Un espectáculo que obliga a tomar una oposición ideológica. |
No es
frecuente que en el teatro se le pida al público una decisión, afirmativa o
negativa, sobre lo que han visto y ponderado después de 90 minutos de
representación. Ahora se le solicitará que emita un juicio de valor y vote en una
urna, si el personaje protagónico es culpable o inocente, lo cual exige una
reflexión inmediata sobre la rocambolesca decisión de ese militar que eliminó a
164 personas para salvar a unos 70 mil fanáticos del fútbol.
Ojo, no
se trata de un espectáculo antimilitarista. Es una cruda invitación a
reflexionar sobre el significado del terrorismo y lo que dicen las leyes para
preservar a los ciudadanos y evitar que se repitan algunos nefandos hechos. Es Terror,
inteligente y comprometido montaje teatral para reflexionar no solo sobre lo
que acontece en la escena sino sobre un alucinante escenario de guerra mundial
en que actualmente se debate la humanidad.
En Terror, una aeronave es secuestrada por
un terrorista quien amenaza lanzarla contra
el estadio de fútbol, donde esa noche juegan las selecciones de Alemania y el
Reino Unido. Las autoridades germanas mandan a contactarla visualmente con uno de sus aviones cazas, tratando
de ganar tiempo para una negociación, pero el piloto militar opta por
destruir al avión, porque de lo contrario perecerían, por lo menos, 70 mil
personas que presencian el encuentro futbolístico. ¿El mayor Lars Koch, piloto
del avión caza está en la necesidad de responder? ¿Cuáles son sus órdenes? ¿Él debe
derribar el avión de pasajeros cuando los terroristas no cedan? El reloj no se
detiene y toma una decisión. Unas meses más tarde se debe justificar ante un
tribunal del jurado
Este Terror, del abogado y escritor
alemán Ferdinand von Schirach (Múnich, 1964), es un juicio teatral para condenar o liberar a un militar, quien decidió
derribar un avión civil con 164 pasajeros, que volaba entre Berlín y Munich.
Bajo la dirección de Héctor Manrique se presenta esta pieza que, a partir de la
difícil decisión de salvar unas vidas a costa de otras, explora los
rincones oscuros de la conflictiva personalidad humana. Un montaje, llevado
finamente por su elenco, el cual obliga a que el espectador venezolano compare su
realidad con lo que se muestra desde el escenario. Una vez más, el buen teatro
es cátedra culturizadora, como debería ser siempre.
Este dilema ético de condenar o absolver al mayor Lars Koch, es el
planteamiento de Terror, nueva
propuesta del Grupo Actoral 80, que hace temporada en el Trasnocho Cultural con
un elenco de primeras figuras encabezado por María Cristina Lozada, Sócrates
Serrano y el propio Manrique, acompañados por Martha Estrada, Daniel Rodríguez,
Juan Vicente Pérez, María José Castro y Eduardo Pinto, en una pulcra producción
general de Carolina Rincón.
Terror ha tenido notable éxito de
crítica y de público en Europa y se estrena en Caracas gracias al Instituto
Goethe, porque plantea una serie de interrogantes sobre los roles del Estado y
la sociedad civil. ¿Qué sucede si el terror domina nuestra vida cotidiana? ¿Qué
significados tienen lo legal, lo moral y lo filosófico en nuestra sociedad al
ocurrir una situación tan excepcional? ¿Se puede violar la dignidad humana si
supuestamente hay más personas que se pueden salvar?
Estamos seguros que el público caraqueño decidirá entre los sentimientos
y los razonamientos jurídicos y que seguramente triunfará el perdón. Sería
interesante hacer funciones ante juristas y militares, para escuchar sus
opiniones. El teatro es para pensar, ha sido así desde hace 4 mil años, por lo
menos.
Este espectáculo merece un comentario más amplio y más preciso, así lo haremos.Por ahora que el público lo disfrute, como efecto ocurrirá, es lo importante.
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