"Agreste" del brasileño Newton Moreno se representó durante la temporada caraqueña de 2013 |
El diario El Tiempo,de Bogotá publicó hoy esta crónica, la cual por interés
especial de este blogero republicamos aquí.
De manera recurrente, Brasil se ha convertido en una referencia de
milagros sucesivos, y, desde las artes escénicas, invitadas de honor al
Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá del 2014, este “impávido coloso”,
como lo denomina su himno nacional, presenta un rico panorama, tan múltiple y
diverso como es este país-continente.
Basta decir que tan solo en São Paulo se estrenan 650 montajes durante
el año, y que en Río de Janeiro existe una cartelera teatral muy activa, que
compite en calidad y cantidad con el teatro paulista. Otras ciudades como
Brasilia, Londrina, Curitiba, Porto Alegre o Belo Horizonte también pueden
presumir de su actividad teatral, con festivales reputados a nivel
internacional y su permanente actividad.
De hecho, Brasil es sede de varios certámenes teatrales internacionales
al año. Uno de ellos es el Festival Mirada, evento bienal que cuenta en su
equipo de curadores con el colombiano Ramiro Osorio, cofundador del
Iberoamericano de Bogotá y director del Teatro Mayor.
En cuanto a asistencia de espectadores, el año pasado, un estudio del
Target Group Index (que pertenece a la empresa de investigación Ibope) arrojó
que el 11 por ciento de la población de las capitales de nueve estados
brasileños (São Paulo, Río de Janeiro, Porto Alegre, Curitiba, Belo Horizonte,
Salvador, Recife, Fortaleza, Brasilia) frecuenta ir a este tipo de
espectáculos.
Por otro lado, Eduardo Tolentino, director artístico del grupo Tapa,
aseguró en una entrevista que en São Paulo asisten a teatro entre 200 y 300 mil
personas. Esta ciudad tiene una de las carteleras más movidas del país, con más
de 120 salas de teatro.
Amparados por una doble vía de financiación, mediante convocatorias
públicas o con patrocinio privado a través de la Ley Rouanet (un mecanismo de
exención fiscal para actividades culturales), el teatro brasileño más innovador
ofrece una amplia gama de posibilidades, entre las cuales se presentará en
Bogotá un panorama que intenta dar cuenta de esa perspectiva, aun siendo
conscientes de la inabarcable realidad de la alta calidad de decenas de grupos
que fueron considerados.
Brasil en Bogotá
El centro de atención más evidente es, justamente, el más veterano de
los directores: Antunes Filho, creador del CPT (Centro de Pesquisa Teatral),
una referencia en la escena nacional, por su longevidad y contemporaneidad,
pero también por su labor formativa.
Con producción del Sesc, uno de los paradigmas de la producción cultural
de Latinoamérica, en el 2012 realizó su octavo montaje de Nelson Rodrigues,
Toda desnudez será castigada, que se presentará en el festival bogotano.
La pieza tiene la marcada característica de su teatro, que hace
referencia a universos y atmósferas míticas, sus ‘actores-fetiche’, brillantes
intelectualmente pero que saben del protagonismo del cuerpo en la visión del
director, y sobre todo, la conexión con las corrientes de pensamiento
contemporáneo.
La dupla Rodrigues-Antunes es una marca fundamental del teatro brasileño
contemporáneo, y encabeza esta visión que se propone de la tradición y modernidad
de la escena actual en ese pais, como eje de la programación del Festival
Iberoamericano.
Otros nombres serán:‘Gonzagão,
la leyenda’
Este espectáculo musical, ganador del Premio Shell 2012 a Mejor Música y
Mejor Producción, con texto y dirección de João Falcão, hace un viaje musical
por la trayectoria de Luiz Gonzaga (1912-1989), uno de los mitos nordestinos de
la música brasilera y de los más grandes exponentes del forró.
El montaje cuenta, a través de unas 40 canciones, la historia de
Gonzagão, sus amores y desvelos, elevándolo a la altura del mito.
‘Til,
saga del héroe tuerto’
El Grupo Galpão es una de las compañías más importantes de la escena
brasilera, y viejo conocido de nuestros festivales. Creado en 1982, el grupo
desarrolla un trabajo riguroso en sala y calle, teniendo como característica
ser un grupo de actores que invita a directores, en este caso a Gabriel
Villela, con quien han realizado sus montajes más exitosos.
Entre estos están Romeo y Julieta, con el cual el grupo participó en más
de 40 festivales internacionales. El lenguaje de esta compañía crea un teatro
que puede dialogar con la tradición del teatro popular brasilero, y con el
discurso erudito, que consigue una fuerte comunicación y empatía con su
público.
Teatro de este siglo
Amores sordos. Considerada una de las principales referencias del teatro
contemporáneo brasileño, el grupo Espanca! fue fundado en el 2004, en Belo
Horizonte. Cuenta con un repertorio de obras con texto original escritas por
Grace Passô durante los procesos de creación colectivos y ya obtuvieron los
principales premios de teatro brasileños.
‘Maravilloso’. Escrito a partir de dos referencias fundamentales: El
Fausto, de Goethe, y el Carnaval de Río de Janeiro. Maravilhoso trabaja el
dilema fáustico en relación al carnaval carioca, la ciudad del joven dramaturgo
Diogo Liberano, con sus contradicciones, amores y desamores. La pieza es
dirigida por Inez Vianna.
‘El jardín’. Cia Hiato, de São Paulo. Dirección y dramaturgia de
Leonardo Moreira. El público es distribuido en tres espacios diferentes y su
visión resulta inevitablemente determinada por esa distribución.
El escenario de cajas es construido y reconstruido en escena, creando
mundos imaginarios que va transformando los momentos ya vistos en lagunas. Cia
Hiato expresa, en lo estético y en la dramaturgia, el acto creativo que
significa rememorar.
El
Sesc de São Paulo
La dama del mar. El ya mencionado Sesc, invitado especial, asume
proyectos de riesgo, bajo la dirección de Danilo Santos de Miranda. El último
es un, texto de Susan Sontag basado en el clásico del autor
noruego Henrik Ibsen.
Fue escrito en 1998, y en él la autora reduce el número de personajes y
estructura la pieza alrededor de los temas que ella considera centrales en el
siglo XIX, especialmente el universo femenino.
El montaje del estadounidense Bob Wilson en Brasil, con un elenco
nacional que trae grandes nombres de la actuación como Lígia Cortez, Ondina
Castilho, Bete Coelho y Helio Cicero, propone una visión que matiza el universo
de Ibsen con las propuestas estéticas del director y la autora.
Este es el panorama de un teatro que refleja un concierto de voces, un
diverso ramillete de poéticas, de sofisticadas experimentaciones formales,
reflexiones sobre la herencia del canon europeo, la exploración de duras
realidades, los abusos del poder y el yugo de estereotipos culturales.
Teatro de texto, teatro del cuerpo, teatro de calle, teatro para niños,
es algo de lo mucho que ofrece la dinámica y variada escena brasileña
contemporánea, de la que apenas se puede dar cuenta con los seis espectáculos
que se presentarán, y con los que siempre quedaremos en deuda.
Grandes hitos del teatro de Brasil
La primera referencia de este arte fue el padre Anchieta y su labor de
catequesis jesuítica; el primer dramaturgo reconocido fue Martins Pena, quien
escribió comedias de costumbres en los albores del siglo XIX. Pero, realmente,
el teatro brasileño es joven, y se construye día a día, como el país.
El teatro contemporáneo se liga a la vida y obra de Nelson Rodrigues,
ese “ángel pornográfico” como él mismo se denominó, nacido en Recife y carioca
de corazón, retratista de la sociedad de Río de Janeiro a la que espiaba por el
ojo de la cerradura desde su “óptica de fabulista”, como a él le gustaba
denominar su trabajo.
Periodista, apasionado del fútbol –el Fluminense era su pasión–, es la
referencia fundamental del teatro en Brasil.
De hecho, para celebrar el centenario de su nacimiento, el año pasado,
se realizaron decenas de montajes en todo el país, con lo que el teatro
brasileño tiene antecedentes históricos muy recientes, y sus protagonistas
pueden narrar su devenir en primera persona.
En 1964, sobrevino el golpe militar y se generó una hegemonía de la
censura. Se consolidó un teatro de resistencia a la dictadura, desde los grupos
más comprometidos, como el Arena y el Oficina, de São Paulo, y el Opinião, de
Río, hasta los dramaturgos como Gianfrancesco Guarnieri, Augusto Boal, Alfredo
Dias Gomes, Oduvaldo Vianna Filho y Plínio Marcos.
Autores de comedia, como João Bethencourt, Millôr Fernandes, Lauro César
Muniz y Mário Prata siguieron el mismo camino. Un enorme número de obras de
teatro fueron declaradas en interdicción.
Con el estreno de Macunaíma, trasposición de la ‘rapsodia’ de Mário de
Andrade, en 1978, Antunes Filho asumió la creación radical del espectáculo, en
la cual participan nombres como Gerald Thomas, Ulysses Cruz, Aderbal
Freire-Filho, Eduardo Tolentino de Araújo, Cacá Rosset, Gabriel Villela, Márcio
Vianna, Moacyr Góes, Antônio Araújo, Enrique Dias, Márcio Abreu, entre otros,
alcanzando, en temporadas recientes, un equilibrio que hace de la escena
brasileña una de las más ricas del mundo.
Como en el resto de América Latina, el trabajo de grupo es una de las
características de su sistema de producción escénica, prueba de ello es la
existencia continuada de colectivos teatrales que llevan varias decenas de años
de trabajo, como Ornitorrinco, de Carlos Rosset; ‘los jodidos privilegiados’ de
Antonio Abujamra, que pasaron por Bogotá y Manizales; el Teatro da Vertigem, de
Antônio Araújo, que impactó en anteriores ediciones de nuestro Festival con sus
montajes en iglesias, hospitales, cárceles, hoteles abandonados y hasta en el
lecho del río Tiete, que cruza el centro de São Paulo.
OCTAVIO ARBELÁEZ
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