Los peruanos Renato Oviedo y Roberto Palacios, dirigidos por Andrés Luque Ruiz de Somocurcio, mostraron la pieza de Víctor Vegas en
Arequipa.
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Desde Madrid llega un email que alerta y por consiguiente preocupa: la
homofobia no cede en Europa y se esperan sucesos lamentables, siempre
sangrientos, más represión y violencia de todo tipo.
Así lo cuenta Víctor Vegas (Barquisimeto, 1967),
quien con su esposa se instalaron en España hace casi diez años y por los
vientos que soplan no han comprado el pasaje de regreso. Ambos son
profesionales y él, además, es escritor de teatro y de novelas, con lo cual
tiene colmada una de sus tantas ambiciones.
Víctor también tiene buenas noticias porque su pieza Mientras amanece, una saga trágica
sobre un asesinato y un suicidio por temática homofóbica, prosigue en los
escenarios americanos. El año pasado se representó en Los Ángeles, Estados Unidos, y otro espectáculo recién
culminó una nutrida temporada en Arequipa, Perú.
-¿Cuántas obras escritas?
- Dieciséis en
total. De ellas, cinco pertenecen a mi primera etapa como dramaturgo. Hablo de
mis comienzos, allá por la segunda mitad de la década de los 80, cuando, junto
con otros adolescentes, me dejé aguijonear por la avispa del teatro. Por
supuesto eran más obras, pero sólo cinco han conseguido sobrevivir a la criba
de los años y la autocrítica. Las restantes 11 las he ido escribiendo a lo
largo de los últimos diez años. Pero, en honor a la verdad, Pieza para dos actores y Mientras amanece son las más
representadas, en su tiempo en Venezuela y ahora en Latinoamérica.
- ¿Qué ha pasado con esos dos textos?
- No me puedo
quejar, hasta la fecha mis obras más representadas son, pues, Pieza para dos actores y Mientras amanece. La primera ha sido
producida en Argentina, Costa Rica, España, México y Uruguay mientras que la
segunda ha sido estrenada en Estados Unidos, México, Perú y Venezuela. Todos
los montajes han tenido buena acogida de público y crítica. De hecho, en México,
a comienzos de este año, Pieza para dos
actores (Cuernos de la misma cabra,
titularon el montaje allá) fue seleccionada entre los mejores espectáculos de
2012.
-¿Gustó Mientras amanece en Perú?
-Sí, allá cambiaron los nombres y lo
adaptaron al contexto peruano, y terminó siendo la historia de Theo, que se debe prostituir para sobrevivir, y Raúl, otro hombre que no acepta su fugaz relación
con el homosexual. Fue actuado por Renato Oviedo y Roberto Palacios, dirigidos por Andrés Luque Ruiz de Somocurcio. Era un
espectáculo que, como lo reseña la crítica, obligaba indefectiblemente a esa práctica olvidada de
la reflexión planteando la tolerancia como medio de vida. “una realidad de
violencia que todos conocemos pero a la que muchos han dado la espalda”.
-¿Cuál es la clave de su éxito?
-
Ignoro cuál pueda ser la clave. Son piezas muy distintas entre sí, tanto en
estructura y argumentación como en la temática que abordan. Lo único que quizá
tengan en común es cierto juego escénico, muy de teatro dentro del teatro. En
algún momento ambas rompen la cuarta pared y sus personajes se permiten un
guiño con el espectador. A propósito, otra de mis obras en la que utilizo
también este tipo recurso, este juego, es El
evangelio según Judas. Y confieso que en el último año me han estado
solicitando mucho sus derechos. Sospecho que los tiros pudieran ir por allí…
Tal vez. No sé. La verdad es que con respecto a este asunto no tengo ninguna
certeza. ¡Ojalá la tuviera!
-¿A qué públicos llegan sus piezas?
- No
suelo escribir pensando en un espectador concreto. Aunque tampoco soy de los
que se encierra a crear sus historias de espaldas al público, enclaustrado en
una torre de marfil. Cuando escribo, desde luego, pienso en que habrá un lector
o espectador receptor de dicha obra. Sin embargo, siempre se trata de un lector
o espectador general, nada específico. Ni siquiera cuando escribí Cuando seamos grandes, que es una pieza
infantil, pensé exclusivamente en un público bajito y de pantalones cortos.
-¿Hay en la homofobia una insatisfacción
sexual o la frustración de no poder ser el otro?
-Hace poco leí un
reportaje en el que se afirmaba que la homofobia estaba creciendo en el mundo.
Sin ir más lejos, acá en Europa, cuando se creía que había entrado en un
declive imparable, está volviendo con una fuerza inusitada. Allí tenemos las
nutridas movilizaciones en Francia contra la ley del matrimonio homosexual de
François Hollande y la polémica aprobación de una ley similar en el Reino
Unido, propuesta por Cameron, sin hablar de la cruzada que el gobierno de Putin
ha emprendido contra los homosexuales rusos. La Agencia Europea de Derechos
Fundamentales realizó recientemente un estudio en el que entrevistó a más de
93.000 miembros del colectivo LBGT de los 27 países de la UE. Casi la mitad de
ellos (el 47%) ha asegurado que en los últimos 12 meses ha sufrido alguna forma
de discriminación por culpa de su orientación sexual. Cerca de uno de cada
cuatro ha denunciado haber sido víctima de asaltos o amenazas violentas en los últimos
cinco años y el 6% ha afirmado que ha sido atacado físicamente en los últimos
12 meses, en no pocos casos en el seno de sus propias familias. Cifras nada
alentadoras para el colectivo LBGT. Así que cualquier aporte que hagamos los
autores para luchar contra esta realidad siempre será poco. Yo creo que toda
esta actitud homofóbica de una buena parte de la población se explica en el
miedo hacia el diferente y en el riesgo de perder, de ver llegar a su fin el statu quo en el que descansa su confort
como individuo. Maximizado, claro está, por una crisis mundial que dura ya
demasiado. Es sabido que en tiempo de crisis los prejuicios suelen exacerbarse.
Mientras amanece
La saga de “Mientras
amanece” es el cuento de Raúl, un vendedor de equipos de computación,
casado y con dos hijos, quien despierta en un motel de carretera en compañía de
Theo. Esos señores no se conocen y tampoco saben cómo terminaron acostándose,
pero Theo revela como hicieron el amor y hasta la pasaron muy bien. Raúl no
acepta lo ocurrido y mata a su desconocido compañero de cama…y después se
suicida. Dos mundos, dos realidades, dos maneras de vivir se estrellan en este
drama poético de Víctor Vegas. Y todo pasa mientras amanece. La obra se mostró
por primera vez el 24 de agosto de 2007, en la sala principal del Teatro San
Martín de Caracas, con David Villegas y
William Escalante en los roles de Theo y Raúl. La producción corrió por cuenta
del TSMC y Texto Teatro. La dirección estuvo a cargo de Gonzalo Cubero.
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