Salió de la imprenta el libro 27 de nuestra colección Teatro 2013 Apuntes para su historia en Venezuela, el cual reune comentarios y entrevistas sobre la actividad reseñada entre septiembre de 2012 y agosto de 2013.Son 370 páginas para un total de 154 artículos.Una muestra de como nuestros artistas sí trabajan.
A manera de editorial publicamos este articulo, El año 13, donde afirmamos que el teatro venezolano ha sido, es y será revolucionario. Artistas,
dramaturgos y su oceánico público así lo han demostrado a lo largo de 413 años,
aunque en ocasiones surgen detractores y enemigos que tratan de asfixiarlo, de
quitarle espacios, de desviarle los recursos del Tesoro Nacional que le
pertenecen porque además son una crítica manifestación cultural, y hasta han
pretendido matar por hambre a sus hacedores.
El teatro no es complaciente, ni frívolo, ni tampoco
tarifado, ni servil; prefiere comerse las migajas del banquete antes que
deshonrarse. Hay que recordar, que Rómulo Betancourt liquidó a tres teatreros-
el actor César Burguillos y los estudiantes Oswaldo Orsini y Reinaldo García -.quienes participaron en aquellos revoltosos alzamientos
contra su régimen, pero el teatro no feneció ni siquiera ante el plomo de las
pistolas adecas y copeyanas, como lo decía el dramaturgo Gilberto Pinto.
Hasta ahora nadie ha podido hacerlo claudicar ni desaparecer
de los escenarios y el boom del mal llamado teatro comercial es muestra de como
sus creadores si pueden sobrevivir gracias a la imaginación pero sin claudicar
en su filosofía de denuncia contra las injusticias, contra los desatinos de los
gobiernos y siempre en contra de las exclusiones. La comedia aparentemente sosa
o banal tiene un veneno dirigido contra el poder, porque el teatro es arma
revolucionaria y por eso le temen o pretenden ignorarlos los llamados poderosos.
El teatro siempre ha estado en la acera del frente pero sin
poner en tela de juicio su amor patrio.
En medio de ese complejo panorama de incertidumbres y contradicciones para la sobrevivencia del arte escénico, desde finales del año 2011, en Fundarte, la mano cultural de la Alcaldía de Caracas y el Gobierno del Distrito Capital, han planificado y materializado sendas muestras del teatro contemporáneo, ese que estaba en la cartelera o en las despensas de los teatreros, y fue así que pusieron en marcha al Festival de Teatro Caracas 2011 (FTC 2011) y el Festival de Teatro Caracas (FTC 2013).
En medio de ese complejo panorama de incertidumbres y contradicciones para la sobrevivencia del arte escénico, desde finales del año 2011, en Fundarte, la mano cultural de la Alcaldía de Caracas y el Gobierno del Distrito Capital, han planificado y materializado sendas muestras del teatro contemporáneo, ese que estaba en la cartelera o en las despensas de los teatreros, y fue así que pusieron en marcha al Festival de Teatro Caracas 2011 (FTC 2011) y el Festival de Teatro Caracas (FTC 2013).
Esas salas no cerraron durante este crucial año 2013, salvo
durante el duelo nacional por la siembra del Presidente de la República
Bolivariana de Venezuela, Hugo Rafael Chávez Frías, y sus programaciones posteriores han servido
para que las nuevas generaciones y algunas veteranas se exhiban ante la
comunidad, gratis o con una módica entrada. Son tres años modélicos de gestión
gubernamental fundamentales para el desarrollo de las artes escénicas. Y ya
alistan el festival para el 2014, el cual
tendrá una importante presencia internacional dentro de una agenda de 100
espectáculos.
Durante este 2013 se intensificó la presencia de la
generación del relevo, formada en Unearte y en los talleres de Rajatabla, entre
otros, con lo cual las artes escénicas, públicas y privadas, siguen vigorosas. Casi
al cierre de la temporada, el Poder Ejecutivo dispuso la creación del
Movimiento César Rengifo, destinado a incrementar las actividades teatrales en
las escuelas y los liceos, al tiempo que la Compañía Nacional de Teatro se ha
transformado en Centro Nacional de Teatro, con lo cual una buena parte de las producciones
escénicas estarán baja la égida del
Estado.
El teatro ha sido, pues, pan de los ciudadanos y alegría para
sus artistas, especialmente por la mayor presencia de textos de autor
venezolano en los escenarios, como son algunas cuantas piezas de César Rengifo,
Rodolfo Santana, Román Chalbaud, Elio Palencia, Luigi Sciamanna y Karin Valecillos, entre otros, al
tiempo que el conspicuo teatro comercial, con nutrida participación de autores
foráneos o versiones criollas, le roba fuego al cielo para incendiar sus
escenarios y convencer a sus clientes, quienes tienen que pagar sin chistar por
lo que les ofrecen.
Llega el 2014 y el teatro por supuesto no desaparecerá.
Esta publicación se logra por la valiosa colaboracion del editor Mario Trujillo y de los amigos de la empresa Queiroz,con Douglas Palumbo y Ángel Seoane en el sopòrte técnico.
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