Edgar Borges,escritor venezolano con obra propia. |
Salió
hace largos diez años de Caracas y es instaló en España para vivir y escribir una
original literatura de ficción, tras una serie de sacrificios existenciales. Ahora
en ocasión del lanzamiento de su más reciente novela, La niña del salto, revela algunos detalles de su oficio, el cual le
ha sido exitoso.
¿Satisfecho por lo hecho?
Escribir
para mí es una necesidad, es como leer, lo hago porque lo necesito y lo
disfruto. ¿Cómo no estar satisfecho si lo puedo hacer? La literatura es la
mejor forma que he encontrado para liberarme de la burocracia.
¿Cree que valió la pena
tanto sacrificio?
Literariamente
no he tenido que hacer ningún sacrificio. Esto ha sido un gusto que ha ido
fluyendo. Como escritor no participo en los canales comerciales de la
industria, no me interesa. Con esto no crítico a quien lo hace, cada quien
intenta seguir el camino que considera necesario para exponer su trabajo. Me
interesa es la obra y la comunicación que, a través de sus lecturas, pueda
establecer con los lectores. Por ello público
con editoriales pequeñas o medianas, es un asunto de elección, de actitud ante
el fondo de la literatura. La literatura la percibo como un zambullirse en el
agua, retener el aire y después salir con un aire diferente ante la vida.
¿Ya tiene algunas metas
alcanzadas?
No
camino hacia los modelos de éxito que se nos venden como únicos, como la
cúspide absoluta, esa no es la vida, eso no es literatura. No me interesan esos
modelos. Camino hacia crear mi sentido de la ficción. Imagino que ahí hay
metas, pero seguramente son imperceptibles. Quizá las veré más adelante, cuando
eche la vista atrás.
¿Se sientes escritor de cuál
orilla?
Me
siento escritor de la orilla de la ficción.
¿Qué es lo más importante de
lo alcanzado?
Recibir
de una persona su lectura de alguno de mis libros completamente distinta a la
que en su momento yo concebí.
¿Y ahora que viene?
En
este momento en España sale mi nueva novela, La niña del salto. Ahora viene la promoción y las presentaciones,
en marzo la novela saldrá en Estados Unidos, primero en español y en septiembre
en inglés. Esta es una novela que, de algún modo, he vomitado. La llevaba como
un volcán que necesitaba salir. Cuenta la historia de una mujer que vive
atrapada entre su tristeza actual y sus fantasías del pasado, cuando soñó con
ser ella. Pero también es la historia de una niña, la hija de esta mujer, que
en lugar de caminar salta. Igual es la historia de un marido, la pareja de la
mujer y el padre de la niña, que con su amargura domina la realidad de un
pueblo. Un pueblo sumido en el aburrimiento del destino, o de la política. Al
mismo tiempo es la historia de un grupo de extranjeros que llegan a ese pueblo
para promocionar la poesía. Es la historia de muchas cosas, sin embargo, pienso
que esta novela es la historia de la muerte de la infancia. Luego vendrán
muchos pasos. En estos momentos dos de mis obras se están traduciendo. El
hombre no mediático que leía a Peter Handke al serbio y El olvido de Bruno al portugués. También
tengo en mente una novela distópica, me interesa ese espacio de la ficción. La
literatura distópica es el mejor espejo que la ficción le puede mostrar al
presente. Un espejo que muestra realidades incómodas y eso me interesa,
intentar golpear desde un futuro supuesto.
¿En Venezuela ya lo
editaron?
En
Venezuela, Ígneo Editorial publicó Apuntes
con Rubén Blades y La ciclista de
las soluciones imaginarias; más recientemente, en 2017, Lector Cómplice
acaba de lanzar El olvido de Bruno.
Edgar
Borges nació en Caracas, Venezuela, e| 24 de abril de 1966; desde el año 2007
reside en España. En su obra, la ficción es una fuerza inherente al ser humano
que derrumba y construye realidades. Ante las circunstancias, los personajes
tienen que decidir si son fichas de un destino o hacedores de una nueva trama.
La literatura como confrontación y salida, “la palabra sin estorbos ni
malabarismos opera como un hilo invisible que muestra historias y espacios… El
arte en lugar de correr tras la realidad, la implosiona y la transforma”, así
define el escritor su ideal de trabajo. Ha obtenido
diversos premios y reconocimientos internacionales. Es autor de novelas y
libros de apuntes como ¿Quién mató a mi madre?, La
contemplación, Crónicas de bar, El
hombre no mediático que leía a Peter Handke, La ciclista de las soluciones imaginarias y El
olvido de Bruno. Parte de su obra ha sido traducida al
italiano, inglés, francés y portugués. Escritores como Enrique Vila-Matas y
Peter Handke se cuentan entre los lectores que siguen su ficción con interés.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario