Roberto muestra el libro que escribimos sobre su padre Rodolfo.
¡Soy anarquista!
Así,
en un tono cercano al grito, escuchamos la enfática tarjeta de presentación de
un adulto cuarentón, vestido muy modernamente, todo de negro, identificado como
Roberto Santana Rodriguez, en la tarde lluviosa de un martes de este marzo de
2018, en la cafetería de Unearte. El resto de los asistentes, no menos de 15 personas
no se inmutaron, porque seguramente creyeron que era una expresión más de ese conspicuo
grupo o “jauría” ansiosa de conocimientos que en ese sector pulula. Nosotros, que
no dejamos de reír para dentro, ya conocíamos de trato al personaje que se presentaba
así, tan bulliciosamente. Y tras de los protocolares saludos abrimos nuestra
grabadora y se dio esta entrevista.
¿Cuál es su nombre legal?
Roberto Adolfo, el único hijo vivo de Rodolfo
Santana Salas. Nací en Caracas el 10 de enero de 1970, hacia las tres y media de la tarde, según me contara mi mamá Gladys
Rodriguez, quien se casó, cuando tenía 23 años con mi padre, de 19 años, el 23
de noviembre de 1963, precisamente el día que mataron al presidente Kennedy.
¿Su madre, la primera esposa de Rodolfo
Santana, vive?
No, falleció
hace dos años aproximadamente. Ella y mi papá concibieron un primer niño, Rodolfo,
que murió posteriormente. Ellos se divorciaron durante los años 70.
¿Tiene más hermanos?
Sí,
tengo un hermano por parte de madre, que vive en Mexico.
¿A la gente de teatro le preocupa lo que
pasará con las obras y
los guiones de cine de su papá, a los
cuales usted tiene derecho por ser su hijo? ¿Algunos teatreros esperan que usted
organice una fundación para proteger ese legado intelectual?
Yo puedo
darte una respuesta muy larga, parte de la cual no quiero que se publique para no
herir susceptibilidades, lo que sí puedo adelantarte es que mi padre me dijo, en
una ocasión, que me cuidara mucho porque una buena parte de los teatreros,
nacionales e internacionales, son “unos vampiros y hasta guevones”, pero que si
había gente muy correcta y respetuosa de las normas. Apenas mi padre murió,
hacia el 2012, apareció mucha gente ansiosa e interesada en sus obras. Yo deje
que pasara un tiempo para que esa gente se aplacara, porque ya sabía lo que me tocaría
lidiar con algunos de ellos.
¿Usted tiene el control del disco duro
de la computadora de Rodolfo?
Si, conseguí
un tanto de dinero y pude comprar el disco duro externo y todo eso lo tengo a
buen recaudo.
¿Usted tiene ya visualizadas las obras
que ahí dejo su papá?
No
he tenido la disciplina para estructurar esos archivos que dejo, los cuales
solo los entendía el. Ahí no hay carpetas, sino una serie documentos en Word, muy
desordenados.
¿Qué ha pasado con usted después de la muerte
de su padre?
La situación
de nuestro pais ha sido muy difícil desde el año 2012 y cuando murió mi papa yo
he tenido que sortear una situación económica muy compleja e incluso llegue a
pesar unos 53 kilos. Yo no tenía tiempo sino para buscar mi sobrevivencia, no podía
pensar sino en cómo conseguir ocho mil bolívares diarios para mi alimentación y
así pase muchos meses. Recuerdo que me iba para la urbanización Los Palos Grandes
para recoger los mangos y alimentarme con ellos. Fueron tiempos ya superados.
¿Usted tiene hijos?
Sí, tengo
una hija ya grande, que anda por los 18 años.
¿Qué pasado con el legado literario de
su papa?
Junto
con algunos amigos hemos estudiado la posibilidad de relanzar al grupo Cobre, que
era el equipo de batalla de mi papá. E incluso intentamos montar su obra Los criminales, pero aparecieron las famosas
guarimbas y eso nos alteró completamente los ensayos, porque no podíamos reunirnos
como acordábamos. Se paralizó el montaje porque algunos actores se fueron del
pais. Mientras tanto, me contactaron unos cineastas mexicanos porque querían
rodar una película basada en su obra El animador.
Y al final de las negociaciones me adelantaron una parte de los respectivos derechos
de autor. Y mi situación económica cambió e incluso hasta me compre un carrito.
Yo vivo entre Maracay y en Guarenas, en el apartamento de mi papá. Estoy planificando
el relanzamiento del grupo Cobre, el cual realizaría varias actividades
culturales y hasta tendríamos una editorial para libros electrónicos, además de
una emisora por Internet. Queremos organizar
foros sobre sus creaciones dramáticas. Eso no es fácil, hay que trabajar mucho.
Pero el grupo Cobre de Santana vuelve a la escena, lo garantizo. Mi padre seguirá
vivo mientras su teatro se represente…porque amaba mucho a su Venezuela.
¿Cómo es su relación con la Asociación
de Autores y Compositores de Venezuela (Sacven), ya que Rodolfo era miembro de
esa organización?
Si,
lo sé, porque tengo contactos con Karina Cisnero (su apellido es Cisnero), una seria
profesional y muy trabajadora funcionaria de Sacven, que vive en Los Valles del
Tuy, ella era una fiel amiga de mi papá. Mi relación con ellos continúa hasta
ahora, porque a ellos además les interesa. A Sacven hay que contactar todos los
que pretendan montar algunos de los textos de mi padre. Precisamente, estoy muy
bien informado que la Compañía Nacional del Teatro, que dirige Carlos Arroyo,
alista el estreno de Baño de damas, famosa
obra de mi padre, según puesta en escena de Aníbal Grunn, para el próximo 23 de
marzo, en el teatro Alberto de Paz y Mateos, evento al cual espero asistir.
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