Un texto muy actualizado, el cual se presentó en varias capitales del interior del país. |
No ha sido fácil para todos los artistas criollos hacer su teatro
por múltiples razones, pero quienes sí lograron conciliar el talento con el
capital y el indispensable talento creativo sí pueden ir haciendo sus justos
balances, tal es el caso de la Compañía
Nacional de Teatro (CNT), la cual escenificó varios textos de autores venezolanos,
tal es el caso de Baño de damas,
emblemática pieza de Rodolfo Santana la cual ahora cierra la temporada 2018,en
la sala Alberto de Paz y Mateos, con ocho funciones del 6 al 16 de diciembre,
de jueves a domingo, a las 4PM.
BREVE HISTORIA
A 31 años del estreno de Baño de damas en la sala Anna
Julia Rojas, del otrora Ateneo de Caracas, logrado con gran éxito de público
por el creativo y “guerrero” Ibrahim Guerra, y a cinco lustros de la huida del
fundador y líder estético del grupo Rajatabla, Carlos Gimenez, el director
Aníbal Grunn realizó una ejemplar versión escénica del célebre texto de Santana e hizo
una bonita temporada en el teatro Alberto de Paz y Mateos como parte de
la programación 2018 de la Compañía Nacional de Teatro, institución
productora que ahora comanda Carlos Arroyo.
Para este montaje de Baño de damas, el tercero
que se logra después de que también la presentara Gerardo Blanco en la otrora
sala ateneísta durante la temporada 2002, el vestuario y la
escenografía son creación de Hector Becerra y participa un sólido elenco de
profesionales integrado por Aura Rivas, Jean
Manuel Pérez, Citlaly Godoy, María Brito, Dora Farías, Livia Méndez, Marcela
Lunar, Marxlenin Cipriani, Francis Rueda, Kala Fuenmayor, Verónica Arellano,
Randimar Guevara y Gustavo Meléndez, todos iluminados por el sociólogo Alfredo
Caldera.
Para este montaje que se ambienta en el supuesto foyer del
lujoso baño de una discoteca caraqueña y que está en el
otrora gran “portaaviones” de El Nuevo Grupo, el director
Grunn desechó el brutal hiperrealismo propuesto por Santana, ya que
no quería ni las pocetas ni los lavamanos de los baños tradicionales, y se
entregó al estudio y revisión, además de discretas podas, del texto original;
porque quería trabajar sobre las historias de las mujeres venezolanas ahí
representadas, con ese “mundo maravilloso, complejo y tan actual”.
Cuando descubrió el verdadero conflicto de la que sería su versión,
ambientado en un local de la Caracas contemporánea, se dio cuenta de lo que
pedía Santana, hacia donde apuntaba sus baterías. Se trataba de una obra coral, donde todas se unen para enfrentar su gran
conflicto: el machismo. Y todo el elenco aceptó que se trataba de hacer una
comedia no solo para que el público la pasara bien, sino que también
reflexionara a partir de las 14 historias personales que ahí se iban a plasmar.
De todo ese trabajo de mesa quedó una sinopsis relativamente simple: una
mujer, “de pueblo”, cuida los baños y tiene que atender a su nieta de 15, que
lleva tres meses de embarazo ,al tiempo que espera por un informe médico sobre
su esposo hospitalizado de emergencia; y todo esto se desarrolla, a lo largo de
70 minutos de tiempo real, donde doce mujeres y dos hombres desocupan sus
cuerpos y sus almas de todos los conflictos que les acosan: un marido celoso
que golpea a su pareja, una parejita de jovencitas consumidoras de drogas y
además lesbianas que son recriminadas por una alegre madre que quiere lo mejor
para su hija, una actriz de televisión que disfruta de su fama y de la solidez
de su cuerpo, un transexual que trabaja como mesonero en ese local y que sueña
someterse a una operación definitiva en Bogotá, un diputado de la
Asamblea Nacional que todo lo resuelve a puñetazos y amenaza a quienes se le
opongan con un pistolón, y una mujer que planifica abortar para evitarse
mayores problemas en su relación con la pareja que tiene. En fin, un mundo
femenino, a la venezolana, en su mayoría entregado a la diversión, pero sin
olvidarse que la vida continua después de ese noche de jolgorio.
En síntesis, Baño de damas no es una simple comedia
para reírse a costillas de los personajes ahí plasmados, pues ahí están los
ejemplos básicos de la violencia de género, las prácticas abortivas, los
embarazos no deseados ni planificados por no existir una cultura sexual
racional, además de otras “perlas”, como la homofobia y la transfobia. Una
temática global que hace 30 años era un asunto cotidiano y que ahora en segunda
década del siglo XXI no sufrido mayores alteraciones, salvo que la
transexualidad ahora es más aceptada y cuenta con mayores y mejores técnicas
para la temible RQS, pero las discriminaciones están a flor de piel, a pesar que
la CRBV 1990 impera…pero no se aplica totalmente.
MONTAJE 2018
Santana llegó a la elaboración de este texto porque escuchó una
grabación de conversación de unas mujeres en una discoteca
caraqueña y de ahí salió un texto ampuloso, que inicialmente duraba dos horas
en escena.
El montaje de Grunn es austero, nada de excesos, los personajes entran y
salen al foyer, van a los baños, y vuelven a la rumba, mientras que la
cuidadora del baño espera el desenlace fatal de su marido, con más de 30 años
de matrimonio, y recrimina la liberalidad sexual de su hija. Muestra una
cotidianidad casi kafkiana: unos trabajan y sufren mientras que otros se
divierten. La realidad siempre será superior a la ficción teatral, por
supuesto, otros dirían que vivimos el mito de Sísifo sin saberlo.
Para Grunn, Baño de damas no
es solo una obra de mujeres, definitivamente es una obra feminista, donde los
valores, debilidades, inseguridades, contradicciones y luchas están presentes
en el escenario. Cree que el universo profundo de ellas, las clases sociales,
sus miedos y sus aciertos están representadas en la obra y muchas de esas
situaciones no están resueltas. Ellas, las mujeres, y los transexuales y las
lesbianas viven y cuando entran al baño, se sienten seguras, unidas,
acompañadas, fuertes. El sector masculino está mal representado, es brutal y
verosímil pero Santana no tuvo tiempo de maquillarlo.
CODA
El balance de la CNT para este 2018 que está
culminando consta además de tres versiones escénicas de El rompimiento de Rafael Guinand, y los montajes Develario de Rodolfo Porras y Oscuro,
de noche de Pablo García Gámez, sobre los cuales hemos escrito con anterioridad.
Un aporte valioso al desarrollo
teatral del país por un puñado de artistas profesionales que saben hacer lo suyo.
Y se espera que el 2019 sea igual de importante y creativo.
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