Acusado y abogado defensor en la pieza teatral Terror. |
Un avión civil con 164
personas es derribado por una nave militar para impedir que sus secuestradores
lo estrellen contra un estadio de futbol con 70 mil espectadores. Las autoridades
alemanas le abren un juicio al piloto
Lars Koch y es llevado a juicio para que sea sentenciado: inocente o culpable,
por un jurado popular.
A partir de ese patético suceso
de ficción, que tiene orígenes en reales situaciones similares o parecidas,
el abogado y dramaturgo Ferdinand von Schirach, (Múnich,
1964), escribió y vio estrenar su pieza teatral Terror (2015), que actualmente se muestra en varias salas de Alemania, Austria,
Slovenia, Hungría, Suiza e Israel. Y la cual, desde el pasado 8
de julio se ha exhibido en el Trasnocho Cultural de Caracas bajo la dirección
de Héctor Manrique, quien además actúa al lado de María
Cristina Lozada (sustituida después por Julie Restifo), Sócrates Serrano,
Martha Estrada, Daniel Rodríguez, Juan Vicente Pérez, María José Castro y
Eduardo Pinto, en una excelente producción general de Carolina Rincón para el
Grupo Actoral 80.
Pero este Terror, auspiciado por el Instituto
Goethe, no tiene nada que ver, ni en su temática ni en su formato escénico, con
otros espectáculos que se exhiben en Caracas. El montaje, que se presenta
viernes y sábados a las 7PM y domingos a las 6 pm, y cuya duración es de unos 105
minutos, tiene un desenlace o final con participación del público, a quien se
le pide que deposite, en unas improvisadas urnas, unas tarjeta con las palabras INOCENTE o CULPABLE para liberar al piloto acusado o mandarlo a la cárcel por
unos cuantos años. Se transforma así al “crítico de las mil cabezas”, como se
le decía en tiempo de Shakespeare a los espectadores, en un colectivo con poder
para perdonar o enjuiciar a los personajes teatrales, cuando el dramaturgo lo
decidía.
Esto casi
nunca se hace en Venezuela, y damos fe de ello a lo largo de los últimos 47
años, salvo un montaje exhibido en El Nuevo Grupo, durante los años 80, para
cerrar la versión escénica que hizo Ugo Ulive de la pieza La excepción y la regla, de Bertold Brecht.
OTRO TERROR
Pero
este montaje venezolano, en contexto alemán, que debe culminar el domingo 2 de octubre, es novedoso en su argumento
y en su desenlace. El autor plantea que el responsable de la muerte de
esos 164 pasajeros es un militar destacado y preparado para proteger a los civiles,
el mayor Lars Koch, formado para establecer controles y velar por la seguridad.
A pesar de que ese personaje rompe los límites desde el punto de vista ético,
acabando con la vida de 164 personas, lo hace para salvar a 70.000 espectadores
que se encontraban en el estadio. Efectivamente desobedece una orden, rompe la
línea de mando y quizá por eso debe ser castigado, pero no con todo el peso de
la ley, ya que lo hace para salvar a cientos de miles de ciudadanos. Este
personaje escoge “el mal menor”.
Sobre
lo que debemos reflexionar, como espectadores venezolanos, es sobre lo
acorralados que estamos como sociedad ante el terrorismo y su magnífica
estrategia para llevarnos al campo de la violencia. Creemos que es el mayor
mensaje de esta pieza teatral.
Según
el sicólogo y además primer actor Sócrates
Serrano (encarna al abogado defensor del mayor Lars Koch), el que sea “culpable
o inocente, el piloto de marras, son caminos para resolver el final de la
historia, pero lo que hay detrás del texto de Schirac es lo virginales que
podemos ser o dejar de ser ante el terrorismo en cualquiera de sus
manifestaciones. Dicho de otra manera, nos educan para hacer el bien pero nos
arrojan a una sociedad donde no siempre el bien es el que triunfa. Lidiar con
eso y con nuestra propia conciencia parece ser nuestro reto en esta era para
irnos a dormir tranquilos cada noche”, porque el terrorismo es mundial, hoy
esta al lado de nuestra urbanización y
mañana puede tocar a las puertas de nuestros hogares. Del terrorismo, pues, no
estamos salvados jamás, hoy es un musulmán extremista y mañana puede un
malandro del mismo barrio donde viven nuestras compañeros de trabajo.
Es una pieza que ha tenido notable éxito de crítica y de público en
Europa, porque plantea, entre otras cosas, una serie de interrogantes sobre los
roles del Estado y la sociedad civil. ¿Qué ocurre cuando un avión es
secuestrado y amenazan lanzarlo sobre un estadio de fútbol? ¿Estamos preparados
en Venezuela para una situación similar?¿Qué sucede si el terror domina nuestra
vida cotidiana? ¿Qué significados tienen lo legal, lo moral y lo filosófico en
nuestra sociedad al ocurrir una situación tan excepcional? ¿Se puede violar la
dignidad humana si supuestamente hay más personas que se pueden salvar? ¿Los
espectadores tienen en un especial respeto o consideración por la conducta de
los militares ahí representados? Son preguntas que alguien debe responder, especialmente
los psicólogos sociales.
Este dilema ético de condenar o absolver al mayor Koch, de aprobar “el
mal menor”, o sea matar a 164 para salvar 70 mil personas es el planteamiento
de Terror que se la propuesto a 11.780 espectadores. Aquí
en Caracas las votaciones fueron: 7280 Inocentes y 4500 Culpables, tras 43
funciones.
Vimos varias veces el espectàculo y aplaudimos su ultima función el domingo 2 de octubre. Asi, sin muchas alaracas, avanza la historia
cultural de nuestro pais, formando conciencia entre sus espectadores.
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