Aura Rivas y Francisco Salazar en la reposición 2014 de ese clásico del teatro venezolano |
Venezuela leyó la noveleta
política El coronel no tiene quien le escriba (1961) de Gabriel Garcia Marquez
(1927) y ahora la revisará y degustará
mucho más por los tiempos que vive, después de volver a ver a sus personajes,
de carnes magras y huesos cansado, y ponderarlos con el estremecedor espectáculo
que inauguró el Tercer Festival de Teatro 2014, en el teatro Bolivar, gracias a
la gestión de Fundarte y al trabajo creativo del grupo Rajatabla, con la artística
y original escenografía diseñada por
Rafael Reyeros, la música exquisita de Federico Ruiz y las profesionales producciones de Rebeca Ríos y
Carlos Scoffio.
LA OBRA
El coronel no tiene quien le escriba fue transformado en pieza
teatral por Aníbal Grunn, bajo las indicaciones de Carlos Giménez, quien es el autor
del complejo montaje que estrenó en el Teatro de la Opera de Maracay (1989) y el
cual posteriormente recorrió al mundo, hasta el 2008, con diversos versiones
escénicas lideradas por Daniel López, entre otros.
El texto de El coronel no tiene
quien la escriba, y esto hay que subrayarlo para los conocedores de la obra
garciamaquiana, está revisitado e interpretado con imágenes y frases de La hojarasca, Los funerales de la mama grande y muchísima de esa atmósfera
penumbrosa y mágica de Cien años de soledad. En ese intenso trabajo
de mesa, donde también participó Daniel
López, se gastaron un año Y fue de tal tamaño esa imbricación que
el mismo García Márquez al ver el espectáculo, en Ciudad de México, hacia 1989,
declaró así, ante el
interrogatorio periodístico: “¿Reconoce usted a los personajes? No, los
reconozco. Los conozco. No los había conocido, los conocí ahora. Yo me
imaginaba cómo eran, pero nunca los había visto. Ahora los vi. De veras. He
descubierto que mis personajes tienen voz y me he dado cuenta que es
exactamente la voz que siempre me había imaginado”.
LA OBRA
Quienes leyeron la obra original saben que los protagonistas, el coronel
y su esposa, además del médico, no tienen nombres como tal, son símbolos de especiales sectores de
la sociedad colombiana o latinoamericana.
Solo el hijo, Agustín, así como otros personajes claves de la anécdota tiene nominativos propios.
La obra montada tiene un predicamento ideológico muy claro: es una
denuncia sobre la desidia de los gobernantes
latinoamericanos, en general, empeñados en tener en condiciones similares al más salvaje e inhumano
esclavismo a sus ciudadanos, católicos y creyentes además. No es ni lo será nunca
un panfleto. Nada de eso, es una sobria y hasta amarga reflexión sobre la historia
de un anciano militar retirado que había podido lucrar con los trofeos económicos
de la revolución en la cual participo, pero
quien opto por ser honrado y vivir de una pensión, la cual, después de
15 años no le ha llegado, ni llegara jamás.
Es la triste historia de las hambres y miserias de una pareja de
ancianos, a quienes les asesinaron su hijo, en medio de una reyerta, víctima de
la violencia cainítica que impera en el ámbito de los juegos de lucro y azar,
como las riñas de gallos, y quienes ahora se debaten entre vender el gallo por el
cual lo mataron o quedarse con el
hermoso animal hasta que les llegue la muerte.
¿Qué dice Garcia Marquez con su pieza original,
la cual gracias a la intervención artística de Rajatabla, tiene mayor dimensión
crítica y contundencia visual? Ese “coronel” del Gabo y Giménez no es otra cosa que la saga de esos pueblos
americanos sumidos en el olvido y el desamparo por un sinfín de gobernantes tiránicos y
corruptos. El escritor colombiano de eso conoce y sufrió bastante y el director
argentino fue un perseguido de las dictaduras argentinas, y por eso es tan rotundo
lo llevado y logrado en la escena. Lo
hermoso de este versión venezolana de El coronel no tiene quien la escriba es la
exaltación que hace de una pareja tradicional
que acosada por las contradicciones no se rinde y prefiere morir de hambre
antes de humillarse o ser desleal a sus credos íntimos. Son unos viejos
íntegros, como esos que conocimos o nos criaron, y que ahora están ahí, en la
escena, advirtiendo lo que pasó o puede repetirse.
EL
MONTAJE
Para el remontaje 2014 de El
coronel no tiene le escriba fue encargado Pepe Domínguez, diestro director,
conocedor de la estética gimeniana, quien aquí retomó el texto utilizado por
Giménez, revisó exhaustivamente los videos de versiones anteriores y armó así
un elenco con Aura Rivas, Francisco Salazar, Gonzalo Velutini, Marcos Alcalá, José Sánchez, Loly
Sánchez, Rafael Ortiz, Vicente Lezama, Johnny Torres, Vicente Bermúdez, Demis
Gutiérrez, Leo Puello y Gustavo Torrealba, entre otros.
El espectáculo es trepidante y centrado en el desempeño actoral de
consumados histriones. La acción se inicia en un humilde rancho de hojalata y ahí
mismo termina, después de plasmar o mostrar
a un pueblo arruinado en las orillas de un rio y conocer las miserias de
sus habitantes, entregados a sepultar a sus muertos y envidiar las riquezas de sus dirigentes. Y el mayor
punto de acción y emoción se logra con
una riña de gallos, juego de envite y azar, de sangre y licores, que da fortuna
a pobres y ricos.
Todo el montaje avanza con la
emoción de esa riña de gallos, sus pormenores y sus tragedias, en medio del
calor y la luz del trópico, además de la lluvia y sus humedades, presentes, de
principio a fin. Son unos 90 minutos que no permiten ni un pestañeo por la virulencia
de sus acciones y por la veracidad de sus actores, como Aura y Francisco, además
de otros como Marcos, Gonzalo y todo un puñado de jóvenes.
Venezuela, pues, conoce a su “coronel” del siglo XXI, gracias a sus
actores rajatablinos y audaz talento de Pepe para revivir todo aquello.
Tras sus cuatro primeras funciones en el teatro Bolívar, este coronel del 20014 irá al Teatro Municipal de Chacao y despues se instalará en el Teatro Nacional de Caracas, para proseguir con el homenaje a Carlos Giménez y en honor del pueblo venezolano.
Tras sus cuatro primeras funciones en el teatro Bolívar, este coronel del 20014 irá al Teatro Municipal de Chacao y despues se instalará en el Teatro Nacional de Caracas, para proseguir con el homenaje a Carlos Giménez y en honor del pueblo venezolano.
EL GABO SOCIALISTA
Y como vivimos épocas de
definiciones, transcribimos esto que encontramos por ahí:
En 1983, cuando se le preguntó a Gabriel García
Márquez: ¿Es usted comunista?, el escritor respondió: “Por supuesto que no. No
lo soy ni lo he sido nunca. Ni tampoco he formado parte de ningún partido
político… Quiero que el mundo sea socialista y creo que tarde o temprano lo
será”. En 1971, en una entrevista
para la revista "Libre" (que patrocinaba) declaró: “Yo sigo creyendo
que el socialismo es una posibilidad real, que es la buena solución para
América Latina, y que hay que tener una militancia más activa”.
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