Mario Diament durante su última visita a Caracas, año 2011. |
Al dramaturgo
Mario Diament (Argentina, 1942) se le conoce en Caracas gracias el éxito
de taquilla y público que generaron los espectáculos Cita a ciegas
(2007) y Un informe sobre la banalidad del amor
(2011), Ahora, este destacado intelectual y periodista, a quien conocemos
personalmente porque lo entrevistamos para esos dos montajes,
“hace cola” para el estreno de una de sus màs recientes piezas: Frank y Albert, la cual se mostrará
desde el próximo 7 de octubre en el Trasnocho Cultural, dirigida por Luigi
Sciamanna (Kafka), quien además actúa al lado de Antonio Delli (Einstein), en
una producción de Queiroz Publicidad.
Gracias a los periodistas del excelente periódico bonaerense Pagina 12, donde
entrevistaron a Diament cuando la
estrenaron en Argentina, sabemos que la
obra Frank y Albert tomó forma
luego de que el dramaturgo y periodista realizara una investigación histórica.
La pieza es, según propia definición, “un ejercicio de imaginación proyectado
sobre un clima de época. El objetivo fue imaginar un encuentro entre el físico
alemán Albert Einstein y el escritor checo Franz Kafka. Me fascina investigar
una situación y traté de imaginar las circunstancias de este encuentro y los
posibles temas abordados”.
Diament, leyendo la biografía de Einstein escrita por Walter Isaacson, reparó en que en 1911, poco después de llegar a Praga para hacerse cargo de una cátedra en la Universidad Karl-Ferdinand, el físico solía frecuentar el salón literario de Berta Fanta, donde se reunía la intelectualidad praguense. Como Kafka también concurría a esas reuniones, Diament advirtió en que sin duda debieron haberse conocido, certeza que le sugirió la escritura de una obra que, cuando termina, según conjetura el dramaturgo, provoca “la sensación de haber asistido a un momento único en la historia, y a una conversación excepcional”
Diament, leyendo la biografía de Einstein escrita por Walter Isaacson, reparó en que en 1911, poco después de llegar a Praga para hacerse cargo de una cátedra en la Universidad Karl-Ferdinand, el físico solía frecuentar el salón literario de Berta Fanta, donde se reunía la intelectualidad praguense. Como Kafka también concurría a esas reuniones, Diament advirtió en que sin duda debieron haberse conocido, certeza que le sugirió la escritura de una obra que, cuando termina, según conjetura el dramaturgo, provoca “la sensación de haber asistido a un momento único en la historia, y a una conversación excepcional”
La extensa charla que
desarrolla la pieza se entabla en Praga,
en el balcón del edificio de la Farmacia Unicornio, propiedad del marido de la
señora Fanta, situado frente a la plaza de la Ciudad Vieja –lugar donde hoy se
detienen todos los city tours de Praga– muy próximo a la iglesia de San Nicolás
y al famoso reloj astronómico, otros hitos obligados del recorrido turístico.
“Kafka tenía entonces 28 años y aún no había publicado nada”, detalla el
dramaturgo, “mientras que Einstein, que tenía 32, ya había publicado su Teoría
Especial de la Relatividad y su nombre comenzaba a sonar en los círculos
académicos
–¿Cómo presenta a ambos
personajes?
–Como a dos tipos que tenían
visiones opuestas de la vida. Einstein era un optimista, lleno de energía y
pasión. Era socialista, además. Kafka, en cambio, era pesimista y torturado.
También tenían posiciones diferentes frente al judaísmo: Franz era partidario
del sionismo y Albert, muy crítico en relación a este tema.
–¿Fue sencillo escribir
esta obra?
–No, me costó muchísimo
escribirla. La mayor dificultad era que se trataba de una conversación que,
aunque evolucionaba hacia una variedad de temas, me parecía que tenía el
obstáculo de que no ocurría nada.
–¿Qué visión tienen los
personajes de su época?
–Einstein piensa que va a
comenzar una guerra devastadora por el impacto del desarrollo tecnológico. Y
Kafka tiene una gran preocupación por el antisemitismo.
–Parece que en 1911
ambos preanunciaban lo que sería la Segunda Guerra...
–Es que estaban en el despunte
del siglo XX y lo que imaginaban era lo que sería el proceso que comenzaría con
la Primera Guerra. Hablan de política, de filosofía y de religión. Y no
coinciden en casi nada.
–¿Terminan peleados?
–Bueno, hay un ligero
enfrentamiento, porque comienzan a hartarse de sus diferencias. Mientras que
Einstein habla acerca de la maravilla del universo, de la deuda que existe con
lo realizado anteriormente, Kafka sostiene que el hombre está solo con su
sufrimiento. Franz es obsesivo y su forma de reflexionar sobre las cosas es
dramática y a la vez, inocente. En cambio, Einstein tiene un sutil sentido del
humor y sus reflexiones son ácidas.
–¿Hablan acerca de la
Teoría de la Relatividad?
–Sí, Einstein le explica las
posibilidades de su ecuación y Kafka le echa en cara que hable de tanta
destrucción sin que se le mueva un pelo. Pero él se defiende diciendo que
solamente descubrió una cualidad de la naturaleza y que, así como una piedra
sirve para construir, también se puede matar con ella. De todas formas, a
Einstein le parece más espantosa la máquina de la justicia que imagina Kafka,
la que luego describirá en su cuento En la colonia penitenciaria.
–A pesar de vivir en
Miami hace tantos años, los directores que ponen sus obras no dejan de
consultarlo...
–Viajo siempre que puedo y
contesto todas las consultas que me hacen. La función de un autor en los
ensayos es descubrirle al director ciertas sutilezas referidas a los procesos
de pensamiento interior de los personajes. Yo siempre les digo a los directores
que yo soy el mejor espectador que pueden tener. Por eso me gusta tomar parte
del proceso de ensayo.
–Tiene escritas muchas
obras con personajes históricos: San Martín y Bolívar, Lou Salomé y Nietzsche,
Martin Heidegger y Hannah Arendt. ¿Qué encuentra en los personajes de este
tipo?
–Los personajes históricos
tienen, para mí, la misma función que los mitos para los griegos: a través de
ellos se puede hablar, sin hacer juicios morales, de ciertas ideas, y se puede
reflexionar sobre cosas que, como en esta obra, pienso y siento, aún poniéndome
en las antípodas, como están estos dos personajes.
¿Qué pasará con Frank y Albert en Caracas? Que la
veremos porque hay dos actores de gran nivel, un texto inteligente y la natural
curiosidad de los teatro maniacosvenezolanos,.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario