El militar enjuiciado en Terror. |
El teatro es uno de los más expresivos y útiles instrumentos para la
edificación de un país y el barómetro que marca su grandeza o su descenso. Un
teatro sensible y bien orientado en todas sus ramas, desde la tragedia al
vodevil, puede cambiar en pocos años la sensibilidad del pueblo; y un teatro
destrozado, donde las pezuñas sustituyen a las alas, puede achabacanar y
adormecer a una nación entera.
Así lo pensó y así lo dijo Federico
García Lorca, hacia 1934, después del estreno de su Yerma en España. Y lo recordamos para advertirle a los lectores sobre
los malos momentos económicos que vive toda Venezuela,
los cuales podrían dañar seriamente su teatro, entre otras cosas, porque hay una
asombrosa hiperinflación, una inflación muy elevada, fuera de control, por la cual los
precios aumentan rápidamente al mismo tiempo que los bolívares pierden su valor
real y la población tiene, siente y sufre una evidente reducción en su
patrimonio monetario. No hay un solo rubro de la economía y de la cotidiana
vida criolla que no haya sido afectado hasta ahora.
En el teatro la hiperinflación ha obligado a
que las salas y las agrupaciones productoras de sus montajes teatrales incrementen
los precios de sus boletos, siendo los más baratos a 30 mil bolívares o 40 mil
por unidad, porque, según las explicaciones que promulgan, “hay que pagar nóminas,
abonar las facturas de los proveedores y los insoslayables servicios públicos,
también afectados por la temible hiperinflación”.
¿Qué puede pasar con el teatro? El público que
acude, el cual históricamente ha sido bajo, desde que los cinematógrafos y los
televisores atraparon los tiempos de ocio de los habitantes de este pais, acudirá
menos a los emporios de los espectáculos más publicitados, como los programados
en la Torre BOB y el Trasnocho Cultural, para citar a los más conocidos, además
del fastuoso Teatro Municipal de Chacao. Y eso reducirá las temporadas a la mitad,
por lo menos. Habrá pues, menos espectadores, por aquello de que “primero está
la comida y después la diversión”. Y no hay que olvidar que los actores y los
artistas en general quedaran sin empleo hasta una nueva temporada. El teatro de
las salas oficiales caraqueñas, por así llamarlas, también tendrá que incrementar
el valor de sus boletos, pero no tanto como los otros escenarios, particulares
en su mayoría.
Esta tormenta económica pasará más temprano que
tarde y arte el no desaparecerá, ya que el teatro criollo, ese que algunos
llaman o califican “de arte” o “comercial”, siempre ha estado de bajo perfil, aunque
haya tenido grandiosos momentos de esplendor, alcanzando no más de 20 mil espectadores
por temporada de un montaje cuando este satisfizo las exigencias o los gustos de
la audiencia.
Se espera que el Ministerio del Poder Popular
para la Cultura formule próximamente algunas propuestas de impacto para subsidiar
selectas agrupaciones, para lo cual el funcionario responsable se reunirá próximamente
con los líderes de esos elencos o sectores. Hay una convocatoria precisamente
para este jueves 18 de enero. También se espera que la Compañía Nacional de
Teatro, dirigida por Carlos Arroyo, colme los espacios del teatro Nacional
(esquina de Cipreses) con la comedia dramática Baño de damas, de Rodolfo Santana, en versión escénica comandada
por Aníbal Grunn, que haría su temporada a finales del venidero marzo.
Mientras la hiperinflación avanza, algunos
teatreros, como es el caso de Hector (Rodriguez) Manrique y su empresa cultural
Grupo Actoral 80 (GA-80) ya se alista para mostrar tres montajes durante el
primer semestre de 2018: la reposición de Terror,
en la sala de Chacao, La foto en el
Trasnocho, además de Los hombros de America,
de Fausto Verdial, para cerrar así el primer semestre. Es de esperar que la
taquilla les funcione positivamente porque son obras que ya han sido exhibidas
con anterioridad y recibieron buenas respuestas de la audiencia, la cual pagó menos,
por supuesto.
Mientras se conocen los cambios y recambios de
la temporada teatral caraqueña, invitamos a los lectores a revisar la sinopsis
de dos montajes que se verán próximamente y los cuales recomendamos.
TERROR AÉREO
Y si advertimos
a los lectores sobre el pánico o el terror que provoca la hiperinflación al pais
entero, es oportuno recordar, teatralmente, como un avión civil alemán, con 164
personas a bordo, vuela entre Berlín y Múnich, pero un terrorista secuestra la
nave y amenaza lanzarla contra el estadio de fútbol, donde esa noche juegan las
selecciones nacionales de Alemania y el Reino Unido. Las autoridades germanas
mandan a contactar visualmente la aeronave con uno de sus aviones
cazas, tratando así de ganar tiempo para una negociación, pero el piloto
militar opta por destruir la aeronave civil, porque de lo contrario
perecerían, por lo menos, 70 mil personas que presencian el encuentro
futbolístico.
