanos que
no residen en el país: si una de las metas es moldear una identidad nacional,
muchos fuera de las fronteras podemos y tenemos que aportar como aportamos
haciendo lecturas o producciones de colegas que viven allá, cuyas obras
ameritan ser leídas en otros contextos. Volviendo a las piezas, escribí Cariaquito Morao hace 27 años. De
repente, se da la coyuntura y gana el ACE de dramaturgia y de actuación en
monólogo. Con la pieza que ganó el LATA, Eclipse
Total en G.T.s, es diferente: en 2018 fui invitado por Harlem 9 y Pregones
para participar en 48Hours in The Bronx, actividad en la que durante dos días trabajas
en equipo para hacer un montaje incluyendo el texto. Me tocó trabajar un bar
gay en los ’80 y escribí un texto para recordar a los que se nos fueron por el
SIDA y celebrar a los que están; el premio LATA fue el sábado 9 de febrero y no
pude ir por la tesis… y porque estoy con el borrador de algo que creo será una
obra.
¿Cuántos premios hasta ahora y en cuántos
concursos más piensa participar?
Unos
14 o 15 premios. Participaré en los que salgan. No tengo el apoyo de una
infraestructura, hace rato que no soy joven. Tengo un montón de obras que no
han visto luz y que, modestia aparte, me parecen buenas.
¿Qué hará en esta primavera?
Lo
prioritario: defender la tesis para volver a la vida de civil. Por ahí, en
abril participaré en una conferencia de posgrado en Chicago hablando sobre un
performance que relaciona a la mujer con la condición de seropositivo.
¿Se puede hacer millonario con tantos
galardones o sigue en las mismas actividades docentes?
Moriré docente porque si espero por los
millones… La función del premio es el reconocimiento de una comunidad a
un trabajo que a su criterio, destaca por determinados factores. Y eso se
agradece.
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