jueves, enero 18, 2018

Teatro venezolano con hiperinflación

El militar enjuiciado en Terror.

El teatro es uno de los más expresivos y útiles instrumentos para la edificación de un país y el barómetro que marca su grandeza o su descenso. Un teatro sensible y bien orientado en todas sus ramas, desde la tragedia al vodevil, puede cambiar en pocos años la sensibilidad del pueblo; y un teatro destrozado, donde las pezuñas sustituyen a las alas, puede achabacanar y adormecer a una nación entera.
Así lo pensó y así lo dijo Federico García Lorca, hacia 1934, después del estreno de su Yerma en España. Y lo recordamos para advertirle a los lectores sobre los malos momentos económicos que vive toda Venezuela, los cuales podrían dañar seriamente su teatro, entre otras cosas, porque hay una asombrosa hiperinflación, una inflación muy elevada, fuera de control, por la cual los precios aumentan rápidamente al mismo tiempo que los bolívares pierden su valor real y la población tiene, siente y sufre una evidente reducción en su patrimonio monetario. No hay un solo rubro de la economía y de la cotidiana vida criolla que no haya sido afectado hasta ahora.
En el teatro la hiperinflación ha obligado a que las salas y las agrupaciones productoras de sus montajes teatrales incrementen los precios de sus boletos, siendo los más baratos a 30 mil bolívares o 40 mil por unidad, porque, según las explicaciones que promulgan, “hay que pagar nóminas, abonar las facturas de los proveedores y los insoslayables servicios públicos, también afectados por la temible hiperinflación”.
¿Qué puede pasar con el teatro? El público que acude, el cual históricamente ha sido bajo, desde que los cinematógrafos y los televisores atraparon los tiempos de ocio de los habitantes de este pais, acudirá menos a los emporios de los espectáculos más publicitados, como los programados en la Torre BOB y el Trasnocho Cultural, para citar a los más conocidos, además del fastuoso Teatro Municipal de Chacao. Y eso reducirá las temporadas a la mitad, por lo menos. Habrá pues, menos espectadores, por aquello de que “primero está la comida y después la diversión”. Y no hay que olvidar que los actores y los artistas en general quedaran sin empleo hasta una nueva temporada. El teatro de las salas oficiales caraqueñas, por así llamarlas, también tendrá que incrementar el valor de sus boletos, pero no tanto como los otros escenarios, particulares en su mayoría.
Esta tormenta económica pasará más temprano que tarde y arte el no desaparecerá, ya que el teatro criollo, ese que algunos llaman o califican “de arte” o “comercial”, siempre ha estado de bajo perfil, aunque haya tenido grandiosos momentos de esplendor, alcanzando no más de 20 mil espectadores por temporada de un montaje cuando este satisfizo las exigencias o los gustos de la audiencia.
Se espera que el Ministerio del Poder Popular para la Cultura formule próximamente algunas propuestas de impacto para subsidiar selectas agrupaciones, para lo cual el funcionario responsable se reunirá próximamente con los líderes de esos elencos o sectores. Hay una convocatoria precisamente para este jueves 18 de enero. También se espera que la Compañía Nacional de Teatro, dirigida por Carlos Arroyo, colme los espacios del teatro Nacional (esquina de Cipreses) con la comedia dramática Baño de damas, de Rodolfo Santana, en versión escénica comandada por Aníbal Grunn, que haría su temporada a finales del venidero marzo.
Mientras la hiperinflación avanza, algunos teatreros, como es el caso de Hector (Rodriguez) Manrique y su empresa cultural Grupo Actoral 80 (GA-80) ya se alista para mostrar tres montajes durante el primer semestre de 2018: la reposición de Terror, en la sala de Chacao, La foto en el Trasnocho, además de Los hombros de America, de Fausto Verdial, para cerrar así el primer semestre. Es de esperar que la taquilla les funcione positivamente porque son obras que ya han sido exhibidas con anterioridad y recibieron buenas respuestas de la audiencia, la cual pagó menos, por supuesto.
Mientras se conocen los cambios y recambios de la temporada teatral caraqueña, invitamos a los lectores a revisar la sinopsis de dos montajes que se verán próximamente y los cuales recomendamos.
TERROR AÉREO
Y si advertimos a los lectores sobre el pánico o el terror que provoca la hiperinflación al pais entero, es oportuno recordar, teatralmente, como un avión civil alemán, con 164 personas a bordo, vuela entre Berlín y Múnich, pero un terrorista secuestra la nave y amenaza lanzarla contra el estadio de fútbol, donde esa noche juegan las selecciones nacionales de Alemania y el Reino Unido. Las autoridades germanas mandan a contactar visualmente  la aeronave con uno de sus  aviones cazas, tratando así de ganar tiempo para una negociación, pero el piloto  militar opta por destruir la aeronave civil, porque de lo contrario perecerían, por lo menos, 70 mil personas que presencian el encuentro futbolístico.