Se trata del
espectáculo Terror, del abogado alemán Ferdinand von Schirach
( Múnich, 1964), el cual estreno, hace casi dos años, el director Héctor
Manrique y el Grupo Actoral 80 en el teatro Trasnocho, donde Manrique
también actuó junto a Maria Cristina Lozada o Julie Restifo, Sócrates Serrano,
Daniel Rodriguez, Martha Estrada y Juan Vicente González. Y ahora se vera de
nuevo, desde el 24 de enero en Chacao.
Es una pieza que
ha tenido notable éxito de crítica y de público en Europa y la cual se muestra
en Venezuela gracias al Instituto Goethe, porque plantea, entre otras cosas,
una serie de interrogantes sobre los roles del Estado y la sociedad
civil: ¿qué ocurre cuando un avión es secuestrado por terroristas y amenazan
lanzarlo sobre un estadio de fútbol, ¿qué sucede si el terror domina
nuestra vida cotidiana?, ¿qué significados tienen lo legal, lo moral y lo
filosófico en nuestra sociedad al ocurrir una situación tan excepcional?,
¿se puede violar la dignidad humana si supuestamente hay más personas que
se pueden salvar?
Terror es la primera obra de Ferdinand von Schirach,
notable escritor y jurista. Ha publicado varios volúmenes de cuentos y la
novela El caso Collini, traducidos y publicados al español. Es
hijo de un comerciante de Múnich, Robert von Schirach, y de Elke
Fähndrich, así como nieto del jefe de las Juventudes
Hitlerianas. Su bisabuela estadounidense es descendiente de dos de los
signatarios de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de
América. Creció en Múnich y Trossingen, y estudió en Bonn y su
Referendariat en Colonia y en Berlín se graduó como abogado en 1994,
con una especialización en derecho penal. El reconocido
abogado venezolano, penalista Alberto Arteaga Sánchez celebra el estreno
de Terror porque plantea los retos que en ocasiones enfrenta
la justicia cuando debe decidir sobre un conflicto tan dramático. “Las
exigencias legales, el valor de la vida, los principios, las propias
convicciones y las circunstancias concretas del hecho nos interrogan y
cuestionan en torno a su decisión”, refiere el también profesor de Derecho
Penal. Arteaga destaca además como en estos momentos “de graves desajustes
sociales, en el contexto de una sociedad con profundas grietas en su
conformación, la justicia debe ocupar el primer plano que le corresponde como
instrumento de sanación que nos permite avizorar un mundo mejor… un mundo más
justo”.
FOTO DE OTT
Y en los tiempos convulsos que vivimos, el teatro todavía es una íntima
y grata lección de esperanza y coraje, de trabajo en equipo, de empeño
colectivo. El teatro es un inobjetable modelo de conducta que debería ser
copiado por nuestros políticos y comerciantes, porque es una disciplina donde
hombres y mujeres hablando a hombres y mujeres, respirando y latiendo juntos en
la oscuridad, y anhelando salir de las salas de representación para continuar
ese viaje con final que es la vida misma, tras emerger con satisfacción de ese
oasis en que se convierte la escena; porque nadie puede negar que “el teatro
une, ilumina, calienta y salva” y no podemos dejar que la hiperinflación lo
dañe o afecte .
Y como prueba de ello está la grata sorpresa que recibimos
con La foto, la creación artística del Grupo Actoral 80, que bajo, la dirección y con la actuación
protagónica de Héctor Manrique quien se atrevió a mostrar el tema del
uso de las redes sociales; a raíz del manejo indelicado de una fotografía
de un mujer semidesnuda, gracias a un inteligente y atrevido mecanismo dramatúrgico
de Gustavo Ott (Caracas, 1963) para proponer una reflexión profunda sobre
los precipicios afectivos de la mediana edad de hombres y mujeres y además
logra enfrentar a dos generaciones dentro de los nada fácil de controlar
que son los fenómenos virales y el efecto devastador de aquellos
escándalos prefabricados y exaltados gracias a las redes sociales, cuando estas
son usadas con impericia y envenenadas con esa “salsa maldita” de una nefasta
incultura machista o sexista.
Toda una temática compleja y una
inteligente y bien cuidada representación por parte del GA-80 que permitió el
valioso y estético espectáculo, además de didáctico, y relativamente corto, que
no es más que un viaje íntimo sobre los precipicios afectivos de la mediana
edad colocando en juicio la dinámica de dos generaciones enfrentadas dentro del
fenómeno viral, y el efecto devastador de los escándalos prefabricados. Una
temática de actualidad y una peculiar representación poco frecuente en los
escenarios, que termina siendo un orgullo para la institución Trasnocho
Cultural y para las sufridas y comprometidas artes escénicas criollas.
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