La destacada pareja actoral:Basilio Álvarez y Sonia Villamizar |
I.D.I.O.T.A es una extraña pieza
española centrada en la aplicación de una investigación sociológica sobre las
manipulaciones posibles de las conductas humanas, la cual hace una muy
concurrida temporada en el Teatro Trasnocho Cultural con los reputados
comediantes Basilio Álvarez y
Sonia Villamizar, dirigidos por Daniel Dannery. Es un espectáculo que se exhibe
en el circuito del teatro mal llamado “comercial”, cuando también podría
mostrarse en el ámbito del también pesimamente calificado “teatro de arte” por
los caraqueños que están curados de espantos y además disfrutan con las
innovaciones, después de haber digerido los nueve festivales internacionales de
Carlos Giménez y los demás eventos
organizados por el sector privado y los multisápidos gobiernos de los últimos
40 años.
Este texto, estrenado
durante la temporada madrileña de 2015 por su autor Jordi Casanovas (Barcelona,
1978), según la crítica hispana es una reflexión en
clave de comedia negra sobre sobre la capacidad de resistencia de los seres humanos
medianamente educados, que
también oscila entre las opciones
morales, la avaricia y las estrategias del poder político, haciéndole guiños
muy reconocibles a la actualidad sociopolítica española de los últimos
cinco años, y la cual al ser exhibida en Caracas, por el director-versionista,
toca de refilón a la nada fácil actual situación política-económica venezolana,
con lo cual se consiguen unos estruendosos aplausos del compenetrado público,
el que se preguntara después si es cierto que ¿todo hombre tiene un precio?
o que ¿sencillo es manipular a alguien? o ¿hasta dónde un individuo es
capaz de soportar una extorsión?
En resumen, este I.D.I.O.T.A
es una especie de thriller social-psicológico, donde abundan trampas cultas y
rebuscadas con los convencionales conceptos morales, una tendencia que ya había
sido advertida, hacia 1949, por el británico George Orwell en su legendaria
novela 1984 y por el venezolano
Rodolfo Santana en su melodrama La
empresa perdona un momento de locura (1974)
-considerada con justicia como su mejor pieza-, donde los seres humanos son
usados como conejillos de indias para los controles sociales que terminan
comprando y masificando las
conciencias humanas, como ya lo había
advertido Napoleón Bonaparte, durante su prisión-exilio en la isla de Santa
Elena, al considerar que todo hombre o ser humano tiene un precio y lo único importante es saber cuál es esa
tarifa o el método más eficaz para dominarlo y pensar por él.
I.D.IO.T.A, que no es precisamente
un teatro de 90 minutos sobre un supuesto personaje idiota (un ser humano con
un estado de retraso mental grave), presenta a un desesperado Carlos Varela,
propietario o administrador de un karaoke en el caraqueño sector de La
Candelaria, que acude a un encuentro con
la psicóloga Edel de un instituto de investigaciones psicosociológicas, para
someterse a pruebas o test psicológicos, los cuales, al ser superadas, le
permitirán recibir una cuantiosa suma de
euros o bolívares en este caso. ¿El mono baila según la música que le toquen?
Este I.D.I.O.T.A es
una situación teatral absurda de principio a fin, pero factible de que esté
sucediendo, haya sucedido o sea posible de suceder, donde la explotación del
hombre por el hombre llega a niveles que pueden parecer de ficción pero que son
cruelmente reales, ya en la historia universal hay ejemplos o modelos que no
los recordamos aquí para no herir sensibilidades.
Más allá que I.D.I.O.T.A
atrape a la audiencia por el enredo de su trama, factible y posible por la
amoralidad de los empleados y dueños del instituto de marras, es un excelente
ejercicio de actuación por parte de Basilio Álvarez, y una composición convincente de Sonia Villamizar. Ellos hacen
soportable aquel esperpento de obra, que aterra porque advierte lo que nos
puede venir, sino no es que ya se está aplicando una cosa así, para hacernos un
poco los ingenuos en estos tiempos.
Para
decirlo en simples palabras del mismo
Basilio Álvarez, el secreto de I.D.I.O.T.A. es que comienza como una
comedia muy divertida, casi circense, que poco a poco y sin abandonar la ironía
y el sarcasmo, se va convirtiendo en un juego lleno de trampas, una vuelta de
tuerca que la lleva a transformarse en un “thriller” que conduce al espectador,
a través de su protagonista Carlos Valera, a tratar de resolver una cantidad de
acertijos para poder salvar la vida de sus seres más queridos y la propia. Y como el teatro no es solo para pensar, sino
que se inventó hace más de cuatro mil años para divertirse, aunque sea con
nuestras propias desgracias, verla es lo adecuado para detectar situaciones
similares y tomar precauciones o tragar una aspirina para el malestar que
genera siempre una revelación o el miedo de que se materialice lo indeseado. El
hombre está solo y siempre vive y avanza acosado por los malos entendidos, como
lo enseña Albert Camus.
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