Los artistas venezolanos se atrevieron a mostrar en la escena el endoracismo. |
El endoracismo y la endohomofobia son taras
socioculturales
presentes en todas las sociedades occidentales y por
eso pululan los crímenes de odio, exacerbados, sin querer queriendo, por los
odios íntimos o eso que algunos llaman complejos de culpa, según
investigadores.
Gracias al cine
y al teatro es posible visualizar o palpar esos defectos sociales, algunos
heredados o con profundas raíces culturales y hasta se les puede buscar
correctivos, tras respectivas catarsis de las audiencias, y lograr o conseguir que
los nefastos indicadores disminuyan, no mañana sino en los tiempos venideros.
Por eso, desde aquí, recomendamos a los lectores que
traten de ver la película venezolana Desde
allá de Lorenzo Vigas y Fabulación, el espectáculo que cierra
el Segundo Festival de Teatro Estadounidense, en El dedal, mágico microespacio
de la Caja de fósforos. ¡Porque vendrán tiempos mejores!
No vamos a detallar aquí al largometraje de Vigas
–nunca ese León de Oro 2015, premio conquistado en Venecia, fue tan merecido-
donde un atormentado gay voyerista (Armando) sacrifica el amor puro nacido de
su romance de turno (Elder) y lo entrega a la autoridades para que pague por un
crimen al cual fue incitado por él mismo personaje homoerótico. Muestra
fehaciente de la endohomofobia, que ojala el público venezolano así lo vea y
saque sus conclusiones.
Es posible que así comprendan más y mejor lo que
estamos reiterando con esta reseña periodística sobre un importante hecho
artístico cultural como es un evento con ocho textos teatrales importantes, que
se mostraron en no más de 125 funciones para no menos de 1000 espectadores,
aproximadamente, y donde Fabulación,
según nuestra óptica, puede ser el
montaje más importante o más corrosivo y el que más se acerca al contexto
venezolano por aquello del patético e innegable endoracismo.
Pero sí nos
acentuamos en el melodrama teatral Fabulación,
de Lynn Nottage, el cual bajo la aguda dirección de Alexander Malinowski y con
las actuaciones de Antonieta Colon y Layla Vargas, entre otros, enseña como Undine,
gran triunfadora afroamericana pierde su estatus social y económico, al ser estafada por un marido
(latinoamericano blanco), quien la chulea
descaradamente, y como ella se recupera
de ese derrumbe social que le permite tocar tierra, rescata a su familia (los
había matado falsamente en un incendio),
vuelve a usar su primer nombre y recomienza,
desde muy abajo, pero ahora así acompañada por otro afroamericano, que
verdaderamente la ama, y con una
criatura recién nacida de su anterior matrimonio. Va esa pareja en pos de un
horizonte nebuloso, pero donde el amor y la sinceridad se deben imponer, según
la metáfora posible que propone la pieza misma.
En Fabulación,
porque así lo acentuó la autora Nottage, hay una fuerte presencia de la negritud
y sus creencias (la santería, entre otras), son gente pobre en lo económico,
pero con básicos niveles de instrucción, y además, lamentablemente, que no solo
se rechazan y ponen trampas a sus
iguales en lo sociocultural. Una prueba fehaciente del endoracismo que provoca
desgracias cotidianas, no solo en Estados Unidos sino en todos aquellos países
donde la negritud se manifieste y trate de salir adelante. No solo no se
aceptan sino que tampoco digieren al hermano étnico y le hacen la guerra
abierta o soterrada. Y por si fuera poco está presente esa maldita espada de Damocles
que es el uso y la compraventa de las drogas psicotrópicas, arma de desintegración
social que algunos gobiernos no han logrado, o no han querido controlar, para
utilizarla, por traspuesto, como presión sobre las clases sociales menos
favorecidas.
Fabulación es, además, el cierre de una temporada teatral que
permite conocer como el American Dream es una tramposa utopía que solo favorece
a pocos y causa la desgracia de millones de seres humanos, no solo negros o
afroamericanos, integrantes de una sociedad que no ha logrado superar sus
contradicciones cuando lleva más de 200 años de luchas sociales de todo tipo y
son potencia mundial que además imparte conductas y maneras de vida, gracias a
Hollywood y otras fábricas.
El espectáculo que consume más de 120 minutos es meteórico
y revela el talento en formación del habilidoso director joven, Malinowski, quien
no se puede frustrar, y de un todo un aguerrido y hermoso conjunto humano
integrado por Gustavo Rengel, Melissa
Inojosa, Angel Pájaro, Mérida Ascanio, José Luis León, Nair Borges, Raul Simao,
además de Antonieta y Layla, histórica pareja de negras que son principio y presente de una generación de actrices “de color”; porque en nuestra amada Venezuela
(país mestizo) no se escribe para negros ni hay muchas oportunidades para intérpretes
de ese color, hasta que hubo que buscar
un elenco adecuado con esa negritud de Fabulación
y lo encontraron. ¡Gracias Orlando Arocha y Diana Volpe!
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