El teatro todavía permite pensar en libertad. |
Vladimir
Vera (Caracas, 1978), quien fuera director artístico del grupo Rajatabla, está
en Chile y ahora aparece en Argentina, en la famosa ciudad universitaria de Córdoba,
dirigiendo el montaje de La piel en
llamas de Guillem Clua, joven y ya famoso dramaturgo catalán.
Por
el MD del twitter nos contó:
¿Qué hace en Córdoba?
Soy
invitado de Diego Balaguer y su grupo; no debemos olvidar que Diego fue un antiguo
miembro de Rajatabla y hace unos años visitó Caracas y vio el montaje que yo
mostré. Le causó muy buena impresión y me dijo que le encantaría montarla en
Argentina. Unos años después cumplió su palabra. Y por eso estoy aquí, ciudad
donde Carlos Giménez terminó de formarse antes de viajar a Venezuela, en los
años 70, para fundar al grupo Rajatabla y hacer toda esa tormenta creativa que
alteró la ruta del teatro venezolano, como tú los has escrito o reseñado.
¿Por qué esa pieza?
La piel en llamas
para mi es una obra que me genera un profundo nexo emocional. Conozco y admiro
a Guillem Clua, su dramaturgo, y fue la primera obra que dirigí con el grupo
Rajatabla, durante mi pasantía por esa institución, y creo que es muy vigente,
al tener un relato tan fuerte sobre los abusos de poder de los gobiernos.
¿Cómo van los ensayos?
Los ensayos en Córdoba han sido un placer. En
cierta forma es reencontrarme con la estética de Rajatabla. Tengo el honor de
trabajar con Rafael Reyeros, amigo y escenógrafo de Carlos Giménez, y Cristina
Morini, quienes fueron colaboradores muy cercanos de Gimenez. La musicalización
la vuelve a hacer desde Venezuela el querido Eduardo Bolivar, con el que he
trabajado en reiteradas ocasiones y con Diego, que fue actor del grupo hasta
mediados de los 90. Córdoba me ha recibido con mucha generosidad y se ha
convertido de manera inmediata en un proceso de creación intenso (solo contamos
con tres semanas de trabajo) y con un alto grado de entrega de parte de los
involucrados.
¿Cuándo
será el estreno y cuál es el elenco?
El
avant premiere fue el día 8 de
noviembre, o sea este pasado jueves, en la Sala Documenta Escénicas, un espacio
maravilloso que queda en la calle Lima 364, en todo el centro de Córdoba. El
elenco está integrada por Mariana Bonadero, Natalia Sara, Francisco Bruzzone y
Diego Balaguer. La asistencia de dirección es de Carolina Godoy.
¿Qué le vieron a la pieza de Clua?
Creo
que su vigencia. La increíble estructura dramática de Clua. Eso sumado a la
propuesta estética que trae Reyeros, hace que el montaje sea algo divino, a
nivel integral.
¿Sería el comienzo de su mudanza a la nación argentina?
Bueno, he estrechado
muchos lazos con Argentina, me han tratado. Esta es mi tercera vez mostrando mi
trabajo. Fui invitado a las últimas dos ediciones del Festival Internacional de
Teatro Breve, pero tengo muchas cosas pendientes en Chile, que es mi residencia
actual. En diciembre estreno un ciclo de obras británicas, en Santiago, que es
mi siguiente proyecto teatral. Trabajar es mi horizonte, hasta ahora.
¿Cuánto tiempo lleva en Chile y cuanto espera
estar ahí?
Arribe a ese generoso
país del sur a mediados de marzo del 2016 Estoy tratando de buscar un nuevo
asidero para mi búsqueda creativa y he sentido que se me han abierto muchas
puertas en Chile. Espero estar el tiempo necesario, aunque es muy fácil
enamorarse de esta tierra. Espero hacer mucho por acá, si esta ciudad, Santiago
de Chile, me lo permite. Por ahora, grabé con el apoyo de Trampa Films mi
primer cortometraje chileno, que se tituló Casting,
contando con el apoyo de unos de los directores de fotografía más potentes de
Chile: Valentín Atias y la productora Tamara Dupre.
¿Y su balance de
lo realizado en Venezuela cuál es?
Hay experiencias que he optado por olvidar, como
otras que atesoraré de por vida. Llevar por dos años la dirección artística de
Rajatabla, es por ejemplo algo que siempre agradeceré. Según la historia teatral,
en tiempos de crisis es cuando surgen las obras más importantes de un país.
Veremos si es así. Algo que también me nutrió como creador es la maravillosa
oportunidad de haber formado a muchos jóvenes que poseen un increíble talento,
un talento y una disciplina que me hace pensar que si hay esperanzas en esta
nueva generación.
¿Se ha llevado
obras venezolanas para montar?
Siempre tengo en mente a los grandes dramaturgos,
no solo a los venezolanos, sino a los de cualquier parte del orbe. Pero hay
textos maravillosos de Gustavo Ott, de Xiomara Moreno, de Elio Palencia, de
Néstor Caballero, de Gennys Perez; que recorren de manera constante mi
imaginario.
¿Satisfecho de su
experiencia en Caracas?
Es un ciclo. No sé si está cerrado, pero por lo
menos está en pausa. Satisfecho de trabajar con los excelentes profesionales
que me topé en el camino. Satisfecho de la entrega en el arte de muchos.
Insatisfecho con la mala vida que lleva el artista y el escaso apoyo.
Insatisfecho con lo difícil que es desarrollar o investigar estéticas
contemporáneas en un país que se ha cerrado a las influencias más modernas de
la creación universal. Pero el talento de los jóvenes, es allí donde veo una
luz en medio de la penumbra.
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