Se trata del espectáculo Terror, del abogado alemán Ferdinand von Schirach ( Múnich, 1964), el cual estreno, hace casi dos años, el director Héctor Manrique y el Grupo Actoral 80 en el teatro Trasnocho, donde Manrique también actuó junto a Maria Cristina Lozada o Julie Restifo, Sócrates Serrano, Daniel Rodriguez, Martha Estrada y Juan Vicente González. Y ahora se vera de nuevo, desde el 24 de enero en Chacao.
Es una pieza que ha tenido notable éxito de crítica y de público en Europa y la cual se muestra en Venezuela gracias al Instituto Goethe, porque plantea, entre otras cosas,  una serie de interrogantes sobre los roles del Estado y la sociedad civil: ¿qué ocurre cuando un avión es secuestrado por terroristas y amenazan lanzarlo sobre un  estadio de fútbol, ¿qué sucede si el terror domina nuestra vida cotidiana?, ¿qué significados tienen lo legal, lo moral y lo filosófico en nuestra sociedad al ocurrir  una situación tan excepcional?, ¿se puede violar la dignidad humana si supuestamente hay más  personas que se pueden salvar?
Terror es la primera obra de Ferdinand von Schirach, notable escritor y jurista. Ha publicado varios volúmenes de cuentos y la novela El caso Collini, traducidos y publicados al español. Es hijo de un comerciante de Múnich, Robert von Schirach, y de Elke Fähndrich, así como nieto del jefe de las Juventudes Hitlerianas. Su bisabuela estadounidense es descendiente de dos de los signatarios de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América. Creció en Múnich y Trossingen, y estudió en Bonn y su Referendariat en Colonia y en Berlín se graduó como abogado en 1994, con una especialización en derecho penal. El reconocido abogado venezolano, penalista Alberto Arteaga Sánchez celebra el estreno de Terror porque plantea los retos que en ocasiones enfrenta la justicia cuando debe decidir sobre un conflicto tan dramático. “Las exigencias legales, el valor de la vida, los principios, las propias convicciones y las circunstancias concretas del hecho nos interrogan y cuestionan en torno a su decisión”, refiere el también profesor de Derecho Penal. Arteaga destaca además como en estos momentos “de graves desajustes sociales, en el contexto de una sociedad con profundas grietas en su conformación, la justicia debe ocupar el primer plano que le corresponde como instrumento de sanación que nos permite avizorar un mundo mejor… un mundo más justo”.
FOTO DE OTT
Y en los tiempos convulsos que vivimos, el teatro todavía es una íntima y grata lección de esperanza y coraje, de trabajo en equipo, de empeño colectivo. El teatro es un inobjetable modelo de conducta que debería ser copiado por nuestros políticos y comerciantes, porque es una disciplina donde hombres y mujeres hablando a hombres y mujeres, respirando y latiendo juntos en la oscuridad, y anhelando salir de las salas de representación para continuar ese viaje con final que es la vida misma, tras emerger con satisfacción de ese oasis en que se convierte la escena; porque nadie puede negar que “el teatro une, ilumina, calienta y salva” y no podemos dejar que la hiperinflación lo dañe o afecte .
Y como prueba de ello está  la grata sorpresa que recibimos con La foto, la creación artística del Grupo Actoral 80, que  bajo, la dirección  y con la actuación protagónica de Héctor Manrique quien se atrevió a mostrar el tema del uso de las redes sociales; a raíz del manejo indelicado de una fotografía de un mujer semidesnuda, gracias  a un inteligente y atrevido mecanismo dramatúrgico de  Gustavo Ott (Caracas, 1963) para proponer una reflexión profunda sobre los precipicios afectivos de la mediana edad de hombres y mujeres y además logra  enfrentar a dos generaciones dentro de los nada fácil de controlar  que son los  fenómenos virales y el efecto devastador de aquellos escándalos prefabricados y exaltados gracias a las redes sociales, cuando estas son usadas con impericia y envenenadas con esa “salsa maldita” de una nefasta incultura machista o sexista. 

Toda una temática compleja y una inteligente y bien cuidada representación por parte del GA-80 que permitió el valioso y estético espectáculo, además de didáctico, y relativamente corto, que no es más que un viaje íntimo sobre los precipicios afectivos de la mediana edad colocando en juicio la dinámica de dos generaciones enfrentadas dentro del fenómeno viral, y el efecto devastador de los escándalos prefabricados. Una temática de actualidad y una peculiar representación poco frecuente en los escenarios, que termina siendo un orgullo para la institución Trasnocho Cultural y para las sufridas y comprometidas artes escénicas criollas.

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